Jaime Paz Zamora decidió avalar que un grupo de amigos suyos, militantes del que fuera el Movimiento de la Izquierda Revolucionaria (MIR), se auto-convoquen en nombre del viejo partido, con listas cerradas, para encontrarse este sábado (12.04.2014) en la ciudad de Cochabamba y discutir qué hacer. No me han invitado y por ello no iré, pero tengo un par de cosas por decir al respecto.
Primero: Es una reunión que llega tarde. Diez años tarde, porque debió hacerse pasado el fatídico 2003, cuando todo se cayó y vino luego la pérdida de la personería jurídica que nos mandó al ostracismo y que dejó a cada quién, como “gallina sin guato” a expensas de su propio destino, haciendo y deshaciendo por nosotros mismos lo que bien se podía, durante una década.
El esfuerzo realizado por recuperar la personería perdida es digno de elogio, pero se hizo también años después de lo que correspondía. Un falso concepto patrimonial subyace al problema; se pensó que no importaba el tiempo y que cuando el Jefe "tocara el pito" todos estaríamos detrás, dispuestos a cumplir designios. El MIR queda como un sentimiento enraizado en los corazones de miles de militantes aguerridos, pero se esperó demasiado, dejando que la fuerza acumulada se perdiera entre la bruma de la nostalgia, que nos acompaña a todos.
Segundo: No sé si es momento para ajustar responsabilidades, o tendrá que dirimirlas la historia. Me queda claro que hay cargas pendientes, por ejemplo, por qué no se permitió (y se saboteó) la candidatura de Hormando Vaca Díez el año 2005, decidida por unanimidad en el Encuentro Nacional de ese año en La Paz, lo que obligó al MIR a no presentar candidatura presidencial en esas elecciones; o por qué no se pagaron las multas devengadas de semejante fracaso y se dejó que la personería del partido se fuera al garete y dejara de existir.
Tercero: Un encuentro de militantes no puede hacerse solo entre las listas de amigos que se han elaborado después de diez años de vacaciones. Solo faltaría que quienes se reúnan, a la vieja usanza, decidan auto-nombrarse una Dirección Nacional “transitoria”. Una reunión de estas características debiera convocarse abierta, sin restricciones y sin tapujos. Si no, será solo un encuentro entre viejos amigos, carentes de fuerza y compromiso con la nación, porque si hay un mirista en cada rincón, todos debieran tener el derecho a la palabra.
Cuarto: ¿Cuáles son las líneas de trabajo y qué se va a discutir?
Como la recuperación de la personería jurídica y la sigla es algo imposible de lograr, hay quienes dicen que se debiera encontrar cobijo en otras siglas vigentes. ¿Para qué? ¿Para intentar relanzar una candidatura en las elecciones del 2014? Parafraseando: “Ya estamos demasiado viejos para hacer el ridículo”; un 5% que podría lograrse con esfuerzo sería un triste final para semejante organización que pretendió ser histórica. La única salida en conjunto, con Jaime Paz a la cabeza debiera ser sumar las filas de la Unidad Posible, sea cual sea el candidato de un encuentro entre dos miristas, Juan del Granado y Samuel Doria Medina y, desde otra vertiente democrática, el Gobernador cruceño Rubén Costas. Toda otra decisión sería meter ruido y perjudicar la difícil alternativa de unidad democrática que apenas se está construyendo y que nadie sabe si se logrará hacer.
Otra opción sería que otra vez el MIR emerja sin candidatura. Replegadose en lo regional y fortaleciendose desde ahora para participar en las elecciones del 2015. Como gustó siempre a Jaime Paz, ir desde las regiones a la nación, lo que permitiría medir los liderazgos regionales y fortalecerlos en cada departamento, para reencontrarse con una agrupación renovada. Esa es una salida digna, pero deja de lado, por razones de edad, a los viejos dirigentes que son quienes convocan esta reunión. La ventaja sería el dejar hacer a cada quien lo que considere fructífero durante las elecciones del 2014, reavivando presencia y liderazgo, allá donde sea factible y útil a la democracia y al bien común.
Finalmente está el entrismo al MAS. No van a faltar propuestas de entrar y participar del Proceso de Cambio. Imagino los argumentos, que no son baladí: siempre planteamos y quisimos lo mismo, venimos de cuna socialista y fueron nuestros ideales, si hubiéramos tenido la oportunidad hubiéramos decidido políticas parecidas, pero no se pudo. Mitad verdad y mutad mentira, si hay algo que ha marcado al MIR y su generación, ha sido el compromiso con la institucionalidad democrática; no se puede entender la cultura democrática y electoral del pueblo boliviano sin el MIR de hace tres décadas atrás. Ese es un patrimonio contradictorio con cualquier tesis de entrismo a las filas populsitas del autoritarismo etnonacionalista y centralista del MAS.
Todo intento de argumentar que la presencia de los miristas dentro del “Proceso de Cambio” podría ayudar a reconducir y democratizar este proceso es una careta para recuperar una pega y hacer algún negocio. Sería una vergüenza. Finalmente la mitad de lo que fue el MIR está ya en las filas del MAS; basta mirar las actuales autoridades y ver a los muchos compañeros de antaño; si ese es el camino, dejemos que cada cual decida hacerlo, nadie sujeta a nadie y si alguien cree que colaborando con el MAS puede ser de gran ayuda, que vaya y jure, a estas alturas no sería una sorpresa para nadie.
Que bueno no ser el único que piensa que la reciente reunión de amigos de JPZ en Cochabamba esta a destiempo. JPZ procedio con deslealtad aniquilando un proyecto construido por muchos militantes que dejaron su juventud y hasta algunos la vida. Algunos obrero-militantes perdimos la confianza en JPZ y sus amigos y debería tener la decencia de pedir disculpas publicas a la militancia y la población común que en algún momento de la historia de nuestro país deposito su confianza en JPZ.
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