ALTERNATIVAS

29 de enero de 2019

¿QUÉ SE NOS VIENE AHORA?

Pasadas las internas y puesto en evidencia el MAS y su esqueleto antidemocrático, y convencido de que hay una candidatura que se ha favorecido de las circunstancias hasta alcanzar 2/5 de la preferencia electoral, asegurando una segunda vuelta y por lo tanto su victoria, cabe pensar en los planes que el gobierno tendrá que activar para garantizar su re-re-re-re, que es lo único que verdaderamente le interesa.

Cuando el pueblo y el voto le dijeron ¡NO! el 21F, los masistas se reunieron para decidir cuatro vías para burlar el mandato popular y la ley. Hoy estarán haciendo lo mismo, tienen que tener un plan, solo que este no puede hacerse público, porque raya en la actividad delincuencial.

1. Deben eliminar al candidato con posibilidades de derrotarlos. Por el momento se llama Carlos Mesa Gisbert y nada parece poner en peligro la tendencia que lo ha instalado en ese sitio, desde el que puede disputar con Morales Ayma el 80% de la totalidad de votos a emitirse en octubre (5% blancos y nulos, 15% para los demás candidatos). Eso quiere decir inhabilitarlo políticamente, aunque no faltarán psicópatas que piensen que la "revolución" masista está por encima de todo y se pongan a planear en solitario salidas más contundentes.

Frente a esto hay que cuidar al candidato; jurídica y físicamente. Es tiempo de organizar sistemas de seguridad personal, equipo de abogados, inteligencia y contrainteligencia de campaña. Es un tema técnico, en ambos casos.

2. Van a preparar un fraude electoral de dimensiones bochornosas. El sistema boliviano de recuento de votos es muy bueno, de los mejores en la región y no hay tiempo ya para que lo cambien; el concepto de preclusión en mesa permite controlar la limpieza electoral, con la única condición de tener un delegado en todas y cada una de las mesas, capacitado para controlar la votación, el recuento, firmar y recoger el acta correspondiente y llevarla al centro partidario de control; porque (es necesario aclarar) solo los partidos pueden hacer control electoral.



Frente a esto, hay que organizar una enorme movilización, organización y capacitación ciudadana para el control. Hay que listar cuarenta o cincuenta mil personas, mayores de edad en lo posible, entrenarlas y que se hagan cargo mesa por mesa y recinto por recinto. Toda otra acción es testimonial, porque con conteos rápidos paralelos o con fotografías de los resultados, se puede denunciar el fraude, pero no defender el voto; para ello es necesaria la "copia original" (así se llama) del acta emitida en la mesa de votación. Es el único documento válido para este fin.

¡Eso es lo que tenemos que organizar entre todos! Dentro y fuera de los partidos, sobre todo de los que se perfilan ganadores, que de este asunto saben poco y tienen nula experiencia. Bien haría Samuel Doría Medina en aportar con eso, porque de lejos, es el que más sabe.

El 21F, cuando Unidad Nacional y el Movimiento Demócrata y Social se pusieron de acuerdo, lograron cubrir apenas un 78% de las mesas, aunque fueron eficientes recogiendo y concentrando las actas en los Tribunales Electorales Departamentales, lo que ayudó al buen control. Se filtraron -dicen- un 4% o 5% de actas alteradas justamente en ese 22% de sitios no controlados.

3. Si el Gobierno pluri no puede inhabilitar a su(s) más peligroso(s) competidor(es), ni logra organizar un bochornoso fraude, tiene que hacer lo necesario para que se suspendan o se posterguen las elecciones; bajo cualquier disculpa, inventando incluso los motivos. Pero sabe que ese escenario venezolaniza el país y coloca al tirano en evidente ilegitimidad, incluso antes de cumplir con el mandato que le permite gobernar hasta el 22 de enero de 2020.

Frente a esta posibilidad, hay que alertar desde ahora y en detalle, a las fuerzas democráticas dentro y fuera del país. A los países hermanos, principalmente a los que se han mostrado dispuesto a bloquear la dictadura de Maduro, que mirarán Bolivia, porque tendrán despierta la sensibilidad sobre casos parecidos, aunque los países que los sufran carezcamos de la importancia estratégica que sintetiza Caracas.

Dentro del país hay que hacer lo mismo, en las iglesias, los cuarteles, los sindicatos y hasta el propio MAS, que ha mostrado un inusual descontento interno que no podemos dejar pasar. Lo mejor, desde luego, sería un "motín a bordo".

4. Finalmente, si no logran inhabilitar, organizar el fraude, ni suspender las elecciones, les queda "perder como en la guerra" y negarse a entregar el gobierno. Eso es Venezuela, eso es Nicaragua, y hay que estar atentos a cómo esos países y esos pueblos se deshacen de sus propios dictadores. Yo por el momento me voy a inscribir, a pesar de mis años, en una escuela de karate.

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