El NO ha ganado contundentemente en el referéndum amañado y tramposo que le propuso el MAS al pueblo boliviano. Esta fue una votación como ninguna otra en la corta historia de la democracia en Bolivia: se realizó con los mismos tribunales electorales departamentales demostradamente parcializados, no se pudo hacer campaña por el NO porque no se inscribieron los interesados y nadie tenía permiso; no existieron observadores internacionales ni independientes; los delegados en las mesas (si los hubo) solo respondían al SI propuesto por el MAS; no se permitió conteo rápido ni boca de urna; a las autoridades departamentales y municipales (los principales interesados) se les prohibió la palabra... y así una larga y vergonzosa lista.
A pesar de ello la población votó NO, en las ciudades principalmente, pero incluso en el campo, donde el MAS está acostumbrado a llenar las actas sin contar los votos. Lo hizo sin conocer los contenidos de los estatutos propuestos, lo hizo sin un criterio formado sobre sus contenidos, lo hizo contra el MAS y contra el Tirano (como les ha llamado S.S. el Papa Francisco a todos los Evos que se atornillan al poder en el mundo). Si los masistas y Evo Morales lo niegan mañana será porque han empezado a mentirse a ellos mismos, a autoengañarse, y ese síntoma, aquí y en cualquier parte, es el principio del fin.
Lo otro es que no aparezcan, de pronto, los líderes de la oposición a ponerse medallitas que no les corresponden. Ni Tuto ni Samuel ni Manfred desde lejos, son autores de este rechazo popular a la tiranía, y es importante que ellos lo tengan claro y que no nos mientan, ni se mientan a si mismo. El NO es producto de una reacción espontanea de la gente, cansada e indignada de tanto abuso, mentira, corrupción, inseguridad... en el límite del fin del ciclo de bonanza económica que se empieza ya a intuir, y que no es de poca importancia a la hora de evaluar este resultado.
Pero tampoco hay que cobijar el futuro en la pura indignación ciudadana. No bastan los indignados, ni han bastado en ninguna parte para derrotar una tiranía. Si la expresión final de la indignación popular no viene acompañada por una deliberación y consenso previos, no habrá alternativa cuando llegue la hora. Eso es lo que hay que construir... el NO definitivo y la victoria en las urnas se darán mañana con mucho trabajo, pero por añadidura.
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