ALTERNATIVAS

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17 de febrero de 2019

ATACAN PORQUE TIENEN MIEDO

Una creciente ola de conservadurismo se cierne sobre América Latina. Ha desatado no la crítica enriquecedora de conceptos y visiones de futuro, sino una agresiva campaña en el incontrolable universo de las redes, contra todo lo que parezca liberal, progre, o de izquierdas, como si del mismísimo diablo se tratase, cuernos y rabo ardientes incluidos.


El valor y significado de las palabras está en entredicho por su uso cargado de intensidades referidas a la política, las ideologías y a la moral, la más de las veces. Palabras como Democracia, Socialismo, liberalismo o Feminismo son las más afectadas. Cada quien les da el significado que necesita como si no existieran los diccionarios, acomodándolas a la necesidad de su momento, a la frase corta, a la respuesta apresurada que se escribe fuera de contexto.

De esa manera muchas palabras no quieren decir nada, o flotan en la nada, que no es lo mismo pero que es casi igual; porque el destino de la deliberación pública está en entredicho. En ese maremágnum lo mismo vale lo que opina el vecino de la esquina que la profe de historia de las ideas en la Cátedra de filosofía en la U. Mi abuela decía "la ignorancia es atrevida", pero ahora en la Red también es populosa y atractiva, porque es fácil de aceptar sin reflexión que da flojera, sino como parte del odio o del amor o de la ira. Fobias y filias.

Y con esto me quiero referir al Feminismo con mayúsculas, que es una de las propuestas más claras de nuestro tiempo, porque es universal, porque es transversal, porque enfrenta el poder, porque prefigura un mundo distinto y  pelea por la igualdad entre los seres humanos; que no es poco. Yo digo –para tomar partido– que el futuro será feminista o no será.

Y se les ha dado a las y los conservadores, temerosos de cuestionar las bases injustas del pensamiento y la cultura patriarcales, por ligar el feminismo con el nazismo, sin meditar y menos teorizar (que sería mucho pedir), al difundir un vocablo como el de “feminazi”. Semejante palabreja es un recurso para desprestigiar el movimiento de millones de mujeres (y hombres) que luchan por una sociedad mejor. Mejor al menos, en el sentido de la igualdad de derechos, la igualdad de salarios, la igualdad de oportunidades.

El feminismo podrá cometer muchos errores en este abrir caminos, pero jamás creará un lugar con el rótulo "Arbeit macht frei" que es el éxtasis de la creación nazifascista. Quienes así atacan no tienen compromisos con la libertad o no comprenden su sentido y sus riesgos, ni  con la solidaridad con los otros diferentes en un mundo que ellos han petrificado.

Escribo esto para alentar a quienes prefiguramos una vida mejor para las generaciones que vienen. Quiero recordar que de igual manera se atacó a los movimientos que hace cien años pedían el voto para las mujeres, igual que cuando se planteó la posibilidad de legalizar el derecho a divorciarse, o cuando las mujeres pedían poder tener una cuenta bancaria y firmar un cheque sin permiso de su padre o su marido, y peor aún, cuando se propuso el control de la natalidad y se descubrió la píldora anticonceptiva tachada de inmoral, pecaminosa e invento del mismísimo demonio.


La lucha por la igualdad entre los seres humanos de todos los sexos y sexualidades, de todas las razas y culturas, es la pelea de las izquierdas de hoy, también del liberalismo más allá del mercado. Ahora se sataniza el matrimonio igualitario, la despenalización del aborto, el derecho a criar hijos en una familia homoparental..., en cien años todo esto será parte de la vida cotidiana.

Escribo para seguir en la lucha y transmitir la seguridad de que tenemos ganada la batalla, porque como escribe Javier Badani: “El feminismo es la única revolución en pie de lucha contra los sistemas de poder hegemónico... por eso les duele, por eso atacan; porque temen".

15 de noviembre de 2016

LOS CUATRO PILARES

La oposición en Bolivia tiene cuatro pilares que la sustentan, pero ninguno de ellos sirve (por si solo) para construir una alternativa al etnonacionalismo autoritario que preside Morales Ayma y cuyo único objetivo es perpetuarse en el poder, a como de lugar.

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Están los restauradores, que sueñan con volver a la República como ellos la conocieron (olvidando que hay varios tipos de repúblicas) y en la que seguramente gozaban de algunos privilegios hoy perdidos; este grupo es el más disperso de todos porque no tiene un liderazgo visible que los represente, pero están fundamentalmente incrustados en el Movimiento Demócrata y Social que lidera el Gobernador de Santa Cruz, Rubén Costas. Rubén no puede subir la cordillera y crecer en Los Andes, no porque sea camba, sino porque en occidente no hay resquicio ni posibilidad alguna para un discurso restaurador.

Doria Medina se esfuerza por ocupar el lugar del "supuesto saber" como le llaman los psicoanalistas al lugar que ocupa el analista; un sitio para alguien en quien confían los demás porque creen que puede intervenir y solucionar los problemas, porque su legitimidad se basa en que dice saber todas las respuestas. Doria Medina y su entorno están convencidos que cuando se agudice la crisis económica los bolivianos vamos a buscar a quien pueda ayudarnos y lo encontraremos a él, guardando las recetas, las fórmulas econométricas y listo para salvarnos.

Hay otra tendencia que es la polarizadora, que plantea que cansados de tanta mentira, corrupción, ineficiencia, desigualdad social, injusticia, abusos, etc., al profundizarse el rechazo al actual gobierno y su deseo de perpetuarse al infinito, los bolivianos vamos a buscar en las antípodas del régimen algo totalmente distinto, que si pastor de cabras el uno, licenciado de Harward el otro. De allí proviene el duro discurso de Tuto Quiroga, quien confía que en esa búsqueda, nadie mejor que él para habitar y trascender desde las antípodas.

Luis Revilla es el mejor posicionado de los renovadores. Ellos consideran que este taponamiento político tiene que acabar algún día. El año 2005 los candidatos eran Doria Medina y Morales Ayma, el 2010 los candidatos eran Morales Ayma y Doria Medina, el 2014 (adivinen ustedes) los mismos dos y algún tercero menos importante. Morales Ayma y Doria Medina se han convertido en los tapones que impiden la renovación, tanto en el oficialismo como entre la oposición, y ambos tienen (desgraciadamente) las condiciones materiales para seguir taponeando el futuro. Los renovadores consideran que esto debe terminar ahora y que el 2019 nos puede brindar la dicha de ver otros rostros y nuevas propuestas.

El problema de estos cuatro proyectos (que en otras circunstancias podrían ser a cada cual mejores) es que son incapaces de generar una propuesta y un relato alternativos, porque están anclados y viven todos los días del puro enfrentamiento contra el gobierno masista. Ninguno de ellos está dispuesta a reconocer rasgos positivos en el gobierno que encabeza Morales, toda su existencia está condicionada y depende de pelear contra Morales Ayma, sin resquicios para pensar, al margen del cocalero déspota y tiránico, en el futuro del país. Todos hacen política para bajar a Evo del trono, para apurar su derrota definitiva, y eso no es una alternativa.

Aclaro que es el régimen masista el principal culpable, porque desde el primer día ha roto todo dialogo y ha envuelto al país en su visión predemocrática, falta de dialogo, incapaz de mirar de frente a los ojos de los otros y hablar de igual a igual. Eso ha generado un ambiente denso, ha impuesto una forma adversa al relacionamiento político, que nos ha retrocedido como país al siglo XIX, sin opciones.

Quien logre romper el sino opositor podrá alzarse con el liderazgo del futuro, pero nadie sabe cómo. A mi se me están ocurrido algunas ideas...

31 de marzo de 2015

CARGADOS DE FUTURO

Es correcto pensar que las victorias departamentales y (sobre todo) municipales de la oposición democrática son fruto de un castigo a la mala gestión masista, y una reacción frente a la corrupción descontrolada que hasta el propio Presidente ha tenido que reconocer. Pero no es suficiente.

Detrás del voto de los electores hay algo más profundo y de mayor proyección. Cuando podamos cruzar en detalle los datos que hacen a la estructura del voto como la relación campo / ciudad, o el grado de educación de los votantes, o sus características etáreas, podremos aventurar conclusiones menos coyunturales.

La emergencia de las clases medias que en América Latina (no es un fenómeno solo boliviano) ha incorporando gran cantidad de personas y grupos hasta hace poco marginados, muestra una presión de renovados electores, jóvenes sin trabajo y sin futuro, mujeres deseosas de cristalizar los avances alcanzados en nuevos e igualitarios derechos, pobladores urbanos ansiosos de modernidad y mejores condiciones de vida, personas más y mejor preparadas en distintas profesiones… nuevas demandas políticas que el populismo autoritario ya no puede satisfacer, atrapado como está por un discurso que revisibilizó propuestas estancadas en un pasado ilusorio, útil solo para luchar contra la modernidad que enarbolaban viejas oligarquías incapaces de cumplir sus propios sueños.

Pasó el encanto del alienante discurso de recampesinización, conservador por excelencia (vinculado en Bolivia al rencor indígena por años de explotación y marginalidad), que aupó identidades dispersas por la exclusión y la pobreza, que ahora buscan salidas correspondientes a su nueva condición; son antiguas y nuevas clases medias, urbanas, mestizas, mejor instruidas y ansiosas de modernidad. El MAS pudo incorporar a los más pobres y a los indios a la movilidad social capitalista pura y dura, pero es incapaz de abrirles camino y otorgarles horizontes, preso como está en su estructura autoritaria que depende de la pervivencia ad eternum de su jefe. La falta de liderazgos alternativos al interior del masismo responde a esa necesidad de reproducción del caudillo inalcanzable, sin el cual su estructura corporativa no puede pervivir, pero al mismo tiempo la hace impenetrable a la necesaria renovación de ideas y actitudes. El MAS cumplió su ciclo, no tiene nada más que ofrecer y como no puede renovarse está destinado a perecer en una larga decadencia; como les pasó a otros en Bolivia en largos ciclos de veinte o más años, o como al chavismo en Venezuela, o al kishnerismo en Argentina, cuya pervivencia solo es posible a costa de la destrucción de la institucionalidad democrática y de la estructura productiva de esos países.

Evo Morales es un tapón para la historia. Los liderazgos emergentes menores de cuarenta años, son una muestra de esta situación. Y el departamento de La Paz resultó ser lugar para la erupción de ese soterrado fenómeno. En La Paz confluyen tres expresiones que deben ser tomados en cuenta: a) Revilla: la predilección de la ciudad por una buena gestión demostrada, donde valen más los hechos que las palabras; b) La Sole: la protesta contra la ineficiencia y la corrupción que consolida una alternativa consecuente y trabajada con tesón, y c) Patzi: la ruptura de la racialización del voto, tanto en el mundo aimara como en el mestizo. Los tres (¿Patzi también?) son expresiones progresistas de una visión liberal del mundo, hay en La Paz un nuevo liderazgo cargado de futuro.

La Sole, un liderazgo cargado de futuro

¿Qué más le podemos pedir al electorado, si con su instinto y a manotazos nos está indicando el camino? Idoneidad y eficiencia para la gestión democrática de las instituciones; compromiso con las demandas básicas de lucha contra la corrupción y por la seguridad; y la unidad en la diversidad, el encuentro de culturas, el respeto del otro y la complementariedad. Todo está sin pulir, sin abrillantar, falta mucho por caminar, pero empezamos a vislumbrar hacia donde.

Queda quitar el tapón que impide que las nuevas expresiones que quieren modelar el poder del futuro se enriquezcan y crezcan, en democracia, hasta cristalizar una nueva ilusión que nos movilice otra vez a todos.