ALTERNATIVAS

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30 de octubre de 2019

AHORA o NUNCA

Hemos llegado a un punto crucial que señala el límite. O se llega a un acuerdo que pacifique el país, o tiramos leña al fuego y encendemos las hogueras para un incendio que algunos piensan definitivo. Y cuando digo algunos, me refiero a los talibanes de uno u otro lado, que creen desde ambos extremos que esto debe tener un desenlace más bien militar que político, imponiéndose una parte de las y los bolivianos sobre la otra, de manera incuestionable y definitiva.


Denuncio un racismo extremo, regionalismo fanático y el deseo de llevarnos a una guerra fratricida entre bolivianos y bolivianos. Los dogmáticos están a ambos lados, en el oficialismo y entre las y los opositores; si ellos se hacen con la hegemonía del proceso, vamos a vivir unos días muy amargos. Insto, en cambio, a reconocer que también en ambos bandos existen personas más dúctiles, mejor formadas, abiertas a escuchar al menos, y esos dirigentes debieran intercambiar criterios y tratar de impulsar acuerdos que sean útiles para todos. Ayudemos en esa dirección. Quiero el predominio de la política sobre la violencia.

El único acuerdo posible es recontar los votos y saber si hay o no segunda vuelta. La oposición debe poner condiciones que otorguen confianza en el grupo de auditores reclutados por la OEA entre especialistas electorales del continente. Esto implica también reconocer la validez de las elecciones pasadas y sus resultados. Aclarar que una treintena de especialistas tendrían que contar con mecanismos y la experticia para darse cuenta que las actas han sido manipuladas, cambiadas, cercenadas, mal copiadas… o lo que fuere. Existe material y condiciones disponibles para ello y los profesionales sabrán, ya que no pesa sobre ellos ni amenazas ni coerciones.

Si fruto de esa auditoria se descubriera ante el mundo que esto ha sido un monstruoso fraude, entonces será legítimo pedir anular las elecciones, pero no antes, no sin un veredicto confiable. Sin ello querer pasar por encima y desconocer los casi tres millones de votos que tiene el MAS es hacer exactamente lo mismo que ellos hicieron con el 21F, que está a la base del problema y es el pecado original. Pero de ello habrá que saldar cuentas en otro momento.

Esa opción, que viene tomando cuerpo, obliga a renegar de las elecciones, anularlas e intentar volver a fojas cero. Esto significa prorrogar a Morales Ayma más allá del 22 de enero del 2020 (estoy calculando un año al menos), porque es imposible en tres meses cambiar el Tribunal Electoral, construir un nuevo padrón, convocar a elecciones con todo el calendario que ello supone; a menos que alguien piense que morales se va a ir por la buenas y quede a cargo Linera o Salvatierra o Borda, que para el caso puede ser de Guatemala a guatepeor. ¿Una Junta Militar? ¿Un gobierno de notables escogidos en un Cabildo bajo la sombra del Cristo Redentor? ¡En esa sí que estamos todos locos!

Es ahora, ¡oh! -agoreros del desastre- podrían hacer que realmente fuera nunca.

29 de mayo de 2016

IMPOSIBILIDADES

¿Por qué no puede Morales Ayma encarar una reforma valedera de la Justicia en Bolivia?

¿Por qué no puede el gobierno boliviano proponer un plan para enfrentar la crisis económica que viene?

¿Por qué no puede Morales Ayma encabezar la lucha contra la corrupción?

¿Por qué no podrá Morales enfrentar el narcotráfico y la inseguridad ciudadana?

Porque para todas esas cosas se requiere un ACUERDO NACIONAL, las fuerzas del MAS no son suficientes para encarar esos desafíos. Y el actual gobierno no puede articular ningún acuerdo porque está empeñado en liquidar toda expresión de crítica u opositora a sus designios, porque no obedece la ley, porque no respeta la voluntad del Soberano y va a hacer lo necesariamente ilegal para imponer un nuevo referéndum despreciando el voto de la ciudadanía. ¡Porque solo le importa perpetuarse en el poder!

¿En esas condiciones, alguien podría aceptar una eventual invitación gubernamental para acordar un proyecto común? Por eso el MAS, la Rosca Corrupta de los Movimientos Sociales y el Presidente Morales, no tienen ya posibilidades de enfrentar los grandes problemas del país y debieran entender que les ha llegado el momento de tomar unas vacaciones.

21 de octubre de 2008

Fiesta


La marcha campesina organizada por el gobierno nacional y encabezada por el mismísimo Presidente de la República, llegó a la ciudad de Nuestra Señora de La Paz, con el objetivo explícito de cercar el Congreso Nacional, para obligar a los parlamentarios, si o si, a una ley de convocatoria al Referéndum Aprobatorio de la nueva Constitución Política del Estado. La cantidad de los marchistas y de quienes fueron a recibirlos fue impresionante, hasta 15 kilómetros —se dice— que se alargaba la fila humana sobre la carretera a Oruro y que descendieron las laderas paceñas hasta asentarse en los alrededores de la Plaza Murillo, vigilando desde allí el resultado del debate parlamentario.


A diferencia de lo esperado, el cerco se convirtió en una fiesta, gracias al acuerdo alcanzado entre el gobierno y parte de la oposición, sobre cambios en el texto propuesto por el MAS e impuesto en sendas sesiones y cercos populares, en Sucre y Oruro. ¿Ylos constituyentes? Nada; una vergüenza, sirvieron para escuchar un texto que redactaron otros, alzaron la mano para aprobarlo sin conocerlo (heridos y muertos incluidos), supieron que una comisión los redactó de nuevo e introdujo los cambios que les dictaban desde Palacio de Gobierno, y ahora una nueva comisión —de maquillaje—, esta vez de parlamentarios, le pusieron, le sacaron, y la redactaron de nuevo.







No se han superado los problemas y quedan heridas pendientes que no cerrarán, porque parte de la oposición y el gobierno hayan decidido ceder un poco el uno, otro tanto los otros. La capitalía plena para Sucre, por ejemplo, es algo pendiente que el país no puede pasar por alto, que algún día se tendrá que discutir. Nadie está contento del todo, es el resultados de tanto abuso y acuerdos tan mal hechos, pero es un resultado; nadie —insisto— podía pensar que el nuevo texto se asemejaría al de una constitución liberal.


El resultado será algo de tranquilidad durante un año. Otro referéndum el 25 de enero de 2009, donde el oficialismo y parte de la oposición harán campaña por el SI, mientras que pequeños bolsones en la Media Luna y las ciudades insistirán por el NO, de manera consecuente. En diciembre de 2009 habrán elecciones en combo, Presi, Vice, senadores, diputados, prefectos, subprefectos, alcaldes concejales, consejeros y algunos otros más serán puestos a consulta. El único partido con capacidad nacional de presentar más de cinco mil candidatos será el MAS, quien lo logre, en la oposición, será el grupo que se habilite para construir un proyecto alternativo, reconstruir un bloque de poder y devolverle a la política la posibilidad de institucionalizar un sistema en democracia.


Se trata de organizar un nuevo organismo político (llámese lo que le llamen, frente, plataforma, convergencia), con presencia en todo el territorio nacional, nuevo y renovado, con reglas claras y democráticas para la elección de dirigentes y candidatos, abierto a la participación ciudadana, capaz de acordar compromisos programáticos consultando y convenciendo a todos, capaz de financiar su actividad sin venderse. Ideológicamente será de izquierda democrática, porque la derecha tiene poco que hacer los próximos años, salvo organizarse para actuar como una alerta conservadora que evite la exacerbación sin límites del cambio. Izquierda democrática quiere decir, en estas circunstancias, que concentrará en su seno (si quiere tener éxito) desde el liberalismo social al socialismo democrático, conteniendo tambien otras tendencias: los ecologistas, los indigenistas no racistas, una pizca de nacionalismo. No está mal. Será una ensalada a la boliviana. Ahí nos vemos.


De lo que se trata al final del viaje, en un país que ha decidido caminar los caminos del socialismo contemporaneo, es saber si se hará a palos, a lo Chávez u Ortega, o democráticamente como Lula, Tabaré o Bachelet. Este será el dilema.