¿A qué le llamamos los bolivianos un fallo favorable en La Haya?
A que la CIJ sentencie el 1º de octubre que Chile está OBLIGADO a negociar, que ha INCUMPLIDO sus compromisos durante 100 y más años, y que determine un PLAZO para que de buena fe, Chile nos retorne una salida SOBERANA al Océano Pacífico.
¡Lo demás es cuento!
Si El Fallo en La Haya no contemplara ninguno de estos tópicos, sería una sentencia más bien favorable a Chile, y un siglo de reivindicaciones y esfuerzos bolivianos se clausurarían para siempre. Desde luego que no va a suceder, porque la demanda boliviana está bien hecha y mejor planteada (recordemos el rol protagónico de Carlos Mesa y Eduardo Rodriguez) en ese plano, y de los abogados (ninguno boliviano) en el desarrollo técnico y las presentaciones en sala. Pero (todo hay que decirlo) esto fue jugar con fuego.
Si la CIJ determina que únicamente la obligación de ambas partes a sentarse juntas a negociar de buena fe, Chile va a decir que siempre estuvo dispuesto a hacerlo así y propondrá un plazo, empezando por la presencia de un Mandatario Boliviano que ha enrarecido la relación, esperando que el año 2020 haya otro Presidente, dado que las leyes bolivianas así lo establecen. Y entonces empezamos -dirán-.
Si la CIJ no sentencia que Chile ha incumplido sus compromisos, el fallo no tendrá el peso que Bolivia requiere, porque Chile entenderá que lo ha hecho bien hasta ahora y tratará de continuar por la misma linea, los próximos cien años. El fallo sobre incumplimiento permite a Bolivia replantear el método de trabajo, y eso es muy importante.
Y si la sentencia no establece un plazo de tiempo, no servirá para mucho, porque puede pasar un nuevo siglo (a eso Chile le puede llamar un “plazo razonable”) y seguiremos en las mismas.
Finalmente, si el fallo no condiciona el resultado y expresa con claridad que la negociación debe culminar con el retorno de Bolivia al mar, a través de un territorio soberano, el esfuerzo y la demanda no tendrán sentido. Este detalle es el más importante y el más difícil de lograr (yo creo que es imposible), aunque si se da, Chile se negará a la negociación y esgrimirá una condición: “con Haya o sin ella, aquí no se habla de soberanía”.
El Presidente Morales Ayma nos ha mentido al presentar esta demanda como el despliegue máximo al que Bolivia puede aspirar en la historia de este conflicto, más aún, haciéndole creer al pueblo que ya tenía el mar en el bolsillo. Desde luego que pasado el orgasmo mediático que se transmitirá desde el Palacio de Evo como desde una jaula de pavoreales, habrán otras mejores opciones en que pensar para el futuro, aprovechando (no hay que quitarle méritos) los resultados favorables de la demanda presentada.
Como dije el año 2013, un día después de la demanda: “Esto es un puro saludo a la bandera”.
Y hablando de banderas, ¿alguien se acuerda de aquella de chiquicientos kilómetros que mandaron a hacer, iniciando el capítulo folclórico/reivindicativo? Debiéramos sacarla de nuevo este 1º de octubre para aprovechar, al menos, tanta tela.
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