Pues bien. El 21 de noviembre va a pasarlo en la sede social de la juta de vecinos del barrio donde tiene el lote, que en realidad es una asociación de propietarios de terrenos, porque hay muy poco construido. Va a dormir en la tal sede y esperará allí a que lleguen los censores porque se ha tomado la decisión de empadronarse en ese sitio, para que crezcan los datos de la población que “vive en el lugar”, ya que a más habitantes, mayor participación en el reparto del dinero que el estado asigna al territorio, según cantidad de habitantes.
Si Gregoria no va, la sanción es que todos los meses tendrá que cancelar a la junta de vecinos o asociación de propietarios, la cantidad correspondiente a la perdida de dinero por haber faltado una persona (no sé como ni quien harán el cáculo). De no hacerlo, no tendrá acceso a los servicios que deben instalarse algún dia para el barrio, electricidad, agua potable, alcantarilla, teléfono, internet y otros.
O sea que el mundo rural o semi-rural está preparando un desplazamiento obligatorio y provisional durante ese día, a los barrios de las periferias, a los pueblos del altiplano, a los lugares de origen, para mentirle al censo y lograr asegurar unos centavos.