Si justificamos la violencia de unos, estamos justificando la violencia de otros; la violencia de todos. La violencia es violencia, venga de donde venga (salvo si es en defensa propia).
No hay salida, si creemos que unos son los violentos buenos y otros son los violentos malos.
Parafraseando el viejo dicho que se hizo famosos en boca de Franklin Delano Roosevelt: “Serán unos hijos de puta, pero son nuestros hijos de puta”. Eso me da asco.
Lo que ha sucedido anoche en Santa Cruz no tiene justificación alguna. Le regala al MAS, en plena recta final de las elecciones generales, la posibilidad de relanzar un discurso que en sus labios yacía muerto: el odio blanco, el separatismo cruceño, el racismo colonial; hasta ahora se habían cuidado de repetir eso solo entre los suyos en el campo, evitando las clases medias urbanas que se consideran mestizas sin importar su origen. Ya no, ahora podrán racializar la campaña, reavivando la indignación de los que se estaban yendo de sus filas y pensaban votar por otros.
¿Y la oposición? Yo quiero ver a Mesa Gisbert y a Oscar Ortiz condenando drásticamente la actitud vandálica de quienes sembraron la violencia en las calles de Santa Cruz. Si no dicen nada, o si dicen poco, sabremos que estamos en lo mismo de siempre, lo que durante doscientos años nos ha mantenido en la ignorancia y el atraso.
Se tenía que decir…
Y he dicho
Muy acertado lo que se expresa en la OPINIÓN de quién escribe sobre la violencia e intolerancia sobre posiciones partidarias diferentes.
ResponderEliminar