
CONTEXTO:
Bolivia tiene una historia política profundamente marcada por tres pulsiones principales: lo nacional, lo democrático y lo popular, que han configurado la estructura de sus procesos sociales y políticos desde la Revolución de 1952 (el estado Nacional) hasta la actualidad, 1982 (la Democracia) y 2006 (la inclusión y la igualdad sociales) de por medio. Estas características han mantenido su vigencia, estructurando tanto las demandas como las posibilidades de articulación de los proyectos de poder.
La experiencia política reciente evidencia que el Estado Plurinacional ha transitado por un ciclo de crisis marcado por la polarización, la concentración de poder y la desinstitucionalización, enmarcando un escenario donde las alternativas políticas viables han estado circunscritas al espacio nacional/democrático/popular. Esto ha limitado el surgimiento de proyectos alternativos que trasciendan ese marco.
RESPUESTA:
Mientras el ciclo histórico iniciado en 1952 no se cierre mediante una integración legítima de todas las pulsiones sociales, las alternativas políticas serán viables únicamente dentro del marco nacional/democrático/popular (cuya matriz ya no es revolucionaria, sino conservadora). Esta renovación deberá ser complementada con una visión progresista que privilegie la inclusión y la sostenibilidad como ejes de desarrollo.
PROPUESTA:
Deconstruir el Espacio Nacional/Democrático/Popular: Cualquier alternativa política viable debe articularse dentro de este marco, integrando nuevas sensibilidades como el feminismo, el ecologismo y la pluralidad cultural. La renovación de este espacio exige una propuesta que combine innovación institucional con la construcción de un bloque social incluyente, capaz de articular demandas diversas bajo un mismo paraguas democrático.
Impulsar una Política Centrada en la Educación y el Desarrollo Sostenible: La educación y la innovación deben situarse en el núcleo de la construcción de alternativas viables, tendentes a superar la cultura política populista actualmente determinante. Esto implica reformas profundas que alineen el sistema educativo con las demandas del siglo XXI y promuevan el desarrollo sostenible como un eje central para superar las contradicciones del modelo económico actual.
Fomentar el Diálogo Intercultural y la Participación Ciudadana: Es fundamental diseñar plataformas de diálogo que permitan la reconciliación entre los sectores tradicionalmente enfrentados, así como la participación activa de sectores marginados en la formulación de políticas públicas. Estas plataformas deben enfocarse en fortalecer las autonomías locales y promover la descentralización, asegurando que las soluciones políticas y económicas sean inclusivas y pertinentes para las realidades locales.
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