ALTERNATIVAS

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14 de abril de 2025

LA UNIDAD POLÍTICA EN BOLIVIA

EL RETO DE UNA NACIÓN QUE QUIERE VIVIR


Hay momentos en la historia de los pueblos en los que la unidad deja de ser una consigna política para convertirse en una exigencia. En Bolivia, ese momento ha llegado. La unidad política no es una ingeniería de pactos ni una fórmula electoral. Es la respuesta a una interpelación histórica, una especie de imperativo categórico que nos lanza la propia democracia cuando siente que su subsuelo está cediendo. Bolivia no necesita una alianza de coyuntura; necesita una conjura civilizatoria.

Esa unidad no será fácil. No lo ha sido nunca. Las heridas de Bolivia son profundas y múltiples: la polarización, la desconfianza, el cinismo político, el caudillismo reincidente y un centralismo que ha hecho del Estado un botín. Pero no por ello debemos renunciar a la tarea. La política, en su mejor versión, es justamente eso: la voluntad de no rendirse ante el desencanto. Y en este caso, esa voluntad debe traducirse en un bloque democrático que no solo dispute el poder, sino que lo regenere.

La Bolivia que se aproxima al Bicentenario se parece demasiado a una república extenuada. No por falta de recursos, sino por la mediocridad en el ejercicio del poder. No por escasez de ideas, sino por la sordera frente a las voces ciudadanas. Es por eso que la unidad que necesitamos no puede ser aritmética. No puede ser la suma de egos, sino la multiplicación de esperanzas. No puede ser una alianza de cúpulas, sino una sinfonía de diferencias armónicas.

El Bloque de Unidad ha comprendido esto. Ha convocado no solo a los partidos, sino a los ciudadanos sin partido. Busca la palabra de las y los jóvenes, el pulso de los emprendedores, la sabiduría de las mujeres que sostienen el país desde los márgenes. Ha tendido puentes con los líderes emergentes de los pueblos indígenas y con los sectores productivos que ya no creen en milagros estatales. Lo que se propone desde el Bloque de Unidad no es una campaña, sino una refundación silenciosa.

No debemos engañarnos: la dispersión opositora ha sido, hasta ahora, el mejor aliado del oficialismo. Cada división, cada pequeño caudillo de ocasión, ha sido un ladrillo en el muro que nos separa del cambio. Por eso, esta vez, la unidad debe tener rostro, nombre y plan. Debe ser deliberada, sincera, programática. Y debe articularse con la ciudadanía, que ya no tolera las simulaciones. La ética pública debe ser la nueva militancia.

Bolivia está en una encrucijada. Si continúa gobernada por el populismo decadente que ha hecho del Estado una máquina de reparto, seguirá deslizándose hacia la informalidad institucional, la ruina económica y la anomia social. Pero si encuentra una alternativa real —una que combine estabilidad y justicia, mercado y equidad, ley y libertad— puede renacer de sus escombros. Esa alternativa, hoy por hoy, se llama unidad y esa unidad tiene, por primera vez en años, una cabeza reconocida: Samuel Doria Medina.

No hay política sin narrativa. Y la narrativa de esta unidad debe ser la del reencuentro con la dignidad. Con la idea de que no todo está perdido. De que los bolivianos no estamos condenados al eterno retorno del abuso. Que es posible construir una república donde las instituciones funcionen, donde la corrupción sea excepción y no regla, donde el poder sirva y no se sirva. Para eso hace falta coraje. Pero también hace falta dirección.

La verdadera hegemonía —esa que no se impone, sino que se persuade— no se logra con votos prestados ni con slogans estridentes. Se logra cuando una propuesta es capaz de interpelar a todos los sectores con una ética de responsabilidad y una estética de futuro. Ese es el tipo de hegemonía que necesita el Bloque de Unidad: una hegemonía moral, a tiempo que política. Una que derrote al autoritarismo no solo en las urnas, sino en la conciencia de la ciudadanía.

Por eso, la candidatura de Samuel Doria Medina no debe ser vista como una solución de compromiso, sino como una apuesta de futuro. No representa la perfección, sino la posibilidad. No simboliza el fin de las diferencias, sino su canalización constructiva. Su liderazgo no es carismático, es racional. No se impone por gritos, se construye por argumentos. Y tal vez eso sea lo que Bolivia más necesita: una política que recupere la razón.


Para decirlo con todas sus letras: la candidatura de Samuel Doria Medina al frente del Bloque de Unidad encarna esta respuesta. No por capricho ni cálculo personal, sino porque su figura sintetiza un ethos político —el del empresario austero que cree en el esfuerzo, el mérito, el valor de la palabra empeñada— y porque su recorrido encarna una voluntad clara de superar los personalismos estériles, de reunir a las fuerzas diversas que quieren construir país desde el centro democrático. En torno a él, y bajo su liderazgo, se está articulando una unidad que ya no es solo opositora: es constituyente.

La unidad no es un fin. Es el camino para que Bolivia vuelva a creer en sí misma. Y si la democracia es, como decía Raymond Aron, “la organización del pesimismo”, que al menos lo sea con grandeza. Que la reconstrucción comience por el verbo, y que el verbo se haga acción.

6 de abril de 2025

LA UNIDAD COMO IMPERATIVO DEMOCRÁTICO

La historia política de Bolivia ha estado marcada por ciclos en los que se articulan grandes bloques sociales de poder capaces de transformar profundamente el país. Cada tres décadas, aproximadamente, emergen movimientos que logran aglutinar demandas nacionales, populares y democráticas, dando lugar a proyectos colectivos con una fuerte base social. Sin embargo, ese impulso transformador ha tendido a desfigurarse en el poder, degenerando en lógicas político/oligárquicas corruptas y desarticulando los vínculos con las mayorías que les dieron origen.

Hoy, Bolivia se enfrenta nuevamente al desafío de construir una unidad política que responda al momento histórico. Las experiencias pasadas muestran que la clave no está en pactos entre élites ni en acuerdos coyunturales de corto aliento, sino en la articulación de un renovado bloque social de poder que represente de forma genuina las aspiraciones de amplios sectores sociales, que a diferencia del pasado hoy pueden articular una gran mayoría urbana, fundamentalmente de clases medias y, por lo tanto, abiertas al desarrollo de instituciones modernas y democráticas.

Este nuevo proyecto debe tener un carácter supraidelógico, capaz de integrar desde visiones liberales hasta expresiones de la izquierda democrática, incluyendo sensibilidades emergentes como los feminismos, los ecologismos, los regionalismos y los indigenismos. La condición fundamental para esta convergencia es el compromiso con la democracia. No se trata de un simple acuerdo electoral, sino de una unidad imprescindible ante la creciente tensión entre libertad y autoritarismo.

El objetivo inmediato debe ser la reconstrucción del orden democrático. Esto implica restablecer la institucionalidad basada en la ley, garantizar la independencia de poderes, fomentar la transparencia en la administración económica, proteger las libertades fundamentales, defender los derechos humanos y emprender una reforma profunda de la justicia.

Para lograr este propósito, una parte significativa del electorado debe reconectarse con el campo democrático del que alguna vez fue parte. Este proceso debe ocurrir dentro del marco de lo nacional y lo popular, ahora enriquecido por nuevas demandas sociales que lo encaminan hacia una condición superior, democrática y ciudadana. Es necesario construir una mayoría democrática, organizada y comprometida, que logre una victoria clara, legítima y transformadora en las próximas elecciones generales de 2025.

La unidad política no puede ser el resultado de la suma de liderazgos individuales solamente. Debe emerger como una expresión hegemónica de la sociedad organizada en su diversidad. Requiere liderazgos capaces de tender puentes ideológicos, regionales, culturales y étnicos, liberando al poder de sus extremos y del cálculo mezquino. Solo así podrá surgir una alianza que represente auténticamente a la nación, superando las dicotomías de izquierda y derecha.

Este nuevo pacto debe aspirar a liderar el país desde la democracia, entendida no solo como un sistema de elección, sino como una cultura basada en la convivencia pacífica, el diálogo, la escucha, el reconocimiento del otro y la reconciliación. Se trata de reimaginar la política no como un campo de batalla, sino como un espacio común para construir un futuro de prosperidad e inclusión para todos los bolivianos.
Ese desafío histórico solo podrá encararse con éxito si se concreta un verdadero Bloque de Unidad, capaz de convocar a esa mayoría que hoy clama por la urgencia de un futuro compartido. En este contexto, liderazgos como los de Samuel Doria Medina y Vicente Cuéllar Téllez ocupan un lugar central en el tablero político. Su posicionamiento moderado, su trayectoria y su disposición al diálogo los colocan en una situación privilegiada para aglutinar voluntades diversas y construir puentes entre sectores sociales, ideológicos y regionales. Son figuras capaces de encarnar una propuesta amplia, democrática y realista que convoque a quienes, desde diferentes trayectorias, buscan dejar atrás la confrontación estéril y apostar por un proyecto de país.

La historia exige grandeza. Bolivia necesita, más que nunca, una unidad que esté a la altura de su diversidad y de su profundo anhelo de justicia y dignidad.

5 de abril de 2025

EL DAÑO ES IRREPARABLE

 TUTO... TUTO...
¿QUÉ ESTÁS HACIENDO?


Durante los últimos meses, el Bloque de Unidad acordó un mecanismo claro y legítimo para definir a su candidato presidencial: tres encuestas independientes, con reglas comunes, sin difusión pública de resultados y con empresas reconocidas que garantizaran la transparencia del proceso. Esta propuesta, que fue aceptada por todos y todas, respondiendo al clamor ciudadano por la unidad y seriedad en la oposición. Las y los participantes honraron su palabra y cumplieron los plazos establecidos. Sin embargo, en el momento decisivo, Jorge "Tuto" Quiroga optó por desmarcarse, debilitando un acuerdo que pretendía ser la base de una alternativa sólida frente al MAS.

Lo que ha hecho Tuto Quiroga no tiene otra explicación razonable que la siguiente: huyó del proceso porque anticipaba una derrota. Cuando los sondeos externos comenzaron a mostrar una ventaja a favor de Samuel Doria Medina, Quiroga no buscó fortalecer su campaña ni redoblar esfuerzos, sino que intentó postergar indefinidamente las encuestas acordadas. Buscó modificar las condiciones del acuerdo cuando el resultado no parecía favorecerle, poniendo por delante su cálculo personal antes que el compromiso colectivo asumido.

La percepción ciudadana no tardó en activarse. Desde hace semanas, existía una inquietud creciente entre la población: ¿y si Tuto se baja del Bloque? -repetía la gente desconfiada-. Esa desconfianza no era gratuita, sino producto de su historial político y de sus actitudes en momentos clave. En contraste, el resto de los participantes proyectaban mayor constancia, previsibilidad y seriedad. En este tipo de procesos, la confianza lo es todo, y en esta ocasión, la gente ya no estaba en condiciones de tolerar más incertidumbre.

Por eso, cuando Tuto expresó su desacuerdo con la realización de las encuestas, la interpretación natural e inmediata fue que había decidido romper con el Bloque de Unidad. No fue una reacción malintencionada ni una lectura interesada, fue la conclusión lógica de sus acciones. El retiro de la mesa, la negativa a participar en las encuestas y el silencio frente a los compromisos firmados fueron gestos inequívocos que generaron una ola de desilusión y desconfianza.

Esta ruptura no es un simple impasse. Tiene consecuencias profundas y serias, especialmente para Tuto Quiroga, quien aparece ahora como el principal responsable de un quiebre que nadie deseaba. Pero el daño no es exclusivo para él. También afecta al conjunto del Bloque, al esfuerzo por construir una alternativa unitaria; nos afecta a todos quienes apostamos por una oposición articulada capaz de desafiar al MAS con fuerza y coherencia.

Para Tuto Quiroga, el daño es irreparable. Más allá de lo que diga o intente justificar, su credibilidad ha sufrido un golpe que difícilmente podrá revertir. En política, como en la vida, hay momentos clave donde se pone a prueba la palabra y el carácter. Y este era uno de esos momentos. La percepción pública ya lo ha juzgado: privilegió el cálculo sobre la convicción, la evasión sobre el compromiso.

A Samuel Doria Medina le queda ahora la difícil tarea de recomponer lo dañado. Lo primero es reafirmar el compromiso con la unidad, no como consigna, sino como camino real hacia una victoria democrática. Esto implica tender puentes, incluso hacia quienes han fallado. Invitar a Tuto a quedarse en el Bloque es un acto de madurez política, que debieras promover, porque queremos estar unidos. Lo importante es fortalecer el frente opositor, abrir las puertas a quienes quieran sumar, y seguir adelante con el proceso de construcción de una candidatura única que pueda derrotar al MAS en las urnas. Bolivia lo merece.

1 de abril de 2025

UNIDAD, DEMOCRACIA Y DESARROLLO

Por un nuevo momento político

historia y cierre de un largo ciclo


Bolivia es un país joven, en permanente construcción. Los pueblos son lentos forjando su historia, aunque hoy, en la era del internet y la inmediatez, muchas y muchos ciudadanos esperan soluciones instantáneas. Como pasa con todos los países, nuestra identidad nacional y social se está edificado a lo largo de procesos profundos y determinantes. 

Desde la Guerra del Chaco (1932), pasando por la Revolución Nacional (1952), la consolidación de la Democracia y el Estado de Derecho (1982), hasta el proceso de Inclusión Social (2006), hemos transitado por un camino que ha definido nuestra cultura política. Todo esto en la senda de un proyecto nacional-popular que ahora debe evolucionar hacia una democracia ciudadana. Esos fueron los hitos que han marcado nuestra historia y que cimentan nuestra memoria colectiva. Fuera de ese cauce, hasta ahora, toda iniciativa ha sido y es inviable, cualquier proyecto político que ignore esta realidad está condenado al fracaso. 

Nuestra historia, ha estado marcada también por la tensión entre dos visiones contrapuestas, un vaivén centenario que hemos llamado el "Péndulo Catastrófico". Este movimiento pendular ha dominado un discurso centenario, donde tanto la derecha como la izquierda están fraguadas en el populismo nacido a mediados del siglo pasado en América del Sur, con el peronismo en Argentina, el aprismo en Perú y el movimientismo en Bolivia. Tan es así, que salvo experiencias marginales, no han existido en nuestro país verdaderos partidos políticos, sino "movimientos" que han sido y son una "bolsa de gatos" de todos los colores, donde caben derechas e izquierdas, y sensibilidades muchas veces contradictorias entre sí, dispuestos a adaptarse al vaivén de las coyunturas.

Ante la incapacidad del Estado de controlar y administrar la economía, se han impuesto alternativas de privatización; ante el fracaso del mercado para paliar las desigualdades y la pobreza, se han repuesto las propuestas estatistas de la nacionalización de los recursos naturales y productivos. Ese es un círculo vicioso en el que estamos atrapados hace al menos cien años. Ahora toca pendular hacia el liberalismo, dentro de treinta años estaremos estatizando de nuevo. Requerimos un acuerdo nacional y democrático para la colaboración entre la sociedad, el mercado y el Estado, que sea de larga duración, una alianza cultural, económica y productiva entre los sectores público y privado. 

Los momentos clave de nuestra identidad fueron posibles gracias a la unidad de un Bloque Social de Poder, que sostuvo la hegemonía de cada época durante al menos veinte años, y que tuvo diferentes acepciones, la alianza de clases, el bloque social revolucionario, el pacto de unidad, respectivamente. Luego, cada momento terminó en crisis, caos y violencia hasta que emergió un nuevo proyecto. Así fue con el MNR, el MIR y el MAS; lamentablemente estos partidos históricos terminaron corrompidos y alejados de sus propios ideales.

Si no entendemos esta dinámica, no podemos explicar lo que ocurrió ni lo que está ocurriendo hoy. Más grave aún, sin esta comprensión, no podemos anticipar lo que viene ni tomar las decisiones correctas. Muchas y muchos bolivianos compartimos objetivos similares, pero diferimos en el camino a recorrer, porque no comprendemos las raíces de nuestra identidad, por ende, de nuestra historia y por ende, de cómo alcanzar juntos las metas que no son comunes. 

Por esta razón, en las elecciones de 2025 yo apoyo la candidatura de Unidad encabezada por Samuel Doria Medina. No es una elección arbitraria, ni de simpatías personales, sino una decisión basada en la viabilidad política de este proyecto. Es una decisión que se basa en hacer posible la transición hacia un nuevo ciclo de poder hegemónico que no se logrará si la cabeza del proceso se coloca fuera del marco nacional/popular evolucionando hacia un horizonte democrático y ciudadano. Un error en esta elección nos condenará a seguir estancados en el mismo lugar o, peor aún, a retroceder a los fracasos del pasado. 

Desde el Bloque de Unidad, Samuel Doria Medina representa la opción democrática para liderar este proceso de transformación. Su candidatura se encuentra en el punto posible, donde debe estar para consolidar una nueva etapa política, porque abarca desde la derecha liberal hasta la izquierda democrática, lo que hace posible incluir también las versiones democráticas de varios ismos, los ecologismos, feminismos, indianosmos regionalismos, etc, esa es la Unidad en el Bloque democrático. En el otro extremo, Andrónico Rodríguez representa la continuidad del populismo autoritario. Todo lo demás es cáscara, todo lo demás es adyacente, todo lo demás es un cuento. 

Ha llegado la hora de elegir con claridad y determinación.

¡Ha llegado la hora del Poder de la Unidad!

25 de marzo de 2025

¿POR QUÉ SAMUEL DORIA MEDINA?


 

 ELECCIONES GENERALES 2025
 
¿POR QUÉ SAMUEL DORIA MEDINA?

 
 
 
 
Renzo Abruzzese Antezana
Paul Coca Suarez
Julio Aliaga Lairana
 

 
PAUL COCA SUAREZ
 
Este mi análisis se estructura en tres puntos principales: la herencia dejada por casi 20 años de gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS), la necesidad de un liderazgo efectivo para Bolivia, y las condiciones políticas y electorales representadas por el candidato Samuel Doria Medina.
 
Luego de casi dos décadas bajo el gobierno del MAS, Bolivia enfrenta una profunda crisis estructural, económica y jurídica. El país vive actualmente en una condición que podría describirse como "quebrado", con problemas derivados de un modelo económico insostenible basado en la exportación masiva de recursos naturales sin valor agregado, aprovechando temporalmente los precios altos en el mercado internacional.
 
A esto se suma la destrucción ambiental causada por incendios masivos en bosques, inversiones públicas irresponsables que generaron "elefantes blancos" y la creciente dependencia de créditos externos. La ausencia de diversificación productiva contribuyó significativamente a la crisis económica actual.
 
En términos jurídicos e institucionales, el MAS concentró el poder político anulando la independencia de los órganos del Estado, especialmente sometiendo al Tribunal Constitucional. El gobierno de Evo Morales elaboró una Constitución adaptada a sus intereses, evidenciando que su objetivo principal era perpetuarse en el poder. Este contexto se profundizó también por las debilidades y errores cometidos por la oposición política durante el mismo periodo.
 
Otra característica negativa del periodo masista fue la corrupción institucionalizada y el enriquecimiento ilícito de funcionarios públicos, así como la cooptación política de importantes movimientos sociales, entre ellos la Central Obrera Boliviana (COB), hoy corresponsable de la crisis.
 
En síntesis, el MAS dejó un legado político y económico negativo, caracterizado por abusos de poder, corrupción, dependencia externa y falta de institucionalidad democrática, mostrando claramente cómo no debería ejercerse la política.
 
Frente a esta situación crítica, Bolivia requiere urgentemente un nuevo liderazgo caracterizado por visión clara, experiencia en gestión pública y capacidad real de negociación y pragmatismo político.
 
Los primeros 100 días de un eventual nuevo gobierno serán cruciales y sumamente complejos, ya que en ese período deberá definirse la hoja de ruta del futuro político y económico del país. Además, las probabilidades de una segunda vuelta electoral son elevadas, así como la posibilidad de tener un parlamento fragmentado. El MAS aún conserva una significativa base social y probablemente obtendrá representación legislativa.
 
En este contexto, un nuevo gobierno de oposición deberá demostrar gran capacidad negociadora, gobernar para todos los sectores sociales, gestionar conflictos inevitables con movimientos sociales afines al MAS y mantener el orden público frente a posibles movilizaciones sociales que busquen desestabilizar al país.
 
Entre los desafíos inmediatos destaca auditar el uso de recursos públicos entregados a organizaciones sociales y revisar las inversiones del anterior gobierno. La población exigirá soluciones inmediatas a problemas como la escasez de dólares, carburantes y productos básicos, lo cual requerirá eficiencia y pragmatismo del nuevo gobierno.
 
Además, es clave reconocer que desmontar el aparato político y administrativo creado por el MAS no será tarea fácil ni rápida, y que deberá realizarse respetando la Constitución vigente y sorteando las insuficiencias legislativas existentes.
 
Samuel Doria Medina se posiciona como uno de los candidatos más relevantes de la oposición. Ha logrado adelantarse políticamente al presentar un plan de gobierno claro y preciso, dando especial atención a los primeros 100 días de gestión. Su capacidad de construir alianzas estratégicas y territorializar la campaña política se considera una ventaja importante.
 
En Bolivia es insuficiente realizar campañas exclusivamente digitales; el trabajo territorial sigue siendo imprescindible para ganar elecciones. Samuel parece entender esto claramente, habiendo logrado alianzas clave en ciudades estratégicas, incluyendo La Paz, con organizaciones como SOL·BO o el Movimiento Sin Miedo.
 
Sin embargo, una de las mayores preocupaciones planteadas es la posibilidad de fragmentación electoral entre los principales candidatos de oposición, específicamente si no se lograra concretar una alianza entre Samuel Doria Medina y Jorge "Tuto" Quiroga. Esta situación sería perjudicial para la oposición y favorable al MAS.
 
El reto principal para Samuel, pero también para toda la oposición y la ciudadanía, es consolidar efectivamente una alianza amplia. Esto implica conformar listas parlamentarias renovadas, ofrecer soluciones concretas y movilizarse territorialmente, además de presentar propuestas atractivas y realistas al electorado.
 
Finalmente, una propuesta novedosa planteada por Samuel, que despierta interés y debate, es limitar constitucionalmente las reelecciones para cualquier cargo electivo a un solo mandato. Este punto resalta un esfuerzo por mostrar voluntad real de renovación democrática y evitar el abuso de poder, aunque implicaría una futura reforma constitucional.
 
 
 
RENZO ABRUZZESE ANTEZANA
 
Una de las principales consecuencias que dejó el gobierno del Movimiento al Socialismo (MAS) es una profunda desinstitucionalización. Las instituciones son mecanismos sociales que sirven para proteger, difundir y conservar valores esenciales. Cuando estas instituciones se debilitan o destruyen, se pierden referentes sociales fundamentales. El MAS, durante casi 20 años en el poder, se dedicó a desmontar sistemáticamente las instituciones republicanas que sostenían el tejido social boliviano, promoviendo en su lugar un modelo alternativo llamado "Estado Plurinacional".
 
Sin embargo, lejos de consolidar una verdadera plurinacionalidad o inclusión social, el gobierno del MAS instauró una estructura política marcadamente étnica y racializada, fundamentalmente bajo criterios aymaras. La promesa inicial de inclusión étnica se transformó en un proceso de exclusión inversa o discriminación hacia otros grupos sociales, fenómeno conocido popularmente como "racismo a la inversa". Este concepto refleja cómo se impuso una lógica racial, fragmentando la sociedad boliviana, generando división, y anulando la pluralidad real en beneficio de una visión étnica única y dominante.
 
Otra importante herencia negativa del MAS fue la racialización de la política y la cultura, imponiendo un modelo centrado en la identidad étnica por encima de la ciudadanía diversa. Esto produjo una exclusión efectiva de un grupo social fundamental en la actual Bolivia: las clases medias. Diversos estudios nacionales e internacionales coinciden en que las clases medias representan ahora la mayoría social en Bolivia, habiendo aumentado sustancialmente su número durante las últimas dos décadas.
 
La estrategia del MAS, basada en una visión etnocéntrica, generó que esta nueva mayoría social, urbana y de clase media, se sintiera excluida del proyecto nacional. La consecuencia directa fue la movilización masiva y transversal que terminó expulsando a Evo Morales del poder en 2019. El conflicto evidenció una división profunda causada por la imposición de categorías étnicas rígidas que no se ajustaban a la realidad social del país, creando un clima político de tensión y enfrentamiento.
 
La tercera gran herencia del MAS es la destrucción del sistema político boliviano. Desde sus inicios, el proyecto político del MAS buscó deliberadamente eliminar el sistema tradicional de partidos, impulsando en cambio un modelo cercano al partido único, inspirado en el populismo autoritario. Esta estrategia se sustentó en una visión totalitaria que identificaba a los partidos políticos tradicionales como enemigos que debían ser eliminados para asegurar el control absoluto del poder.
 
Históricamente, los partidos políticos fueron esenciales como mecanismos de participación y representación democrática en Bolivia, desde principios del siglo XX. Sin embargo, el MAS, bajo una lógica populista descrita como "fascismo en clave democrática", destruyó esas instituciones representativas, pulverizando la capacidad de articulación social, política y democrática del país. Al eliminar los partidos, el MAS también destruyó las estructuras básicas de representación ciudadana, dañando profundamente la democracia boliviana.
 
La cuarta herencia negativa es la corrupción generalizada, que afectó prácticamente todos los ámbitos institucionales y sociales. La corrupción destruyó desde adentro cualquier posibilidad de consolidar los objetivos iniciales del proyecto político del MAS, incluso aquellos que podrían haber sido legítimos en su origen, especialmente relacionados con la inclusión de sectores campesinos e indígenas. Lo que comenzó como una promesa social terminó convirtiéndose en una práctica sistemática de envilecimiento institucional, comprometiendo seriamente el desarrollo del país.
 
Frente a este escenario devastado, el desafío fundamental que enfrenta Bolivia es el de reconstruir sus instituciones republicanas y democráticas. La reinstitucionalización es indispensable para superar las heridas provocadas por la racialización y fragmentación social y para reconstruir la representación democrática legítima.
 
En este contexto electoral, el binomio compuesto por Samuel Doria Medina y Vicente Cuellar ofrece una alternativa concreta y equilibrada para encarar dicho desafío. Samuel Doria Medina aporta conocimiento económico práctico, experiencia en gestión pública y una visión liberal moderada adecuada a la realidad social actual del país. Por otro lado, Vicente Cuellar complementa esta fórmula aportando un enfoque centrado en la recuperación institucional, la promoción de valores sociales y culturales, y la inclusión ciudadana amplia.
 
Esta alianza representa, por tanto, la posibilidad de reconstruir un proyecto nacional que abandone las lógicas destructivas del MAS. El objetivo central es revertir el daño causado por la desinstitucionalización, la racialización y la destrucción del sistema político. Además, se trata de reconocer a las clases medias como actores principales en la actualidad boliviana, sin desconocer las realidades sociales que aún persisten, pero enfocándose en un proyecto que mire hacia adelante y no hacia el pasado.
 
La tarea futura es compleja, pero pasa necesariamente por superar el modelo excluyente y racista impuesto por el MAS, recuperando instituciones democráticas sólidas y representativas, donde todos los ciudadanos puedan sentirse nuevamente incluidos. La propuesta política de Samuel y Vicente representa precisamente esa visión de futuro, centrada en la reinstitucionalización democrática y en una verdadera reconciliación nacional, condición indispensable para el desarrollo económico y social sostenible en Bolivia.
 
 
 
JULIO ALIAGA LAIRANA
 
Aunque la herencia dejada por el Movimiento al Socialismo (MAS) ya fue descrita por los participantes que me anteceden, es necesario puntualizar brevemente que Bolivia hoy enfrenta profundas crisis económica, institucional y moral. Hace 20 años, el país tenía una visión optimista, proyectándose como un centro estratégico de distribución energética para América del Sur, especialmente en gas y electricidad. Hoy, dicha visión ha desaparecido casi por completo debido al gobierno del MAS, que dejó un país profundamente deteriorado y sin perspectivas claras.
 
Sin embargo, más allá de esta crisis heredada, lo fundamental ahora es plantear propuestas concretas para salir adelante. Bolivia necesita urgentemente una candidatura fuerte, pragmática y, sobre todo, honesta, que responda con claridad a los desafíos del presente y construya un nuevo horizonte de país.
 
Desde el movimiento Cambio 25, se propuso inicialmente una visión de país sustentada en tres ejes fundamentales: el mercado, el Estado y la sociedad.
 
El mercado, como un centro generador de riqueza:
La generación de riqueza depende fundamentalmente de la libertad económica: libertad de emprendimiento, comercio abierto, igualdad de oportunidades, seguridad jurídica y respeto a la propiedad privada. Sin mercado no hay creación de riqueza, solo distribución de pobreza.
 
Un Estado autonómico y eficiente:
Se requiere un Estado pequeño pero fuerte, descentralizado, autónomo y comprometido con el desarrollo integral. Este Estado debe regular eficazmente la economía, reducir desigualdades y apoyar iniciativas privadas y colectivas, fortaleciendo la institucionalidad democrática.
 
Una sociedad compuesta por ciudadanos:
Bolivia requiere una sociedad multicultural, diversa pero unida, innovadora y conectada al mundo moderno. Es prioritario luchar contra la corrupción, la mediocridad y la ignorancia, enfrentando con firmeza estos obstáculos culturales al progreso nacional.
 
Aunque Cambio 25 tenía estas propuestas claras, carecía de recursos suficientes para competir electoralmente por sí mismo, por lo que decidió unir fuerzas con otros actores políticos afines.
 
Consciente de la gravedad de la crisis nacional, identificamos siete medidas urgentes para enfrentar inmediatamente al asumir el gobierno:
 
· Eliminar gradualmente la subvención a los carburantes, indispensable para recuperar estabilidad económica.
 
· Sincerar el precio de divisas extranjeras (dólares) para estabilizar el mercado cambiario.
 
· Cerrar las empresas estatales deficitarias que generan pérdidas insostenibles.
 
· Reducir la burocracia estatal para racionalizar gastos y fortalecer la eficiencia.
 
· Lograr la independencia efectiva del Poder Judicial, garantizando neutralidad, eficiencia y transparencia.
 
· Sostener políticas sociales dirigidas a los sectores más vulnerables, combinando equidad con crecimiento económico.
 
·  Obtener financiamiento externo para enfrentar de inmediato las necesidades financieras del país.
 
Estas medidas deben implementarse rápidamente, idealmente en los primeros 100 días del nuevo gobierno, con decisiones claras desde el inicio de la gestión, pues no existe tiempo para improvisar ni dilatar soluciones.
 
Ante la necesidad de consolidar una alternativa política efectiva frente al MAS, se decidió respaldar la candidatura de Samuel Doria Medina junto con Vicente Cuéllar, quienes representan la capacidad real de llevar adelante estas transformaciones con solidez y pragmatismo.
 
Samuel Doria Medina destaca por su pragmatismo económico y político. Es un candidato con amplia experiencia en gestión económica, conocedor profundo del mercado, la administración pública y con conexiones nacionales e internacionales que pueden asegurar apoyo y estabilidad al país.
 
Además, Doria Medina comparte la visión de un Estado moderno, eficiente y descentralizado, respetuoso de la diversidad cultural y comprometido con los derechos sociales. Se identifica plenamente con la visión progresista, socialdemócrata y liberal-democrática que necesita Bolivia para superar las divisiones internas dejadas por el MAS.
 
Aunque cualquier campaña electoral obliga a los candidatos a embellecer su discurso, Samuel posee claridad y determinación para enfrentar con firmeza los problemas estructurales del país. Su compromiso con las propuestas mencionadas es sólido, especialmente por su intención explícita de implementar rápidamente medidas concretas en los primeros 100 días de gestión, algo fundamental dada la actual emergencia nacional.
 
Finalmente, se destaca que la candidatura de Samuel Doria Medina tiene la virtud de convocar a diversos sectores políticos y sociales bajo una visión común, inclusiva, moderna y democrática, alejada del autoritarismo y las visiones excluyentes del pasado.
 

19 de mayo de 2019

UNIDAD UNIDAD UNIDAD

Pasado el huracán Almagro, que al menos a mí me dejó patidifuso, por esa capacidad de borrar en un zipizape lo que anteayer dijo y defendió, para reemplazarlo con una aceptación tácita de la impostura del gobierno del MAS y de Morales Ayma, que han impuesto (ahora si que con todas) su re-re-reelección contra la Constitución y la mayoría de las y los bolivianos que votamos NO a la posibilidad de cambiar esa norma que la impide. Pasado el vendaval –digo–, se ha reforzado el clamor general que le pide UNIDAD a la oposición democrática, como único camino de terminar con la tiranía que gobierna Bolivia.

UNIDAD   UNIDAD   UNIDAD
¿Cómo lograrlo?


Permítaseme ensayar alguna receta, a modo de soliloquio y con la esperanza de ayudar en la reflexión y decisiones de quienes están concernidos en ello:

¿UNIDAD en torno a quién? A no dudarlo y dado que no hay tiempo ya para otra cosa, en torno a los candidatos con mejores opciones, que nos gusten o no, son Carlos Mesa y Gustavo Pedraza. ¡Pero si has sido tan crítico con ellos–me dirán– y es cierto, pero también he dejado claro que no nos queda otra.

¿Quiénes están dispuestos a unirse? En primer lugar habría que mencionar a los no-competidores, que sin perder mucho, ni en votos, ni en identidad política, podrían apoyarlo; me refiero a Tuto Quiroga y Samuel Doria Medina. El apoyo claro y firme de ambos mostraría que hay un camino de #UnidadPosible y cambiaría el escenario, insuflando esperanza y optimismo a una candidatura que a ojos vista y por sus propios errores se ha desinflado las últimas semanas.

Ambos personajes son sustanciales en estos momentos y estoy seguros que no habrán de quitarle "el poto a la jeringa" ante una necesidad semejante. El vuelo internacional que ha logrado Tuto Quiroga peleando contra el dictador Maduro en Venezuela, junto al prestigio recuperado por Samuel Doria Medina tras su renuncia y su llamado consistente a la UNIDAD en la política local, son factores que han de servir de combustible para "gatillar" una recta final de la campaña; la presencia de ambos puede recuperar varios puntos electorales de ventaja a favor de Carlos Mesa. Y ni qué decir de la experiencia acumulada, sobre todo en temas de control electoral, que requieren de un know how que Comunidad Ciudadana no tiene ni de lejos y que en los meses que quedan no va a lograr construir, a pesar de la gran voluntad de los bolivianos de a pie por intentar colaborar en ello.

¿Quiénes no están dispuestos? Oscar Ortiz y seguidores, es decir el núcleo cruceño que sostiene la fortaleza del MDS (los verdes, para los amigos), que pareciera que han decidido contentarse con un pequeño espacio de representación parlamentaria, a cambio de romper toda posibilidad de victoria electoral de la candidatura mejor posicionada.

El resto de candidatos (y lo digo con respeto, porque conozco de ellos y sé de sus méritos y valores), son, en este caso, irrelevantes, aunque como "lo gentil no quita lo valiente", bien haría Comunidad Ciudadana en considerarlos.

Si esto es verdad, la #UnidadPosible está en manos de Carlos Mesa y sus muchachos. A más de convocar la sensibilidad ciudadana de quienes somos conscientes de que no queda otra que apoyarlos y votar por ellos, mientras fideliza parte del descontento que votó por el MAS pero ahora busca otros derroteros, tiene que hacer Política (con mayúsculas) de altura, es decir, coger el teléfono y llamar a Oscar, Samuel y Tuto y proponerles una salida conjunta. Hasta ahora ellos han expresado su voluntad, pero al igual que a muchos, no les "han tirado bola" y tampoco se trata de que se pongan a rogar por apoyarlo; pero el dialogo entre ellos permanece abierto, o sea que no estoy pidiendo demasiado.

Digo Política de altura, porque estos señores, poderosos en sí mismos (dinero, poder, prestigio, que de tenerlos, los tienen), le van a preguntar: ¿A cambio de qué, Carlitos? Y ahí se pondrá a prueba la grandeza de Carlos Mesa, que tiene que ceder espacios y ofrecer cosas, que esa es la política desde siempre; sobre todo con Ortiz, que a estas alturas tendría que justificar un viraje con algo muy grande que pudiera conseguir en beneficio de los suyos. La UNIDAD alrededor de uno mismo es algo que se construye, no que cae desde el cielo a cambio de nada.

Si quienes dirigen Comunidad Ciudadana creen que ellos solos pueden enfrentar y vencer a Morales Ayma están equivocados y tienen que tomar conciencia de ello. Ya lograron posicionar la candidatura de Mesa como la única posible y lo hicieron con el discurso de que “toda alianza nos perjudica”, y estuvo bien porque fue efectivo. Ahora ya no sirve, ésta es otra etapa, donde lo preponderante debe ser “nosotros somos la UNIDAD (posible)” y eso es haciendo, dando, cediendo, negociando, atrayendo, atando, construyendo…

6 de septiembre de 2018

LOS DADOS ESTÁN ECHADOS


y hemos entrado en el juego. Nos guste o no el MAS con su mayoría parlamentaria ha diseñado un proyecto hecho a su medida y que tiene como objetivo un acto electoral en el que Morales Ayma sea el único candidato con opciones; pero no se lo vamos a dejar tan fácil.

El gran error que los masistas cometieron fue confiar en que ganarían el referéndum del 21F el año 2016, exceso de autoconfianza, que se llama; y lo siguen cometiendo porque el nuevo error radica en empadronar a la mala a más de un millón de personas, haciéndolas pasar por “militantes” y creer que significarán más de un millón de votos. Espejito, espejito, ¿cual es el partido más poderoso del mundo? Puro grito de pajpaku para impresionar al público.


Ante ese panorama solo hay un camino a seguir. Nosotros lo sabemos y ellos también lo saben; cuentan con la debilidad de que quienes tienen al frente no puedan superar el escollo de una difícil unidad con candidato único y tienen razón, no va a haber un solo candidato, pero si puede haber un candidato ganador. Al estilo boliviano, como sabemos hacerlo y lo hemos hecho varias veces, una coalición de partidos debe presentar un Frente Político que convenza a la población de que puede enfrentar al monstruo del etnonacionalismo autoritario, que lo puede derrotar en las elecciones y que podrá gobernar, a pesar del MAS, cuya cultura es premoderna y antidemocrática.

La nueva Ley de Partidos y Organizaciones Políticas cierra las puertas a las organizaciones regionales, a los representantes de los mentados pueblos indígenas, a los comités cívicos y a las plataformas ciudadanas. El escenario es exclusivamente de los partidos, que son los sobrevivientes de un sistema que los masistas no han podido destruir: la Democracia. Morales Ayma le ha puesto una camisa de fuerza a la sociedad boliviana y nos tiene maniatados, por eso el gobierno que viene ha de ser de transición, cuyo objetivo principal debe ser renovar las instituciones democráticas del Estado, hacer cumplir las leyes y soltar la camisa de fuerza que está llevando a Bolivia a una segura bancarrota, económica, tecnológica, moral y cultural.

Pasado ese momento, en condiciones de democracia, justicia y libertad plenas, los bolivianos podremos pensar en alternativas más sofisticadas, entre la derecha y la izquierda, entre el ecologismo y la depredación, entre el feminismo y el patriarcado, entre todo lo que se nos ocurra y concurra con las demandas de la población. Este no es el momento.

Cocinemos la receta:

Los partidos habilitados y dispuestos a dar esta batalla, juntos a los potenciales candidatos, deben decidir una coalición, un Frente Político; lo deben inscribir, organizar y asistir a la elección primaria de una candidatura a Presidente y Vicepresidente. Lo deben hacer sin complejos, a sabiendas que sus listas serán más pequeñas que las engordadas por el MAS. Un millón de votantes a un lado, obligados y acarreados, frente a cien mil al otro; no es problema, es cosa de cumplir la ley y explicarle a la gente el porqué de esas diferencias impuestas por el oficialismo.

Los candidatos posibles son los que hay, nos gusten o no: Carlos Mesa Gisbert, Victor Hugo Cárdenas y Samuel Doria Medina. De no querer el uno está el otro, y de no poder está el tercero; cualquiera de ellos puede jugar ese papel de buena manera, ventajas más, ventajas menos. ¿No nos gustan? Pues tampoco para mi son la panacea, pero es lo que hay y debemos apoyarlos ahora, que mañana puede ser tarde. Pragmatismo, que así se llama.

El o la Vicepresidente debe ser cruceño o cruceña y debe contar con el pleno apoyo de Rubén Costas y de los otros liderazgos del Oriente boliviano, por muy peleados que estén, y si lo están, pueden expresar sus apoyos por separado. Ninguno de los candidatos collas puede enfrentar a Morales Ayma sin el apoyo del electorado camba, al que le corresponde un espacio de privilegio a pesar de no tener una o un candidato con posibilidades de disputar la Presidencia, porque el liderazgo cruceño no ha logrado trepar aún la cordillera. Todo intento de encabezar una candidatura desde el llano está destinado al frracaso; es una pena, pero es lo que es.

A ese acuerdo se deben sumar todos los partidos, y los que no se sumen (que no van a faltar), que se frieguen, como ha pasado en nuestra historia de coaliciones victoriosas. Seguidamente las organizaciones de la sociedad civil, comités cívicos, gremios, sindicatos y plataformas ciudadanas debemos hacer lo mismo: subirnos a ese tren en marcha; unos tomarán la iniciativa y otros seguirán de largo libremente y se perderán en los recovecos de la historia.

Las Plataformas y Colectivos ciudadanos somos actores preponderantes del proceso. Tenemos una doble responsabilidad, subirnos al tren mencionado y jugar el rol de seguir organizando el ¡Bolivia dijo NO!, como hasta ahora. Debemos seguir fortaleciendo la consigna hasta el mismo día de las elecciones en octubre de 2019 y pasadas, de ser necesaria una segunda vuelta. ¿Es posible ganar? Las encuestas dicen que sí, todas las encuestas, incluidas las del MAS, que es lo que explica esta exagerada preocupación, tan parecida a la desesperación.

Hay que seguir con el ¡Bolivia dijo NO! hasta el último día y en todos los lugares, allí donde un masista asome la nariz, debemos estar las plataformas, como si nos pagaran por ello. No hay nada que le haya hecho tanto daño y que haya desgastado la figura de Morales Ayma como el ¡Bolivia dijo NO!, que en campaña puede desligarse ya del 21F, porque nos recuerda y alerta a las y los bolivianos sobre este intento delincuencial de querer perpetuarse para siempre en el poder, que en manos de los masistas por tantos años es hoy sinónimo de corrupción, prebenda, abuso, ineficiencia, retraso e ignorancia.

Otros seguiremos mostrando y amplificando las acciones mafiosas masistas, que documentación y pruebas sobre esto hay para largo. Sus vínculos con el narcotráfico, sus coimas en todas las obras emprendidas, el uso y abuso de la justicia para conseguir sus fines, y un pervertido etcétera para los gustos y colores más variados.

Solo falta el detalle de las listas de candidatos que acompañen al binomio democrático. El tema da para perder el sueño, pero debieran ser las y los más destacados ciudadanas y ciudadanos que den confianza a la población. No pongo nombres para no sesgar esta propuesta de acción inmediata, pero imaginemos una lista impecable de personalidades de diferentes profesiones y oficios, de todas las razas y culturas, paritaria en términos de las opciones sexuales y de género, de todas las religiones incluidos los ateos… en fin, de jóvenes y viejos, pero sobre todo jóvenes para incorporar las nuevas ideas y abrir la puerta a los liderazgos renovados. Se puede hacer, aunque la pelea será dura como es la política cuando se trata de alcanzar la representación y el poder; pero es que en este momento nadie puede "quitarle el poto a la jeringa, porque ha llegado el momento de los quehubos”.

¡O NOS UNIMOS, O NOS HUNDIMOS!
¡VIVA BOLIVIA, LIBRE Y DEMOCRÁTICA!

11 de julio de 2018

SOBRE CARLOS D. MESA G.

Primero mi solidaridad con él, porque será los próximos meses la victima con quien ensañarse, de este gobierno ebrio de poder y decidido a hacer lo que sea necesario para atornillarse a la Silla Presidencial por los siglos de los siglos, amén. Sin importarles el rol de Vocero de la Causa Marítima ni el impacto que causará sobre el cuerpo de jueces del Tribunal en La Haya, o en Chile o en la comunidad internacional donde Mesa tiene un prestigio incuestionable, la decisión de perseguirlo hasta el último rincón de la tierra has sido tomada, en la línea que anunciaron hace meses, de llegar a 2019 sin que quede una sola voz contraria a la repostulación de Morales Ayma y menos aún, alguien que le pueda ganar con el suficiente margen como para que ni la manipulación o el fraude sirvan para algo.

Segundo, una pregunta inevitable. Cuando el régimen lo pone contra las cuerdas, no quedándole otra que defenderse utilizando todos los medios que le otorga la desportillada institucionalidad democrática que pervive a pesar de todo, ¿estará Carlos D. Mesa dispuesto a dar un paso al frente y decidir liderar la consigna del 21F y asumir sus consecuencias? ¿Entiende Carlos Mesa que golpear ahora la mesa y sacudir la historia, con toda la fuerza de la rabia que produce una acusación injusta y tirada de los pelos, es ponerse en la mira de régimen para crecer con su palabra, como la espuma, y terminar irremediablemente de candidato ganador, exactamente como nos dice que no quiere ser?

Y tercero, sobre la mezquindad de la oposición, ya no de los líderes, sino de la gente, que de pronto hemos desatado viejas broncas guardadas en el baúl de los rencores, despotricando también contra él, como se nos ocurrió hacer con otros, como cuando Samuel Doria Medina salió a defenderse contra otra acusación tan absurda como esta, reavivando su terquedad de querer ser, lo que a estas alturas es en parte un mérito más que una desventaja, que también lo es. Si la ciudadanía no contiene sus ímpetus de negación de quien pudiera tomar una batuta y esgrimirla como una espada cargada de Libertad y Futuro, malos tiempos nos esperan.

No bastan las plataformas ciudadanas, no son suficientes los clamores de unidad, las marchas de juventud y fuerza que salen a las calles exigiendo el cumplimiento de la ley y el respeto al voto mayoritario del 21F. Si no nos callamos cuando se nos da por hablar mal de quienes han sobrevivido a doce años de destrucción y desconcierto, también mal podremos quejarnos de lo que hagan ellos, los que pueden mañana enfrentar efectivamente y en nuestro nombre a la tiranía. No importa que sean Carlos, o Samuel, o Ruben, o Jaime o Luis, o renovando, Soledad, Rodrigo, Christian, María, Juan, Perico o como se llamen. ¡Hay que apoyarlos a todos, para que crezcan! Después les pediremos rendir cuentas sobre lo que vayan a hacer con ese nuestro apoyo.

10 de marzo de 2017

LA INTERNACIONAL SOCIALISTA EN BOLIVIA

El MIR ingresó a la Internacional Socialista (IS), como partido observador, allá por el año 1977 y gracias al apoyo del venezolano Carlos Andrés Perez y de Willy Brandt, líder del SPD alemán y en ese entonces Presidente de la IS, como parte de un esfuerzo mundial de los partidos progresistas por romper con el eurocentrismo que marcó a la IS desde su nacimiento a principios del siglo XX. Es así que una vez abandonado el marxismo el año 1958, el abanico de participantes se amplió mucho, dando cabida a socialistas democráticos, socialdemócratas, laboristas y, en la década de los setenta, el ingreso de organizaciones del post-colonialismo africano de los años 60, los movimientos de liberación nacional del llamado "tercer mundo".

El MIR hizo carrera en la Internacional Socialista, pasó de partido observador a miembro pleno y su líder, Jaime Paz Zamora llegó a ser durante años Vicepresidente de la Internacional, y tuvo participación exitosa en varias gestiones internacionales, como en los casos de la OLP en solidaridad con Palestina, y con el pueblo saharaui, en la República Árabe Saharaui en el Sahara occidental, donde estuvo presente incluso bajo el fuego y las amenazas de la guerra.

Yo le le critiqué al MIR que recurriera a la solidaridad de la IS y la recibiera (porque la Internacional Socialista fue fundamental en la construcción de la Democracia en Bolivia gracias al MIR), pero nunca luciera con claridad sus principios frente a la sociedad boliviana. El MIR dentro del país era un aguerrido gallo, pero no el puño y la rosa de la Internacional. Vale el detalle de que fue la Juventud Mirista que publicó en su momento el primer documento que tenía en la contratapa una rosa socialdemócrata (aunque anaranjada y azul, y con el puño izquierdo), lo que me mereció una regañina a la que no le dí importancia alguna, porque yo soy un socialdemócrata.


Cuando el MIR dejó de existir, Bolivia se quedó sin representación en la IS, que no podía mantener entre sus miembros a un partido que no existía, perdiendo así un espacio de apoyo y solidaridad internacional. Fue en ese tiempo que fui a hablar sobre el tema con Juan del Granado y con Samuel Doria Medina, en el entendido de que sus organizaciones cumplían ambas los requisitos para postularse y recuperar para el país el espacio que se había perdido. A decir verdad Samuel agarró la idea mejor que Juan, y me permitió iniciar los trámites frente a la Secretaría General en Londres (el pasaje lo pagué yo, que tenía que ir a Madrid por otros motivos). El Partido Socialista Obrero Español y su Secretaría de Relaciones Internacionales jugaron un gran papel en ese tiempo y debo agradecer a compañeros tan importantes como amigos, por el apoyo que me brindaron en esas gestiones.

Luego nos distanciamos Samuel y yo, y no lo volví a buscar más, ni él a mi tampoco, pero no abandonó la gestión, y con el apoyo de los socialdemócratas brasileños Unidad Nacional concluyó el trámite. Los felicité por ello.

Lo que hay que esperar es que no se repita lo del MIR, es decir, que Unidad Nacional exprese en Bolivia el espíritu que anima a la IS, que sería un gran aporte a la cultura política nacional, cada vez más populista, escurridiza y acomodaticia; sería maravilloso que un partido boliviano plantara banderas y dijera con claridad quién es y qué quiere. En eso la membrecía en la IS puede ayudar mucho. Empezaría por aconsejar a los militantes y adherentes de Unidad Nacional que lean la ultima Declaración de Principios de la Internacional, aprobada el año 1989; van a ver que no tiene desperdicio.


15 de noviembre de 2016

LOS CUATRO PILARES

La oposición en Bolivia tiene cuatro pilares que la sustentan, pero ninguno de ellos sirve (por si solo) para construir una alternativa al etnonacionalismo autoritario que preside Morales Ayma y cuyo único objetivo es perpetuarse en el poder, a como de lugar.

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Están los restauradores, que sueñan con volver a la República como ellos la conocieron (olvidando que hay varios tipos de repúblicas) y en la que seguramente gozaban de algunos privilegios hoy perdidos; este grupo es el más disperso de todos porque no tiene un liderazgo visible que los represente, pero están fundamentalmente incrustados en el Movimiento Demócrata y Social que lidera el Gobernador de Santa Cruz, Rubén Costas. Rubén no puede subir la cordillera y crecer en Los Andes, no porque sea camba, sino porque en occidente no hay resquicio ni posibilidad alguna para un discurso restaurador.

Doria Medina se esfuerza por ocupar el lugar del "supuesto saber" como le llaman los psicoanalistas al lugar que ocupa el analista; un sitio para alguien en quien confían los demás porque creen que puede intervenir y solucionar los problemas, porque su legitimidad se basa en que dice saber todas las respuestas. Doria Medina y su entorno están convencidos que cuando se agudice la crisis económica los bolivianos vamos a buscar a quien pueda ayudarnos y lo encontraremos a él, guardando las recetas, las fórmulas econométricas y listo para salvarnos.

Hay otra tendencia que es la polarizadora, que plantea que cansados de tanta mentira, corrupción, ineficiencia, desigualdad social, injusticia, abusos, etc., al profundizarse el rechazo al actual gobierno y su deseo de perpetuarse al infinito, los bolivianos vamos a buscar en las antípodas del régimen algo totalmente distinto, que si pastor de cabras el uno, licenciado de Harward el otro. De allí proviene el duro discurso de Tuto Quiroga, quien confía que en esa búsqueda, nadie mejor que él para habitar y trascender desde las antípodas.

Luis Revilla es el mejor posicionado de los renovadores. Ellos consideran que este taponamiento político tiene que acabar algún día. El año 2005 los candidatos eran Doria Medina y Morales Ayma, el 2010 los candidatos eran Morales Ayma y Doria Medina, el 2014 (adivinen ustedes) los mismos dos y algún tercero menos importante. Morales Ayma y Doria Medina se han convertido en los tapones que impiden la renovación, tanto en el oficialismo como entre la oposición, y ambos tienen (desgraciadamente) las condiciones materiales para seguir taponeando el futuro. Los renovadores consideran que esto debe terminar ahora y que el 2019 nos puede brindar la dicha de ver otros rostros y nuevas propuestas.

El problema de estos cuatro proyectos (que en otras circunstancias podrían ser a cada cual mejores) es que son incapaces de generar una propuesta y un relato alternativos, porque están anclados y viven todos los días del puro enfrentamiento contra el gobierno masista. Ninguno de ellos está dispuesta a reconocer rasgos positivos en el gobierno que encabeza Morales, toda su existencia está condicionada y depende de pelear contra Morales Ayma, sin resquicios para pensar, al margen del cocalero déspota y tiránico, en el futuro del país. Todos hacen política para bajar a Evo del trono, para apurar su derrota definitiva, y eso no es una alternativa.

Aclaro que es el régimen masista el principal culpable, porque desde el primer día ha roto todo dialogo y ha envuelto al país en su visión predemocrática, falta de dialogo, incapaz de mirar de frente a los ojos de los otros y hablar de igual a igual. Eso ha generado un ambiente denso, ha impuesto una forma adversa al relacionamiento político, que nos ha retrocedido como país al siglo XIX, sin opciones.

Quien logre romper el sino opositor podrá alzarse con el liderazgo del futuro, pero nadie sabe cómo. A mi se me están ocurrido algunas ideas...

13 de enero de 2016

LOS INDECISOS LO DECIDIRÁN

Estoy de acuerdo con los resultados MORI de la encuesta difundida por El Deber y otros medios de comunicación, aunque sea tramposa, al haber camuflado parte del potencial del NO en la categoría "Mi Voto es secreto", que ha distorsionado absolutamente los resultados.

Hace veinte días se informó a la opinión pública el resultado de otras encuestas que no fueron públicas, coincidentes con esta última, donde también quedaba claro que un 20% de los votantes definirán el resultado, porque un 80% ya decidió su voto. Es más, dijimos en ese entonces que esa decisión era "dura", porque la posibilidad de migración de un NO a un SI, o viceversa, es casi imposible. En esas encuestas el SI ganaba al NO con un margen relativo del 5%, que ha quedado ahora camuflado por el "mi voto es secreto", que es una patraña.

También dijimos que la característica más importante es que el 40% de votos que anteriormente decidieron por otras candidaturas que no eran Evo Morales, estábamos todos con el NO y que no se nos escapó nadie, mientras que de los que votaron por Evo ya habían migrado al NO por lo menos un 7%, y esto es relevante, porque permite medir las razones porque esos ciudadanos tomaron esa decisión.

La otra característica es que del 20% de indecisos, todos han votado antes por Evo Morales, y este es el dato fundamental. La gente que duda entre votar SI o NO, puede estar enojada, decepcionada, confundida o lo que se quiera, pero son personas que votaron y eligieron a Evo. Por lo tanto, no se ven afectadas por los estériles insultos que expresa la oposición al gritar que hay que votar NO para que Evo se vaya; los indecisos no quieren que Evo se vaya (a ver si se entiende esto, que es crucial para los próximos días), ESTÁN INDECISOS POR OTRAS RAZONES.

Los indecisos están indecisos por tres motivos, a saber, por la enorme corrupción, por la actitud despótica y egoísta de los dirigentes masistas incluido el Presidente, y porque intuyen que el bienestar económico no es más que un espejismo que pone a Bolivia en el mismo camino que Argentina o Venezuela.

A la inversa, los convence por el SI, la estabilidad que promueve el gobierno, diciendo que es igual a desarrollo e inversiones; y a la repetida pregunta, ¿después de Evo quién?, que tiene un enorme efecto sobre este grupo de votantes indecisos.

O sea que el referéndum se inclinará al NO, de acuerdo a que los indecisos crean más que el perpetuarse en el poder acrecentará la corrupción, volverá más déspotas a los gobernantes y llevará a que explote la burbuja y la economía entre en crisis. O al revés, si los masistas los convencen de que más allá de la corrupción y el abuso, lo que vale es la estabilidad para garantizar el futuro.

Si las campañas del NO, que por múltiples, inasibles, diversas, sin centralidad, ni jefaturas, se mantienen así, ciudadanas como son, y si Sanchez Berzain, Samuel Doria Medina, Tuto Quiroga y Manfred Reyes Villa, se callan la boca por treinta días, hay todas las condiciones de ganar.

Sigamos trabajando.

5 de julio de 2014

RECORDS EN LA RED

El Blog de Carlos y el Feis de Samuel


Habrá que recordar estos días de campaña para saber cuán importante es la Red (con mayúscula) para la información que se transmite desde la Política (también con mayúscula) hacia los ciudadanos y las ciudadanas. Valga decir que hasta ahora, seguidores más y seguidores menos, todos los políticos importantes en Bolivia tienen un lugar en la Red; sobresales las redes sociales, donde no falta nadie, salvo Evo, el inefable.

Destaca y desde lejos Samuel Doria Medina, porque ha logrado batir un récord de visitantes (que no es lo mismo que visitas, un visitante puede haber visitado una misma página cientos de veces). Su página en Feisbuc (Facebook en inglés) ha superado los 100.000 “me gusta”, convirtiéndolo en el político y candidato boliviano que intenta comunicarse con sus electores sin intermediaciones, que es la característica esencial en la web.


Al mirar el Feis de Samuel uno puede apreciar que hay detrás de la pantalla o el smartphone un trabajo profesional, realizado desde alguna empresa especializada, lo que le da una gran ventaja estética, es una página excepcionalmente bien presentada, aunque eso provoca también algunas desventajas. La primera es la moderación (del moderador); solo se ven los comentarios “buenos”, los que alientan y hablan positivamente del candidato, dejando pasar a veces alguna crítica tenue, para equilibrar. El otro problema es lo muy bien trabajado de la página, que le quita espontaneidad, porque está claro que Samuel no tiene tiempo para diseñar y desarrollar algo tan agraciado.

El objetivo de un candidato en las redes distribuidas es conseguir que su sitio se convierta en un lugar de "swarming", que concentre alrededor suyo el debate ciudadano, que aprovecha su posicionamiento en la red, para convertirlo en lugar de encuentro, discusión y decisiones. Así se han construido la más de las veces las ciberturbas que han conmovido al mundo y que tanto bien le hacen a las democracias contemporaneas, mostrando que hay diferentes caminos para renovar y democratizar la política, siempre tendente a la oligarquización partidaria.

Carlos Mesa en su blog (que no debiera ser punto com, sino punto net) ha logrado 450.000 visitas (que no es lo mismo que visitantes), lo que lo convierte en el blog más importante de entre los que hacen opinión, con una influencia innegable sobre la Opinión Pública. Carlos fue siempre un comunicador de vanguardia, desde la televisión con su programa “De Cerca” que mirábamos todos los que nos apreciábamos de saber y estar al día en algo, hasta este su blog, cuando el debate público trasciende de la televisión a las redes de manera inevitable.


En Tuiter (Twitter en inglés) ambos personajes encabezan la lista de los más seguidos en Bolivia, lo interesante es que ambos gozan en ese espacio de la espontaneidad que tienen los que trinan de verdad. Si alguien quiere comunicarse con Samuel o con Carlos, solo tiene que “trinar” (poner un tuit dirigido a ellos, @SDoriaMedina o @carlosdmesag) porque tengo comprobado que ambos leen los tuits y los consideran; más les vale (y este es un consejo para todos) porque como los tuits no pueden borrarse desde el lado del receptor, es bueno pensar en ellos y responderlos o aclararlos a tiempo. En Tuiter, ambos personajes son una delicia, para diferentes gustos, es verdad, pero son hasta el momento, lo mejor que tenemos.


Lo digo porque en el “mundo de la abundancia”, que es el mundo de la Red, donde hay todo lo que uno quiere al alcance de la mano y basta buscarlo en Google para encontrarlo a raudales, el que algunas personas nos hayamos detenido cuatrocientas cincuenta mil veces para leer a Carlos, o que cien mil personas diferentes hayamos marcado como a un preferido el Feis de Samuel, es un éxito de comunicación indudable. Será central en la campaña política que se avecina, sobre todo en el caso de Samuel Doria Medina que es un candidato con posibilidades.

19 de junio de 2014

¡LA UNIDAD POSIBLE!: ¿Y ahora qué?

Lo que veníamos predicando y necesitando sucedió. Samuel Doria Medina logró un acuerdo sustancial con Rubén Costas Aguilera, convirtiendo en realidad la consigna (parafraseando a Gandhi con lo del camino a la paz en India) que le soplara al oído mi amigo Walter Reyesvilla Méndez, el conocido Puka, hace como dos años atrás: “No hay camino a la unidad, la Unidad es el camino”. Luego matizamos y empezamos de arriba para abajo con lo de “la Unidad posible”, porque era impensable meter en una sola bolsa a todos los gatos, por muy democráticos que parecieran; dije: dos de tres hacen la Unidad. Y así nomás había sido.

Es necesario recalcar la renuncia de Rubén Costas (yo insistí que el mejor camino era el paso al costado y la emergencia de nuevos candidatos; Rubén estuvo a la altura), quien consciente de su imposibilidad de sumar el voto de occidente, supo dar paso a un costado para evitar la dispersión. Ernesto Suarez Zattori es un camba que por diversas razones se presenta como uno de los pocos líderes de oriente con capacidad de traspasar la cordillera y subir a Los Andes; desde luego que ha sido una buena decisión. Destacar la perseverancia de Samuel Doria Medina detrás de su consigna “dejemos que la gente elija”; no fue de la manera óptima, pero las encuestas mostraron que él es el dirigente opositor con mayor apoyo, su elección fue justa en ese sentido.

Porque como en ninguna otra elección anterior, de las que ganó Morales, hay un 25% de los y las bolivianos(as) dispuestos a concentrar su voto en un polo opositor. Es decir, con solo lograr que se consolide en el imaginario colectivo que ésta vez un contendor puede aspirar a arrebatarle el triunfo al oficialismo, así sea para una segunda vuelta, existirá ese importante porcentaje de apoyo de partida, es intención de voto duro y sobre eso se puede hacer mucho más.

Recordemos que una segunda vuelta se produce en dos ocasiones, si el ganador no alcanza el 50% y teniendo más del 40% no logra distanciarse del segundo en más de un 10% de los votos; o si el ganador no supera la barrera del 40% de la votación.

Hace dos años que Evo Morales mantiene una intención de voto del 40%, más-menos uno o dos, a pesar de que ha hecho todo lo que podía hacer, presentándole al país cosas tan espectaculares como inútiles, por ejemplo traer las motos del Dakar por 19 horas a territorio nacional, o colgar en el espacio sideral un satélite que nadie sabe bien para qué sirve, o lo de la G17-China+Evo, que fue un carísimo carnaval que pasó por Santa Cruz dilapidando dinero; y no se mueve, sigue zapateando y levantando polvo en el mismo lugar, un 40% más menos uno. Sus posibilidades de crecer están directa y proporcionalmente vinculadas a que la ciudadanía considere que alguien puede derrotarlo.

Este momento de intersubjetividad sustentable puede alcanzarse las próximas semanas gracias a la Unidad Posible, la fuerza electoral de un arco de unidad que va entre el liberalismo y la derecha democrática, hasta el progresismo de centro y el socialismo democrático.

Quedan dos cosas por hacerse en el corto plazo. A saber:

La Convergencia de Unidad Democrática (que así le han llamado, con buen criterio) debe alcanzar una Masa Crítica de apoyo, sumando adhesiones de unos y otros a gran escala, de la manera tradicional, añadiendo expresiones grupales e individuales desde los medios de comunicación y en las calles, junto a la expresión de apoyo desde las redes sociales, que orienten un clima de imparable desarrollo. Si eso sucede se logra una "bola de nieve" que crece por si sola.

Y la lista de candidatos que acompañen la dupla Samuel – Ernesto. No olvidemos que un punto de inflexión para la caída de popularidad de Tuto Quiroga o Manfred Reyes Villa, que en elecciones pasadas quisieron ser los contendores que polarizaran el voto, se produjo con las listas de candidatos a diputados y senadores; el impacto “más de lo mismo” fue devastador en el pasado. Puede volver a suceder, la importancia de elegir el corro de los y las acompañantes será crítica la próxima semana. Como nunca los portadores del mensaje serán el mensaje, o sea que ahora la coalición de Convergencia de Unidad Democrática debe tomar en cuenta este consejo, la idoneidad de los candidatos en las listas deberá ser probada, la consecuencia y honestidad de los candidatos pesará tanto o más que la unidad alcanzada.

¡A tener cuidado!