ALTERNATIVAS

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16 de septiembre de 2018

EL FALLO

 ¿A qué le llamamos los bolivianos un fallo favorable en La Haya?

A que la CIJ sentencie el 1º de octubre que Chile está OBLIGADO a negociar, que ha INCUMPLIDO sus compromisos durante 100 y más años, y que determine un PLAZO para que de buena fe, Chile nos retorne una salida SOBERANA al Océano Pacífico.

¡Lo demás es cuento!


Si El Fallo en La Haya no contemplara ninguno de estos tópicos, sería una sentencia más bien favorable a Chile, y un siglo de reivindicaciones y esfuerzos bolivianos se clausurarían para siempre. Desde luego que no va a suceder, porque la demanda boliviana está bien hecha y mejor planteada (recordemos el rol protagónico de Carlos Mesa y Eduardo Rodriguez) en ese plano, y de los abogados (ninguno boliviano) en el desarrollo técnico y las presentaciones en sala. Pero (todo hay que decirlo) esto fue jugar con fuego.

Si la CIJ determina que únicamente la obligación de ambas partes a sentarse juntas a negociar de buena fe, Chile va a decir que siempre estuvo dispuesto a hacerlo así y propondrá un plazo, empezando por la presencia de un Mandatario Boliviano que ha enrarecido la relación, esperando que el año 2020 haya otro Presidente, dado que las leyes bolivianas así lo establecen. Y entonces empezamos -dirán-.

Si la CIJ no sentencia que Chile ha incumplido sus compromisos, el fallo no tendrá el peso que Bolivia requiere, porque Chile entenderá que lo ha hecho bien hasta ahora y tratará de continuar por la misma linea, los próximos cien años. El fallo sobre incumplimiento permite a Bolivia replantear el método de trabajo, y eso es muy importante.

Y si la sentencia no establece un plazo de tiempo, no servirá para mucho, porque puede pasar un nuevo siglo (a eso Chile le puede llamar un “plazo razonable”) y seguiremos en las mismas.

Finalmente, si el fallo no condiciona el resultado y expresa con claridad que la negociación debe culminar con el retorno de Bolivia al mar, a través de un territorio soberano, el esfuerzo y la demanda no tendrán sentido. Este detalle es el más importante y el más difícil de lograr (yo creo que es imposible), aunque si se da, Chile se negará a la negociación y esgrimirá una condición: “con Haya o sin ella, aquí no se habla de soberanía”.

El Presidente Morales Ayma nos ha mentido al presentar esta demanda como el despliegue máximo al que Bolivia puede aspirar en la historia de este conflicto, más aún, haciéndole creer al pueblo que ya tenía el mar en el bolsillo. Desde luego que pasado el orgasmo mediático que se transmitirá desde el Palacio de Evo como desde una jaula de pavoreales, habrán otras mejores opciones en que pensar para el futuro, aprovechando (no hay que quitarle méritos) los resultados favorables de la demanda presentada.

Como dije el año 2013, un día después de la demanda: “Esto es un puro saludo a la bandera”.

Y hablando de banderas, ¿alguien se acuerda de aquella de chiquicientos kilómetros que mandaron a hacer, iniciando el capítulo folclórico/reivindicativo? Debiéramos sacarla de nuevo este 1º de octubre para aprovechar, al menos, tanta tela.

22 de abril de 2018

LA DIPLOMACIA DE LOS PUEBLOS



Pocas veces se ve en la diplomacia un acto de rechazo político como el sufrido por Morales Ayma y su Cancillería con el tema de UNASUR.

Es el triste caso de un país cuyo Presidente asume la conducción de un Organismo Internacional y a tiempo de estar exponiendo los planes para su gestión, le renuncian las naciones asociadas, dejándolo en la más estricta soledad. No era cualquier propuesta la que se dibujada para esta gestión, sino similar a la que nos hizo a los bolivianos hace una década atrás con eso de que seríamos como Suiza en pocos años; decía Morales Ayma a los pueblos de UNASUR que estaríamos como la Comunidad Europea, con libre circulación de ciudadanos y trabajadores, creando un Mercado Común como en el Viejo Continente. Las cancillerías del área no son como los movimientos sociales de la CONALCAM que andan más perdidos que un masista en biblioteca, es decir, saben algo más y pueden evaluar la demagogia sin límites del Caudillo boliviano.

Con este gesto, contundente y durísimo, está dicho todo. No queremos nada con Usted. Y en lenguaje diplomático esto es fatal, Sudamérica le está diciendo al mundo que en Morales Ayma no se puede confiar, o lo que es peor, es alguien con el que no se debe trabajar, no tiene palabra y miente como una vieja locomotora, echando humo para todos lados.

No es un "no estoy de acuerdo con su proyecto Sr. Morales", que si quiero voto en contra y al ser mayoría no hay proyecto. Le están diciendo "no estamos de acuerdo con Usted", con su gobierno, con lo que viene haciendo en la región; quédese solo dirigiendo una Asamblea vacía, que lo acompañe Maduro, que es su amigo personal y tiene palmas para aplaudirlo.

No sé qué pueden hacer ahora Morales Ayma y su Cancillería ante un hecho tan bochornoso. ¿Pedir? ¿Rogar? ¿Concederlo todo? ¿Clausurar UNASUR hasta que le toque a otro? Y eso sería lo peor, que le toque a otro y que todos vuelvan. Creo que a Sudáfrica cuando el apartheid le toco vivir cosas semejantes.

Por el momento somos un incordio en el continente, un agujero negro en la Comunidad de las Naciones. Y ahora toca lo del Mar y lo del Silala en La haya, donde los jueces han de estar evaluando este mensaje sudamericano que da para muchos comentarios. Quedará en la historia, como las cosas que se cuentan de Melgarejo en el siglo XIX, cuando los caudillos bárbaros; solo falta Holofernes para poner sobre el mapa una huella de pata de caballo.

12 de marzo de 2018

LA SOLEDAD EN TIEMPOS DE LA HAYA

Hay imágenes en la recepción del nuevo Presidente chileno, como ésta que muestran al Caudillo boliviano Morales Ayma, solo y mirando a ver con quien hablar. Y eso que tenía el cuento del banderazo para destacar.


¿Alguna fotografía con el Presidente Piñeira?
¿Alguna con el nuevo Canciller?
¿Con un Viceministro, un Director General?
¿Con el Portero de La Moneda, tal vez?

Lo debe haber resentido tanto que aludiendo estar ocupado (?) no asistió al almuerzo que brindaba Piñeira a los Jefes de Estado, y al despedirse en el aeropuerto se puso a pedir disculpas a los chilenos por haberlos agraviado. Solo le faltó decir que él no escribe sus tuits y que va a despedir al redactor encargado.

Eso si, hubo un momento patético, cuando tres diputadas del Frente Amplio aparecieron a a pedirle una selfy... miren el pajarito, sonrían, clic y hasta luego. Y digo patético, porque esa es la foto que ha circulado por las redes masistas y que están compartiendo los azules por todos lados; la han publicado hasta como portada del periódico Cambio.

No quiero imaginar la Cumbre de las Américas en Lima, donde será un dinosaurio solitario entre la democracia panamericana, ya que no estará Maduro para que se sienten juntos en un rinconcito a conversar.

10 de julio de 2017

EL LUGAR DE CADA QUIEN

¿Dónde estaba Michel Bachelet, la Presidente de Chile, mientras Morales Ayma armaba la conferencia de prensa para anunciar el apresamiento de dos carabineros chilenos despistados que cruzaron sin nuestro permiso la frontera?

Bachelet y Pedro Pablo Kuczynski estaban en Lima celebrando un encuentro trascendental jamás alcanzado entre ambos países en toda la historia, firmando más de cien acuerdos en todas las ramas y materias susceptibles de cooperación binacional, como Estados modernos mirando hacia el futuro y en el marco de la Alianza del Pacífico, con Asia y Oceanía al frente, esperando con sus mercados abiertos para intercambiar desde materias primas, manufacturas, tecnología y conocimiento.


Mientras nuestro magnánimo Presidente debatía si devolverlos o no a su país de origen y montaba con ello otro de sus shows con los que nos distrae a los bolivianos, Perú y Chile estaban acordando su integración energética que permitirá la unión de sus sistemas eléctricos, o  la supresión del roaming en sus comunicaciones telefónicas entre celulares, de manera que marcar en Santiago para llamar a Lima será como hablar dentro del mismo país, superando distancias y fronteras.

Mientras la caterva de masistas le llamaba “estadista” a Morales Ayma por decidir por encima de las leyes bolivianas la extradición de los policías chilenos y devolverlos a casa con sus mamás y sus hijitos (como recalcó Morales para explicar su sensibilidad humanística), Perú y Chile, firmaban la estabilidad y seguridad de las inversiones en el sur y en el norte respectivo de ambos países, solidificando una frontera que cada día crece más y nos deja lejos y apartados, a nosotros, que seguimos esperando embriagados de patriotismo hueco el otro show de La Haya que los invite a dialogar y negociar a los chilenos dentro de algunos años.

¡Por favor! Es que da rabia constatarlo, que en este caminar grotesco y sin destino, en varias cosas, como la relación con los vecinos, hemos retrocedido cien estos últimos diez años.

29 de junio de 2017

OTRA SOBRE LOS HÉROES

Una acusación como la que pesa sobre ellos desde Chile, que suspendió el juicio donde debieran haber demostrado su inocencia, a cambio de ser declarados culpables y expulsados del país, no puede quedar así.

Chile va a enrostrarnos en los foros y debates internacionales el hecho de que un grupo de delincuentes (según ellos y su sistema judicial cuyas características el mundo conoce, igual que las del sistema boliviano) confesos, son exaltados como héroes por el Presidente plurinacional, que al mismo tiempo que los condecora está difundiendo desde las redes el mensaje de «dales duro, Maduro» para Venezuela. En ese sentido los chilenos deben estar contentos, ya que no parece haber nadie más amigo de su argumentos que Morales Ayma con sus actitudes.

El Estado (no el gobierno del momento) boliviano debe contrarrestar los argumentos chilenos permitiendo que los nueve se defiendan en un juicio que cumpla en detalle las condiciones de un debido proceso, presentando otros argumentos, razones y pruebas que demuestren su inocencia. No existe otra manera.

No es suficiente que la voz de Morales Ayma los absuelva, como si fuera un obispo en Roma o un Rey del medioevo, a tiempo de ser quien apoya públicamente a Maduro o a Bashar al-Ásad en los foros internacionales, por mucho show y mixtura que le ponga. Así saldremos perdiendo.

22 de junio de 2017

PONIENDO EN RIESGO LA FE Y LA PALABRA DEL ESTADO

Militares chilenos ingresaron ilegalmente en territorio boliviano y tomaron presos a funcionarios de aduanas y un par de miliares que estaban con ellos, cumpliendo sus deberes; esa fue la versión  que nuestro Presidente, el Vicepresidente, el Ministro de Defensa y el Canciller repitieron al unísono, acompañados de un coro de diputados y dirigentes masistas, y que duró poco, porque resultó que nuestros compatriotas aduaneros y sus acompañantes estaban en realidad en territorio chileno, donde no tenían ningún deber que cumplir, porque sus funciones terminan donde la frontera.

La segunda afirmación fue que nuestros compatriotas eran inocentes de los cargos de robo, contrabando y portación ilegal de armas, bajo cuya imputación fueron entregados por Carabineros de Chile a la justicia en ese país, y que todo en realidad se debió a una confusión, ya que traspasaron sin darse cuenta la frontera, persiguiendo a los contrabandistas y lo hicieron en cumplimiento de su deber, luchando contra el contrabando, que para eso se les paga. Yo creo en esa versión y doy por entendido que así fue, nuestros compatriotas no entraron a robar, ni a intimidar, ni a nada ilegal a Chile, sino persiguiendo a los contrabandistas y su contrabando, para hacer lo que tenían que hacer en cumplimiento de sus funciones.

Cosas así suceden todos los días en todas las fronteras del mundo y se solucionan con un telefonazo. Lo que pasó en este caso es que el gobierno de Chile no quiso contestar el teléfono y decidió actuar por su cuenta sin escuchar a sus pares bolivianos. ¿Por qué los chilenos tomaron esa decisión? ¿Será solo en este caso o se repetirá por siempre? Yo creo que para los chilenos la administración de Morales Ayma ha dejado de ser un interlocutor válido y han decidido no contestar el teléfono hasta que en Bolivia haya otro gobierno; lo deben estar haciendo para curarse en salud y poner cortapisas a la necesidad de sentarse a negociar, si La Haya así lo determinara, como parece que será, ya que La Haya en ningún caso puede determinar que Bolivia y Chile no dialoguen. Lo de Chile me parece una barbaridad, un acto de mala vecindad, pero ellos lo han decidido así en estas circunstancias.

Lo peor fue que nuestros compatriotas aceptaron el camino abreviado, es decir que renunciaron a defender su inocencia en un juicio, poniendo en duda las afirmaciones de nuestros gobernantes, ya que concedieron la razón a sus acusadores chilenos, asumiendo las consecuencias procesales para y hasta ser expulsados de ese país y poder retornar a Bolivia lo más pronto posible, y poder abrazar a sus mamás y sus esposas. Yo creo que esa decisión fue tomada bajo la presión del estar en la cárcel en un país extranjero, lo que no es fácil para nadie, y que se hizo consultando a la defensa y en coordinación con las autoridades pertinentes del Estado boliviano, bajo argumentos humanitarios. Se podrá argumentar lo que se quiera, pero tácitamente para Chile y ante un juez de los suyos, nuestros compatriotas han aceptado que son unos ladrones y contrabandistas, y que portaban (los militares) armas de manera ilegal y sin permiso; o sea que en cualquier foro internacional y allá donde se mencione el tema, Chile podrá mostrar la aceptación de culpa de nuestros compatriotas.


Que el gobierno boliviano pague las multas correspondientes, que los reciba como héroes, que los condecore en una gran fiesta popular y que llene las plazas con gente que los aplauda, no borrará que ante la justicia chilena ellos aceptaron sus culpas, poniendo en entredicho la palabra del Gobierno boliviano y la confianza de todos nosotros, sus compatriotas; tan es así que en llegando a casa, la justicia boliviana debiera aprehenderlos e iniciar una demanda en su contra hasta que en otro juzgado demostraran que no fue así, que en realidad estaban en territorio boliviano, que fueron arrestados con violencia, que sufrieron vejámenes y torturas, que fueron obligados a aceptar sus culpas bajo presión y/o amenazas. Si no, la palabra de nuestras autoridades y la fe del Estado plurinacional estarán en entredicho hacia adelante.

5 de agosto de 2015

RISA

El presidente Morales ríe. No solo se ríe, sino que sale a la prensa a declararlo para que sea noticia y lo difundan las radios y lo ventilen todos los periódicos. Al presidente Evo le han contado un chiste y él -magnánimo- quiere compartirlo con nosotros e, imagino, hacer que su pueblo se divierta también. Pero el presidente (faro, luz, guía y redentor de los bolivianos) se ríe de los potosinos, de sus inútiles pedidos en medio de la pobreza casi sin límites que hemos aprendido a olvidar, gracias a este redentor que les ha hecho creer a sus seguidores, que Bolivia es un país ya no del tercer o cuarto mundos, sino que ha salido de la pobreza, no tiene analfabetos, chapotea en la abundancia; y todo gracias a haber despilfarrado la bonanza (casi 200.000.000 de $us ha dispuesto su gestión) construyendo, por ejemplo, un teleférico que en realidad sirve para que se diviertan los turistas que nos visitan en La Paz, y nada más.


Y mientras sus carcajadas no han terminado de sonar, dice lo del Cónsul de Chile y amenaza con expulsarlo, dándole a La Moneda el mejor argumento para mostrar ante el mundo que lo que Bolivia quiere es joder y no solucionar el asunto marítimo, como afirma nuestra diplomacia con su decena de abogados y antiguos presidentes, contratada y bien pagada para atender nuestro sempiterno reclamo marítimo, ya que la Cancillería poco puede hacer por si sola, después de haber sido desmantelada de diplomáticos, reemplazados por masistas que aprendieron (en cursos acelerados, igual que con el aymara) a bailar danzas populares, porque a eso se ha reducido la participación boliviana en el mundo de las embajadas. Así se fueron por la borda años de esforzado trabajo, y la demanda en La Haya incluida. Como soy pesimista en este asunto, no creo que se pueda reparar el daño.

Yo nunca creí en la viabilidad de la demanda boliviana, porque sacó la aspiración marítima (justa y legítima)  del esquema multilateral y centenario, y la puso a disposición de los encuentros bilaterales con la socialista Bachelet, hasta que a Chile llegó "la derecha" y Evo se trasladó de los mimos maternales a una demanda internacional, con el deseo de hacer del problema un verdadero problema, y cuando estaba por convencerme de que esta vez podría ser... vino el redentor y mandó callar. Nunca creí en la demanda -repito- (y lo escribí desde el primer día) porque se trata de un pleito que quiere obligar a Chile a hacer lo que siempre ha fingido hacer: dialogar; sentarse a la mesa, lo que no es un avance para ningún lado, así ganáramos y los tribunales internacionales nos dieran la absoluta razón; estaríamos otros cien años "dialogando", esta vez de buena fe, como obligaría la sentencia. Pero de mar y soberanía para Bolivia, nada de nada.

Pero qué peor disposición para el diálogo que la respuesta del mismísimo presidente boliviano a una propuesta falaz y oportunista de reencuentro lanzada por Chile: restablezcamos relaciones para poder dialogar, nos dijeron, y salio el redentor con condiciones y amenazas, desde que nos devuelven en cinco años el mar y la soberanía (le faltó el carajo), mientras les expulsamos al espía que, como todos los periodistas que nos mandan, es un Cónsul disfrazado, que osa reunirse con la mera oposición -¡que atrevimiento!- y conspira contra Mí que soy el pueblo (no el potosino, desde luego).

El presidente Evo se ríe, como se ríen de él en los corrillos diplomáticos del pequeño mundo interesado en lo que hacemos y necesitamos los bolivianos. Pero el presidente Evo sabe (con tanta genuflexión frente al Papa seguramente habrá aprendido) de la sentencia casi bíblica por lo milenaria: "el que ríe último, ríe mejor". O sea que siga derrochando la poca plata que le queda, síganos produciéndonos vergüenza ajena, y siga destornillándose a carcajadas, que lo que viene hacia adelante, no es para dedicárselo a nadie. ¡Se lo digo de verdad!

25 de mayo de 2015

EL TRANSCONTINENTAL

Vista la noticia publicada por los mas importantes periódicos del mundo, con ocasión de la visita del primer ministro chino Li Keqiang a Brasil, donde China realizará gigantescas inversiones y seguirá su camino de copamiento internacional, porque en medio de la crisis, nadie puede resistirse al poder de su chequera; el proyecto estrella que se va a empezar es el ferrocarril transcontinental que permitirá una vía de acceso de Brasil a los mercados asiáticos. Este es un tema estratégico para el Brasil, que mirando durante décadas a Europa, Estados Unidos de Norteamérica y al África, emprendió su crecimiento industrial que lo ha convertido en una potencia económica emergente en el mundo; pero esto no puede seguir sin llegar a China y a los gigantes del Asia, que es allí donde está el dinero y la riqueza del futuro.

Y el diseño del transcontinental atraviesa todo el Brasil desde su centro neurálgico industrial que es Sao Paulo, hasta las costas peruanas donde un megapuerto abrirá el camino de ida y vuelta de miles de toneladas de mercancías al que podrán sumarse países como Ecuador y Colombia, también Bolivia, porque el diseño inicial muestra una ruta que casi toca nuestras fronteras en el norte. Y todo esto estaría bien, si no fuera que esa solución termina muy al norte, demasiado al norte.


Porque el interés boliviano debía ser que el transcontinental no solo pasara por Bolivia, sino que culminara en Arica, para establecer un espacio de integración entre Bolivia, Chile y Perú, integrando desde luego a Brasil y Argentina. Pero lo importante son los tres primeros, porque en un acuerdo semejante se podría sustentar el "retorno al mar", trabajando por un espacio de soberanía compartida, unido por el pragmático interés de los buenos negocios, donde todos los participantes tengan algo que ganar. Mientras esto sucede, los bolivianos estamos en La Haya, peleando por nuestros derechos expectaticios y convencidos de nuestra estrategia, que vuelvo a repetir, se parece a un "saludo a la bandera", porque de declararse la Corte competente en el caso, el resultado final será un llamado al dialogo y la negociación, ya que la Corte no puede fallar en contra de un pedido de negociación y sentenciar "¡no negocien! Pero la resolución estará condicionada a la inviolabilidad del Tratado de Paz y Amistad de 20 de octubre de 1904, sin cuya condición la Corte fallaría una resolución inaplicable. Esto sentará jurisprudencia y cerrará otras alternativas de negociación. Y se sentarán en la mesa Bolivia y Chile, que volverá a decir lo que siempre ha dicho, esta vez de buena fe, como corresponde al fallo de la Corte Internacional; hasta que, cercanos a alcanzar un acuerdo el Perú se niegue a viabilizarlo... y así, hasta las calendas griegas.

Algo totalmente distinto (lo dijo por primera vez Jaime Paz Zamora) sería un acuerdo tripartito entre Bolivia, Chile y el Perú para instalar juntos un negocio con perspectivas, mirando el Asia, vendiendo y comprando por millones. Pero esto no está en la cabeza de los estadistas de hoy, que prefieren, como siempre el show para ganar popularidad y votos, a encarar los problemas en su raíz y de frente, sin mentirse a ellos mismos y sin mentirle al pueblo boliviano.

7 de agosto de 2014

OLVIDADOS

Digamos primero que es una buena película. Que da gusto ver que en Bolivia se puede hacer cine de calidad y que los mismos actores que en otras cintas parecen estar actuando en farándulas de barrio, en esta se muestran a la altura de los artistas del cine mundial. Da gusto la fotografía, hasta el guión que por muy fácil podría ser objeto de críticas, está bien articulado y cierra de principio a fin un relato aterrador.

La película es buena también, porque es un justo homenaje a la generación que luchó y construyó la democracia sudamericana que hoy gozamos, y la cimentó tan dura y fuertemente que regímenes autoritarios, tan represores y abusivos como los de antaño, no han logrado derribar esa fortaleza de las elecciones, la pluralidad política y el valor del voto, como hubieran querido hacer chavistas, masistas y cuanto bolivariano del siglo XXI pulula por los rincones patrios.


Pero llega algo tarde porque corresponde a un ciclo del cine que hace quince años en Argentina y Chile ya contó y filmó a raudales, sobre el recuerdo de la sangre de más de 50.000 arrestados, torturados, exiliados y muertos, que es lo que le costó a Sudamérica la Guerra Fría y la “seguridad nacional” de los estados dictatoriales de ese entonces.

Tarde pero llega, se podría decir también. Para recordarle a los y las jóvenes bolivianos que esas fueron cosas que vivimos en este país y que no deben repetirse nunca más. Y se debiera personalizar mejor, así como se acusa a los dictadores de entonces, cobn nombres y apellidos, se debiera decir que los del otro lado, los que pelearon y peleamos por la democracia, fuimos miristas, socialistas, demócrata cristianos, chicos del ELN boliviano; el anonimato de un lado no le queda bien al film.

Y finalmente el contexto. Hay como una perdida temporal al mostrar el detalle. El Plan Condor se acordó a mediados de los años 70, cuando en Bolivia el dictador de turno era Banzer, pero los acontecimientos relatados en la película ocurrieron en 1979, cuando Banzer se había ido ya hace un par de años y el gobierno transitaba hacia la democracia con Walter Guevara Arce a la cabeza. El único conato militar en La Paz que se revive en la película tiene que haber sido el 1º de noviembre de ese año cuando el intento fallido de golpe encabezado por Natush Bush, que abrió las puertas a la presidencia de Lidia Gueiler, la primera Presidente mujer en Bolivia. En Bolivia los militares estaban ya en los cuarteles.

Tan es así, que para mostrar el vejamen y la tortura, de escenas tan reiteradas en el film, tuvieron que trasladar a un militar boliviano hasta Chile y mostrarlo allí electrocutando la picana o sumergiendo submarinos, porque en Bolivia eso ya no sucedía en esos años: La película es una denuncia sobre los acontecimientos en el continente, en Chile y Argentina y sus cárceles, pero no en las bolivianas.

3 de enero de 2014

UN BOLIVIANO QUE NO VENDRÁ

El piloto Carlos Sainz, bi o tri campeón mundial, que ha vuelto a las andadas luego de un corto retiro del automovilismo, estará entre los que corriendo en el Dakar no pasarán por Bolivia, ya que son 151 autos y 71 camiones, los que seguirán el curso original de la competencia, entre Argentina y Chile, dejando las alturas andinas y el Salar de Uyuni solo para las motos. Los organizadores han argumentado que Bolivia no ofrece la seguridad suficiente como para que los grandes coches y sus comitivas de auxilio vengan por acá, por lo menos en este primer experimento que al país le ha costado conquistar, sobre varios millones de dólares de por medio.

El Buggy de Carlos Saiz, que esta vez pasará de largo

Carlos Sainz es hijo de Antonio Sainz, quien fuera Cónsul General Honorario de Bolivia en Madrid durante más de treinta años, lo que le ha valido una doble nacionalidad en su momento, que el corredor no pone mucho empeño en hacer notar. Pero que ha visitado nuestro país muchas veces, acompañando a su padre y él solo, es de no dudarlo, en la época en que a los europeos se les trataba como amigos y que Carlos debe recordar, paseando por los caminos de Bolivia como por su propia casa.

Esta vez no llegará, aunque hubiera sido de esperarlo. Si por nuestros caminos llegaran los feroces autos preparados para el más difícil rally del planeta, y esa tremenda caravana de dinosaurios mecánicos que son los camiones compitiendo por ganarse el desierto, habría que ir por lo menos a mirarlos pasar. Pero no, durante unas horas, entre el 12 y el 13 de enero cruzarán por nuestro territorio unas cuantas motos, entre las que destacan las de varios compatriotas a los que hay que alentar, y eso será la loca aventura del Dakar boliviano. Un flash, que muchas páginas web o periódicos especializados ni siquiera se han tomado el esfuerzo de publicar.

Rescato lo positivo: durante un día, ese día, habrán fotos de Bolivia circulando por el mundo, y no serán de cocaleros o narcotraficantes eludiendo fronteras y controles, ni de perseguidos injustamente por un sistema judicial execrable y obligados a escapar fantásticamente de un país “especial”, sino de los bellos y únicos paisajes del Salar, que quedarán en la memoria de millones, que cuando retorne la seguridad por estos pagos (Bolivia está actualmente en la lista de los países que peor trata a los extranjeros en el mundo), se animen a venir y visitarnos.

15 de noviembre de 2013

¿EXPORTACION?

Más perdidos que un “masista en biblioteca” los cocaleros han anunciado la necesidad de otro estudio (el de la Comunidad Europea no les satisface) que investigue la cantidad de hoja de coca que se exporta a los países vecinos, y han adelantado un dato parcial que ellos calculan, con el objetivo de añadir esas cantidades a la suma que posibilitaría la legalización de 20.000 Hs o más de sembradíos, que se producen libres de controles, lo mismo que se comercializan libres de impuestos en nuestro país.


El error está en anunciarlo, porque todo intercambio con el exterior no es exportación, es tráfico, ya que la coca está prohibida de comercializarse internacionalmente, por la Convención  Unica de Viena sobre Estupefacientes; la que Bolivia denunció y a la que tuvo que adherirse casi inmediatamente de nuevo, so pena de quedar etiquetado como lo que parece ser, un Estado vinculado y cómplice del narcotráfico internacional.

Inmediatamente el Brasil y Chile se ha alertado del hecho de que los narco-cocaleros, con el apoyo del Estado plurinacional boliviano, han develado que introducen ilegalmente no solo cocaína sino coca, en los países vecinos. Ahora anuncian que mejorarán sus controles, para evitar que el tráfico de hojas de coca llegue hasta sus sociedades, perjudicando la vida de chilenos o brasileños, que son naciones que crecen y se desarrollan mejor que las otras en el subcontinente.

No se puede utilizar con ningún fin las cantidades de coca para la exportación, porque la exportación está prohibida internacionalmente, la exportación es tráfico, la exportación es un delito. El que sume, es cómplice.

6 de junio de 2013

VAYA COINCIDENCIAS

Evo Morales acaba de argumentar doctamente que Bolivia haya recurrido a La Haya. Dijo que en 1889 no hubo una guerra, sino una invasión chilena; que el tratado de 1904 fue impuesto con presiones, amenazas y chantajes por los invasores, y tercero, que ese tratado no se consumó realmente, es decir, que la parte que lo impuso –Chile– no cumplió nunca con él.

Mi primera reacción fue pensar en quién estará asesorando a Evo Morales y contándole estas historias, porque no está mal la argumentación, para una persona tan poco instruida, que difícilmente habrá investigado los acontecimientos para interpretarlos. Quise imaginar en qué libros habría leído todo eso nuestro Presidente, cuando me acordé que él mismo ha dicho que no lee libros y que su ufana de no haber asistido nunca a una universidad. Entonces imaginé que esto tenía que ser fruto de la vida misma: “No hay mejor escuela que la vida”, como se suele decir.

Y decidí por una rápida ojeada a la vida misma del Caudillo aymara y… ¡Eureka! Lo encontré.



Él mismo, cuando se trató de tomar el poder en Bolivia, poco democrático y revolucionario como es, no dudó en sublevar a la población contra el Presidente legítimo de ese entonces hasta obligarlo a renunciar y a huir del país. Y siguió bloqueando y sublevando la institucionalidad invadida, obligando a otras renuncias, hasta que pudo ganar contundentemente unas elecciones. Su presidencia no fue fruto de un trabajo democrático y respetuoso de las reglas, sino de levantamientos, bloqueos y asonadas; nada se ha visto más parecido a una invasión al poder.

Y ya instalado siguió bloqueando, chantajeando, amenazando y obligando a quienes correspondiera, para lograr una nueva Constitución política. Impuso textos elaborados por extranjeros tan revolucionarios como él, que copiaron constituciones igualmente revolucionarias escritas para otros países, principalmente Ecuador y Venezuela. Repelió las protestas populares contra esos abusos obligando a sesiones que concluyeron aprobando un primer texto en un cuartel (La Glorieta) protegido por los militares, disparando contrab el pueblo, en vez que en el teatro de las sesiones constituyentes en Sucre o en La Casa de La Libertad, que hubiera sido un lujo; luego obligó a los legisladores a trasladarse a Oruro donde tenía un escenario más propicio para cercar a los asambleístas y obligarlos a aprobar la mentada Constitución, que reformó él mismo bajo un acuerdo espurio con los parlamentarios de ese entonces, en sesiones oscuras y ocultas en las oficinas de la Lotería Nacional en La Paz.

Y luego el cerco al Parlamento, para que sí o sí, aprobara ese mamarracho, que dejó de serlo, cuando el pueblo boliviano le dio un contundente SI en un apresurado referéndum. Aclaro que a partir de ese momento yo dejé de llamarlo mamarracho y pasé a respetarlo como la máxima ley que rige nuestros destinos plurinacionales.

Finalmente resultó que ni el propio Evo Morales Presidente cumple lo que obligó a aprobar a sangre y fuego. Lo ha demostrado muchas veces, pero la más emblemática de todas es la decisión anticonstitucional de presentar su candidatura por tercera vez, incumpliendo sus compromisos personales y lo que dice la propia Constitución. Ha involucrado en este incumplimiento al Ejecutivo, al Legislativo, al propio ilegítimo Tribunal Constitucional (porque sus componentes fueron instalados habiendo recibido menos del 10% de los votos del electorado que los rechazó). Es decir, un incumplimiento con todas las intenciones y en todas las dimensiones.



"La escuela de la vida" –pienso yo–.

31 de mayo de 2013

LA ESTRATEGIA ENVOLVENTE INTERNACIONAL

La situación del Estado plurinacional boliviano está cada día peor en el mundo y entre nuestros vecinos. Y no afirmo esto por autosatisfacer mi obsesión opositora de todos los días, que ya hasta pena da esto de despotricar contra el régimen sin que pase nada; lo hago para que quede claro lo que vendrá sobre el país –más temprano que tarde, conforme pasan los días- cuando se derrumbe el castillo popular de naipes plurinacionales, que en el mundo mundial se conocen más bien como bolivarianos.



¿En qué lugar de la estrategia marítima estaba lo de retirar de la Agenda de la Asamblea General en la OEA el tratamiento de nuestro centenario reclamo, después de 34 años de soberbio sostenimiento? El estilo masista de trabajo “envolvente” funciona dentro de casa, donde se puede improvisar imponiendo la fuerza y el desorden de la voluntad de un grupo incompetente empoderado, pero no hacia afuera, donde la profesionalidad y la cautela debieran primar siempre. Ahora resulta que la demanda marítima ante los tribunales de La Haya es nuestra prisión y que no podemos hacer nada antes de tratar el tema en esos estrados, otorgando una gran concesión a Chile al hacer absolutamente bilateral este asunto. ¿Quién lo pensó? ¿Quién asume la responsabilidad de este autogol?

La casi ruptura de relaciones con estado Unidos de Norteamérica es un llamado de atención a la comunidad internacional, que ha de evaluar de manera contraria a nuestros intereses esta situación. La Embajada, la DEA, la NAS y finalmente USAID son el resultado de la presión cocalera del Chapare cochabambino, el resultado de una nefasta gestión que no puede dejar sino un tufillo a coca y a cocaína. Solo los países de la ALBA pueden comprender nuestra determinación revolucionaria, pero la ALBA está sufriendo momentos terminales y su opinión no vale casi nada.

Es cierto que la política antidrogas de Estados Unidos está cambiando radicalmente y dejando de ser una guerra para pasar a contar con una estrategía más integral e inteligente, pero en un mundo donde la colaboración entre países, instituciones, asociaciones e incluso personas es el motor principal del desarrollo, perder este nexo es un salto atrás difícil de aquilatar ahora; más aún cuando la retirada de EE.UU. nos deja en manos casi exclusivas de lo que diga y haga el nuevo gigante de la región, Brasil, que ese si está aquí al lado.

El Brasil empieza a dar muestras de enojo. Nuestro principal comprador de gas y potencia regional indiscutible, podría esperar algo de mayor consideración de su vecino. Lo del Senador Pinto asilado sin salvoconducto en la Embajada brasileña en La Paz ya es un exabrupto; lo de los hinchas futboleros presos en Oruro es otro gafe que han dejado pasar. Pero lo que no pueden y no dejarán pasar es la cantidad creciente de cocaína que desde el Perú y Bolivia les llega a través de nuestras fronteras. Y este problema es extensible al resto de los vecinos, cada vez más preocupados.

La Bolivia plurinacional, bajo la hegemonía campesino-aimara (de originaria, nada) mira el Pacífico y se olvida de Brasil. Esto no sería un grave problema, si se circunscribiera a la incapacidad e inoperancia de generar políticas hacia el Pacífico, como lo viene demostrando hace años la Cancillería –seguramente plurinacional– , que eso se solucionará en algún tiempo, cambiando a los actuales administradores; lo tremendo es olvidar la Amazonía, sobre todo Santa Cruz, que carente de una élite política con proyecto propio, está entregándose cada día más a la influencia e intereses de la potencia vecina.

Por otro lado, Sean Penn ha demostrado que el imperialismo tradicional tampoco se ha ido del todo, está mirando desde palco. Basta la opinión de un actor del cine norteamericano para que se descalabre todo y quede al descubierto la trama de corrupción, extorsión, utilización de la justicia… o como dice Penn, un mundo donde “miles de prisioneros viven rodeados del tipo de salvajismo humano que sólo imaginamos en pesadillas”. Ese mundo que denunciamos cada día los ciudadanos en Bolivia, pero que solo se ve cuando se trata el tema en California.

¿Y qué decir del Irán, que nos inserta cada día a la lista de naciones peligrosas? ¿No se está encubando ahí un riesgo de grandes dimensiones, sin que pueda venir ya el Comandante Chavez u otro Chapulín de la ALBA a salvarnos?

Pero todo eso importa poco. De lo que se trata finalmente es de Vivir Bien, de que Bolivia Cambia y que Evo Cumple.

22 de mayo de 2013

SIEMBRA VIENTOS...

Ni tú, ni yo, ni nadie, sabíamos que presentar la demanda boliviana por el mar ante el Tribunal Internacional de La Haya significaría romper con la insistencia multilateral en la OEA. Renunciar a la tesis boliviana de la multilateralidad y aceptar la tesis chilena de la bilateralidad, donde solo ellos tienen para ganar, más aún si el Perú sigue y seguirá siendo un país tranca (peor si no se lo toma en cuenta).

La renuncia es más que no tratar el tema marítimo en la Asamblea General, es abandonar un camino que Bolivia siguió consecuentemente durante décadas. Evo Morales ha impuesto otro rumbo, altamente riesgoso a la demanda boliviana.

Nuestra nueva estrategia (que yo la pensé envolvente, al estilo masista: "metale con todo y sin importar nada") parecía contemplar varias batallas en escenarios distintos. En los organismos multilaterales de la región y el mundo, en los tribunales internacionales, en el dialogo directo entre Chile, Perú y Bolivia, en la diplomacia directa, en el invento este de la diplomacia de los pueblos. Bolivia dando batalla en todos los rincones.

A decir de Chile fue su diplomacia la que amenazó con evitar-empantanar-denunciar la inclusión del centenario reclamo boliviano en la agenda de la próxima Asamblea General, entendiendo que el conflicto se trasladó definitivamente al ámbito bilateral gracias al nuevo contencioso internacional planteado por Bolivia. Ellos dicen que no se puede, según estatutos y normas de la OEA, tratar el tema en dos ámbitos distintos al mismo tiempo.

Y parece que tienen razón, porque Bolivia ha retirado después de 34 años consecutivos su solicitud de incluir este reclamo entre los temas a ser reconocido y discutido por todos los países del continente americano.

Ni tú, ni yo, ni nadie lo sabíamos, porque no somos expertos. Los expertos tampoco lo dijeron o son expertos de cuarta, como suelen proliferar en este gobierno. El resultado es amargo. Hemos cambiado el escenario difícilmente conquistado en 1979 a otro que no garantiza sino el reconocimiento al pedido boliviano de exigirle a Chile que negocie de buena fe (?) una solución al conflicto, corriendo el riesgo de que el resultado pudiera sernos adverso.

Magro resultado. Un primer paso en falso de la nueva estrategia del etnonacionalismo autoritario que no mira más allá de sus narices y se autosatisface con el apoyo interno y la esperanza de miles de bolivianos engañados con espejitos de colores. Hay personas en Bolivia que creen que el Tribunal de La Haya tiene la potestad de decidir que Chile nos devuelva o nos otorgue una salida al mar con soberanía.

4 de abril de 2013

DESEANDOTE MUCHA SUERTE

Me gustó lo de Rodríguez Veltzé, una verdadera personalidad para representar a Bolivia ante el Tribunal Internacional de La Haya. Difícilmente Chile podrá superar la altura de un ex-Presidente de una Corte Suprema y ex-Presidente Constitucional de una República (antes de este Parque Temático que tenemos hoy, en este mismo lugar de Sudamérica, había una República), que es un currículo que pesa en cualquier Embajada, más aún en territorio del Reino de los Paises Bajos, que se precia de mantener uno de los protocolos más cerrados y estrictos en Europa.

Es de esperar que semejante personalidad lleve entre sus manos una demanda que presentada de buena manera, nadie pueda soslayar, y que demuestre que Bolivia tiene razón en su reclamo centenario.

En todo este zafarrancho marítimo hay una cosa que se ha realizado bien, y que parece que Evo Morales y sus muchachos saben hacer realmente, y es que el centenario problema boliviano se ha vuelto un problema de verdad; la comunidad internacional se ha visto ante un pataleo que no es de ahogo aunque parezca, sino rabieta desorganizada, pero rabieta al fin. Hay un país que no olvida, que reclama, que puede improvisar cosas, porque ese es el Presidente que tenemos, que no tiene vergüenza (ni ajena ni propia) de soltarlas en público, para mal de nuestros adversarios, que se deben preguntar qué hacer con sus vecinos del norte, que por sobre todas las improntas y el ridículo al que se exponen muchas veces, pueden sorprender por imprevisibles.

Quiero decir que a veces eso de andar por la vida tan perdido como un masista en biblioteca no había sido tan-tan malo, puesto que desconcertó por un momento al adversario chileno, que no reaccionó bien ante tal rabieta, con un soberano “cocacho” (que a muchos cuicos, ganas no les debe faltar), porque se vería feo, demostraría que Chile no tiene voluntad de arreglar las cosas por las buenas, como repiten siempre y en todos lados. Parece que valió la pena por un rato esto de darle al asunto por arriba y por abajo, bilateral, trilateral, multiplurisuperlateral, a charangazos, el foros donde no correspondía, por donde se pueda… incluyendo la ridiculez de las medallas a los soldaditos extraviados allende la frontera, hasta eso sirvió para algo.

Lo de Rodriguez Veltzé es diferente. Llama la atención, por raro. Podían, en su lugar, haber nombrado a un dirigente cocalero como están acostumbrados, por méritos sindicales y sin títulos universitarios, a ver que vaya a La haya a propagar nuestra cultura original y milenaria, como enseñan hoy en la Academia ex-Diplomática en Cancillería, a khoar una mesa de brujos andinos o a mostrar lo colorido de nuestros ancestrales bailes, porque no supiera hacer otra cosa; haber si así convencemos a esos jueces y les ganamos la batalla judicial que hemos abierto. Suerte que no pasó, como en muchos otros casos.

¡Que sea el fin de la improvisación!

¡Felicidades Eduardo, y muchísima, pero muchísima suerte! Estamos para lo que necesites. Porque acompañado como vas de acompañado, vas a necesitar suerte, realmente.

6 de junio de 2012

La OEA y el MAR

Cuando Evo Morales Ayma llegó el año 2006 a ser Presidente de la entonces República de Bolivia, y como no asistió nunca a estudiar en la universidad (de lo que se ufana) y sabía muy poco de la historia marítima del país, sus avatares, avances y retrocesos en más de cien años de controvertida diplomacia, se dejó seducir por los ojitos que le hizo la entonces Presidente de Chile Michelle Bachelet Jería (médica, titulada por la Universidad de Chile, una ventaja comparativa en su formación intelectual), quien lo convenció que el problemita ese lo podían resolver entre ellos dos, tan revolucionarios como seguramente le decía ella que eran ambos, ella y él, dos socialistas, un solo corazón.

Así que Evo olvidó el camino boliviano por la multilateralidad, que explica nuestra mediterraneidad no como un asunto exclusivo entre Bolivia y Chile, sino como que en realidad afecta moral, económica y diplomáticamente a todo el continente. Evo decidió que no, que entre él y Michelle lo resolverían, intercambio de charangos de por medio, lo que le iba muy bien ese momento (el más alto de su brillo y apogeo) gracias a que empezaba entonces a creer (tanto llunku repietiéndoselo día por medio): que con él comenzó la historia de verdad, la nueva era.

El romance transandino duró un tiempo y Bolivia olvidó hacer lo de todos los días, llevar a la OEA el planteamiento y repicar que este era un asunto de interés multilateral que atinge a todos los estados y gobiernos; por suerte Chile no aprovechó del todo aquel descuido para provocar una nueva resolución que barriera con la de 1979, que tanto nos favorece, y que sigue vigente, por no haber otra hasta ahora.

Terminado el mandato de Bachelet llegó Piñeira y a Morales esto le pareció muy mal, no porque dejara de hacerle ojitos (La Moneda debe haber considerado hasta eso para seguir engatusando al insólito vecino), sino porque era de derechas y con la derecha no se puede hablar. Sin previo aviso, sin alertar a nadie, el 23 de marzo de 2011, Bolivia decidió por su nuevo camino: Este asunto lo resolvemos en los tribunales internacionales y para ello, en un año, estaríamos con nuestra demanda internacional en los tribunales de La Haya –dijo el presidente aymara, conquistando aplausos de sus secuaces, que todavía le creen–.

Y llegó el 23 de marzo de 2012, que en Santiago deben haber esperado pertrechando una fila de especialistas para contrarrestar la demanda boliviana. Pero no pasó nada de nada. Era de prever la dificultad de una demanda por encima de un tratado internacional, que en su momento fue ratificado y tiene plena vigencia, así sea injusto como pocos y no haya resuelto un problema que algún día deberá encontrar solución definitiva retornando a Bolivia la cualidad marítima perdida en una cruenta guerra; a ver si había algún Tribunal Internacional que la aceptara, mejor si era La Haya, como se amenazó. Pero el 23 de marzo de 2012 Evo Morales no tenía ni redactado el pliego de la demanda, ni una letra, ni un escrito firmado por algún picapleitos de tercera siquiera, de los que deben abundar entre el masismo y que en su momento dijeran que podían hacerlo.

La 42 Asamblea General de la OEA nos alcanzó en esas condiciones y se preparó un show al estilo de una asamblea sindical de cocaleros del Chapare, pero no para cumplir con la amenaza antes dicha, sino para cambiar de nuevo el enfoque y la postura, ahora se le pide a Chile que revisemos el viejo tratado de 1904, conociendo de antemano la respuesta: Aquí no hay nada que revisar ni renegociar, todo está dicho, todo está acordado. De poco sirvió la buena barra que armaron los masistas en la OEA, que a grito pelado reclamó el mar y agitó wiphalas y banderas; menos aún el partido de futbol contra un equipo de chilenos que jugó el Presidente mientras sesionaba la Asamblea.

Es que así no se hace. Sino el ridículo al que ya nos han acostumbrado.

Chile, que sí cumplió con su tarea, hablando delegación por delegación, con sus argumentos bien armados, logró que uno a uno los países presentes sin excepción alguna, declararan que ese no era sino un problema bilateral entre los involucrados. Ni Venezuela, el mejor aliado político del régimen, ni Perú que se sabe involucrado. Fue una victoria chilena de proporciones, en nuestra propia cancha.

Una mirada desde el siglo XXI, cuando el capitalismo mundial se traslada a la Cuenca del Pacífico, muestra la creciente importancia de las costas que bordean el territorio que antes fuera boliviano, para todos los países que lo rodean y para otros igualmente interesados, como el Brasil, que junto a Bolivia, Perú y Chile, pueden encontrar en él una plataforma de integración económica y comercial sin precedentes. Claro que este problema centenario es continental, cada día con más fuerza, porque esas playas y farallones están mirando de frente los mercados de la China y de los países del Asia, que requieren puertos para embarcar y desembarcar las mercancías del futuro próximo, no solo para Bolivia, sino para toda la zona de influencia en esa parte de América del Sur, y frente a ello no se puede seguir con improvisaciones que se parecen cada día más a payasadas.


Algo tiene que cambiar para dejar de ser el hazmerreír de diplomáticos y embajadores en Santiago y construir un país al que se lo toma en serio. Se podría decir que se tienen que cambiar a Choquehuanca y la caterva de advenedizos con ínfula de diplomáticos atrincherados en nuestra humillada Cancillería, pero creo que no basta. La cirugía tendrá que ser de mayor envergadura.

7 de junio de 2011

En la OEA (¿quién se olvidó la demanda?)

Y llegó el Ministro Choquehuanca a San Salvador a exponer la demanda marítima boliviana, pero ni en su discurso solicitó la reposición del tema en la agenda de la OEA de este año, más allá de la propaganda que se hizo en Bolivia sobre este importante asunto; el Canciller se limitó a exponer el tema durante su intervención. Dicen los que más saben de estos temas que haberlo hecho conllevaría otra derrota internacional de magnitud (no tanto como el 193 a 1 que nos propinaron en Cancún cuando la Cumbre para el Cambio Climático), con solo 11 apoyos frente a 22, al menos indiferentes, los que cumplieron formalmente con expresar su preocupación sobre el tema.

Pero la Cancillería boliviana si presentó a tiempo una solicitud, pidiendo el cambio de fecha de la próxima Asamblea cuya sede ya estaba decidida hace tiempo, la ciudad de Cochabamba; el pedido de cambio de fechas fue aceptado y la noticia se difundió en Bolivia como un gran logro político: se informó que la OEA había decidido reunirse el próximo año en Cochabamba. Así funciona la cosa, la manipulación y la desinformación a la orden del día.

¿Y la demanda boliviana sobre el mar, quién la olvidó en La Paz, que no apareció nunca para tranquilidad de los chilenos? La verdad verdadera es que Bolivia dejó de presentar la demanda marítima hace seis años atrás, cuando el MAS llegó al gobierno. Pero este año el gobierno boliviano anunció su reposición con bombos y platillos, como suele hacer el etnonacionalismo plurimúltiple, mostrando viejos logros como suyos y como si se hicieran por primera vez; una vergüenza más, esta vez en El Salvador: "¡de vergüenza en vergüenza, patria o muerte, venceremos!".

En 1979, por primera vez en la historia, la Presidencia de Walter Guevara consiguió que la OEA aceptara tratar el reclamo marítimo de Bolivia como un asunto de interés continental. No fue fácil.

Bajo la Presidencia de Jaime Paz Zamora, Bolivia logró que la agenda anual de la OEA incluya la demanda marítima todos los años, como un asunto permanente de preocupación continental. Costó diez años de trabajo lograr eso y significó una linea de acción estatal compartida entre varios gobiernos consecutivos (como debe hacerse).

Cuando llegó Evo Morales al gobierno, fascinados como estaban con las medallitas que le regalaba el gobierno de Bachellet, BOLIVIA SUSPENDIÓ LA PRESENTACIÓN DE LA DEMANDA ANUAL A LA OEA y aceptó la tesis chilena de la bilateralidad. "Medallitas por demanda", parecido a lo que se cuenta de Melgarejo: “un caballo por el Mato Grosso”.

[caption id="" align="aligncenter" width="359" caption="Esta es la moneda que regaló Chile con motivo del Bicentenario del Grito Libertario el año 2009. Acuñaron la efigie de Evo Morales Ayma, reemplazando la de Juana Azurduy de Padilla, que figuraba en el diseño original."][/caption]

Evo Morales y el Canciller Choquehuanca cargan con esa culpa histórica, de haber hechado por la borda el avance conseguido por Bolivia durante décadas de trabajo, y quieren ahora enmendar y reponerse de lo perdido (hay que apoyarlos sin vacilaciones, porque esa es la línea correcta, la de la multilateralidad); aunque hay un problema en el camino (que también es por culpa de ellos)  que vuelve más complicado el planteamiento boliviano, y es la declaración constitucional del irrenunciable derecho a la soberanía como condición previa a la solución a un acceso al mar para Bolivia. Países que nos apoyaban tradicionalmente, seguramente se verán presionados por la diplomacia chilena para no reponer la demanda boliviana como un tema anual de agenda, porque la nueva condición puede mostrarnos como belicosos, ante la voluntad de convivencia pacífica que antes inspiraba antes nuestro pedido. La atrevida consigna chilena de “por la razón o por la fuerza”, ahora se ve compensada desde la nueva Constitución boliviana.


 

3 de mayo de 2011

Alerta

Es la segunda vez que lo leo. La primera la escribí yo en este mismo blog, cuando dije que el conflicto del mar con Chile en manos de Morales y sus colaboradores podría desencadenar un conflicto fronterizo militar, como un conato de enfrentamiento. Esta vez la advertencia es de Andrés Oppenheimer.

Hace medio siglo que los cubanos viven en un estado de alerta militar permanente contra supuestas invasiones. Chávez no ha dudado en movilizar al ejército venezolano a la frontera con Colombia. Correa también lo ha hecho en Ecuador y ha puesto al país en pie de guerra un par de veces. ¿Por qué Morales no habría de hacerlo, si están cortados con la misma tijera? Ellos saben que el descontento popular se puede contrarrestar con el “enemigo externo” y no dudarán en hacerlo, llegado el caso.

Con seguridad que está entre sus planes.