En núemros redondos y corriendo el riesgo de equivocarnos un poquito, podemos adelantar que los jueces y magistrados electos, lo han sido con apenas un techo del 15% de los votos válidos, lo que quiere decir si contabilizamos nulos y blancos en su contra, con apenas un 5% de los votos emitidos. Si sumanos la abstención de quienes no fueron a votar, por uno u otro motivo, un juez del Tribunal Supremo o del Tribunal Constitucional será posesionado tras lograr apenas un 2% del padrón electoral, menos de un 1% de la preferencia de la población total.
¿Juez con eso? ¿Magistrado así?
Con ese resultado en elecciones generales un candidato no sería jamás diputado o senador, ni soñando; pagaría una multa por no alcanzar el mínimo establecido y el partido político perdería su personería jurídica.
Con el mismo resultado cualquier mancagasto ahora va a ser reconocido y posesionado como juez o magistrado, con poder de administrar y dictar justicia a nivel nacional, en última instancia y sin derecho a reclamos.
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