Que detrás de Capriles estén los poderes de occidente es otro cantar, mitad verdad mitad mentira, fruto también de la esquizofrenia paranoica con la que los populismos autoritarios leen la realidad del mundo: un cerebro que planifica el dominio del planeta para beneficiar a las transnacionales y al perverso capital, para lo cual tienen que someter (ni más ni menos que) a los gobiernos del ALBA, mientras los otros países retozan y crecen en el vecindario, gozando de mejor salud y democracia.
No todos los planes salen como quisiéramos. Siempre hay el imprevisto cruel de que Chávez se nos ha muerto sin avisar y que tuvieron que sacar de la cajuela algún dirigente alternativo, sin experiencia ni brillo, para continuar con las andadas. Quién se iba a imaginar antes lo del pajarito chiquitico; pero así es la vida y hay que meterle nomas… dicen que con Diosdado les hubiera ido mejor, aunque pesaban dudas sobre su relación con el narcotráfico.
Planes más y estrategias menos, las cosas han quedado así. No se sabe quién ha ganado en Venezuela, porque ambos candidatos reclaman la victoria y yo me inclino por creerle a ninguno; la diferencia es tan pequeña, que descubrir un error o una ligera manipulación podría cambiar los resultados, una y otra vez. Solo hay una solución para ese entuerto: recontar los votos, uno a uno; recontar todos los votos. Lo propuso primero el Vocal (Rector le llaman allá) del Consejo Nacional Electoral venezolano, lo planteó y acepto en segundo lugar el propio ganador oficial y Presidente en funciones, Nicolás Maduro, mientras que Henrique Capriles solo se plegó a la solicitud, siendo el tercero en pedir lo que ahora exige.
Y de allí en más queda poco por hacer. O el Maduro recuenta los votos o quedará la sensación de un asqueroso fraude sobrevolando su gestión y reclamando por su ilegitimidad. O Maduro recuenta los votos uno por uno, o tendrá que detener por la fuerza las protestas de quienes legítimamente dudan de su victoria. ¡O Maduro recuenta los votos o reprime a su pueblo! Vaya manera de comenzar a gobernar el legado de Chávez, el “redentor”. Maduro convertido en un tirano, desde un inicio, antes incluso de tomar asiento en el festín populista del poder venezolano.
Yo no sé si ese era el plan, más bien creo que a Capriles esto le salió a tropezones. Pero si fue un plan, hay que contratarlos.
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