ALTERNATIVAS

10 de marzo de 2017

LA INTERNACIONAL SOCIALISTA EN BOLIVIA

El MIR ingresó a la Internacional Socialista (IS), como partido observador, allá por el año 1977 y gracias al apoyo del venezolano Carlos Andrés Perez y de Willy Brandt, líder del SPD alemán y en ese entonces Presidente de la IS, como parte de un esfuerzo mundial de los partidos progresistas por romper con el eurocentrismo que marcó a la IS desde su nacimiento a principios del siglo XX. Es así que una vez abandonado el marxismo el año 1958, el abanico de participantes se amplió mucho, dando cabida a socialistas democráticos, socialdemócratas, laboristas y, en la década de los setenta, el ingreso de organizaciones del post-colonialismo africano de los años 60, los movimientos de liberación nacional del llamado "tercer mundo".

El MIR hizo carrera en la Internacional Socialista, pasó de partido observador a miembro pleno y su líder, Jaime Paz Zamora llegó a ser durante años Vicepresidente de la Internacional, y tuvo participación exitosa en varias gestiones internacionales, como en los casos de la OLP en solidaridad con Palestina, y con el pueblo saharaui, en la República Árabe Saharaui en el Sahara occidental, donde estuvo presente incluso bajo el fuego y las amenazas de la guerra.

Yo le le critiqué al MIR que recurriera a la solidaridad de la IS y la recibiera (porque la Internacional Socialista fue fundamental en la construcción de la Democracia en Bolivia gracias al MIR), pero nunca luciera con claridad sus principios frente a la sociedad boliviana. El MIR dentro del país era un aguerrido gallo, pero no el puño y la rosa de la Internacional. Vale el detalle de que fue la Juventud Mirista que publicó en su momento el primer documento que tenía en la contratapa una rosa socialdemócrata (aunque anaranjada y azul, y con el puño izquierdo), lo que me mereció una regañina a la que no le dí importancia alguna, porque yo soy un socialdemócrata.


Cuando el MIR dejó de existir, Bolivia se quedó sin representación en la IS, que no podía mantener entre sus miembros a un partido que no existía, perdiendo así un espacio de apoyo y solidaridad internacional. Fue en ese tiempo que fui a hablar sobre el tema con Juan del Granado y con Samuel Doria Medina, en el entendido de que sus organizaciones cumplían ambas los requisitos para postularse y recuperar para el país el espacio que se había perdido. A decir verdad Samuel agarró la idea mejor que Juan, y me permitió iniciar los trámites frente a la Secretaría General en Londres (el pasaje lo pagué yo, que tenía que ir a Madrid por otros motivos). El Partido Socialista Obrero Español y su Secretaría de Relaciones Internacionales jugaron un gran papel en ese tiempo y debo agradecer a compañeros tan importantes como amigos, por el apoyo que me brindaron en esas gestiones.

Luego nos distanciamos Samuel y yo, y no lo volví a buscar más, ni él a mi tampoco, pero no abandonó la gestión, y con el apoyo de los socialdemócratas brasileños Unidad Nacional concluyó el trámite. Los felicité por ello.

Lo que hay que esperar es que no se repita lo del MIR, es decir, que Unidad Nacional exprese en Bolivia el espíritu que anima a la IS, que sería un gran aporte a la cultura política nacional, cada vez más populista, escurridiza y acomodaticia; sería maravilloso que un partido boliviano plantara banderas y dijera con claridad quién es y qué quiere. En eso la membrecía en la IS puede ayudar mucho. Empezaría por aconsejar a los militantes y adherentes de Unidad Nacional que lean la ultima Declaración de Principios de la Internacional, aprobada el año 1989; van a ver que no tiene desperdicio.


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