El presidente Morales y su caterva de seguidores suelen ser poco discretos con relación a sus planes; suelen contar a retazos, unos más y otros menos, lo que piensan hacer los próximos meses o años. Es cosa de hilar un poco fino y daremos en el clavo.
Hemos venido para quedarnos los próximos quinientos años, fue un leit motive desde un inicio, y desde ese inicio lo planearon, para unos veinte por lo menos, no vayamos ahora a sorprendernos y rasgarnos las vestiduras cuando plantean la re-re-re-re indefinida. Del ramillete de banderas, promesas y compromisos del principio, allá por el 2005, solo queda esa seguridad: ¡hemos llegado y es para quedarnos! No es único, ni es nuevo, en realidad es la consigna con la que populistas de toda laya en el continente han venido a menoscabar los cimientos de las democracias sudamericanas emergentes, hasta convertirlas en sainetes, con mistura y serpentinas y canchitas de fútbol de por medio, que para eso fue la plata que a raudales hubo.
Las consecuencias del prorroguismo en el poder son la corrupción, el abuso, la oligarquización de la política. Pero y sobre todo la corrupción. Los sistemas se corrompen cuando quienes gobiernan sienten el sabor de lo eterno y piensan que son impunes a todo juicio y toda crítica. Por eso la Democracia es sabia en la búsqueda de la circulación de élites, lo que permite además la actualización y mejora de los proyectos y las propuestas. Las oligarquías corruptas son las que se aferran al poder y buscan argumentos falseados y sofismas para justificarlo, porque saben que terminados sus ciclos serán juzgados y condenados por los delitos cometidos.
Las consecuencias del prorroguismo en el poder son la corrupción, el abuso, la oligarquización de la política. Pero y sobre todo la corrupción. Los sistemas se corrompen cuando quienes gobiernan sienten el sabor de lo eterno y piensan que son impunes a todo juicio y toda crítica. Por eso la Democracia es sabia en la búsqueda de la circulación de élites, lo que permite además la actualización y mejora de los proyectos y las propuestas. Las oligarquías corruptas son las que se aferran al poder y buscan argumentos falseados y sofismas para justificarlo, porque saben que terminados sus ciclos serán juzgados y condenados por los delitos cometidos.
Ahora toca hacer un referéndum porque hay que cambiar la Constitución que prohíbe la re-re-re. Lo de cambiarla será fácil, tienen mayoría, los dos tercios necesarios, y van a votar la necesidad de la reforma, proponer la reelección indefinida y ya está, o eso creerán ellos, llenos de júbilo por inapelables. Lo difícil será el referéndum, porque no se puede tener asegurado el voto mucho más allá de lo que la maniobra y el fraude puedan permitirlo; con un cinco por ciento de perdida se puede terminar ganando, pero con un veinte por ciento la cosa se torna irremediable, no les alcanza para tanto fraude.
Entonces necesitan que el pueblo no debata sobre el tema, que la consigna del NO tenga pocas probabilidades, y para eso se requieren varias cosas: Primero, el control de todos los poderes, el Tribunal Electoral incluido, el dominio sobre los grandes medios de comunicación, la represión de los dirigentes opositores para callarles la voz; y todo eso está ya hecho, pero no es suficiente, porque otros en otras latitudes y con mejores condiciones se animaron a legalizar una re-re-re y perdieron.
El primer intento será un referéndum con una sola pregunta: ¿Está usted de acuerdo con que se cambie la Constitución? Y en ese SI o NO pretenderán concentrarlo todo, desde la no elección de jueces y magistrados por voto popular, hasta la re-re-re, aunque saben de antemano que ese planteamiento será rechazado por moros y cristianos. Con esta propuesta anticipada están lanzando un "globo de ensayo", para luego salir por peteneras y plantear, como acostumbran, todo lo contrario. "Gobernar obedeciendo al pueblo" -dirán-.
Luego mostrarán lo abierto, lo hiperdemocrático, harán que no sea un único tema en la papeleta de la votación. El argumento es que no pueden convocar un referéndum cada rato y que hay muchas cosas por cambiar; cinco preguntas o diez, valen más que una sola, por lo que van a llenar la papeleta de propuestas e intentarán que sean a cada cual más interesantes, provocativas y den al referéndum un hálito positivo, de un SI al futuro, porque es momento de mirar para adelante -dirán-.
El primer intento será un referéndum con una sola pregunta: ¿Está usted de acuerdo con que se cambie la Constitución? Y en ese SI o NO pretenderán concentrarlo todo, desde la no elección de jueces y magistrados por voto popular, hasta la re-re-re, aunque saben de antemano que ese planteamiento será rechazado por moros y cristianos. Con esta propuesta anticipada están lanzando un "globo de ensayo", para luego salir por peteneras y plantear, como acostumbran, todo lo contrario. "Gobernar obedeciendo al pueblo" -dirán-.
Luego mostrarán lo abierto, lo hiperdemocrático, harán que no sea un único tema en la papeleta de la votación. El argumento es que no pueden convocar un referéndum cada rato y que hay muchas cosas por cambiar; cinco preguntas o diez, valen más que una sola, por lo que van a llenar la papeleta de propuestas e intentarán que sean a cada cual más interesantes, provocativas y den al referéndum un hálito positivo, de un SI al futuro, porque es momento de mirar para adelante -dirán-.
Necesitan también que algunos temas sean tan polémicos como el de la propia reelección inconstitucional. Y los hay, van a poner sobre el tapete del debate nacional el matrimonio igualitario, si posible la adopción o no de hijos por parejas del mismo sexo y el aborto, que ese tema sí que suena, porque quieren tenernos a todos discutiendo semejantes cosas importantes, mientras la re-re-re se filtra por ahí como un tema baladí que no le hace daño a nadie.
¡Esa es la estrategia muchachos! Ya nos la han dicho, ya nos la han contado. Es cosa de leer con detalle los periódicos.
Y la oposición, que parecemos a estas alturas un carnaval de diablos pobres, que no queremos enfrentar la realidad y que soslayamos un verdadero dialogo con la gente, junto a la generación de nuevos consensos societales, porque implican nuevas caras que seguramente ya no son las nuestras, nuevos discursos, nuevas utopías, nuevos dirigentes; la oposición se va a plantar otra vez con el NO por el puro NO, porque lo ha prometido, porque la ley lo prohíbe, porque cumpla Presidente su palabra...
El país y la ciudadanía requiere un nuevo consenso democrático, antipopulista y antiautoritario, pero con propuestas, con futuro, no salido de encuestas a ver qué apoya la mayoría, eso vamos a presentar, o nacida desnutrida de una consultoría entre cuatro expertos, según técnicas vacías de contenidos esenciales, pura mercadotecnia electoral; sino de un debate entre los actores de las futuras élites, junto a la ciudadanía. Ese debate es el que hay que animar antes del referéndum, con miras al 2019, es cierto, pero que tiene que encausarse ahora, para hacer que el debate de la re-re-re no se subsuma entre otros temas no menos importantes.
Hay claros ejemplos de victorias ciudadanas, de los derechos democráticos, de las ideas, contra aparatos burocráticos, represivos y conservadores. Se le ganó a Pinochet en Chile, en plena dictadura; se le ganó a Chavez en Venezuela, en el apogeo de su carismático gobierno. Se le puede ganar a Evo Morales (los bolivianos no somos de Marte) pero dejando la mercadotecnia electoral y la demagogia en su lugar y buscando compromisos, que se deben discutir y concertar. Solo así podremos pelear de verdad, con la seguridad de la utilidad de una segura victoria.
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