El exPresidente #Lula en el Brasil pasó de ser un niño lustrabotas en
las calles de Sau Paulo, a obrero del metal, dirigente sindical, líder del PT y
Presidente del Brasil. Llegó a ser nombrado como el "mejor presidente del mundo" en un par de encuestas especializadas.
El actual dictador en Venezuela, salió del anonimato entre los cientos
de conductores de autobuses en Caracas y aupado por el difunto Hugo Chávez
llegó a Canciller de su país. Luego, fraude y chicana de por medio, es
Presidente.
Morales Ayma era pastor de ovejas, trompetista en una banda de música.
Lider sindical de los cocaleros del Chapare, Jefe del Movimiento al Socialismo en Bolivia y de allí en más, el único Presidente que en democracia conquisto más del 60%
de los votos, con una popularidad inigualable, que en su apogeo llego a
alcanzar a casi el 90% de la población.
Debieran ser Historias Ejemplares, un claro ejemplo de lo que se puede
llegar a ser en América Latina, continente de oportunidades democráticas para
los más pobres y desarrapados. Desde lo más profundo de la pobreza y la
marginalidad, gigantes que se levantan hasta alcanzar la cumbre. Sus nombres
debieran repetirse dentro de doscientos o trescientos años en las escuelas.
Pero terminarán su vida en las cárceles, acorralados por la
podredumbre de la corrupción y el despilfarro, del narcotráfico también cuando
queden a la luz las redes de la cocaína que dicen que los enreda a los tres y a
otros menos importantes. Desde la izquierda, desde la igualdad, la inclusión y
la justicia social que estos estafadores predicaron, se los recordará como las personas
que hundieron las ideologías progresistas, permitiendo que la reconstrucción de
las repúblicas que los cobijan quede en manos de la recalcitrante derecha de este continente.
Pero así es nuestra historia, el pendulo catastrófico sigue funcionando.
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