La “unidad” en las filas de la oposición frente a las tiranías civiles, es algo difícil no solo de lograr, sino de imaginar. En Bolivia es casi imposible un programa común entre fuerzas ideológicamente divergentes.
Es lo que pasó con las mujeres entre las Kuña Mbarete que hace algunos meses sembró de pañuelos rojos el país entero, pero cuando tuvieron que sentarse a dialogar y elegir un grupo coordinador, entre conservadoras y progresistas, no lograron discutir ni diez minutos y se pelearon, deshaciendo en pedazos los sueños de quienes pensaron en su momento eso de que “nosotras las mujeres lo vamos a lograr”.
Con esa imposibilidad cuentan los tiranos para sostenerse en el poder y reproducirse pensando en la eternidad. El poder y los privilegios los unen a ellos, y a “las minorías eficaces” que los apoyan recibiendo migajas, sin poner en discusión nimiedades que solo preocupan en democracia.
Por ese motivo, cuando la ciudadanía encuentra un espacio, un tiempo y una consigna que nos agrupa, esto vale más que todo el oro del mundo. “¡Bolivia Dijo NO!” es el lugar y la consigna para sumar, porque bajo ese paraguas cabemos todos y todas, más allá de nuestras diferencias. Hace pocas semanas hicimos huir al tirano del estadio en Cochabamba, mientras miles de gargantas coreaban ese reclamo: la ley se cumple y el voto se respeta.
El régimen de Morales Ayma va a hacer hasta lo imposible por desarticular esa unidad que es un sentimiento que se comparte y se expresa; es un clamor que forma parte de lo cotidiano, y lo vamos a ver el 6 de agosto en Potosí, cuando Morales Ayma y su séquito de aduladores hagan una nueva aparición pública, de las que ya ni se atreven.
Están trasladando policías y militares para reprimirnos, junto a una inédita “policía sindical”, que no es otra cosa que grupos de civiles armados, dispuestos a defender al tirano a como dé lugar, en Potosí mañana y en cualquier otro sitio donde se los necesite en el futuro. Igual que en Venezuela o Nicaragua, el libreto es el mismo y como Maduro y Ortega, aquí lo encarna Morales Ayma.
Ese es el motivo por el que el MAS necesita que los opositores democráticos intentemos hacer pública una candidatura, cualquiera que sea, para que nos enfrentemos entre nosotros. Ahora los masistas proponen a Mesa, y Carlos con madurez y sabiduría convoca a ni pensar en ello; “no soy candidato” –dice– y yo le creo.
El ¡Bolivia Dijo NO! Hay que cuidarlo como el bien más preciado de la coyuntura, nada puede distraernos, nada debe desviarnos. El ¡Bolivia Dijo NO! no es de nadie porque nos pertenece a todos y todas, cada uno de nosotros ha hecho lo que ha hecho para que esto sea posible, no vamos a jalonearlo pretendiendo ser sus dueños, para un lado y para el otro hasta hacerlo jirones.
Más bien es momento de la colaboración, que debe ser el principal valor que enarbolemos. Durante seis u ocho meses debemos callar y mordernos la lengua, si fuera necesario, antes de expresarnos mal de quienes estén fortaleciendo la consigna, y menos hablar de candidatos; sea quien sea, esté donde esté, venga de donde venga, piense lo que piense. Aquí estamos para crecer, para cerrar filas, para acumular fuerzas.
Y a quienes actúen en contra ruta, hay que “bulearlos” hasta que se callen, hasta que se sumen, hasta que comprendan y repitan su propio "¡Bolivia Dijo NO!", que es la unidad invaluable. Primero la Ley, el voto del pueblo, el cumplimiento del 21F, que es irrenunciable, vinculante y obligatorio; eso nos une.
Después competimos entre los diferentes, pero en libertad, bajo reglas democráticas y elecciones transparentes.
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