ALTERNATIVAS

12 de junio de 2008

El Zurrupi

Hace pocos años, cuando el tiempo de los pactos, que era una época en la que contaba la palabra de los humanos bolivianos, quienes solían cumplir la cosas que se decían entre ellos, estábamos Puka y yo a las puertas de una fiesta, organizada por la dirección del periódico La Razón y ATB, que ya pertenecían en parte a los Polanco y al grupo madrileño PRISA, mirando azorados la conversación que tenía lugar a la entrada, entre Oscar Eid Franco y Carlos Sánchez Berzain, cada día más y más famoso este último, por sus maldades, excesos y abusos, que ya entonces eran execrables. Estaba azorado —digo— porque si habían dos adversarios connotados eran esos dos, que se pasaron la vida demostrando cual era más hábil, maniobrero, astuto y mentiroso, a la hora de llevarse el agua a su propio molino y conseguir la tajada más grande para el buen o mal uso del correspondiente partido. Aclaro que decir partido político es mucho decir en este caso, porque en realidad las tajadas eran para disfrute de un pequeño grupo, que de los asuntos importantes en realidad no se enteraba casi nadie.



Las conversaciones entre el Zorro y el Turco vaticinaba vientos aciagos para la democracia y para el país; si bien los cabecillas de la política habían aprendido a cumplir con su palabra, lo que daba estabilidad al sistema, se trataba de un grupo reducido a clanes familiares que compartían intereses y que eran capaces de pactar cualquier cosa para lograr alcanzar sus objetivos; así se vieron acuerdos impensables, tales como los “puentes sobre ríos de sangre” entre el viejo dictador Banzer y los dirigentes de la pasada resistencia democrática, como Paz Zamora. A partir de entonces todo fue posible, la democracia se desarrolló defectuosa; vendimos el alma al diablo por alcanzar o mantener el poder; eran tiempos en que el poder valía por sí mismo y era el fin último de la política[*]. Peores cosas se habrían de ver, los dos que conversaban a la entrada de la fiesta eran el símbolo de esa decadencia, cuando apareció Goni, sorprendido también por la pareja y luego de saludarlos dijo con ese humor y acento tan suyos que lo destacaban: “esos dos hablando y juntos son un verdadero peligro, ya les he dicho que sigan, pero eso si…, ¡que la primera cría sea para mí!”





Y fue. Reducido el pacto democrático a una alianza entre los partidos existentes, incapaces de abrir sus estructuras a los vientos democráticos que ellos mismos pregonaban y acorralados por la emergencia de jóvenes, mujeres, indios y regiones, que no encontraban lugar en el sistema político, se produjo el encuentro que habría de llevar al abismo a sus actores. En una entrevista en radio Fides, se me ocurrió decir algo que (sumado a otras irreverencias menores) habría de costarme un buen exilio dorado: si el acuerdo (que ya se vaticinaba) entre el MNR y el MIR, hubiese tenido como protagonistas centrales a Fernando Candia y Samuel Doria Medina, el resultado hubiera sido un proyecto liberal a ultranza, serio, sólido, lleno de tecnócratas y sustentado en las manos invisibles del mercado; si los que regían el acuerdo hubieran sido Chacho Justiniano y Hugo Carvajal, hubiésemos tenido un gobierno de apertura social, interesado en apoyar políticas públicas que beneficiaran también a los descontentos que ya se hacían sentir en todos los rincones patrios. Pero no, se dio el acuerdo entre zorros y turcos, lo que significó el gobierno de los depredadores, que se instalaron alrededor de la Silla para medrar lo que se pudiera, ya que una oposición tan aguerrida y fortalecida como la del MAS en esas circunstancias, no daba para grandes banquetes.



Cuento esto para recordar que fue ese el momento en que terminó una ruta posible, que enrumbara a la democracia pactada hacia mejores derroteros. Nos dimos cuenta que todo estaba consumado y el pueblo boliviano se dio cuenta también y decidió buscar por otros lados, organizarse de otras maneras y encontró para ello, soterradas y latentes debajo de la tierra, entre la historia de aquellas grandes obras truncas, entre derrotas viejas, las esperanzas trasnochadas y los guerreros dispuestos a vestir yelmos y corazas, y a salir por los caminos a deshacer entuertos, aunque fueran ellos mismo quienes los armaran nuevos. Los mitos idílicos del retorno glorioso de los indígenas derrotados por la modernidad de los tiempos y de los hombres blancos, los sueños truncados de los comunistas y trotskistas de toda laya, pleyade y estirpe, la seguridad en que la victoria en la guerra da derechos, que enarbolan los fundamentalistas de los extremos; hubo de todo para construir ideologías, agitar muchedumbres y protestas, que nos trajeron hasta aquí, para el colmo de males de quienes querían un cambio necesario y verdadero.



Pero vuelvo al Zorro o al Chulupi (en realidad se trata de un cruce muy especial, una vieja especie: el Zurrupi), porque esos sus nombres han demostrado con creces que algo muy grave debió hacer, ya que aún hoy pueden lograr tumultos frente a la embajada del país más poderoso de la tierra, o consumar paros generales dejando varada a una ciudad entera. Me dicen que este Zurrupi llegó a tanto como a decir que cien muertos no eran suficientes, pero que con mil se solucionarían los problemas; basta eso para endilgarle los 58 muertos que constan en su haber, desde octubre de 2003 hasta la fecha, y tenerlo en la cárcel.






¿Cómo un personaje de ese perfil logró enzurrupiar a la mismísima Corte de Justicia en Miami para que le concedieran asilo político, cuando el gobierno boliviano dice contar con pruebas suficientes para demostrar que se trata de un genocida? Yo creo saber el cómo: presentando ante los jueces las pruebas de que en Bolivia se vive una situación tan grave que no solo atenta contra la democracia y los derechos básicos de las personas, sino que, por el simple y maravilloso hecho de penar diferente, uno corre el riesgo de morir linchado por una turba o caer, por motivos políticos, en manos de instituciones que no se rigen por la ley ni sus procedimientos, sino que responden a la pura voluntad del jefecillo o el jefazo de turno.




¿Existen esas pruebas? Claro que existen, basta recortar todos los días un periódico o grabar las noticias de la tele; basta reproducir las declaraciones del viceministro de gobierno o transcribir el listado de linchamientos y enfrentamientos con muertos y heridos que, del Evo, ya suman casi la misma cantidad de víctimas achacadas al Zorro; de ambos por igual: sin investigación, ni juicios, ni sentencias. Basta demostrar que este es un país donde se condena sin proceso judicial, como puede mostrar el tal Zurrupi que se hizo con él, que de buena persona no ha de tener nada, pero que de inteligente debe ser un zorro. Y ahora más aún, basta llevar a cualquier corte de justicia en el mundo la turbamulta contra la embajada, los gritos y las amenazas de los dirigentes alteños, sumados al retiro del jefe policial por haber evitado que los exaltados lograran entrar en una sede diplomática. Se puede argumentar que esto es parte de la caza inclemente de zurrupis. ¿El gobierno preveía dejar pasar la estampida y permitir que secuestraran al embajador, le cortaran la corbata y lo chicotearan en la calle, como acostumbran? ¿Qué busca el MAS?



Carlos Sánchez Berzain ha logrado que la justicia norteamericana le conceda la condición de asilado político, lo que para el resto del mundo quiere decir que Evo Morales tiene a bolivianos en el exilio, como un dictadorzuelo cualquiera de estos países llamados bananeros, de los que se conocen para mofa en los pasillos de las oficinas que tratan estos temas. Imagino, por ejemplo, la preocupación de los socialistas del mundo en su próximo Congreso, este fin de mes en Atenas, que tendrán que lidiar con quienes les enrostren la existencia de refugiados bolivianos a muchos de ellos (los suecos, los ingleses, los noruegos y otros tantos que creen en eso del salvaje bueno), que si bien saben que al imperialismo norteamericano no le gusta esto del indígena chavista y radical, saben también que la justicia norteamericana es de las más serias y prestigiosas del mundo, y que allá no hay zurrupis suficientes para jugar con ella. Bien lo han hecho los alteños, los ponchos rojos, los degüella perros, junto a la Cancillería boliviana, la Embajada en Washington, el Palacio de Gobierno, que juntos han inaugurado el ciclo de los exiliados, del reconocimiento internacional de la persecución política en Bolivia, así sea con alguien que muchos consideran más bien una alimaña que tan solo una mala persona.















[*] Se podrá decir que quien escribe formó parte de lo que el párrafo describe, así sea sin responsabilidades directas, por haber militado en el MIR durante ese tiempo. Es cierto que muchos de los que militamos en las filas de la construcción de la democracia fuimos obsecuentes con los pactos y con los gobiernos, lo que nos vuelve sujetos de la crítica; pero no nos quita la responsabilidad y el derecho de razonar, elaborar, reordenar, criticar y proponer criterios a futuro. Puedo escribir con tranquilidad, ya que a muchas personas nos llegaron más bien órdenes que tajadas, trabajo más que beneficios; como que así estamos y vivimos, a veces mejor lejos que dentro.





11 comentarios:

  1. Julius muy bueno tu artículo, acuerdo contigo muchas cosas pero creo que dejas una imagen muy negativa de ese periodo. Hablaremos luego.
    Un abrazo,
    renzo

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  2. Nunca defenderé a Sanchez Bearzain. Era un tipo grotesco y abusivo que le hizo mucho daño a este país y que, seguramente, debería estar preso y no sólo por lo que pasó en octubre de 2003.

    Sin embargo, y despojandonos de prejuicios (y haciendo a un lado los excesos, el abuso de autoridad y la violencia innecesaria que personificaba el zorro bearzain, solo intentando ver el nucleo de la cuestión) en lo suyo hubo cierto espíritu utópico.

    Bearzain, por una razón honorable o por cualquier otro motivo, terminó encabezando la corriente que creía que no era viable un Estado que (tarde o temprano) siempre cedía ante los chantajes permanentes de los movimientos sociales y que, por lo tanto, no era posible negociar con huelguistas de hambre, bloqueadores, marchistas y piqueteros. Quizás ahí residía el nucleo de una concepción del Estado que a los bolivianos nos falta.

    En medio de un Estado de bajísma intensidad y de una sociedad civil extraordinariamente organizada (una cosa es causa de la otra y viceversa), Bearzain de algún modo reivindicó al Estado que monopoliza la violencia y que ordena el conflicto, pero que no cede permanentemente ante él. Lo triste es que posiblemente la idea del zorro no era hacerlo por fortalecer el Estado, seguramente lo animaron intereses más dudosos, pero...¿que seria de Bolivia si él (o algún otro) hubiera logrado ordenar este quilombo y que aqui no fuera todo a base de marchas, bloqueos, huelgas y cercos?

    Como pasa muy a menudo en Bolivia, las iniciativas razonables las sustentan los tipos más tenebrosos.

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  3. Y bueno, hay que reconocer que estuvo llamativo el mensaje del Aula Libre, invitaba bien a seguir el link, buena estrategia.
    Tal vez este sea el argumento más predecible pero eso no le quita importancia a mi juicio. A Posada Carriles también le dieron ese asilo y eso no es justicia seria ni a palos, al final de cuentas sabemos que es Miami. En ese mismo Miami se armó la jugada con la que reeligieron a Bush además, ese cuento de la justicia seria no me lo como. De Antonio, Ramón, Gerardo, Rene y Fernando(?) ni le hablo por temor a desviar el debate.
    Apostemos a que en Atenas nadie se sonroja con ese verso de los refugiados y el "exiliado" Sanchez Berzaín, el análisis no pasa por una mera constitución de formalidades. Pese a que se ha dado la figura de un chulupi refugiado lo que usted pinta es una magnificación abusiva del detalle. Otra cosa, ¿Perú es dictadura por tener o haber tenido varios refugiados en el mundo? Desde Fujimori hasta Walter Chavez. ¿Paraguay por Lino Oviedo? ¿Argentina lo es por procesar a los milicos? ¿México? ¿Colombia? ¿Europa?

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  4. La primera parte me parece una autocrítica muy valiente y escrita con talento, con estilo. Jamás pensé que ésta conduciría a un desenlace que adolece de superficialidades como pensar en que a partir del supuesto "exilio" de Sánchez Berzaín, el mundo considerará que aquí vivimos oprimidos por un "dictadorzuelo" o atemorizados por unos "degüella perros" llamados ponchos rojos, que es desconocer la historia de Bolivia y es faltar el respeto a la inteligencia de la ciudadanía. Lo que sí me parece extraordinariamente interesante es que la estructura de la nota da lugar a pensar que Sánchez Berzaín logró "zurrupiar" al establishment con esos argumentos baladíes e irresponsables que muchos manejan para describir la actual realidad boliviana y que necesitan creer para no dar paso a los vientos democráticos soplados de sur a norte y no al revés. Visto así, me parece un análisis fantástico.
    Sandra Aliaga Bruch

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  5. Julio, creo que el articulo tiene elementos para reflexionar de forma responsable, de lo que pasa y paso en Bolivia.
    Sin embargo creo que las responsabilidades las asume uno de acuerdo a su gardo de participación, lo cual creo que le da la suficiente solvencia para emitir criterios reflexivos.
    Los asilos politicos son concedidos por otros gobiernos, por el respeto a la dignidad humana, que según mis valores ningun ser humano pierde, aún los asesinos probados por la justicia seria, pero para que la justicia actue debe ser imparcia y sin cargas políticas, sino preguntele a Walter Chavez, que al parecer inclusive goza de privilegios que nunca hubiera soñado, si se refugiaba en paises como Noruega, Holanda Suiza y otros.
    Para que realmente regresen esos señores que hicieron daño al país, debemos trabajar en nuestra justicia, para que esta sea independiente de los sujetos políticos, de las presiones de sectores mal encaminados.
    En resumen tenemos que ser mas democratas y responsables, asi los tendremos en los lugares que las sociedades han diseñado para sujetos como estos.

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  6. Julio, tu artículo es claro al poner en evidencia la falta de seguridad jurídica en Bolivia y la falta de garantías constitucionales promovidas por el gobierno a través de la ruptura de la institucionalidad democrática. El sólo hecho de que un país democrático le otorgue asilo político a un ciudadano boliviano, sin importar lo que digan los ‘socialistas europeos’, pone en el ojo de la tormenta al Gobierno del MAS en la comunidad internacional y por supuesto siembra dudas razonables sobre el carácter democrático de nuestros gobernantes.
    Sinceramente,

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  7. Más allá de las caracterizaciones medianamente ingeniosas de "El Zurrupi", ¿por qué este post huele intensamente a coartada?

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  8. No creo y discúlpame, querido Julio, que dos personas, por muy bien intencionadas y de bien que sean, al menos me consta que Voltio Carvajal lo es, puedan enmendar el rumbo de una nave, la de la orientación que llevana nuestro Estado si puede llamarse así, que nos llevó al actual estado de cosas, en el que ya nada me sorprende. En efecto, esas aleaciones, no alianzas, forjadas al calor del fogón más poderoso de todos, el dinero y los intereses, no podían parir otra cosa que una reacción espantosa, como la que se dio en octubre de 2003 y mayo y junio de 2005. Hace algunos años, con todo el enojo que me embarga, te escribí que se había generado una nueva casta en este país, la de los "meritorios líderes nacionales", a quienes había que besar las manos o tal vez más atrás para conseguir alguito. Que esos mismos se farrearon el país y después, cuando los marginados de siempre (no quiero parafrasear al Che) reaccionan y exigen otro orden de cosas, los Jóvenes por la Paz y otros, a quienes aprecio mucho, se desgarran las vestiduras. Seamos serios. La verdadera causa de este caos actual está en los que bloquearon en forma criminal al gobierno de la UDP y abonaron el camino para las dos décadas de neoliberalismo, que correctamente aplicado o no (como pretenden algunos corifeos del 21060) nos llevó a un precipio al que seguimos cayendo.
    Zorros y turcos fueron la punta del iceberg contra el que se estrelló la nave del país. Y todavía hay quienes suspiran por ese pasado o en nombre de la democracia, creen que es bueno echar a palazos a los campesinos que tienen la osadía de pisar los hermosos jardines de la ciudad de Cochabamba, la de los blancos que no tienen piojos ni les huelen las patas ni son indios, como ocurrió en enero de 2007.
    O lo que es peor, hay quienes creen que con la Unión Juvenil Cruceñista, como brazo armado (para no hablar de paramilitar) podrán imponer justicia en retenes, caminos y ánforas de referendos de muy dudosa transparencia. Cuando se conjura esos demonios, exorcizarlos resulta muy complicado.
    No defiendo al gobierno, pero creo que Bolivia necesita un nuevo rumbo, pero mientras los mismos de siempre reclamen el derecho de pilotear la nave para mantenerse aleados por sus intereses, más allá de las diferencias de tonalidad ideológica en que derivamos, no saldremos de este atolladero.
    Y para terminar, no puedo con mi carácter. Genosida no se escribe con s, se escribe con c: genocida.

    Un abrazo,

    JJ

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  9. Rosario Ballivian16 de junio de 2008, 5:36

    Realmente disfrute inmensamente con la inteligente creativa
    informacion. Intenso,elocuente humoristico analisis de nuestro
    lejano y querido Pais.

    Brillante articulo!!

    saludos y abrazos

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  10. Muy bueno ese articulo Lic. Aliaga, espero que el Mister Carlos Sanchez Berzain (el ZORRO) no se ofenda mucho, pero esa es la cruda realidad de los Ministros y del Gobierno de ese entonces que actuo de una forma poco ortodoxa ( ya como Maquiavelo lo menciono, el uso de la fuerza sin el concentimiento del pueblo) pero bueno el tiempo lo ira juzgando.

    Atte.- Felipe P.

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  11. Ágil, ameno y claro, yo añadiría que ese acuerdo político cerrado disque en un aeropuerto de una ciudad capital de departamento, sus circunstancias y sus consecuencias nos robo la ilusión a una parte de una generación y a una parte de la nación, fué la última oportunidad perdida de un sistema que agonizaba.

    saludos autonómicos.

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