ALTERNATIVAS

Mostrando entradas con la etiqueta proyecto político. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta proyecto político. Mostrar todas las entradas

13 de febrero de 2021

EMPATÍA

La capacidad empática de las personas consiste principalmente en "ponernos en los zapatos del otro". Y eso está fallando abruptamente entre los líderes de la sociedad política y los de la sociedad civil y los de la sociedad a secas.



Los líderes en la esfera política navegan en su propia burbuja, solo miran lo que dicen sus congéneres de especie y lo que se muestra de ellos en la esfera mediática de los grandes medios y ahora de las redes.
Los líderes de la sociedad civil han perdido el sentido del bien común en la medida, que estos sólo puede expresarse en y desde la esfera política; el bien común es poco accesible desde las organizaciones corporativas o las instituciones de la sociedad civil, que responden, unos y otros, a intereses privativos de grupos o asociaciones. Por eso son civiles y no políticos.
Y la sociedad a secas está conformada por las y los ciudadanos, que en el caso de nuestras sociedades, no todos han alcanzado las condiciones de ciudadanía, sino que se limitan a ser avecindados, no conocen sus derechos y menos intentan saber y cumplir de sus deberes; hay ahí una falencia de marras, que cuelga como un pesado lastre al desarrollo nacional. Es una deuda pendiente del Estado con la sociedad.

17 de febrero de 2019

ATACAN PORQUE TIENEN MIEDO

Una creciente ola de conservadurismo se cierne sobre América Latina. Ha desatado no la crítica enriquecedora de conceptos y visiones de futuro, sino una agresiva campaña en el incontrolable universo de las redes, contra todo lo que parezca liberal, progre, o de izquierdas, como si del mismísimo diablo se tratase, cuernos y rabo ardientes incluidos.


El valor y significado de las palabras está en entredicho por su uso cargado de intensidades referidas a la política, las ideologías y a la moral, la más de las veces. Palabras como Democracia, Socialismo, liberalismo o Feminismo son las más afectadas. Cada quien les da el significado que necesita como si no existieran los diccionarios, acomodándolas a la necesidad de su momento, a la frase corta, a la respuesta apresurada que se escribe fuera de contexto.

De esa manera muchas palabras no quieren decir nada, o flotan en la nada, que no es lo mismo pero que es casi igual; porque el destino de la deliberación pública está en entredicho. En ese maremágnum lo mismo vale lo que opina el vecino de la esquina que la profe de historia de las ideas en la Cátedra de filosofía en la U. Mi abuela decía "la ignorancia es atrevida", pero ahora en la Red también es populosa y atractiva, porque es fácil de aceptar sin reflexión que da flojera, sino como parte del odio o del amor o de la ira. Fobias y filias.

Y con esto me quiero referir al Feminismo con mayúsculas, que es una de las propuestas más claras de nuestro tiempo, porque es universal, porque es transversal, porque enfrenta el poder, porque prefigura un mundo distinto y  pelea por la igualdad entre los seres humanos; que no es poco. Yo digo –para tomar partido– que el futuro será feminista o no será.

Y se les ha dado a las y los conservadores, temerosos de cuestionar las bases injustas del pensamiento y la cultura patriarcales, por ligar el feminismo con el nazismo, sin meditar y menos teorizar (que sería mucho pedir), al difundir un vocablo como el de “feminazi”. Semejante palabreja es un recurso para desprestigiar el movimiento de millones de mujeres (y hombres) que luchan por una sociedad mejor. Mejor al menos, en el sentido de la igualdad de derechos, la igualdad de salarios, la igualdad de oportunidades.

El feminismo podrá cometer muchos errores en este abrir caminos, pero jamás creará un lugar con el rótulo "Arbeit macht frei" que es el éxtasis de la creación nazifascista. Quienes así atacan no tienen compromisos con la libertad o no comprenden su sentido y sus riesgos, ni  con la solidaridad con los otros diferentes en un mundo que ellos han petrificado.

Escribo esto para alentar a quienes prefiguramos una vida mejor para las generaciones que vienen. Quiero recordar que de igual manera se atacó a los movimientos que hace cien años pedían el voto para las mujeres, igual que cuando se planteó la posibilidad de legalizar el derecho a divorciarse, o cuando las mujeres pedían poder tener una cuenta bancaria y firmar un cheque sin permiso de su padre o su marido, y peor aún, cuando se propuso el control de la natalidad y se descubrió la píldora anticonceptiva tachada de inmoral, pecaminosa e invento del mismísimo demonio.


La lucha por la igualdad entre los seres humanos de todos los sexos y sexualidades, de todas las razas y culturas, es la pelea de las izquierdas de hoy, también del liberalismo más allá del mercado. Ahora se sataniza el matrimonio igualitario, la despenalización del aborto, el derecho a criar hijos en una familia homoparental..., en cien años todo esto será parte de la vida cotidiana.

Escribo para seguir en la lucha y transmitir la seguridad de que tenemos ganada la batalla, porque como escribe Javier Badani: “El feminismo es la única revolución en pie de lucha contra los sistemas de poder hegemónico... por eso les duele, por eso atacan; porque temen".

19 de junio de 2017

EL PÉNDULO

Nuestra historia es la de un Péndulo Catastrófico, bamboleando entre dos extremos: el mercado privatizador y el Estado nacionalizador. Durante décadas hemos nacionalizado y privatizado cada veinte o treinta años y siempre ha habido un pueblo esperanzado detrás de esas medidas, tratando de encontrar en las promesas una nueva panacea de futuro.
El Péndulo se mueve con la fuerza de minorías organizadas que bloquean calles y caminos, o con las muchedumbres exaltadas que hasta han han colgado presidentes de los faroles, si no es con la emergencia de militares o caudillos sindicales que aparecen a salvarnos de nuestra propia historia; así durante décadas en las que no hemos logrado salir de la pobreza y la ignorancia y permanecemos atrapados entre los países más pobres y atrasados del continente. Tal vez el logro más importante de las últimas décadas es la democracia representativa consolidada en las urnas.

Morales Ayma lleva gobernando apenas once años, lo que no abre suficientemente la brecha generacional como para que los bolivianos que vienen sin conocer nuestra historia, terminen opinando nuevamente y repitiendo que el Estado es ineficiente, corrupto, atávico y que impide la libre competencia y inovación, sin las cuales no hay desarrollo. Yo estoy de acuerdo con este postulado –aclaro–.

El discurso estatizador que acusa al mercado de transnacionalizador y por ende de “vende patria”, de acumular la riqueza en manos de pocos a costa de muchísimos pobres, de centralizar los privilegios y las oportunidades en manos de unas familias empecinadas por reproducir el sistema a costa del pueblo empobrecido –argumentos con los cuales también estoy de acuerdo, aclaro–, no ha periclitado aún, aunque Morales Ayma y sus secuaces estén de bajada y hayan perdido prestigio y credibilidad, como nunca los últimos meses.

Vistas así las cosas es de entender por qué toda iniciativa y esfuerzo político desde la oposición democrática no trae consigo el sabor de lo innovador y renovador que muchos reclaman, sino el tufillo desagradable de la restauración de un pasado inmediato al que casi nadie quiere volver. Y si bien Morales Ayma baja en popularidad y apoyo todos los días, nadie sube, nadie aparece como una alternativa.

Porque la alternativa al “proceso de cambio” no es la consigna vacía de “cambio de proceso” de la que se viene hablando, para proponer sacar a Morales de Palacio y después que venga lo que tenga que venir –consigna que repito y con la cual estoy parcialmente de acuerdo, por sus efectos unificadores, aclaro–, volviendo a las ideas de reducir el Estado, abrir las puertas a la libertad de los mercados, y traer y empoderar a las viejas élites (o a sus hijos) que desde las sombras de su tradicional poder que el MAS no ha destruido, sino con el que se ha aliado, y llamar a la lucha contra la tiranía masista, en nombre de una democracia que en el fondo jamás han practicado, pero cuyas instituciones han construido y nos las han legado.

La alternativa política y democrática pasa por entender que la lucha de verdad es contra el Péndulo Catastrófico y no contra Morales Ayma y sus secuaces, que son solo uno de sus extremos. Como en todo el mundo existe en Bolivia tecnología de vanguardia que puede hacernos suponer que el el triángulo clásico Estado / Mercado / Sociedad, donde siempre se ha jugado la suerte de la Sociedad entre la hegemonía del Estado y del Mercado, hoy se puede resolver poniendo a la Sociedad al mando y haciendo del Estado y el Mercado dos instituciones al servicio de la gente y la ciudadanía y el Bien Común.

Existe un camino por el que pueden transcurrir nuestros pueblos y su soberanía democrática, para dotar a) al Mercado, donde se genera la riqueza a través de los emprendimientos particulares, la libre competencia, la innovación y la productividad, de aquello que precisamente carece: solidaridad, equidad, redistribución, equilibrio y justicia social; b) al sistema político lo que aún le falta: eficiencia, representatividad, participación activa, transparencia; c) a la sociedad, la capacidad de convivir digna y solidariamente, de manera colaborativa, fruto de una reforma intelectual pendiente en el seno de nuestras culturas e instituciones; d) al Estado, de un rol comprometido con el desarrollo integral y equitativo, salvando las desigualdades en beneficio del Bien Común y de los más pobres, al mismo tiempo que e) el conjunto de nuestra sociedad se incorpora a los procesos mundiales del desarrollo, el conocimiento global y la modernidad.

Eso es lo que hay que desarrollar. La alternativa debe nacer ahora, porque las condiciones están dadas, no pasa solamente por gritar dictador y corrupto contra Morales Ayma y su caterva delincuencial, o denostar a los líderes de oposición por derechitas, neoliberales (que nadie ya sabe de qué se trata) y vendepatrias, sino por desarrollar un nuevo camino en beneficio de todos los bolivianos. Esto es posible en el mundo de las Redes Distribuidas –insisto, luego existo– y la Cultura Digital de la Abundancia, hay que concentrarse en ello.

11 de agosto de 2016

EL ESTADO NO ES EL PAÍS

Al tratar de explicar como el reconocer que la totalidad del bolson gasífero de Incahuasi le pertenece al departamento de Santa Cruz, no es algo que afecte sustancialmente a los demás departamentos, porque los beneficios del dinero que producen los hidrocarburos en Bolivia son "de todos", salvo las regalías, el gobierno etnonacionalista que preside Morales Ayma devela la gran equivocación que han cometido y cometen al confundir el Estado con el país. Ellos creen que el Estado Plurinacional de Bolivia es Bolivia, y ahí está "la madre del cordero" del problema que han creado a partir de obligar e imponer la nueva Constitución Política.

El Estado no es el país. El dinero que tiene el Estado no es dinero de los habitantes del país. Las propiedades y bienes del estado no son del pueblo ni de los bolivianos. Son dineros, propiedades y bienes del Estado, y el Estado es un aparato burocrático (una oficina, para decirlo en fácil), una institución, que como ninguna tiene la capacidad de tomar decisiones que afectan a todos los habitantes y estantes en el territorio sobre el que tiene potestad y juridicción, y que ya no podemos llamar nación, porque el Estado cree (y se equivoca) que contiene un conjunto de naciones entre las que nos han dividido a los bolivianos, según origen, sea étnico y/o cultural.

Quienes administran, usufructúan, distribuyen y gastan los dineros, las propiedades y los bienes del Estado son una burocracia compuesta por autoridades y empleados, que son dueños temporales y que ganan dinero apropiándose de ese o esos aparatos y que, por ese motivo, han adquirido intereses únicos y particulares que los hacen distintos a los demás. Tienen una conciencia de grupo y defienden como grupo sus intereses, proyectándolos al futuro e intentando hacerlos sostenibles; son en ese sentido, algo muy parecido a una clase social: la Nomenclatura, le llamaron cuando los países del Socialismo Realmente Existente.

En Bolivia, esa Nomenclatura está compuesta por dirigentes políticos del MAS, que viven y dependen del Estado; de dirigentes masistas de los llamados Movimientos Sociales, que viven y dependen de las prebendas que el gobierno coorporativo les entrega; de los dirigentes masistas y representantes de cocaleros y contrabandistas que viven y dependen del clientelismo estatal que les otorga beneficios especiales; y de una burguesía mercantilista emergente cuyo crecimiento depende de hacer negocios (normalmente turbios) con el Estado. A esa Nomenclatura le llamamos en Bolivia la Rosca Corrupta Masista.

Esa Rosca es la dueña de los dineros, las propiedades, las empresas y los bienes del Estado Plurinacional. El Estado produce y recauda para esa Rosca, y ya se ha investigado y escrito como el conjunto del sistema está organizado para garantizar la reproducción de este estado de cosas. La condición para la existencia y permanencia de un gobierno corporativo es destruir o debilitar la institucionalidad democrática, reemplazándola por una organicidad política corporativa que informalice las relaciones entre Estado y sociedad; no hay leyes, no hay normas, solo vale la voluntad del Caudillo de turno y la presión de la violencia callejera que puedan ejercer las masas.

Transformar esa realidad y devolver la riqueza nacional al pueblo, a la ciudadanía, a los habitantes que compartimos penas y alegrías dentro del territorio boliviano, pasa por reorganizar el Estado, y quitarle a la Rosca Corrupta Masista (o las futuras roscas que pudieran existir) la posibilidad de seguir apropiándose de algo que no le pertenece. En el centro de esa necesaria reforma está la construcción de un Estado Autonómico, organizado entre gobiernos departamentales y municipales, que son más cercanos a las necesidades de la ciudadanía y también más fáciles de controlar y potencialmente menos corruptibles, por tal motivo.

La propuesta alternativa al MAS debe otorgar a municipios y gobernaciones la potestad de recaudar los ingresos estatales en impuestos, aduanas, y cobros de utilidades de las empresas estatales,  y decidir y ejecutar el destino de los gastos. Las y los ciudadanos deben saber que pagan sus impuestos y contribuciones a una institucionalidad que les garantiza que esta riqueza común no se traslada a una Rosca Corrupta que maneja el aparato central del Estado en beneficio propio, sino que las instituciones que se recauden se invierten en el mismo sitio de donde salen y en beneficio de quienes contribuyen. Esa es la condición. No hay otro camino.

EL ESTADO NO ES EL PAÍS

Al tratar de explicar como el reconocer que la totalidad del bolson gasífero de Incahuasi le pertenece al departamento de Santa Cruz, no es algo que afecte sustancialmente a los demás departamentos, porque los beneficios del dinero que producen los hidrocarburos en Bolivia son "de todos", salvo las regalías, el gobierno etnonacionalista que preside Morales Ayma devela la gran equivocación que han cometido y cometen al confundir el Estado con el país. Ellos creen que el Estado Plurinacional de Bolivia es Bolivia, y ahí está "la madre del cordero" del problema que han creado a partir de obligar e imponer la nueva Constitución Política.

El Estado no es el país. El dinero que tiene el Estado no es dinero de los habitantes del país. Las propiedades y bienes del estado no son del pueblo ni de los bolivianos. Son dineros, propiedades y bienes del Estado, y el Estado es un aparato burocrático (una oficina, para decirlo en fácil), una institución, que como ninguna tiene la capacidad de tomar decisiones que afectan a todos los habitantes y estantes en el territorio sobre el que tiene potestad y juridicción, y que ya no podemos llamar nación, porque el Estado cree (y se equivoca) que él contiene un conjunto de naciones entre las que nos ha dividido a los bolivianos, según origen, sea étnico y/o cultural.

Quienes administran, usufructúan, distribuyen y gastan los dineros, las propiedades y los bienes del Estado son una brurocracia compuesta por autoridades y empleados, que son dueños temporales y que ganan dinero apropiandose de ese o esos aparatos y que, por ese motivo, han adquirido intereses únicos y particulares que los hacen distintos a los demás. Tienen una conciencia de grupo y defienden como grupo sus intereses, proyectándolos al futuro e intentando hacerlo sostenible; son en ese sentido, algo muy parecido a una clase social: la Nomenclatura, le llamaron cuando los países del Socialismo Realmente Existente.

En Bolivia, esa Nomenclatura está compuesta por dirigentes políticos del MAS, que viven y dependen del Estado; de dirigentes masistas de los llamados Movimientos Sociales, que viven y dependen de las prebendas que el gobierno les otorga; de los dirigentes masistas y representantes de cocaleros y contrabandistas que viven y dependen del clientelismo estatal que les otorga beneficios especiales; y de una burguesía mercantilista emergente cuyo crecimiento depende de hacer negocios (normalmente turbios) con el Estado. A esa Nomenclatura le llamamos en Bolivia la Rosca Corrupta del MAS.

Esa Rosca es la dueña de los dineros, las propiedades, las empresas y los bienes del Estado Plurinacional. El Estado produce y recauda para esa Rosca, y ya se ha investigado y escrito como el conjunto del sistema está organizado para garantizar la reproducción de este estado de cosas.

Transformar esa realidad y devolver la riqueza nacional al pueblo, a la ciudadanía, a los habitantes que compartimos penas y alegrías dentro del territorio boliviano, pasa por reorganizar el Estado, y quitarle a la Rosca Corrupta Masista (o las futuras roscas que pudieran existir) la posibilidad de seguir apropiándose de algo que no le pertenece. En el centro de esa necesaria reforma está la construcción de un Estado Autonómico, organizado entre gobiernos departamentales y municipales, que son más cercanos a las necesidades de la ciudadanía y también más fáciles de controlar y potencialmente menos corruptibles, por tal motivo.

La propuesta alternativa al MAS debe otorgar a municipios y gobernaciones la potestad de recaudar los ingresos estatales y decidir y ejecutar el destino de los gastos, en impuestos, aduanas, y cobros de utilidades de las empresas estatales. Las y los ciudadanos deben saber que pagan sus impuestos y contribuciones a una institucionalidad que les garantiza que esta riqueza común no se traslada a una Rosca Corrupta que maneja el aparato central del Estado en beneficio propio, sino que las instituciones que se recauden se invierten en el mismo sitio de donde salen y en beneficio de quienes contribuyen. Esa es la condición. No hay otro camino.

3 de agosto de 2016

DINERO CONDICIONADO

El Pacto Fiscal que propone el gobierno es un pacto condicionado. Para recibir alrededor de 20% del presupuesto nacional y administrarlo, las gobernaciones, las alcaldías y las universidades, tienen que aceptar un largo proceso que pone límites a sus decisiones sobre qué hacer y cómo invertir ese dinero, obligándose a cumplir las metas que impone un gobierno centralizador, así no condigan con la visión de futuro que tiene cada gobierno "autónomo" regional, o choque contra los intereses y aspiraciones de regiones, ciudades y pueblos.

La respuesta desde la base democrática de la sociedad tiene que ser un rotundo NO a semejante  imposición y abuso. La identidad de la Democracia perdida debe reflejarse junto a una propuesta de invertir la proporción de recepción, administración y gasto de los dineros públicos: un 80% a las regiones, los departamentos, las ciudades y los pueblos, que es lo mismo que decir un 80% del presupuesto para la gente, y solo un 20% a la burocracia de la administración central.

Esa es una manera de enfrentar la corrupción y alejar a la Rosca Masista de la oportunidad de seguir repartiendo el poco dinero que queda entre sus cómplices, aprobando proyectos sin destino ni sentido pero seguramente vinculado a sendas comisiones. Un pueblo que está más cerca de las instituciones que administran el dinero público, tiene mejores condiciones para vigilar y controlar el buen uso del mismo.

Y para que nunca más se vuelva a intentar confiscar a la gente el dinero de la gente, hay que invertir también la base del sistema de recaudación tributaria (lo que significaría una profunda reforma cultural a la hora de valorar las responsabilidades estatales y de la política). Que sean las regiones las que cobren, obligándose a ampliar la base de quienes pagan o no impuestos, de manera que los departamentos con base más amplia logren mejores resultados, mayor capacidad de inversión, más y mejores obras, e impulsen a los otros a imitarlos. Desde luego que un ciudadano (para ser ciudadano y gozar de los derechos que eso implica, hay que pagar impuestos) tendrá más confianza con un Estado que le cobra en el sitio donde vive, pero que invierte en ese mismo lugar en las obras o proyectos que le benefician directamente.

También habrá que hablar de sistemas compensatorios en beneficio de los más vulnerables y necesitados, pero no como una decisión burocrática que permite “un favor” des lo más alto del poder, sino como una contribución desde las instituciones más cercanas a la ciudadanía, cambiando así la cultura de solidaridad e integración de la Nación. Y vuelvo a decir Nación, para devolverle al Estado una base territorial y poblacional que ha perdido, volviéndose “plurinacional” sobre la nada, ya que no hay institucionalidad política que represente (y menos que defienda) los intereses de las consabidas "naciones culturales", que es el modo que ha logrado el MAS para hacer lo que le da la gana, sin respuesta crítica ni contestación desde la base popular desguarnecida. 

14 de junio de 2016

AUTOCONVOCARNOS

El MAS ha decidido por la línea dura, los halcones plurinacionales han ganado la batalla interna y han decidido dispararle a lo que se mueva. Se avecinan tiempos difíciles para los ciudadanos y ciudadanas, frente a las minorías eficaces que piensan imponer sus designios frente a quienes se les opongan, cueste lo que cueste y tengan que reprimir, perseguir, encarcelar, o lo que sea necesario.

Sabedores de la infertilidad de los partidos políticos en la oposición, han decidido vencer a la sociedad organizada (sociedad civil, que así se llama) y a sus instituciones, quebrándonos por frustración y miedo, porque están seguros que descabezando todo intento de crítica “acá no habrá pasado nada” y la Rosca Masista Corrupta seguirá reproduciéndose sobre un modelo, que copia fiel del venezolano, terminará hundiendo al país en la anomia moral, la absoluta corrupción, la quiebra económica, la inviabilidad política y la desconfianza.

Estamos al tanto exactamente de lo que van a hacer. Ellos saben que Morales Ayma ha disminuido no solo su popularidad, sino su capacidad de convocar al voto ciudadano, a no más del 35%, y que cualquiera que pretenda reemplazarlo no representará más que un 25% del total de votos posibles el año 2019 (afirmación mía no demostrable porque las encuestas las hacen ellos, no yo). Y quedan aún tres largos años de develar sus corrupciones, sus abusos y, lo más grave, años de deterioro económico que sacará el descontento a las calles con mayor fuerza cada día.

¿Alguien se imagina a Morales Ayma entregando la banda presidencial a quien les haya ganado democráticamente las elecciones que vienen?

Van a hacer lo inimaginable para que eso no suceda; y han empezado. Aquí “no va a quedar títere con cabeza”, se dirán en las reuniones o en los pasillos de palacio, mientras calculan el próximo paso, señalan a sus próximas víctimas, y tratan de ocultar lo inevitable: el que se les ha acabado el tiempo de gobernar a gusto y antojo del tirano.

¿Y al otro lado? ¿Entre las oposiciones descoordinadas, dispersas, con dirigentes del tamaño de un grupo de enanos, que solo piensan en sí mismos y no en el país o en los ciudadanos?

Al otro lado hay que hacer también lo que debemos hacer, y el 21F nos ha mostrado el camino, con ese espíritu democrático, concertador, incluyente, comprometidos con la convivencia pacífica y la reconciliación entre los bolivianos… Y si hemos esperado pacientemente que los dirigentes prometan cosas y quieran ser alternativa desde hace ya veinte años, sin lograrlo, ha llegado el momento de depasarlos por encima y motivar a todos a autoorganizarnos, autoconvocarnos, y ser nosotros mismos, defendiendo la Democracia, el Gobierno de las Instituciones y el respeto a las leyes. Porque si no lo hacemos nosotros, los ciudadanos, nadie lo va  hacer por nosotros, está demostrado.

29 de mayo de 2016

IMPOSIBILIDADES

¿Por qué no puede Morales Ayma encarar una reforma valedera de la Justicia en Bolivia?

¿Por qué no puede el gobierno boliviano proponer un plan para enfrentar la crisis económica que viene?

¿Por qué no puede Morales Ayma encabezar la lucha contra la corrupción?

¿Por qué no podrá Morales enfrentar el narcotráfico y la inseguridad ciudadana?

Porque para todas esas cosas se requiere un ACUERDO NACIONAL, las fuerzas del MAS no son suficientes para encarar esos desafíos. Y el actual gobierno no puede articular ningún acuerdo porque está empeñado en liquidar toda expresión de crítica u opositora a sus designios, porque no obedece la ley, porque no respeta la voluntad del Soberano y va a hacer lo necesariamente ilegal para imponer un nuevo referéndum despreciando el voto de la ciudadanía. ¡Porque solo le importa perpetuarse en el poder!

¿En esas condiciones, alguien podría aceptar una eventual invitación gubernamental para acordar un proyecto común? Por eso el MAS, la Rosca Corrupta de los Movimientos Sociales y el Presidente Morales, no tienen ya posibilidades de enfrentar los grandes problemas del país y debieran entender que les ha llegado el momento de tomar unas vacaciones.

11 de marzo de 2016

EL MEDIANO PLAZO

Mi posición alrededor de lo que se debe hacer en el próximo futuro, es decir, a mediano plazo, hasta la llegada del año 2019 cuando el MAS y las oposiciones tengan que plantearse las candidaturas de ese fin de año, para reemplazar el gobierno corrupto de Evo Morales, es la siguiente:

Somos 2.500.000 bolivianos que hemos votado NO a la permanencia y re-re-reelección de Evo Morales Ayma. Somos variopintos, diferentes, mantenemos creencias e ideologías dispares, pero hay una cosa que nos une y es que no queremos que Evo Morales y el MAS sigan gobernando y destruyendo nuestro país, corrompiendo a nuestra sociedad y vaciando de horizontes el futuro.

Ese objetivo que nos hace mayoría comprobada, en este referéndum y en otras votaciones anteriores, merece ser encausado y merece expresarse en una opción política que seas alternativa al populismo autoritario y etnonacionalista que gobierna actualmente el país. La opción política no debe plantearse sino ese objetivo, que es el que nos une, por lo que su sustento idelógico y programático no puede ser sino la recuperación de la Democracia plena, la Libertad, el Desarrollo sostenible y equitativo para todos.

Como sabemos lo difícil que sería intentar poner de acuerdo a moros y cristianos sobre este asunto, lo que debemos hacer los próximos meses y no terminar el año sin lograrlo, es organizar un espacio de encuentro y coordinación entre TODAS las oposiciones, empezando por los partidos políticos más importantes, hasta llegar al más pequeño grupo interesado en adherirse a esta necesidad. No debemos reunirnos para discutir candidaturas, eso nos separa, no nos une.

En el seno, dificultoso y variopinto, de ese encuentro reconocido por todos los participantes, se deben establecer las reglas para organizar una candidatura efectiva, que pueda hacerle frente al autoritarismo masista con posibilidades de éxito electoral, que ahora los bolivianos podemos avizorar como posible, por lo que intentar este camino no es solo una opción hacia la victoria y la reconstrucción democrática, sino una responsabilidad que nadie debiera eludir.

Obremos en consecuencia. La Patria nos lo agradecerá.

19 de junio de 2009

Caras vemos y proyectos no sabemos



Hace tres años y medio, cuando Evo Morales fuera ungido Presidente de la República de Bolivia (en ese entonces había una República) y líder de los pueblos indígenas del Planeta Tierra (aún no era, como ahora, el Libertador), me preguntaba, por cuánto tiempo y para qué, tendríamos que jugar el rol de oposición, ante el empeño de “quedarse los próximos quinientos años” como decían Él y sus seguidores.

“¡Para construir un proyecto alternativo!” susurramos algunos, hasta con ilusión. Veníamos saliendo de un sistema de partidos corrompido por excluyentes, a pesar de que cumplían a cabalidad los pactos acordados entre ellos, un grupo de más o menos ricos, viejos, machos, blancos y conservadores, que le impedían avanzar al país. Por eso Evo Morales llegó con aires de renovación y cambio.

Sabíamos y lo escribimos con detalle, que a cambio de la pasada “oligarquía política” de cien familias que administraban los viejos partidos, llegaba al gobierno, un grupo de dirigentes enquistados en organizaciones corporativas, con mentalidad agrario-campesina, comprometidos ideológicamente con este populismo etnonacionalista, tan hábil en sus artes discursivas y tan poco útil para el desarrollo nacional y la lucha contra nuestra marginalidad y pobreza en el mundo.

Era momento para pensar en un proyecto alternativo. Alternativo a lo que se fue, rechazado por un pueblo que no quiere más la exclusión y los privilegios espurios del pasado. Alternativo a lo que llega, como que el pueblo se desilusionaría de a poco –decía yo– del autoritarismo masista que, en representación de los pobres, marginados y desarrapados del mundo, no podría gobernar como si fueran tan educados, democráticos y eficaces, como la aristocracia inglesa, por decir algo. Y tal cual, llegó el Jefe de la Tribu y comenzó a mandar… a palos, y es que no sabe hacer otra cosa.

Se trata de organizar “algo” que sea distinto, democrático, participativo, moderno, equitativo. “Algo” que cuando los ciudadanos lo “toquen”, sientan que es diferente. Entre otras cosas, debe contener en su seno las condiciones que prefiguren el futuro, debe ser lo que promete hacer. Por eso no puede hacerlo la derecha, por muy democrática que sea y por muy necesaria, por eso el lugar del proyecto alternativo está del centro a la izquierda, entre el liberalismo social y el socialismo democrático, me atrevo a repetir. Diciembre del 2009 no es momento del proyecto alternativo. La oposición es un lugar donde conviven quienes fueron desplazados del poder, junto a quienes buscan construir la alternativa; hay demasiado “ruido” para entendernos. Como en el Gobierno, donde conviven los nuevos que llegaron al poder, con los viejos que se acomodaron para sobrevivir como pudieron, también hay demasiado ruido.

Hay que hacer lo que hay que hacer y a su debido tiempo, sin desesperarse: una plataforma (un nuevo tipo de partido político) en red, donde todos seamos iguales (por encima de las razas, lo orígenes, los sexos, las edades), pero de verdad, no de boquita para afuera; donde las decisiones se consulten; un lugar donde la autoridad adquiera legitimidad democrática como para mandar y representar genuinamente (donde los dirigentes y candidatos se elijan, con voto, en igualdad de condiciones). El proyecto alternativo no es un programa alternativo, sino una manera de ser: es la reforma intelectual de la política en democracia.

Lo que hay que hacer con urgencia es la unidad. Quienes piensan que es mejor que la oposición presente sus matices en varias candidaturas, nos colocan ante la posibilidad de que el etnonacionalismo autoritario del MAS se haga con una mayoría suficiente para imponer sus designios desde la hegemonía asamblearia que tienen en mente, y no quede oportunidad para el proyecto de nadie. Si no hay unidad ahora, podría no haber proyecto mañana. En manos de quienes se dicen candidatos está ahora la forja de la unidad; en manos de la ciudadanía, está la responsabilidad del proyecto en un próximo futuro.