ALTERNATIVAS

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15 de septiembre de 2011

y la desigualdad entre los iguales

La colonización aimara de las tierras bajas de la Amazonía boliviana ha mostrado sus garras con el TIPNIS. Junto a los intereses particulares de los grupos de colonizadores y cocaleros por la conquista y depredación de nuevas tierras fértiles, está el espíritu colonialista de una etnia, que quiere imponer a Bolivia una forma de vivir y de ser, etnocéntrica y racista en sus principios.

La expresión más clara la ha manifestado el Secretario Ejecutivo de la Confederación Única de Trabajadores Campesinos de Bolivia, Roberto Coraite, quien en un lapsus de sinceridad les ha llamado “salvajes” a los indígenas habitantes del Parque Nacional Isiboro Sécure, por el empeño demostrado por evitar la construcción de una carretera que atraviese sus territorios. Ha dicho “salvajes” con la misma intención que tuvieron las potencias colonizadoras hace siglos, cuando viendo otras formas de vida, se negaron a otorgarles el status de culturas, achacándoles la condición de “atrasados” y abriendo la posibilidad de "ayudarlos" en su desarrollo, concebido como unilineal, hasta que alcanzaran la cualidad de “civilizados”, que era una cualidad auto-otorgada por ellos mismo, los colonizadores.

Las reacciones no se han hecho esperar, permitiendo que otros bolivianos, de diferente acervo cultural, permeables a otras formas de pensar y concebir el mundo, más bien modernizantes que autóctonas, acusen también de “salvajes” a los campesinos organizados en el MAS y las agrupaciones sindicales agrarias, quienes, desde una  concepción paralela, también unilineal del desarrollo cultural de los pueblos, han de aparecer igualmente “retrasados” y necesitados de un “empujoncito” civilizatorio que los atraiga a la actualidad.

Con ello (lo de "salvajes" para los indios del TIPNIS) se ha muerto el Estado Intercultural, tan pregonado y valorado por las élites masistas que pretenden vanguardizar el “proceso de cambio” que preside Evo Morales Ayma. Ha caído la máscara, mostrando que en Bolivia no hay una corriente sinceramente comprometida con el mentado cambio, sino MAS de lo mismo: un deseo ilimitado de mantener el poder, no solo para disfrutar de los privilegios naturales que conlleva, sino como instrumento para el ascenso social, para ser parecidos o iguales a los que están más arriba y que son menos salvajes y más civilizados, en el sentido etnocéntrico contra el que dicen estar. En realidad lo que desean es vivir como ellos, pensar como ellos, consumir como ellos. El desarrollismo depredador se ha impuesto una vez más, corrompiendo a la “vanguardia revolucionaria” de los nuevos poderosos.

Somos víctimas del péndulo catastrófico que separa a desarrollistas modernizantes (neoliberales en el sentido que se ha dado a ese concepto en la política nacional) frente a los conservaduristas de lo nacional-popular de viejo cuño, hoy etnonacionalistas y seudosocialistas del siglo XXI, a lo Chávez, el de Venezuela. Como dice Fernando Molina desde la palestra liberal, algo hay en el poder que cuando se lo conquista, se hace inevitable mutar a ser lo mismo que se rechaza. Perdidas las banderas del pachamamismo ecológico y de la igualdad entre los indígenas, al MAS no le queda nada más, sino repetir la senda del fracaso y hundir a la sociedad boliviana en la perenne cultura del clientelismo, el patrimonialismo, el rentismo y el extractivismo depredador de los recursos naturales; en pocas palabras, el retornar al círculo del subdesarrollo y la pobreza.

Es así que somos un país de salvajes, a decir de la desbocada dirigencia masista-campesina, y ellos son la vanguardia cultural que ha de civilizarnos. Más grave aún, (como dice Puka Reyesvilla) la nueva consigna del régimen parece ser: "Hay salvajes de primera y salvajes de segunda". Frente a ello y en nombre de los principios de siempre (desde Pericles hasta nuestros días), sostengo un claro NO a la discriminación; ¡TODOS LOS SALVAJES SOMOS IGUALES!

10 de agosto de 2008

Tal cual




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Son las 19:00 horas del 10 de agosto de 2008 y tenemos ya resultados y tendencias relativas al referéndum revocatorio de autoridades nacionales y departamentales que acaba de concluir. Los resultados son tal cual, como lo previnimos hasta hace una semana y han sucedido también las cosas que dijimos, no yo, sino la gran mayoría de especialistas que tuvimos la posibilidad de expresarnos. Estamos igual, solo que más divididos, o por lo menos más claramente divididos.



Queda por saber la reacción del Presidente de la República, que a las 20:00 se dirigirá al país. De ese mensaje dependerá lo que vaya a suceder hacia adelante.



La posición de los Gobernadores de la Media Luna será dura, ellos piensan que son más que suficientes los cuatro actos electorales pasados, eligiendo prefectos primero, optando por la autonomía luego, aprobando los estatutos y ahora ratificando a los líderes autonomistas en cada uno de los departamentos. Para ellos no se necesita más para aseverar que la autonomía debe ser una realidad ahora más que nunca y que es en ese espacio político, ratificado, donde se va a construir el futuro Estado Nacional, democrático, autonómico, incluyente y participativo.



El resultado final de este referéndum debería hacerlos pensar que solitos ellos no pueden, que no tienen la fuerza suficiente para alcanzar esos objetivos, mientras más de la mitad de la población nacional siga votando militantemente por la opción que gobierna el país y que no parece pensar y querer lo mismo.



Por su parte el gobierno central, respaldado por la mayoría del voto, cuya concentración en el altiplano andino demuestra que pocas son las cosas que cambiaron realmente, pensará que es posible profundizar el camino hacia el socialismo etnoindigenista que añora y que en la practica no pasa de un populismo remozado. Veremos las próximas horas si el gobierno opta por el dialogo o la presión y la fuerza. El dialogo como opción significaría que el gobierno comprende que tampoco tiene la fuerza por si solo para imponer la opción que propone, mientras que optar por la presión y la fuerza, ratificaría la miopía revolucionaria con la que hasta ahora se ha movido y que ha demostrado ya sus resultados.



Lo que sí ha cambiado y era previsible, es que los departamentos de La Paz y Cochabamba han sido entregados íntegramente al MAS. En uno de ellos está el principal bastión electoral de Evo Morales, la ciudad de El Alto, cuyos dirigentes van a reclamar para sí la Prefectura departamental, sus instituciones y las pegas que estas conllevan para la militancia alteña del MAS. En el otro departamento está el centro orgánico del Movimiento Al Socialismo, los sindicatos cocaleros del Chapare, que también van a exigir lo suyo. Esa es la victoria real del MAS, las oficinas prefecturales de dos departamentos, que no es poco.



Otra cosa también debe cambiar y soy yo, que debo reconocer que tan mal, pero tan mal, como a veces opino, no lo debe estar haciendo el gobierno para arribar a este resultado. Entiendo que hay de por medio mucha prebenda, mucho de imposición y control sindical de la opinión y el voto, muy poco de pensamiento crítico para con el gobierno, una absoluta falta de opciones valederas desde la oposición; todo esto y más, pero si esa parte del pueblo sigue votando obstinadamente como sigue, en algo debe de beneficiarse, o sea que hay que pensarlo un poco todo de nuevo.