ALTERNATIVAS
22 de abril de 2018
LA DIPLOMACIA DE LOS PUEBLOS
6 de abril de 2018
TRES TRISTES TIGRES
17 de agosto de 2017
EXILIO
14 de enero de 2016
Recuerdos para el Futuro
25 de mayo de 2015
EL TRANSCONTINENTAL

15 de noviembre de 2013
¿EXPORTACION?
28 de agosto de 2013
¿QUE PASA CON BRASIL?
La reacción boliviana es elocuente. Si algo parecido hubiera sucedido con la delegación diplomática de Estados Unidos o España, en este momento el Gobierno boliviano estaría ostentando alharacas de guerra, acusando a sendos “imperios”, de irrumpir a obscuras en nuestro territorio, para llevarse a un secuestrado, o algo así. Y los movimientos sociales estarían quemando banderas y pidiendo la expulsión de los embajadores y de sus porteros, si fuera necesario.
Brasil sabe lo que está sucediendo en Bolivia y lo mucho que le concierne. Sus funcionarios no se hacen problema en repetirlo a quienes quieran escuchar en un marco mínimo de confianzas. Ellos saben la cantidad de cocaína que atraviesa la frontera, dicen saber la cantidad de aviones que sobrevuelan su espacio aéreo todos los días para dejar su carga en Caracas, han movilizado más de 30.000 hombres para cuidar la frontera en una movilización militar sin precedentes. Bolivia es el único país entre sus vecinos de tránsito o producción de drogas, donde las agencias especializadas brasileñas no trabajan directamente y en colaboración, como en el Perú o el Paraguay.
Brasil sabe que no puede confiar en los contratos comerciales con Bolivia, por la experiencia que tiene con el gas y con las carreteras, como la del TIPNIS. Sabe de los niveles de corrupción gubernamental que afectan sus negocios. Sabe que no sabe cómo puede reaccionar Evo Morales a sus pedidos de cumplir los compromisos y hacerlo en el marco de los convenios comerciales internacionales.
El único país de la región al que no ha visitado la Presidente Dilma Rousseff es Bolivia, el único Presidente que no la ha visitado personalmente es Evo Morales. ¿Por qué? Se recuerda la última visita a La Paz de la entonces ministra Rousseff, cuando se "nacionalizó" el gas (que no es lo mismo que nacionalizar las empresas y los pozos productores, como se demostraría luego), que llegó apurada y se quedó esperando en antesala poder entrevistarse con el primer Presidente indígena de la historia universal, que no la recibió ni tuvo la gentileza de saludarla, es más, se dejo escuchar por ella, al salir apresurado de su despacho, con algo así como "y encima me mandan una mujer". Esa frase debe recordarse de vez en cuando en los pasillos del poder, allá en Brasilia.
¿Por qué Brasil no reacciona y golpea la mesa, como lo haría cualquier Estado con un vecino molestoso? Algo hay que lo obliga a montar estos actos teatrales tan costosos para su imagen internacional. Para decirlo en lenguaje diplomático, parece que el PT invirtió demasiado en apoyo al proyecto masista y está “atrapado” en ese pecado original de cuando Lula y Evo estaban empezando. Entre ambos han de tener “un muerto enterrado en el sótano” que les impide actuar, so pena que la oposición brasileña adquiera la posibilidad de armar un lío de gran envergadura, imperdonable en etapa preelectoral.
26 de agosto de 2013
El Entebbe brasileño
Si miramos bien y si las noticias que nos informan son ciertas, lo que ha hecho Brasil en Bolivia, ha sido exactamente igual que llegar furtivamente con un helicóptero a la terraza de su Embajada en La Paz, subir y ocultar a un ciudadano boliviano (a decir del gobierno plurinacional, prófugo de la justicia) que estaba arraigado, prohibido de salir del país (sin pasaporte ni salvoconducto) y llevárselo fuera. La diferencia está en que no fue un helicóptero ni un avión teledirigido, sino un auto del servicio diplomático brasileño; es una diferencia en cuanto al grado de espectacularidad.
El que de esto se haga responsable personal un funcionario de la Embajada en Bolivia forma parte del formato. Desde ya que Brasil no puede aceptar que esta fue una acción programada y consultada con meses de anticipación. El gobierno de Bolivia tampoco puede aceptar públicamente que sobre este tema han habido varias charlas, incluidas diferentes propuestas bolivianas de como encarar una huida teatral.
Otra cosa es la ineficiencia de los servicios de seguridad del Gobierno plurinacional que no sólo es incapaz de montar una fábrica de calcetines (para no hablar de una acería en el Mutún o una de litio en Uyuni) o actualizar un contrato, sino que deja pasar un automóvil a lo largo de 1.600 km del territorio nacional, sin preguntarse quién estaba dentro (mira la que armaron otros gobiernos cuando pensaron que en el avioncito de retorno a Evolandia podía eventualmente estar eventualmente Edward Snowden) y dejarlo transitar la frontera sin darse cuenta. ¿O no quisieron? Hace tiempo, cuando un automóvil diplomático de la Embajada norteamericana llevaba un par de ametralladoras que se dijo no podía transportar, ni a Choquehuanca le tembló la mano y los servicios de seguridad interceptaron el auto, lo revisaron, requisaron las armas y armaron el escándalo correspondiente. En el caso de Pinto, o son unos imbéciles o estaban de acuerdo.
Si algo así hubieran hecho los norteamericanos, así se le hubiera ocurrido al portero de esa Embajada, seguro que sería clasificado como un acto de invasión territorial y violación de la soberanía. De la dignidad ni hablar, aunque ésta depende más de lo que diga y haga ahora el gobierno boliviano, que de aquello que ya ha hecho el brasileño para cumplir con un mandato interno, que había concedido asilo a Roger Pinto, aceptando y diciéndole al mundo que en Bolivia se persigue, se amedrenta, se encarcela a la gente por razones políticas, por pensar diferente, por denunciar al gobierno sobre cosas tan serias como las que dice y seguirá diciendo el Senador refugiado, como la complicidad entre el gobierno masista y el narcotráfico, por ejemplo. La nota boliviana de protesta, se queja en cambio, contra "la transgresión del principio de reciprocidad y cortesía internacional”, más suave que tela de gamuza para limpiar lentes.
Brasil ha tendido una estrategia de primer orden, como suelen hacer en Itamaraty, que ha llevado a traslada al propio Canciller Patriota como Embajador ante la ONU, cuando Brasil va a presidir el Consejo de Seguridad, lo que es tanto o más alto que estar de Ministro en Brasilia. El ex-Embajador en La Paz, Marcel Fortunato Biato, se va de Embajador a Estocolmo, lo que no sé si será mejor o peor, aunque en los inviernos hace mucho frío. Y las expresiones de la Presidente Rousseff son de formato estándar para estos acontecimientos, ya que más o menos todos sabemos lo que ella opina de Evo Morales y su plurigobierno.
A más de llenarse la boca con la huida del Senador, lo mínimo que debe hacer Evo Morales, emulando su acción cuando su avión fue detenido abusivamente a su retorno desde Moscú, amparando la dignidad y la soberanía, es exigirle disculpas a la Presidente Dilma Rousseff y demandar a Brasil ante la OEA o llevar el tema al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (aunque eso no es aconsejable, porque lo va a presidir Patriota, el hasta hace minutos Canciller en el Brasil). Los movimientos sociales manejados y pagados por el MAS debieran organizar una manifestación y una cumbre mundial, pidiendo la expulsión de esa Embajada y quemar banderas brasileñas frente a la sede diplomática.
Lo demás es una impostura… pero ya nos tienen acostumbrados.