La primera disposición transitoria de la extensa Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia dice: “II. Los mandatos anteriores a la vigencia de esta Constitución serán tomados en cuenta a los efectos del cómputo de los nuevos periodos de funciones”. A su vez, la Ley de Régimen Electoral Transitorio, promulgada por el presidente Evo Morales el 14 de abril de 2009, en su parágrafo II del artículo 25 señala: “En aplicación de la disposición transitoria primera, parágrafo segundo, de la Constitución Política del Estado, el cómputo de los mandatos constitucionales se regirá de conformidad a los siguientes: a) se computará como primer periodo el mandato vigente a tiempo de la promulgación de la nueva Constitución Política del Estado. b) Para el efecto del cómputo se considerarán los mandatos correspondientes al mismo cargo electivo”.
No hay donde perderse, los textos son taxativos y claros, poner en duda su afirmación solo puede hacerse desde la mala fe. Este es el caso.
El Tribunal Constitucional, por muy plurinacional que sea, no puede sino fallar negativamente a la consulta que se le ha planteado desde el Senado, so pena de quedar claramente al descubierto su obsecuencia, su dependencia, su complicidad, con la intención ilegal de postular por un periodo más al actual Presidente, Juan Evo Morales Ayma, quien, como el que da y luego quita, ha lanzado su postulación, sin sonrojarse siquiera, a pesar que rompe con su palabra y olvida sus compromisos, lo que no sorprende ya a nadie (ni dentro ni fuera del país), porque vemos y sabemos la calaña de quienes hoy ostentan y se aferran al poder.
¿Por qué los senadores masistas, de improviso y sin precalentamiento alguno, han puesto a disposición de Tribunal Constitucional una consulta que solo puede ser resulta de manera negativa? ¿Realmente creen que basta con la consulta y que con ello Evo Morales estará habilitado para la re-re-elección constitucional? ¿O han calculado el tiempo (y por eso el apuro) para que el TCP les diga que el intento de re-re-elección es inconstitucional y no puede llevarse a efecto, abriendo así la imperiosa necesidad de llevar adelante una reforma constitucional en toda regla, incluido un referéndum que habilite desde la base el clamor popular que exige e impone la re-re-re-re-re?
Imaginemos un TCP que habilita la reelección inconstitucional; entonces el reiterado candidato tendría que luchar contra la imagen empañada de un presidente maniobrero habilitado por el engaño, la imposición y la mentira, lleno de tretas, falto de honor y de palabra; un repudiable dirigente que busca el poder y solo el poder, un líder colmado de avaricia. En tanto que un hombre que a pesar de que la oposición, los medios, los analistas, la ciudadanía democrática, el imperialismo, la antinación y el propio Tribunal Constitucional le dijeron que NO, obligado por las circunstancias le tuvo que preguntar a su pueblo, que lo reivindicó con una victoria en las urnas; ese, es un líder bañado y limpio, claro y trasparente, como agua de vertiente en el desierto.
Y para eso el re-candidato tiene miles de millones ahorrados que gastar, para repartir bonos y satisfacer prebendas, para movilizar a un pueblo exaltado por la honestidad y la valentía probadas en la lucha a más no dar. Y logrado o construido un resultado favorable, empalmar con la campaña presidencial, con la fuerza acumulada de guirnaldas a por miles, de televisión y radios por doquier, junto a otro tantito de millones para seguir repartiendo a manos llenas desde el Estado y todos sus poderes, que para eso están.
Y la oposición gritando por un referéndum amañado. Si queremos referéndum, un referéndum envolvente nos van a regalar.
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