ALTERNATIVAS

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26 de marzo de 2025

Bolivia:
el potencial desperdiciado
y la esperanza de un nuevo rumbo



Bolivia nunca fue un país próspero, pero sí tuvo momentos clave en los que pudo haber dado un salto definitivo hacia el desarrollo. Esos momentos son ventanas históricas en las que, con las decisiones correctas, se podrían haber superado los ciclos interminables de bonanza y crisis que caracterizan la economía boliviana.

La Revolución Nacional de 1952, por ejemplo, marcó un antes y un después al sentar las bases institucionales del Estado boliviano moderno. Esta corriente de la época produjo reformas profundas destinadas a romper con las estructuras coloniales, generando una identidad nacional sólida y redistribuyendo tierras y poder hacia las mayorías populares. Sin embargo, pese a estos logros, no logró transformar definitivamente la economía del país.

Otro punto clave en la historia boliviana ocurrió en 1982, cuando se consolidó finalmente la democracia, poniendo fin a décadas de dictaduras militares. La democracia no solo significó la apertura política, sino también generó las condiciones para una distribución más justa e igualitaria de la riqueza. Desde entonces, el país logró cierto equilibrio político y estabilidad económica que permitieron un desarrollo productivo importante, basado principalmente en recursos estratégicos como la minería, el gas y la agricultura. Bolivia, por primera vez en mucho tiempo, parecía tener la institucionalidad y las condiciones necesarias para encarar el futuro con optimismo.

Fue precisamente en esas condiciones que Evo Morales y el Movimiento al Socialismo (MAS) asumieron el poder en 2006. Morales recibió un país institucionalmente democrático, económicamente activo y con importantes ingresos por la exportación de hidrocarburos y minerales, además de potencial agrícola y agroindustrial significativo. Sin embargo, en los años siguientes, Morales y el MAS cometieron graves errores: dilapidaron los ingresos, agotaron las reservas internacionales acumuladas en años anteriores y aumentaron el endeudamiento público hasta límites insostenibles.

Bajo el MAS, la economía boliviana pasó del auge a la caída en pocos años. El crecimiento se sostuvo artificialmente en un modelo de gasto público creciente, subsidios insostenibles y una burocracia estatal cada vez más grande y corrupta. La deuda pública alcanzó niveles alarmantes, agotando la capacidad del Estado de enfrentar una crisis económica como la que actualmente vive el país. Hoy, Bolivia se encuentra al borde del colapso financiero, con graves problemas en sus reservas internacionales, escasez de divisas y dificultades para garantizar servicios básicos y seguridad alimentaria a su población. Esta situación no puede interpretarse sino como responsabilidad directa del MAS y su gestión económica.

En el contexto actual, el gobierno de Luis Arce, también del MAS, no parece tener ni la voluntad ni la capacidad para cambiar el rumbo. Proyectos alternativos, como el de CAMBIO25 (http://bit.ly/CAMBIO25), surgidos desde la sociedad civil boliviana, subrayan con claridad que la solución a la crisis no será económica o técnica, sino fundamentalmente política. Es indispensable romper el ciclo del "péndulo catastrófico" entre privatizaciones y nacionalizaciones, construyendo una alianza productiva sólida entre Estado, mercado y sociedad civil, promoviendo la diversificación económica y fortaleciendo una educación orientada hacia el conocimiento y la innovación tecnológica.

En definitiva, Bolivia tiene la urgente tarea de reconstruir su institucionalidad democrática, reactivar su economía y apostar por un desarrollo sostenible, inclusivo y justo. La solución pasa inevitablemente por un cambio político profundo, que permita renovar el liderazgo nacional y articular un nuevo Bloque Social de Poder capaz de integrar a largo plazo las sensibilidades ideológicas y culturales, dejando atrás las polarizaciones del pasado.

Necesitamos un país capaz de rescatar los aciertos históricos y corregir los errores cometidos, impulsando una democracia sólida, pluralista y equitativa. Ese desafío político no puede esperar más tiempo. El futuro económico de Bolivia, y la calidad de vida de sus ciudadanos, dependen urgentemente de ello.

La política, lejos de ser una tarea reservada para unos pocos, constituye el único espacio público e incluyente donde todos podemos encontrarnos para pensar y trabajar juntos por el bien común; es allí donde nuestras diversas voces, preocupaciones y sueños adquieren fuerza colectiva. Por ello, asumir la responsabilidad personal de participar activamente, de involucrarnos —o "mojarnos", como se dice coloquialmente— es fundamental, porque no basta con observar desde la distancia cómo otros deciden el futuro; es necesario que cada ciudadano y ciudadana se comprometa y aporte, desde sus ideas y acciones, al fortalecimiento y a la construcción de una sociedad próspera, justa y solidaria.

2 de septiembre de 2022

EN HONOR A SANTA CRUZ

Este mes de septiembre, que es el mes de Santa Cruz, no quiero dejar pasar algunas cosas que considero importantes. En su honor:

1. Santa Cruz es el crisol de la nueva Bolivia, de eso no hay dudas, allí se está fraguando nuestra definitiva identidad: lo boliviano mestizo, urbano, democrático y representativo de las clases medias.

El dinamismo económico cruceño es imparable y lleva a que en sus ciudades nos encontremos y entremezclemos las y los bolivianos de todas las razas, culturas, creencias y condiciones. Santa Cruz es la nueva fragua.

Esa dinámica de vanguardia es también producto de décadas de transferencia de recursos y subvenciones desde las alturas hacia el llano, desde que el Plan Bohan lo diagnosticó en los años 40 del siglo XX y desde que la Revolución Nacional decidió por la apertura del Camino al Oriente en los años 50. Ese flujo de recursos no ha parado hasta ahora, y de ello deben ser conscientes las y los cruceños.

Esa afirmación no desmerece la pujanza, la altura de miras, la capacidad de trabajo, ni la institucionalidad privada, cooperativa y regional cruceñas, que son, desde luego, un ejemplo de cómo se pueden hacer mejor las cosas. Y ese es un producto de creación local.

2. Ese ser la vanguardia económica se va a expresar, si o si, en ser vanguardia política y cultural; eso es inevitable. El tema es saber cuándo, cómo, y en qué dirección.

Lo del "cuando", depende sustancialmente de la capacidad de las élites cruceñas de asumir esa responsabilidad; mostrarse ante las y los demás bolivianos como sujetos portadores de un proyecto que nos convoque, nos implique y nos convenga a todos y todas, para construir nuevos consensos sobre un destino común, que redefina, también, nuestro rol entre las naciones de la región y en el mundo.

Entre paréntesis: (Sólo así se puede pensar en articular una nueva mayoría electoral, que reemplace en el poder, al etnonacionalismo autoritario, populista, conservador y antidemocrático, que hace 16 años somete al país a sus designios).

Insisto que la actual dirigencia regional cruceña no está a la altura de ese desafío. Y que las y los cruceños deben renovarla. Santa Cruz de hoy no es la de ayer, y sus élites deben ser las de hoy y no las del ayer.

El otro asunto, el de "en qué dirección" es más complicado. Porque no depende de las y los cruceños solamente, sino que, reconociendo el rol protagónico y definitivo de la vanguardia cruceña para toda Bolivia, es de interés de cada boliviano y boliviana, sin importar dónde hayamos nacido, ni dónde residamos. Si esto significa el futuro para cada quien, para nuestros hijos y los hijos de nuestros hijos, es que estamos todos y todas convocados a opinar, a participar y a decidir sobre ese camino.

3. La dirigencia cruceña tienen que comprender (es parte de su desafío actual; eso es ser vanguardia) que su destino está ligado a la opinión y la decisión del conjunto diverso y variopinto de quienes vivimos en este nuestro difícil y querido país, y que ser conductores de la nación implica tomar en cuenta tanto a quienes habitan el departamento más rico y más próspero en Bolivia, como a quienes viven en los confines más lejanos, en las alturas del Collao. Santa Cruz tiene que escalar los Andes.

A eso yo le llamo "salir del primer anillo", que es la condición sine qua non, para liderar el futuro y dirigir a todo el país, desde la Plaza 24 de Septiembre.

4. Hay condiciones para que esto suceda. No es fácil escalar el Illimani. Y la principal es asumir un compromiso de vanguardia; no se puede ser vanguardia caminando para atrás.

El futuro, aquí o en cualquier país, al menos entre los que nos rodean, será progresista (se puede ser progresista, de derecha o de izquierda, lo mismo que conservador), ecologista, feminista, laico, igualitario en derechos, y equitativo económicamente... o no será. Es posible pensar que podría no haber futuro y que podemos quedarnos estancados en el lodazal obscuro del presente.

Porque solo en una sociedad con un compromiso como el descrito, cabemos todos y todas por igual y en igualdad de condiciones, toda otra opción es dicriminatoria y la discriminación, desde un lado o desde el otro, nos puede poner, como quieren que suceda los que reproducen su poder gracias a la polarización y el enfrentamiento, al borde de la guerra.

Y solo en una sociedad que cumpla esas condiciones, podremos pensar en detener la destrucción del medio ambiente (léase las condiciones para la reproducción de la totalidad social, rica, diversa y compleja), que es el otro gran asunto contemporáneo en el que las naciones y los pueblos deben pensar, si quieren sustentarse en el tiempo.

Solo así podremos enfrentar el desafío de empoderar nuestra sociedad. Empoderar quiere decir educar, elevar el nivel de conocimientos necesarios para encarar los tiempos donde la industria, la producción y el trabajo, dependen de compartir saberes, no solo entre nosotros, sino con nuestro entorno y con el mundo. La riqueza está en la producción, y en esta era global de la humanidad, la producción depende del conocimiento, no hay otro camino. Todo lo demás son cuentos.

Esto permite explicar y entender que no hay desarrollo posible sin sostenibilidad democrática, sin una sociedad mínimamente ilustrada. Esa tiene que ser La Responsabilidad (con mayúsculas) de las vanguardias políticas de este tiempo. Y ese camino no se puede trazar y menos caminar, con élites conservadoras, ni aquí, ni en Groenlandia, por decir algún lugar.

Si hay algo por lo que debemos juzgar al MAS, no es por querer folclorizarnos con wiphalas, que eso (dejando sus secuelas) va a pasar; debemos condenarlo por habernos aislado de los saberes del mundo, y habernos retrotraído en el retraso educativo y la ignorancia. Dos generaciones nos va a costar salir de eso.

Más que nunca en este tiempo, el destino no es un asunto de voluntades. No es un asunto de derechas o de izquierdas, porque solo en el centro de la política hay espacio para todos y para todas. El centro de la política es el espacio de realización de las sociedades de avanzada, que son sociedades mestizas, interculturales, urbanas, ilustradas y democráticas; son las sociedades del mundo de hoy, en Alemania, el Japón, en Colombia o en Bolivia. Solo falta reconocernos como tales y es la sociedad cruceña y Santa Cruz quienes está llamada a hacerlo, porque goza de las condiciones y posibilidades para hacerlo.

Es una condición de supervivencia. Y desde Santa Cruz tienen la palabra.


Para navegar más sobre estos temas, invito a leer https://bit.ly/CicloBolivia

7 de febrero de 2022

8 de abril de 2018

TARDE PIÓ EL POLLITO


Llegan como con diez años de retraso a querer encontrar gas, cuando las reservas de aquel que sembramos otros, se están agotando, y después de haber despilfarrado montos colosales de dinero en acciones y proyectos que no ayudaron al desarrollo.

Ahora quieren gas. ¡Nuevo gas! Y para ello no importarán las áreas protegidas, las reservas ecológicas, no importarán las leyes, los acuerdos internacionales; no importará nada. Quieren ver el país agujereado como un queso de gruyere, violando su mentada Madre Tierra por todos los costados, con desesperación. Parecen perros desbocados.


Pero no van a poder, por dos razones. La primera es que llegan tarde; en el supuesto caso de encontrar los esperados hidrocarburos, su extracción y puesta en el mercado tardaría al menos seis a siete años. Hasta ese entonces Argentina estará produciendo en Vaca Muerta y Brasil comprando comprimido de ultramar, si no tiene ya el suyo preparado. Dentro de siete años el MAS estará fuera del poder y sus dirigentes, posiblemente como Lula, encerrados en alguna triste mazmorra y camino del olvido.

Y lo que es peor. No van a poder, porque así expongan al país como a puta por rastrojo en las viles avenidas financieras del planeta, nadie va a venir a la Bolivia plurinacional de Morales Ayma, porque no es un país y menos un Estado confiables. Pueden aprobar las leyes que quieran, pueden subastar a precio de gallina muerta lo que suponen que hay en el subsuelo boliviano, pueden ofrecer las ventajas más ventajosas, peor que Goni, peor que cualesquiera otros.

Ha quedado patente ante los ojos del mundo que Morales Ayma dice y promete lo que considera que los que escuchan quieren oír, y después hace lo que a él le da la gana. Como con el 21F, que si pierdo me voy, y ahora que he perdido me quedo porque el país me necesita...

No van a venir, y no me alegro por ello, tengo una enorme tristeza por mis hijos y los hijos de mis hijos. Lo dijeron los expertos, hace diez años que lo dijeron. Lo repetimos como loros quienes creemos en el valor del conocimiento y escuchábamos con respeto a los que realmente saben.

Los masistas sordos del alma con su país, tenían los oídos taponados frente a lo que ellos consideraban la derecha vendepatria. Y ahora estamos aquí, sin gas y sin inversionistas. Alguien tendrá que pagar semejante incompetencia, y un político renovador con vocación de poder y de servicio tiene que hacer lo necesario y posible en democracia, para que no sea el pueblo quien abone la factura.

23 de febrero de 2018

¿Y AHORA QUÉ HACEMOS?

Repitan conmigo, porque es un asunto principal. Estos son los elementos que cada grupo o plataforma tiene que resolver para enfrentar los desafíos del 2019:

• Organización
• Comunicación
• Liderazgo
• Propuesta
• Dinero

Si tenemos los cinco puntos caminando, nadie podrá detenernos, porque tenemos la razón y la verdad de nuestro lado.

No se trata de esperar que otros lo hagan, tenemos que hacerlo nosotros, los ciudadanos. ¡Cada quien en su grupo de referencia!

La Plataforma Ciudadana Me Comprometo ha editado un tutorial, me subo a ese carro, vamos a verlo:


En el barrio, con los amigos, en la oficina, en el centro de trabajo, en el colegio o las universidades, en las iglesias, en el partido político que no funciona, en el exterior del país. Esta es la mejor forma de lucha fruto de la experiencia del 21F: las REDES DISTRIBUIDAS. Los grupos se organizan por afinidades, por eso cada uno tiene su personalidad y trabaja sobre temas que le interesan.



Un grupo donde prime la confianza, pónganle un nombre, reúnanse cada semana, preparen un buen sándwich, una bebida  sin alcohol porque estamos trabajando.

También se pueden organizar grupos virtuales, en Whatsapp, por ejemplo, sin importar dónde estén los asociados. Grupos pequeños de no más de diez participantes; si son más grandes son ingobernables.

En cada encuentro hay que intercambiar información, traer y llevar noticias. Escuchar a los otros es muy importante. Decir nuestra palabra también, por eso en cada encuentro deben darse tareas, ponerse plazos, evaluar el trabajo realizado.

Somos independientes. Somos autónomos. Nadie nos manda. No somos escalera de nadie. Nos estamos preparando para el 2019.

¡BOLIVIA DICE NO!

¡VAMOS A EMPEZAR!



Lectura recomendada: EL PODER DE LAS REDES

11 de marzo de 2016

EL MEDIANO PLAZO

Mi posición alrededor de lo que se debe hacer en el próximo futuro, es decir, a mediano plazo, hasta la llegada del año 2019 cuando el MAS y las oposiciones tengan que plantearse las candidaturas de ese fin de año, para reemplazar el gobierno corrupto de Evo Morales, es la siguiente:

Somos 2.500.000 bolivianos que hemos votado NO a la permanencia y re-re-reelección de Evo Morales Ayma. Somos variopintos, diferentes, mantenemos creencias e ideologías dispares, pero hay una cosa que nos une y es que no queremos que Evo Morales y el MAS sigan gobernando y destruyendo nuestro país, corrompiendo a nuestra sociedad y vaciando de horizontes el futuro.

Ese objetivo que nos hace mayoría comprobada, en este referéndum y en otras votaciones anteriores, merece ser encausado y merece expresarse en una opción política que seas alternativa al populismo autoritario y etnonacionalista que gobierna actualmente el país. La opción política no debe plantearse sino ese objetivo, que es el que nos une, por lo que su sustento idelógico y programático no puede ser sino la recuperación de la Democracia plena, la Libertad, el Desarrollo sostenible y equitativo para todos.

Como sabemos lo difícil que sería intentar poner de acuerdo a moros y cristianos sobre este asunto, lo que debemos hacer los próximos meses y no terminar el año sin lograrlo, es organizar un espacio de encuentro y coordinación entre TODAS las oposiciones, empezando por los partidos políticos más importantes, hasta llegar al más pequeño grupo interesado en adherirse a esta necesidad. No debemos reunirnos para discutir candidaturas, eso nos separa, no nos une.

En el seno, dificultoso y variopinto, de ese encuentro reconocido por todos los participantes, se deben establecer las reglas para organizar una candidatura efectiva, que pueda hacerle frente al autoritarismo masista con posibilidades de éxito electoral, que ahora los bolivianos podemos avizorar como posible, por lo que intentar este camino no es solo una opción hacia la victoria y la reconstrucción democrática, sino una responsabilidad que nadie debiera eludir.

Obremos en consecuencia. La Patria nos lo agradecerá.

28 de octubre de 2008

DESAFÍO Nr. 1

La oposición progresista, democrática, amplia y abierta, capaz de coordinar su trabajo, hasta conciliar un frente, coalición o plataforma nacional, tiene algunos desafíos que cumplir en el camino, si quiere llegar a ser una alternativa política, sin confundirse con la derecha conservadora.

Algunos conceptos para entender la unidad: Mantener la idea de que es necesarios ir “todos juntos” para vencer al MAS, es hacer de la unidad un instrumento (el compromiso sería instrumental, con lo cual la unidad estaría permanentemente en riesgo); la unidad sería una trinchera de resistencia y no la condición necesaria para construir una propuesta que nos saque del torbellino de irracionalidades en el que estamos. La unidad es entre aquellos que disponiéndose juntos, pueden construir un proyecto alternativo, capaz de involucrar a la nación.

El pragmatismo del pasado dio lugar a un rasgo predominante en nuestra cultura: si la tendencia era liberal, si así lo señalaban las encuestas, había que volverse liberal, o a la inversa; de esa forma el sistema concluyó homogenizando las opciones hasta que era imposible saber quién era qué. ¿Era Goni del nacionalismo revolucionario o un neoliberal a secas? ¿Qué era el Gral. Banzer en definitiva? ¿Era Jaime Paz un socialdemócrata?  ¿Y Manfred Reyes Villa? Terminamos con “ni lo uno, ni lo otro, sino todo lo contrario”, devastador para el sistema.

Lo peor que puede suceder ahora es tratar de utilizar la misma técnica. Ante la posibilidad de que los próximos años estén signados por las fuerzas del cambio y que la derecha tenga poco que hacer, lo peor que nos puede suceder es que todos nos volvamos socialdemócratas, o algo perecido. Tuto socialdemócrata, Costas socialdemócrata, Mesa socialdemócrata, Cossío socialdemócrata, Samuel socialdemócrata, los masistas socialdemócratas. La rosa y el puño está de moda, la pone en su web o en su blog, hasta en el facebook, todo el que puede.


Me decía Luis Ayala, Secretario General de la Internacional Socialista, que Bolivia se ha convertido en un lugar de desasosiegos, porque por donde va encuentra siempre algún boliviano con su proyectito, que quiere el apoyo de la Internacional. Típico —digo yo, que no he conocido ningún partido boliviano que proclame y difunda los principios o las actividades de esa Internacional en Bolivia, a tiempo de llamarse socialdemócratas—, eso si, para pedir ayuda estamos los primeros en la fila.

¡Definir quién es quién, para saber con quién uno se está metiendo! No podemos pensar la unidad de un proyecto progresista, de izquierda, inclusivo, democrático y que respete la libertad y los derechos humanos, con Branko o con Costas, por ejemplo, como tampoco podemos intentarlo con García Linera. En ambos casos sería una mentira, a la gente y a nosotros mismos. El trabajo carecería de consistencia programática.

En cambio se podría hacer un proyecto de esas características con Victor Hugo Cárdenas, Samuel Doria Medina, René Joaquino, Eduardo Rodriguez Veltze, Juan del Granado, Germán Antelo, Carlos Hugo Molina, Mario Cossío, Oscar Montes, Carlos Mesa. Hay que decir que el nombrar a estos personajes e invitarlos a participar a todos (no está el tiempo para exquisiteces) sin excepción, otorga identidad (ahorran un año de presentaciones y campaña) al proyecto, aunque también suma un lastre que carga cada uno de ellos por su cuenta, pero eso nos pasa a todos, hoy por hoy; salvo a los más más jóvenes.

Dije nombres y no son todos, pero ninguno debe pretender de entrada el liderazgo del proceso de unidad, porque todos ellos (unos más, otros menos) forman parte del pasado, frente a una sociedad que busca futuro; esto no quiere decir (entiéndaseme bien) que alguno de ellos pueda eventualmente encabezar o participar preponderantemente del futuro. De allí nace esta idea-propuesta que viene a constituir el DESAFÍO Nr. 1:

a) La unidad debe construirse entre identidades próximas, así sean circunstancialmente similares, intentando sostener esta equivalencia por el mayor tiempo posible, por lo menos hasta constituir uno o dos gobiernos en el futuro.

b) La unidad debe hacerse al inicio, con la aquisecia de los dirigentes que se consideran a si mismo presidenciables, pero no con su presencia. Este es un tema de dirigentes, no de candidatos. Si esto no es así, será imposible ponerse de acuerdo.

c) La organización interna, el sistema de relacionamiento, las tareas, las jerarquías, las líneas de comunicación y mando, deben ser democráticas y transparentes. Las reglas del juego deben ser claras, pocas pero claras y todos debemos cumplirlas. La igualdad de oportunidades debe ser un principio rector y no debe haber ni un solo “dedazo” a la hora de elegir los dirigentes. Esto vale más aún para los candidatos, desde el primero hasta el último. Debe encontrarse un sistema de garantías que hagan esto verdaderamente posible.

d) El objetivo tiene que ser de largo plazo. Lo más largo posible. El coyunturalismo nos obliga a intentar sacar ventaja pequeña del próximo momento (cada quien quiere “aprovechar”). Si nuestro objetivo, por ejemplo, fuera ganar las elecciones del 2014, todo lo que se haga en la ruta para alcanzarlo se ordenaría bajo esa meta principal. Así podríamos acomodarnos todos en el referéndum de enero, las generales de 2009, las municipales de 2010, las generales de 2014, etc.

Un objetivo a largo plazo es el elemento que permitirá que cada quien ceda un pedacito “de lo suyo”, a condición de que todos los otros hagan lo mismo, para permitir la construcción “lo nuestro”. Este ejemplo no quiere decir desechar el corto plazo, pero trabajar solo por el 2009 electoraliza el trabajo interno y nos impide avanzar. Se puede afirmar que trabajar a “largo plazo” permitirá mejorar el rendimiento en el corto plazo de manera significativa.

e) La renovación. La mayoría de quienes lideren este proceso tienen que ser jóvenes. Así se hicieron las reformas exitosas en otros países, de manera radical en términos de renovación. No se puede seguir con el estribillo de que se renueven todos menos yo. ¡Menores de 30 años y mujeres! El país debe poder ver que la renovación no es una mentira.

Estoy proponiendo estos temas, como parte de la discusión de fondo para una reunión preparatoria de la unidad. Creo que hay grupos que han ganado el lugar y la confianza suficientes como para intentar convocar y asistir a una reunión de estas características.

Lo dejo para reflexión y para tomar decisiones. Para que alguien se anime.