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20 de abril de 2024

FEMINISMOS e idelogías

Se ha armado un pequeño debate desde mi cuenta en TuiterX sobre si el feminismo puede o no ser de derechas, lo que me ha motivado a escribir algo así:


UNA RESPUESTA, UN POQUITO LARGA, PERO NECESARIA (por encima de los 280 caracteres)

El feminismo, como movimiento comprometido con la igualdad entre los seres humanos, busca desmantelar las estructuras de poder que perpetúan desigualdades, no solo entre géneros, sino en todos los ámbitos sociales. Esta aspiración choca fundamentalmente con ciertas ideologías de derecha, especialmente aquellas que naturalizan y justifican las desigualdades sociales y económicas como consecuencias inevitables de diferencias innatas entre los individuos.

La derecha tradicionalmente ha enfatizado la importancia de las diferencias individuales y las ha visto como factores determinantes en la distribución de recursos y posiciones en la sociedad. Según esta perspectiva, cualidades como la inteligencia, la creatividad y la capacidad de trabajo son vistas como inherentes y, en muchos casos, inmutables, lo que justifica una jerarquía social donde "los más aptos" prosperan mientras que otros quedan atrás. Esta visión puede ser resumida en la creencia de que las desigualdades son naturales y hasta beneficiosas para el progreso social y económico, ya que promueven la competencia y el esfuerzo personal.

El feminismo aboga por reconocer y corregir las estructuras sociales y económicas que perpetúan la desigualdad. En el contexto del trabajo femenino, por ejemplo, actividades históricamente feminizadas como el cuidado de niños y ancianos, o la gestión del hogar, no se han valorado económicamente ni se han reconocido como contribuciones esenciales a la economía. Este desequilibrio refleja cómo ciertos roles y trabajos son infravalorados simplemente porque están asociados con las mujeres, lo que el feminismo busca cambiar.

Las posiciones de izquierda suelen alinearse más naturalmente con el feminismo en este aspecto, pues ambas perspectivas ven la desigualdad como algo construido social y culturalmente, y por tanto, susceptible de ser cambiado. Desde esta óptica, no solo se reconoce el papel de las condiciones históricas y sociales en la creación de desigualdades, sino que también se asume un compromiso ético para transformar esas condiciones hacia un modelo más equitativo y justo.

Dicho de otra forma, mientras que las ideologías de derecha pueden enfocarse en el mantenimiento de un orden social basado en diferencias percibidas como naturales o justas, el feminismo y las ideologías de izquierda buscan cuestionar y reformar esos mismos principios para promover una igualdad más profunda. Este conflicto fundamental entre la aceptación de la desigualdad como natural frente a la lucha por desmontarla y crear igualdad hace que sea complejo sostener ideales feministas desde posiciones conservadoras o de derecha, que tradicionalmente no priorizan la redistribución de poder y recursos como mecanismo de cambio social.

17 de febrero de 2019

ATACAN PORQUE TIENEN MIEDO

Una creciente ola de conservadurismo se cierne sobre América Latina. Ha desatado no la crítica enriquecedora de conceptos y visiones de futuro, sino una agresiva campaña en el incontrolable universo de las redes, contra todo lo que parezca liberal, progre, o de izquierdas, como si del mismísimo diablo se tratase, cuernos y rabo ardientes incluidos.


El valor y significado de las palabras está en entredicho por su uso cargado de intensidades referidas a la política, las ideologías y a la moral, la más de las veces. Palabras como Democracia, Socialismo, liberalismo o Feminismo son las más afectadas. Cada quien les da el significado que necesita como si no existieran los diccionarios, acomodándolas a la necesidad de su momento, a la frase corta, a la respuesta apresurada que se escribe fuera de contexto.

De esa manera muchas palabras no quieren decir nada, o flotan en la nada, que no es lo mismo pero que es casi igual; porque el destino de la deliberación pública está en entredicho. En ese maremágnum lo mismo vale lo que opina el vecino de la esquina que la profe de historia de las ideas en la Cátedra de filosofía en la U. Mi abuela decía "la ignorancia es atrevida", pero ahora en la Red también es populosa y atractiva, porque es fácil de aceptar sin reflexión que da flojera, sino como parte del odio o del amor o de la ira. Fobias y filias.

Y con esto me quiero referir al Feminismo con mayúsculas, que es una de las propuestas más claras de nuestro tiempo, porque es universal, porque es transversal, porque enfrenta el poder, porque prefigura un mundo distinto y  pelea por la igualdad entre los seres humanos; que no es poco. Yo digo –para tomar partido– que el futuro será feminista o no será.

Y se les ha dado a las y los conservadores, temerosos de cuestionar las bases injustas del pensamiento y la cultura patriarcales, por ligar el feminismo con el nazismo, sin meditar y menos teorizar (que sería mucho pedir), al difundir un vocablo como el de “feminazi”. Semejante palabreja es un recurso para desprestigiar el movimiento de millones de mujeres (y hombres) que luchan por una sociedad mejor. Mejor al menos, en el sentido de la igualdad de derechos, la igualdad de salarios, la igualdad de oportunidades.

El feminismo podrá cometer muchos errores en este abrir caminos, pero jamás creará un lugar con el rótulo "Arbeit macht frei" que es el éxtasis de la creación nazifascista. Quienes así atacan no tienen compromisos con la libertad o no comprenden su sentido y sus riesgos, ni  con la solidaridad con los otros diferentes en un mundo que ellos han petrificado.

Escribo esto para alentar a quienes prefiguramos una vida mejor para las generaciones que vienen. Quiero recordar que de igual manera se atacó a los movimientos que hace cien años pedían el voto para las mujeres, igual que cuando se planteó la posibilidad de legalizar el derecho a divorciarse, o cuando las mujeres pedían poder tener una cuenta bancaria y firmar un cheque sin permiso de su padre o su marido, y peor aún, cuando se propuso el control de la natalidad y se descubrió la píldora anticonceptiva tachada de inmoral, pecaminosa e invento del mismísimo demonio.


La lucha por la igualdad entre los seres humanos de todos los sexos y sexualidades, de todas las razas y culturas, es la pelea de las izquierdas de hoy, también del liberalismo más allá del mercado. Ahora se sataniza el matrimonio igualitario, la despenalización del aborto, el derecho a criar hijos en una familia homoparental..., en cien años todo esto será parte de la vida cotidiana.

Escribo para seguir en la lucha y transmitir la seguridad de que tenemos ganada la batalla, porque como escribe Javier Badani: “El feminismo es la única revolución en pie de lucha contra los sistemas de poder hegemónico... por eso les duele, por eso atacan; porque temen".