Esta tarde todos somos Eduardo León Arancibia, el Abogado Defensor de Gabriela Zapata que terminó prisionero del Gobierno de Morales Ayma, acusado de absurdos delitos, que bien pudo o no haber cometido su cliente, pero cuyo deber, en tanto que abogado, era defenderla.
Hasta el asesino confeso más siniestro que cualquiera pueda imaginar tiene derecho a un Defensor, y este está en la obligación de mostrar su inocencia o rebajar la pena que le vayan a imponer. Ningún Estado, en ninguna parte del mundo, puede aprehenderlo por cumplir con su trabajo y su profesión. En Bolivia el gobierno ha cruzado esa frontera; la denuncia internacional en este caso defiera llegar lo más alto posible.
Eduardo León Arancibia fue abogado acusador, contra el gobierno de Morales, develó la corrupción masista en el Fondo Indígena y puso contra la pared a lo que desde ese momento se llamó y se llamará "la rosca" corrupta del MAS; en lo que viene a ser el mayor caso de robo y transferencia ilegal de dineros públicos en toda la historia boliviana. Eso fue imperdonable, los masistas lo odian.
Actualmente defiende a Gabriela Zapata, expareja y amante del Presidente Morales, que fue un eslabón determinante para demostrar cómo el Gobierno Plurinacional de Bolivia transfiere cientos de millones de dólares a empresa vinculadas a militantes masistas influyentes (falta descubrir las comisiones de por medio). Al hacerse público este bochornoso caso de corrupción al más alto nivel del Estado, ella fue hecha prisionera en febrero de este año.
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