NO SUELO PUBLICAR TEXTOS ESCRITOS POR OTRAS PERSONAS, PERO ESTE ES UN CASO EXCEPCIONAL.
Es lo mejor que he leído hasta ahora sobre el accidente de aviación de la compañía LaMia y su trágico saldo de muertos. Me ha llegado anónimo por Whatsapp y no he podido identificar a su autor. Acá va:
CHAPECOENSE Y LA “FORMA BOLIVIANA" DE HACER LAS COSAS
El Chapecoense ha sido víctima de la manera boliviana de hacer las cosas, que algunos especialistas han denominada como “laxa”, para decir que en nuestro país “se pasan la normativa por el culo”. Un calificativo que alude a la época que vivimos, donde los brutos gobiernan y donde los mediocres, militantes del MAS siempre, se encargan de cosas delicadas, como el agua, la educación, incluso el fútbol, y ahora, según se constata, de la administración de los servicios aeronáuticos.
Un vuelo que no debió salir porque se sabía que le podía faltar combustible: se mintió con respecto a su punto de partida, se declaró el aeropuerto de Cobija pero se despegó de Viru Viru; y alguien, de la autoridad aeroportuaria nacional, lo autorizó. Un vuelo que salió como salen las flotas interdepartamentales, a la “quete”, con un irresponsable al mando y que luego se revientan en las carreteras llevándose vidas por delante. Una amistad y una relación de parentesco en el gobierno que otorgó y facilitó la licencia de operación de una línea aérea de estructura endeble, pobre, sin ningún respaldo económico, patrimonial y técnico. Es decir, un “bluff”.
Relaciones obscuras con la dirigencia del fútbol latinoamericano que la “mercadeaba” entre los clubes y selecciones sin reparar en que era una empresa insegura. Una mezcla letalmente peligrosa de un empresario-propietario piloteando “su” avión, tomando decisiones o evitándolas para evitar multas y no afectar sus ganancias. Un pequeño propietario pensando en su pequeña propiedad antes que en la vida de los demás. Una empresa que no tenía asegurado a su personal, a pesar de los riesgos del rubro, que evadió sus obligaciones con la normativa laboral vigente, sin ningún problema. Finalmente, una empresa con funcionarios que sabían que volaban sometidos a un alto riesgo, que sabían que los obligaban a jugárselas, pero que callaban porque ni modo “hay que trabajar”. La típica de un país en “proceso de joderse”.
El gobierno guarda silencio, como siempre "nadie sabe ni sabía nada". La Fiscalía no se pronuncia, cosa rara conociendo lo voluntariosa y presta que es cuando hay que hacer algún trabajo que beneficie políticamente al “Jefazo”. No sería raro que las componendas y los padrinazgos se estén moviendo para que los responsables no caigan y se culpe al barrendero o al carga maletas del aeropuerto. No sería de extrañar qué si siguimos hurgando, nos topemos con gente en puestos que no les competen, es decir, un psicólogo, un abogado, o peor aún, un bachiller en lugar de un ingeniero o especialista en cuestiones de aviación.
La institucionalidad del país está en entredicho. La cultura y la inteligencia de los bolivianos, también. Estamos quedando como un país de brutos y atrasados. Es el precio que vamos pagando por la fama y la manera de hacer las cosas de nuestros gobernantes y autoridades. Se confirma lo que en anterior oportunidad dije: si los bárbaros gobiernan, gente similar se hará cargo del control de las demás cosas. Y no es chiste. El plantel del “Chapecoense” ha sido víctima de esta realidad mediocre disfrazada de “Proceso de Cambio” y de la disparatada “revolución cultural”.
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