ALTERNATIVAS

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16 de septiembre de 2018

EL FALLO

 ¿A qué le llamamos los bolivianos un fallo favorable en La Haya?

A que la CIJ sentencie el 1º de octubre que Chile está OBLIGADO a negociar, que ha INCUMPLIDO sus compromisos durante 100 y más años, y que determine un PLAZO para que de buena fe, Chile nos retorne una salida SOBERANA al Océano Pacífico.

¡Lo demás es cuento!


Si El Fallo en La Haya no contemplara ninguno de estos tópicos, sería una sentencia más bien favorable a Chile, y un siglo de reivindicaciones y esfuerzos bolivianos se clausurarían para siempre. Desde luego que no va a suceder, porque la demanda boliviana está bien hecha y mejor planteada (recordemos el rol protagónico de Carlos Mesa y Eduardo Rodriguez) en ese plano, y de los abogados (ninguno boliviano) en el desarrollo técnico y las presentaciones en sala. Pero (todo hay que decirlo) esto fue jugar con fuego.

Si la CIJ determina que únicamente la obligación de ambas partes a sentarse juntas a negociar de buena fe, Chile va a decir que siempre estuvo dispuesto a hacerlo así y propondrá un plazo, empezando por la presencia de un Mandatario Boliviano que ha enrarecido la relación, esperando que el año 2020 haya otro Presidente, dado que las leyes bolivianas así lo establecen. Y entonces empezamos -dirán-.

Si la CIJ no sentencia que Chile ha incumplido sus compromisos, el fallo no tendrá el peso que Bolivia requiere, porque Chile entenderá que lo ha hecho bien hasta ahora y tratará de continuar por la misma linea, los próximos cien años. El fallo sobre incumplimiento permite a Bolivia replantear el método de trabajo, y eso es muy importante.

Y si la sentencia no establece un plazo de tiempo, no servirá para mucho, porque puede pasar un nuevo siglo (a eso Chile le puede llamar un “plazo razonable”) y seguiremos en las mismas.

Finalmente, si el fallo no condiciona el resultado y expresa con claridad que la negociación debe culminar con el retorno de Bolivia al mar, a través de un territorio soberano, el esfuerzo y la demanda no tendrán sentido. Este detalle es el más importante y el más difícil de lograr (yo creo que es imposible), aunque si se da, Chile se negará a la negociación y esgrimirá una condición: “con Haya o sin ella, aquí no se habla de soberanía”.

El Presidente Morales Ayma nos ha mentido al presentar esta demanda como el despliegue máximo al que Bolivia puede aspirar en la historia de este conflicto, más aún, haciéndole creer al pueblo que ya tenía el mar en el bolsillo. Desde luego que pasado el orgasmo mediático que se transmitirá desde el Palacio de Evo como desde una jaula de pavoreales, habrán otras mejores opciones en que pensar para el futuro, aprovechando (no hay que quitarle méritos) los resultados favorables de la demanda presentada.

Como dije el año 2013, un día después de la demanda: “Esto es un puro saludo a la bandera”.

Y hablando de banderas, ¿alguien se acuerda de aquella de chiquicientos kilómetros que mandaron a hacer, iniciando el capítulo folclórico/reivindicativo? Debiéramos sacarla de nuevo este 1º de octubre para aprovechar, al menos, tanta tela.

5 de agosto de 2015

RISA

El presidente Morales ríe. No solo se ríe, sino que sale a la prensa a declararlo para que sea noticia y lo difundan las radios y lo ventilen todos los periódicos. Al presidente Evo le han contado un chiste y él -magnánimo- quiere compartirlo con nosotros e, imagino, hacer que su pueblo se divierta también. Pero el presidente (faro, luz, guía y redentor de los bolivianos) se ríe de los potosinos, de sus inútiles pedidos en medio de la pobreza casi sin límites que hemos aprendido a olvidar, gracias a este redentor que les ha hecho creer a sus seguidores, que Bolivia es un país ya no del tercer o cuarto mundos, sino que ha salido de la pobreza, no tiene analfabetos, chapotea en la abundancia; y todo gracias a haber despilfarrado la bonanza (casi 200.000.000 de $us ha dispuesto su gestión) construyendo, por ejemplo, un teleférico que en realidad sirve para que se diviertan los turistas que nos visitan en La Paz, y nada más.


Y mientras sus carcajadas no han terminado de sonar, dice lo del Cónsul de Chile y amenaza con expulsarlo, dándole a La Moneda el mejor argumento para mostrar ante el mundo que lo que Bolivia quiere es joder y no solucionar el asunto marítimo, como afirma nuestra diplomacia con su decena de abogados y antiguos presidentes, contratada y bien pagada para atender nuestro sempiterno reclamo marítimo, ya que la Cancillería poco puede hacer por si sola, después de haber sido desmantelada de diplomáticos, reemplazados por masistas que aprendieron (en cursos acelerados, igual que con el aymara) a bailar danzas populares, porque a eso se ha reducido la participación boliviana en el mundo de las embajadas. Así se fueron por la borda años de esforzado trabajo, y la demanda en La Haya incluida. Como soy pesimista en este asunto, no creo que se pueda reparar el daño.

Yo nunca creí en la viabilidad de la demanda boliviana, porque sacó la aspiración marítima (justa y legítima)  del esquema multilateral y centenario, y la puso a disposición de los encuentros bilaterales con la socialista Bachelet, hasta que a Chile llegó "la derecha" y Evo se trasladó de los mimos maternales a una demanda internacional, con el deseo de hacer del problema un verdadero problema, y cuando estaba por convencerme de que esta vez podría ser... vino el redentor y mandó callar. Nunca creí en la demanda -repito- (y lo escribí desde el primer día) porque se trata de un pleito que quiere obligar a Chile a hacer lo que siempre ha fingido hacer: dialogar; sentarse a la mesa, lo que no es un avance para ningún lado, así ganáramos y los tribunales internacionales nos dieran la absoluta razón; estaríamos otros cien años "dialogando", esta vez de buena fe, como obligaría la sentencia. Pero de mar y soberanía para Bolivia, nada de nada.

Pero qué peor disposición para el diálogo que la respuesta del mismísimo presidente boliviano a una propuesta falaz y oportunista de reencuentro lanzada por Chile: restablezcamos relaciones para poder dialogar, nos dijeron, y salio el redentor con condiciones y amenazas, desde que nos devuelven en cinco años el mar y la soberanía (le faltó el carajo), mientras les expulsamos al espía que, como todos los periodistas que nos mandan, es un Cónsul disfrazado, que osa reunirse con la mera oposición -¡que atrevimiento!- y conspira contra Mí que soy el pueblo (no el potosino, desde luego).

El presidente Evo se ríe, como se ríen de él en los corrillos diplomáticos del pequeño mundo interesado en lo que hacemos y necesitamos los bolivianos. Pero el presidente Evo sabe (con tanta genuflexión frente al Papa seguramente habrá aprendido) de la sentencia casi bíblica por lo milenaria: "el que ríe último, ríe mejor". O sea que siga derrochando la poca plata que le queda, síganos produciéndonos vergüenza ajena, y siga destornillándose a carcajadas, que lo que viene hacia adelante, no es para dedicárselo a nadie. ¡Se lo digo de verdad!

22 de mayo de 2013

SIEMBRA VIENTOS...

Ni tú, ni yo, ni nadie, sabíamos que presentar la demanda boliviana por el mar ante el Tribunal Internacional de La Haya significaría romper con la insistencia multilateral en la OEA. Renunciar a la tesis boliviana de la multilateralidad y aceptar la tesis chilena de la bilateralidad, donde solo ellos tienen para ganar, más aún si el Perú sigue y seguirá siendo un país tranca (peor si no se lo toma en cuenta).

La renuncia es más que no tratar el tema marítimo en la Asamblea General, es abandonar un camino que Bolivia siguió consecuentemente durante décadas. Evo Morales ha impuesto otro rumbo, altamente riesgoso a la demanda boliviana.

Nuestra nueva estrategia (que yo la pensé envolvente, al estilo masista: "metale con todo y sin importar nada") parecía contemplar varias batallas en escenarios distintos. En los organismos multilaterales de la región y el mundo, en los tribunales internacionales, en el dialogo directo entre Chile, Perú y Bolivia, en la diplomacia directa, en el invento este de la diplomacia de los pueblos. Bolivia dando batalla en todos los rincones.

A decir de Chile fue su diplomacia la que amenazó con evitar-empantanar-denunciar la inclusión del centenario reclamo boliviano en la agenda de la próxima Asamblea General, entendiendo que el conflicto se trasladó definitivamente al ámbito bilateral gracias al nuevo contencioso internacional planteado por Bolivia. Ellos dicen que no se puede, según estatutos y normas de la OEA, tratar el tema en dos ámbitos distintos al mismo tiempo.

Y parece que tienen razón, porque Bolivia ha retirado después de 34 años consecutivos su solicitud de incluir este reclamo entre los temas a ser reconocido y discutido por todos los países del continente americano.

Ni tú, ni yo, ni nadie lo sabíamos, porque no somos expertos. Los expertos tampoco lo dijeron o son expertos de cuarta, como suelen proliferar en este gobierno. El resultado es amargo. Hemos cambiado el escenario difícilmente conquistado en 1979 a otro que no garantiza sino el reconocimiento al pedido boliviano de exigirle a Chile que negocie de buena fe (?) una solución al conflicto, corriendo el riesgo de que el resultado pudiera sernos adverso.

Magro resultado. Un primer paso en falso de la nueva estrategia del etnonacionalismo autoritario que no mira más allá de sus narices y se autosatisface con el apoyo interno y la esperanza de miles de bolivianos engañados con espejitos de colores. Hay personas en Bolivia que creen que el Tribunal de La Haya tiene la potestad de decidir que Chile nos devuelva o nos otorgue una salida al mar con soberanía.