Llegan como con diez años de retraso a querer encontrar gas, cuando las
reservas de aquel que sembramos otros, se están agotando, y después de haber despilfarrado
montos colosales de dinero en acciones y
proyectos que no ayudaron al desarrollo.
Ahora quieren gas. ¡Nuevo gas! Y para ello no importarán las áreas protegidas, las
reservas ecológicas, no importarán las leyes, los acuerdos internacionales; no importará nada. Quieren ver el país agujereado como un
queso de gruyere, violando su mentada Madre Tierra por todos los costados, con
desesperación. Parecen perros desbocados.
Pero no van a poder, por dos razones. La primera es que llegan tarde; en el supuesto caso de encontrar los esperados hidrocarburos, su extracción y puesta en el mercado tardaría al menos seis a siete años. Hasta ese entonces Argentina estará produciendo en Vaca Muerta y Brasil comprando comprimido de ultramar, si no tiene ya el suyo preparado. Dentro de siete años el MAS estará fuera del poder y sus dirigentes, posiblemente como Lula, encerrados en alguna triste mazmorra y camino del olvido.
Y lo que es peor. No van a poder, porque así expongan al país como a puta por rastrojo en las viles avenidas financieras del planeta, nadie va a
venir a la Bolivia plurinacional de Morales Ayma, porque no es un país y menos
un Estado confiables. Pueden aprobar las leyes que quieran, pueden subastar a
precio de gallina muerta lo que suponen que hay en el subsuelo boliviano, pueden
ofrecer las ventajas más ventajosas, peor que Goni, peor que cualesquiera otros.
Ha quedado patente ante los ojos del mundo que Morales Ayma dice y promete lo que
considera que los que escuchan quieren oír, y después hace lo que a él le da la
gana. Como con el 21F, que si pierdo me voy, y ahora que he perdido me quedo
porque el país me necesita...
No van a venir, y no me alegro por ello, tengo una enorme tristeza por
mis hijos y los hijos de mis hijos. Lo dijeron los expertos, hace diez años que
lo dijeron. Lo repetimos como loros quienes creemos en el valor del conocimiento
y escuchábamos con respeto a los que realmente saben.
Los masistas sordos del alma con su país, tenían los oídos taponados frente a lo
que ellos consideraban la derecha vendepatria. Y ahora estamos aquí, sin gas y sin inversionistas. Alguien
tendrá que pagar semejante incompetencia, y un político renovador con vocación de
poder y de servicio tiene que hacer lo necesario y posible en
democracia, para que no sea el pueblo quien abone la factura.
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