ALTERNATIVAS

3 de febrero de 2023

MAGISTRADOS (otra vez)

Uno de mis bisabuelos se llamaba Francisco Urbano Lairana; nació en la ciudad de Jesús y Montes Claros de los Caballeros de Vallegrande y, hasta donde yo sé, es el único abogado que consta entre mis antecesores; sería de los pocos jurisconsultos que tuvo Santa Cruz a principios del siglo XX y su retrato bien trajeado y de bigotes adorna un salón de la Corte de Justicia cruceña entre los de los magistrados destacados que presidieron ese Tribunal. Dejó su impronta personal, ya que pasando por mi abuelo que creía fervientemente que lo único por lo que valía dar la vida era la Libertad, hasta llegar a mí, la Justicia ha sido un valor central en la tradición familiar.

No me imagino a ese Francisco Lairana compilando papeles, empezando por su título universitario, ni haciendo compulsar las sendas fotocopias para que quede claro que no las ha falsificado en la Gabriel René Moreno u en otras oficinas de por ahí, lo mismo que con sus otros certificados, el de nacimiento, el del servicio militar, su fotocopia legalizada (como no) del carnet de identidad, y llevándolos foliados –del último al primero– en folder amarillo con fástener y en sobre cerrado; ni haciendo fila por horas, para que cuando le toque, entregarlo a un secretario de marras, de los tantos que habrá en la Asamblea Legislativa y que están ahí aupados sin saber ni leer ni escribir, a puro masismo, quien le pedirá sus personales y le dirá que vuelva mañana muy temprano a recoger una constancia de su patriotismo y amor al Estado plurinosequé, que de la república, la nación o el país, ya no queda casi nada.

Una vez que esos papeles hayan sido revisados por algún especialista, mejor si un verdadero Rector de universidad o su encomendado, constatando que no falte ninguno y estén ordenados según los requisitos (lo que bien podría haber hecho un ujier), no me imagino a este mi bisabuelo en una entrevista con un par de diputados o diputadas que tienen ya preestablecida una lista de hermanos y hermanas para elegir, para que le certifiquen si sabe o no sabe lo que sabe, ya que estaba entre los más doctos de la República de su tiempo y que ejercía sus responsabilidades como un profesional respetable. A abogados así, en cualquier parte del mundo, se los invita y se les agradece si aceptan, no se les hace hacer fila para postularse.

Y ni les cuento el examen. Mi bisabuelo delante de una caterva plurinosequé de asambleistas, que de derecho y jurisprudencia no saben nada de nada, que no entienden ni un ápice de lo que le toque responder. Es que solo eso es una afrenta a la dignidad humana, a la que solo pueden someterse quienes no valoran su saber, su profesión, ni sus méritos.

No me lo imagino tampoco después, cruzando sus dedos, pendiente de la votación en una comisión o en el pleno legislativo, en la que seguramente lograría participar como parte de una lista por orden alfabético, donde no constan ni las calificaciones obtenidas por sus méritos, ni en el examen, ni de las entrevistas, después de haber llamado en secreto a alguna o algún diputado o senador (que es lo que hacen los postulantes que quieren ser electos), a ver si logra que resalten su nombre y aseguren por él, que va a ser fiel con su puño en alto y su diestra sobre el pecho, y lograr así los votos suficientes para ser seleccionado, gracias a quien logre asegurar una mayoría parlamentaria para este singular reparto, porque otra posibilidad no hay, entre los que van a salir a solicitar el apoyo popular que los legitime en elecciones.

No creería que es mi bisabuelo, si lo viera prometiendo y comprometiendo cosas, en nombre de la Justicia, ante las asociaciones de vecinos, o a los sindicatos campesinos, para que difundan su nombre y digan que hay que votar por él y no por otro que estará haciendo lo mismo. Menos lo puedo imaginar filtrando su fotografía en las redes del Internet y pagando a Feisbuc (Facebook, en inglés) para que la haga circular entre los bolivianos mayores de 18 que tendríamos que ir a votar si las elecciones se efectúan a tiempo, lo que ya está en duda, a ver si saca como un cinco por ciento del total, con lo cual gana estas elecciones truchas, lo que lo podría coronar Magistrado al fin.

Y menos aún me lo imagino, si después de toda esa indignidad, se viera impelido a dictar una sentencia cualquiera, a favor de alguien con un poquito de poder (poder azul, que es lo que se lleva hoy por hoy) que lo presione porque le debe el cargo, decidiendo en desacuerdo a su saber y su conciencia. Él sabría de antemano y desde un principio (desde cuando presentó los papeles para disputar tan grotesca indignidad), que si no obedece, va a ser acusado, juzgado y condenado en un raudo zipizape en el Senado plurinosequé, donde no valen argumentos sustentados, sino otra vez la mayoría, esta vez contrariada y vociferante, que lo condenaría culpable, a menos que antes él se apresurara a renunciar, confesando su desfasado atrevimiento de solo haber cumplido su deber.

Saben que; con todo el respeto que se merecen los organizadores de semejante fantochada, tengan la gentileza de irse a la mismísima mierda. Lo digo en nombre de mi bisabuelo que debe estar contento que lo escriba de esta manera y de que haga algo para cambiar esta forma comprobada de poner la justicia al servicio del poder. Pongan nomás sus jueces masistas truchos, alguno que haya experimentado siendo asesor en el sindicato de heladeros de Portachuelo o algo así. Un profesional de valía, experiencia y recto como una plomada, que los hay, y que son los que nuestra desportillada justicia necesita, no se va a presentar en este circo; y las universidades nacionales, las carreras de derecho de verdad, no debieran aceptar validar semejante payasada plurinacional (que ahora sí me vine a recordar del tal apelativo).

2 comentarios:

  1. Me pareció estupendo, brillante, pero todo lo borro al dar por bien hecha la treta de la reforma, si todo eso que dice se hará igualmente. Quiénes preseleccionaran las universidades, todas dirigidas por masistas, los colegios de abogados, todos al mando de masistas y así. En suma la reforma para cambiar el procedimiento previo a la elección en la Asamblea y el pueblo pasará por filtros que igualmente son copados por el masismo

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  2. De acuerdo. Juan sin miedo y los juristas independientes tenían razón. Una verdadera y urgente reforma judicial pasa por arrebatar de las manos del régimen y sus compinches, la pre y selección de candidatos.

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