Con verdadero furor y entusiasmo los dirigentes y la militancia masista se ha lanzado contra las redes sociales, mencionadas como el principal problema que tuvo el MAS durante el referéndum y que, según Su Excelencia, son la razón principal para la derrota del SI. Han sido las redes el mecanismo por el que se repartió la mentira, el insulto y el desprestigio contra los mandatarios que intentaron repetir por cuarta vez, y perdieron.
Decir, al respecto, que el menos indicado para hacer semejantes críticas es el propio Presidente Evo Morales, quien no tiene cuenta de Facebook, ni de Twitter, ni de Instagram, y que no sabe el maravilloso mecanismo de contacto directo que se pierde, en un mundo donde no existen ya políticos exitosos y menos presidentes, que estén al margen de la dinámica de las redes distribuidas desde Internet. La culpa es suya Sr. Presidente, empiece por abrir una cuenta y después hablamos.
El otro asunto es el de las mentiras. Hasta donde se puede investigar y conocer (porque se puede) los principales temas sobre los que insistió la red fueron la repartija de dineros del FONDIOC, el Zapatazo de Gabriela y los contratos chinos, la falta de título del Vice, y el asalto a la Alcaldía de El Alto con la secuela de funcionarios muertos. Ninguno de estos temas no fueron, todos están comprobados y son cosas que existieron. Las redes producen discurso, exageración y burla, la más de las veces, pero se habló sobre sucesos reales; no es culpa de las redes.
Lo que ha sucedido es que esta ha sido la primera campaña dos punto cero (que así le llaman), una campaña en red distribuida (porque la del MAS también es una campaña en red, pero centralizada). La ciudadanía le ha ganado a la política partidaria. Los partidos de oposición también hubieran querido una campaña en red centralizada o descentralizada, pero no pudieron imponerla, ante una sociedad con posibilidades de generar cientos o miles de emisores, ante los cuales las tradicionales técnicas de campaña o contracampaña son absolutamente ineficientes.
¿Controlar las redes? ¿Censurarlas? Es absolutamente imposible, a lo más lejos que se puede llegar es a que las personas aprendamos trucos, herramientas y maneras de burlar las trabas que se pongan, cualquiera desde su teléfono, mientras viaja en un taxi, puede postear con otro nombre e identidad, como si estuviera en Ucrania o Polonia y asunto arreglado. Existe en el mundo, es cierto un acuerdo global para contener ciertos temas, que son la pornografía infantil y/o el terrorismo, contra eso estamos todos, pero las redes son irreductibles en otros asuntos. Ya me imagino al gobierno boliviano tratando de penetrar y detener el dialogo social en Telegram, por decir algo, y me muero de risa.
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