ALTERNATIVAS

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7 de abril de 2025

IZQUIERDAS Y DERECHAS

EN EL COMPLEJO ENTORNO DE LA POLÍTICA BOLIVIANA


Las categorías de izquierda y derecha, más que una simple herencia de la distribución de curules parlamentarios cuando la Revolución Francesa, responden a visiones distintas sobre la naturaleza humana y la organización de la sociedad. Mientras algunos afirman que estas categorías han caducado, lo cierto es que, mientras persista la abismal desigualdad entre ricos y pobres, seguirán siendo útiles para comprender el mundo político. Negar su vigencia, en nombre de una supuesta superación ideológica, no es otra cosa que una postura ideológica en sí misma.

La derecha parte de la idea de que los seres humanos estamos determinados por cualidades naturales inalterables: así como unos nacen más inteligentes o más hábiles, gordos unos y flacos los otros, también hay quienes les toca el ser pobres o ricos. Desde esta óptica, la desigualdad es inevitable e incluso necesaria, pues el esfuerzo individual es visto como el motor de la historia y del desarrollo. Los más capaces arrastran e impulsan al resto, como una locomotora a los vagones del tren social.

La izquierda, en cambio, sostiene que los seres humanos no estámos sujetos a leyes naturales inmodificables como los animales. A diferencia de las abejas, que no eligen ni pueden cambiar su rol en la colmena, los seres humanos hemos construido nuestros mundos a través de acuerdos, leyes, instituciones y valores, muchos de ellos fruto de las movilizaciones y la resistencia politica. La libertad, por ejemplo, no es un estado natural, sino una conquista cultural. Desde esta perspectiva, todo —desde la economía, la cultura, hasta lo que podríamos considerar puramente biológico, como la sexualidad humana— es una construcción social, y como tal, es susceptible de ser transformado.

Un buen ejemplo es el trabajo femenino. Históricamente invisibilizado y sin valor económico reconocido, el cuidado del hogar y de los dependientes no era considerado “trabajo”. Esta injusticia estructural, como tantas otras, no es natural: es cultural, histórica, y por lo tanto, modificable; vivimos ahora un tiempo en el que las mujeres reivindican la obligación de visibilizar ese trabajo, y valorarlo. Para la izquierda, la distribución de la riqueza responde a decisiones humanas y puede ser reestructurada de forma más equitativa. Esa posibilidad es también una obligación ética: quien comprende que la desigualdad es una construcción, no puede permanecer indiferente ante ella. Comprometerse con su transformación no es una consigna, sino un acto de integridad.


Sin embargo, al trasladar estas categorías al terreno político boliviano, emergen algunas dificultades. En Bolivia, izquierda y derecha no se expresan como proyectos ideológicos coherentes y duraderos, sino que están atravesados por factores históricos, sociales y culturalmente particulares. La política nacional se ha organizado más bien a partir de bloques sociales de poder que se reconfiguran cada cierto tiempo, aproximadamente cada treinta años, y que no se ajustan estrictamente a las divisiones ideológicas descritas.

En lugar de partidos con identidades ideológicas definidas, Bolivia ha tenido movimientos políticos con fuerte impronta populista, en los que coexisten dirigentes y militantes de distintas orientaciones, acomodándose según la coyuntura. Ni las élites tradicionales han logrado consolidar una derecha moderna, liberal y democrática, ni las clases emergentes han conseguido estructurar una izquierda democrática sólida. Los ejemplos del MNR, el MIR o el MAS ilustran este patrón: proyectos que se presentaron como nacionales, democráticos y populares, pero que en su evolución concentraron poder, se corrompieron, y se alejaron de sus principios fundacionales, priorizando la preservación del poder sobre la coherencia ideológica.

Así, el mapa político boliviano se caracteriza por una difusa frontera entre izquierda y derecha. Las tensiones reales siguen girando en torno a la distribución del poder, del excedente económico, del rol del Estado y del mercado. Pero estas disputas se expresan en términos más asociados a la representación de intereses y privilegios, sociales y económicos, que a plataformas ideológicas claras.

Hoy, el futuro político de Bolivia parece orientarse hacia un proyecto amplio y plural, donde convivan visiones liberales, socialdemócratas, feministas, ecologistas y comunitarias, unidas más por el compromiso democrático que por una doctrina única. Ante la crisis del modelo actual, impuesto durante años por el MAS, criticado por su estatismo centralista y sus redes clientelares, surgen propuestas que apelan a una unidad supraidelógica, centrada en la libertad, la justicia social, el emprendimiento empresarial y la equidad.

En última instancia, si bien izquierda y derecha siguen siendo referentes útiles para interpretar el mundo, en Bolivia su aplicación resulta limitada por la historia y la cultura política del país. Aquí, lo ideológico cede frente a lo pragmático, y lo doctrinario frente a la capacidad de articular demandas nacionales y populares. La tarea pendiente es construir una política que, sin renunciar a los valores, sea capaz de representar esta complejidad sin diluirse en el oportunismo.

8 de marzo de 2024

PRIMARIAS EN LOS PARTIDOS

En un momento crucial para nuestra democracia, es de vital importancia reafirmar el compromiso ciudadano con la transparencia y la legitimidad en la selección de los candidatos que cada partido político legalmente inscrito en el Tribunal Electoral de Bolivia pueda presentar. Hay que reconocer que la elección democrática de los candidatos fortalece la participación ciudadana y promueve la representación de los intereses de la población.


Quiero abogar y adherirme a la celebración de elecciones primarias internas dentro de los partidos políticos, ya sea en formato abierto o cerrado, como el mejor método para seleccionar a los candidatos, aunque debiera permitirse otras maneras o métodos, vinculados a la concepción de lo que es la Democracia en cada una de esas organizaciones. Creo que estos procesos brindan una oportunidad para que los miembros de los partidos y la ciudadanía en general participen activamente en la elección de aquellos que nos representarán en los comicios nacionales del año 2025.

Sin embargo, es imperativo señalar que, en el caso de elecciones internas abiertas, existe la posibilidad de que el gobierno nacional pueda interferir con malas intenciones, maniobrero y ladino, como ha demostrado ser. Esta interferencia podría manifestarse en forma de sabotaje a los candidatos más idóneos, con el propósito de promover a aquellos menos atractivos o que respondan a intereses ajenos a los del pueblo y la ciudadanía boliviana.

Por tanto, hay que instar a la Asamblea Legislativa, que está tratando una propuesta de ley en ese sentido, a garantizar que las elecciones internas, si son abiertas, se lleven a cabo de manera justa y transparente, protegiendo la integridad del proceso electoral y asegurando que la voluntad de los votantes sea respetada. Es fundamental garantizar la neutralidad y la imparcialidad de otras instituciones políticas (el Gobierno es siempre una de ellas) durante todo el proceso, evitando cualquier forma de manipulación o interferencia indebida.

Llamemos a la ciudadanía a permanecer vigilante y activa, defendiendo los principios democráticos y denunciando cualquier irregularidad que pueda poner en riesgo la legitimidad de los procesos electorales que se avecinan. Solo mediante el compromiso colectivo con la transparencia y la justicia podremos consolidar una democracia sólida y representativa en nuestro país.

10 de noviembre de 2019

NUEVO TRIBUNAL ELECTORAL

¿CÓMO LOGRAR UN TRIBUNAL ELECTORAL EN DIEZ DÍAS, que sea independiente, probo, neutral y confiable, ante las instituciones políticas, la ciudadanía y la comunidad internacional?

Esta es mi propuesta. Es posible porque en Bolivia se hizo algo parecido hace casi treinta años y dio un excelente resultado.



No es idóneo el actual mecanismo, donde la Asamblea Legislativa impone candidatos; eso genera dudas, desconfianza y no aceptación.

• No decidir a puertas cerradas y entre cuatro personas, porque se va a decir que son parcializadas.

No al cuoteo, Ese “tu pones uno que yo pongo el otro”, termina con un grupo de empleados, cada cual condicionado por el partido o comité que lo propuso.

Sobre esas bases, esto es lo que se debiera hacer:

1. Conformar una Comisión donde participen los actores implicados, TODOS los partidos políticos que tienen y que lograron representación parlamentaria. Invitar una delegación de los Comités Cívicos, al CONADE y alguna otra institución/organización que se considere imprescindible.

2. LO MÁS IMPORTANTE: todos deben participar en igualdad de condiciones, un participante un voto para lo que se decida, y para la elección de vocales, el derecho a veto sin distinción de grandes o chicos. Ese fue el principio que permitió una Corte Electoral de Notables independientes como la que se nombró el año 1991.

3. Establecer mínimos imprescindibles (formación, experiencia, prestigio personal, etc.)  que sean claros y simples.

4. Finalmente la unanimidad, aceptar sólo a quienes cuenten con el respaldo de TODOS los participantes. Si alguno se opone, se rechaza la postulación al instante. Es un mecanismo que permite que quienes sean nombrados gocen de la confianza plena, sin excepciones. Es posible que se tengan que establecer equilibrios entre géneros, regiones, procedencia étnica, etc.

De esa manera quedará claro ante la sociedad nacional que los tribunos que lleven adelante el nuevo proceso electoral están libres de toda sospecha.

Si se hace bien, se podrá obtener en pocos días un  óptimo resultado.

23 de noviembre de 2018

EL EMBROLLO


En medio del apuro, acelerados por las presiones plurinacionales que los obligan a organizar elecciones primarias que no estaban previstas, los del Tribunal Electoral apretaron un botón equivocado y todo se desordenó. Imagino que eso es lo que pasó para que desate el tremendo lío sobre las afiliaciones partidarias, en las que miles de ciudadanos bolivianos, dentro y fuera del país, tenemos un registro equivocado.

Quienes hemos manejado una planilla de Exel alguna vez, sabemos cómo puede pasar. Si filtramos una columna (nombres y apellidos, por ejemplo) y la ordenamos por orden alfabético, y si no hemos organizado el sistema para que arrastre detrás suyo al conjunto de columnas adyacentes, que tienen otros datos correspondientes a cada uno de los nombres que se están ordenando, suele pasar que alguna columna no se mueva y entonces se desordena todo.

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Me parece así de simple lo que pasó. Alguien le dio "guardar" y todo se fue al garete. Publicaron los resultados y miles de bolivianos aparecimos con los datos equivocados, y vaya a saber uno si pasó solo con esa columna, podríamos estar con fotografías que no corresponden, sexo cambiado y ojala que no, podrían haberse desordenado direcciones o recintos y mesas donde corresponde la votación. Eso no se ha verificado.

Toda base de datos, en cualquier programación, suele mantener copias de seguridad correspondientes a cada cambio que se realiza, lo que permite retornar a un punto anterior del error cometido. El Tribunal Electoral (porque eso de supremo es ya una broma) debiera anunciar que tiene una copia de seguridad, volver a un punto anterior, reponer este registro de cara al público y pedir que volvamos a intentar conocer nuestra adscripción a algún partido político o nuestra independencia. ¡Por ahí se arregla!

Y si no tiene dato alguno, si no tiene un backup grabado, si la irresponsabilidad, la improvisación, la negligencia y la falta de profesionalismo se imponen, entonces hay que borrarlo todo y empezar de nuevo. No le pueden echar la culpa a los partidos políticos, porque la falla atraviesa todo el sistema y no solo señala la militancia de quienes no la tienen, sino que han borrado también los registros de aquellos que sí tienen militancia, y eso no es sino atribuible al Órgano Electoral.

14 de marzo de 2018

NARRATIVA

LA NUEVA NARRATIVA POLÍTICA, que es el cimiento de toda propuesta que solo construye opinión pública si se instala en el imaginario social como parte del sentido común ciudadano, TIENE CUATRO CONDICIONES:

Debe ser NACIONAL, no sirven los relatos regionales ni locales; en ella se tiene que sentir cómodo lo mismo un potosino que un beniano, y así para todos.

Debe ser TRANSVERSAL, no sirve si hace referencia a la causa específica o a la afinidad del grupo que la promueve; debiera hilvanar causas tan disimiles como a los animalistas junto a quienes están interesados solamente por defender los resultados del 21F.

Debe tener RAÍCES, no sirve si aparece descolgada como expresión generacional nacida de la nada; una narrativa necesita héroes, próceres, grupos que defendieron los principios, gente que construyó o luchó por el poder estatal para lograrlo.

Debe INTEGRAR las demandas de los descontentos que suben con las de los descontentos que bajan. No se puede trabajar en democracia si no se integra a todos los descontentos, algunos estuvieron y se decepcionaron del poder vigente los últimos años, otros lo criticaron con firmeza, otros fueron indiferentes. Se los necesita a todos.

Y un acápite necesario: Los actores de las democracias contemporáneas no son ya los Partidos Políticos exclusivamente, porque no alcanzan a integrar en su seno las causas y reivindicaciones sociales, disimiles y hasta contradictorias, que se organizan en Plataformas Ciudadanas de diverso tipo. Sin embargo, al final del día, estas plataformas no pueden reemplazar a los partidos que son actores únicos en los procesos electorales nacionales. La NARRATIVA es un mecanismo para el acercamiento de unos y otros; sin ella la ciudadanía estará cada día más lejos de la política.

2 de febrero de 2018

PASO A PASO... CAMINANDO

La reciente encuesta de Página Siete aclara en mucho el panorama. Primero porque no figura Carlos Mesa cuyo nombre distorsiona los resultados si es verdad que no se va a presentar, y segundo, porque muestra que si bien la intención de voto para Morales Ayma baja, baja y baja, al otro lado no hay nadie que realmente suba, suba y suba. El 30% de Costas y Doria Medina (sumados) no es sino una distribución de quienes desde la oposición preferirían votar por Mesa y ahora se ven obligados a escoger por otro.

Entre que votarían por algún otro y el no sabe/no responde suman 34% y ganan la elección. Esto reafirma la percepción de un tercio azul, otro tercio opositor y otro tercio de indecisos, para redondear en bruto y trabajar en consecuencia. Yo sostengo que un 20% va a votar, sin importar quien sea, por aquel que demuestre que realmente puede enfrentar a Morales Ayma con un mínimo de posibilidades de éxito. El resto es a conquistar, estamos hablando de un 50% del electorado.

Hace tres años que vengo explicando a quien me quiera oír, la importancia de reconstruir un relato que rivalice con el desgastado discurso etnonacionalista del MAS, que ha mostrado vigencia hasta ahora, representando el sentir de los sectores más pobres y marginales de la sociedad boliviana.

Porque para ser alternativa se necesitan al menos cuatro cosas, a saber: a) Una organización política vigente jurídicamente, con los papeles en orden, y organizada territorialmente; b) Un liderazgo fuerte, a tiempo que carismático; c) La narrativa que explique lo que somos y señale futuro, y un programa de gobierno, sintético, fácil de comprender y actualizado; y d) suficiente dinero para encarar el desafío.

Ahora que las agrupaciones ciudadanas, las plataformas y los colectivos han tomado protagonismo y demostrado que al masismo decadente se lo puede frenar y vencer, aparece la necesidad del RELATO. Veo circulando en las redes no solo esa preocupación, sino intentos de estructurar semejante narrativa, pero hay tres problemas casi insuperables.

El primero es que ninguna agrupación, plataforma o colectivo ciudadanos tiene personería jurídica que los habilite a participar en las futuras elecciones; por lo que tendrán que enfrentarse, a la hora de armar candidaturas, con las cerradas expresiones de los partidos existentes, que si bien están dispuestos a hacer hasta lo imposible por contener nuevas adhesiones, difícilmente pueden mantener en su seno expresiones tan disimiles y cambiantes como las de los grupos ciudadanos, como lo han demostrado hasta ahora.

Segundo, porque la estructura orgánica de los partidos responde a la mentalidad analógica del centralismo democrático, que no da espacio a la organización ciudadana, que con mentalidad de una red distribuida, se autoconvoca por causas, afinidades e intereses. Cuanto más se fortalece la estructura sectorial de los partidos en desmedro de su organicidad territorial, menos democrático resulta su funcionamiento, y las cúpulas de siempre terminan dominando la estructura y no representando a nadie. Sabedores de ellos, o intuyéndolo, los ciudadanos se niegan a compartir el espacio de representación que han conquistado en las calles.

Y tercero, porque no hay relato alternativo posible si no está arraigado a la historia del país, en lo más profundo de sus raíces. Todo relato nacional tiene que explicar lo que estamos viviendo empezando desde la colonia, siguiendo por la República y aterrizando en la ensalada plurinacional. Los colectivos y las plataformas no tienen esa posibilidad, son entidades nuevas que, repito, se organizan alrededor de causas, afinidades y/o intereses muy concretos.


Cuatro son las cosas que hace un partido político para ser tal. Recoge las demandas de la población y las convierte a un programa de gobierno, y organiza la representación política de la sociedad en el espacio estatal para expresar y conseguir esos fines. Finalmente, OTORGA SENTIDO al conjunto del quehacer social, señala una meta, muestra una dirección, esboza un camino; hace lo que necesita y no tiene la oposición democrática, para pasar de pura oposición a ser una alternativa. Pero es condición para ello el gozar de credibilidad suficiente, sería difícil enlazar el colegio médico con una propuesta que incluya una nueva política de hidrocarburos, por ejemplo.

Esas cuatro cosas no pueden hacerse desde un grupo de vegetarianos, o la promoción de bachilleres de un colegio, o desde un sindicato. En el momento en que se quiere encarar este desafío desde un grupo o una asociación civil, esta se convierte necesariamente en un partido o agrupación política, pero al no tener personería y validez jurídica, el momento de los quéhubos se convierte en nada, como si no existiera.

Lo que toca hacer ahora es eso, pero desde un partido político. ¿Podrán las anquilosadas estructuras analógicas de los partidos entender esto y actuar en consecuencia? Hay que mirar. Hay que busca. Hay que intentar. No dudo que se puede lograr. Hay que prepararse para dar el salto.

15 de noviembre de 2016

LOS CUATRO PILARES

La oposición en Bolivia tiene cuatro pilares que la sustentan, pero ninguno de ellos sirve (por si solo) para construir una alternativa al etnonacionalismo autoritario que preside Morales Ayma y cuyo único objetivo es perpetuarse en el poder, a como de lugar.

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Están los restauradores, que sueñan con volver a la República como ellos la conocieron (olvidando que hay varios tipos de repúblicas) y en la que seguramente gozaban de algunos privilegios hoy perdidos; este grupo es el más disperso de todos porque no tiene un liderazgo visible que los represente, pero están fundamentalmente incrustados en el Movimiento Demócrata y Social que lidera el Gobernador de Santa Cruz, Rubén Costas. Rubén no puede subir la cordillera y crecer en Los Andes, no porque sea camba, sino porque en occidente no hay resquicio ni posibilidad alguna para un discurso restaurador.

Doria Medina se esfuerza por ocupar el lugar del "supuesto saber" como le llaman los psicoanalistas al lugar que ocupa el analista; un sitio para alguien en quien confían los demás porque creen que puede intervenir y solucionar los problemas, porque su legitimidad se basa en que dice saber todas las respuestas. Doria Medina y su entorno están convencidos que cuando se agudice la crisis económica los bolivianos vamos a buscar a quien pueda ayudarnos y lo encontraremos a él, guardando las recetas, las fórmulas econométricas y listo para salvarnos.

Hay otra tendencia que es la polarizadora, que plantea que cansados de tanta mentira, corrupción, ineficiencia, desigualdad social, injusticia, abusos, etc., al profundizarse el rechazo al actual gobierno y su deseo de perpetuarse al infinito, los bolivianos vamos a buscar en las antípodas del régimen algo totalmente distinto, que si pastor de cabras el uno, licenciado de Harward el otro. De allí proviene el duro discurso de Tuto Quiroga, quien confía que en esa búsqueda, nadie mejor que él para habitar y trascender desde las antípodas.

Luis Revilla es el mejor posicionado de los renovadores. Ellos consideran que este taponamiento político tiene que acabar algún día. El año 2005 los candidatos eran Doria Medina y Morales Ayma, el 2010 los candidatos eran Morales Ayma y Doria Medina, el 2014 (adivinen ustedes) los mismos dos y algún tercero menos importante. Morales Ayma y Doria Medina se han convertido en los tapones que impiden la renovación, tanto en el oficialismo como entre la oposición, y ambos tienen (desgraciadamente) las condiciones materiales para seguir taponeando el futuro. Los renovadores consideran que esto debe terminar ahora y que el 2019 nos puede brindar la dicha de ver otros rostros y nuevas propuestas.

El problema de estos cuatro proyectos (que en otras circunstancias podrían ser a cada cual mejores) es que son incapaces de generar una propuesta y un relato alternativos, porque están anclados y viven todos los días del puro enfrentamiento contra el gobierno masista. Ninguno de ellos está dispuesta a reconocer rasgos positivos en el gobierno que encabeza Morales, toda su existencia está condicionada y depende de pelear contra Morales Ayma, sin resquicios para pensar, al margen del cocalero déspota y tiránico, en el futuro del país. Todos hacen política para bajar a Evo del trono, para apurar su derrota definitiva, y eso no es una alternativa.

Aclaro que es el régimen masista el principal culpable, porque desde el primer día ha roto todo dialogo y ha envuelto al país en su visión predemocrática, falta de dialogo, incapaz de mirar de frente a los ojos de los otros y hablar de igual a igual. Eso ha generado un ambiente denso, ha impuesto una forma adversa al relacionamiento político, que nos ha retrocedido como país al siglo XIX, sin opciones.

Quien logre romper el sino opositor podrá alzarse con el liderazgo del futuro, pero nadie sabe cómo. A mi se me están ocurrido algunas ideas...

15 de octubre de 2015

GUERRA DE GUERRILLAS II

Ahora en audio, para que se pueda escuchar esta propuesta de trabajo y acción ciudadana (requiere sonido).

"La guerra de Guerrillas es una táctica militar de conflictos, consistente en ver sin ser visto, hostigando al enemigo en el propio terreno que se conocen muy bien, con destacamentos irregulares y dispersos que actúan mediante ataques rápidos y sorpresivos". Reza Wikipedia.

24 de enero de 2013

LA UNIDAD Y LA VICTORIA


El llamado a la UNIDAD de la ciudadanía ha sido una de las consignas de la campaña de Carmelo Lens para la Gobernación del Beni, que se ha alzado con la victoria. Quiero afirmar que cada vez que la ciudadanía logra unificarse alrededor de una bandera democrática y llamar a la acción con una sola voz, es imbatible*; no hay etnonacionalismo ni populismo autoritarios, que puedan derrotarla. Se ha dado ahora en el Beni, pero antes lo hemos visto con el voto nulo en las elecciones judiciales, con la movilización cuando la octava marcha del TIPNIS, o en elecciones cuando la alcaldía de Sucre o en Quillacollo.

La UNIDAD de la que hablamos y que la gente está reclamando, no hay que construirla como un acuerdo exclusivo entre dirigentes políticos, porque al final trasciende como un pacto en la cúpula, una repartija del poder y eso no atrae a nadie; la UNIDAD que se ha sembrado en el Beni va más allá. Se trata de un puente entre oriente y occidente (mirando el futuro incluye también al sur) entre cambas, collas y chapacos; debe ser parte de una estrategia de reconciliación para el reencuentro étnico/racial/cultural entre indios, mestizos y blancos. La UNIDAD, si quiere ser tal, como en el Beni, debe sostenerse sobre una Plataforma común, donde puedan participar indistintamente militantes de una u otra agrupación junto a ciudadanos sin partido; y la UNIDAD requiere un programa alternativo que no sea una pura respuesta a los errores del MAS y miré el horizonte por encima de Evo Morales, una propuesta que vislumbre una nueva agenda para el futuro.

Las semillas están sembradas; Samuel, Rubén, Ernesto y otros dirigentes son los claros ganadores y se han hecho con la bandera de la UNIDAD, que ahora hay que cuidarla como a ninguna. Se trata de un acuerdo que debe reconstruir confianza ciudadana y complicidad (en el buen sentido) política, desde el liberalismo social hasta el socialismo democrático, sin complejos, perjuicios, ni exclusiones.

Hay que trabajar con Juan del Granado, aunque su actitud no sea la mejor; él sabe que se ha equivocado; los resultados marginales en las elecciones del Beni y en Sucre, junto al desastre del NO (por incontabilizable) en las judiciales, lo demuestran. En el seno del Movimiento Sin Miedo tiene que estar aconteciendo algo parecido al descontento, alguien tiene que estar preguntándose a dónde se va a llegar si siguen por este derrotero. Aún son muy importantes, Juan es una opción (así hayan disminuido sus acciones), ya que anticipa la ruptura del bastión paceño, tan importante y definitorio en las próximas elecciones; pero para eso tiene que asegurar su propio liderazgo y una buena relación con Revilla, su Alcalde, que viendo cómo van las cosas se debe estar preguntando si tanto esfuerzo valdrá o no valdrá la pena.
* Frase que no debe leerse como una afirmación fruto del análisis de la situación, sino como una consigna cargada de futuro.

28 de septiembre de 2012

COMO SIEMPRE

Octubre de 2003, cuando se vino abajo el sistema de partidos de la “primavera democrática boliviana”.


Luego de ese episodio, tan popular y revolucionario, volvimos la Bolivia tradicional, donde grupos informales u organizados con fines corporativos, intentan suplir el rol de los partidos políticos; esto se legitimiza desde la cultura del subdesarrollo y la marginalidad, que nunca logró concebir y menos consolidar en nuestro país una democracia de partidos políticos, pero además se fortalece ahora gracias al discurso de lo posmoderno, que no llega poniendo en cuestión la funcionalidad de las instituciones políticas de la modernidad, siempre inacabadas en nuestro país, y que corresponden al concepto de Estado-Nación, hoy en crisis en el mundo entero.


Resultó que los partidos políticos y la política entre partidos no era “lo tradicional” en Bolivia, sino lo más novedoso, que duró apenas un par de décadas, para dejarnos la sensación de que casi pudimos hacerlo; esa sensación tan boliviana de que jugamos bien, pero terminamos perdiendo, como siempre. Lo tradicional, lo de siempre, resultó ser lo que vivimos hoy, como antes, la falta de constitucionalidad el irrespeto a las leyes, el desacato permanente, ante liderazgos incapaces de legitimarse a través del buen gobierno, del respeto a la voluntad ciudadana y popular, incapaces de contener y convivir democráticamente.


Los partidos políticos de verdad quedan para el recuerdo de un grupo nostálgico de quienes fuimos paladines de la democracia y que creamos instituciones creibles con capacidad para intermediar entre la sociedad y el Estado, resolviendo los conflictos en el marco de leyes y normas que empezábamos no solo a vislumbrar y construir, sino a creer en ellas y a respetarlas, cumpliendo los compromisos sociales, grupales e individuales que las democracias demandan de sus ciudadanos para funcionar.


¿Por qué se fue todo al diablo? Porque los actores de la primavera democrática construimos una institucionalidad “para nosotros” y al margen del gran país, la Bolivia Profunda, predemocrática y premoderna, incapaz de realizar el salto que se le estaba proponiendo; es decir, el país denostó la propuesta y no pudo tomar la transición dictadura-democracia como una “ventana de oportunidad” y transitar por ella. En su búsqueda legítima por la igualdad, la no discriminación, la equidad económica y la inclusión, que el sistema le negaba, encontró el sindicalismo minero y agrario, con su vocación corporativa de participación, fortalecida en sus expresiones informales e informalizadoras, como un espejo de la sociedad que los contenía. Ahí ancló el pueblo su voluntad y su destino políticos, construyó el MAS e inició esta aventura depredadora.


En medio está Colquiri, sin solución posible, porque no hay partidos, ni propuestas, ni proyectos de Estado, ni nada de nada, que pueda anteponer referencia y proponer un orden de solución institucional. Un diputado del MAS propone un referéndum que solucione el entuerto, como si no existiera un gobierno electo para hacerlo, de acuerdo a un sentido por el que votó la mayoría de los bolivianos. Solo hay la vocación depredadora de llevarse cada quien el mejor pedazo de la torta, que por el buen momento económico nos parece grande, aunque no lo es. La lucha está en las calles, las carreteras y los campamentos, como siempre fue.

6 de septiembre de 2012

OPONERSE SI, pero no así

La oposición política sigue atrapada en las redes del MAS y del gobierno de Evo Morales, que han tenido la cualidad de comunicar permanentemente a sus seguidores sobre las bondades del régimen, tengan o no razón, informen verdades o se obliguen a decir mentiras. Quienes por uno u otro motivo se oponen a lo que decide el gobierno (y no están presos o exiliados), continúan reaccionando a sus iniciativas, incapaces de incorporar temas propios en la Agenda Nacional.


Ramón Guillermo Aveledo me comentaba que en Venezuela la unidad de la oposición fue posible cuando los opositores dejaron de pensar en Hugo Chávez y de reaccionar a sus burdos planteamientos, todos los días, como movidos por un resorte. La oposición boliviana podrá empezar a caminar el día en que dejemos de mirar, pensar y avergonzarnos de lo que hace y dice Evo Morales Ayma, y empecemos a preocuparnos por la gente, los pueblos y las culturas que habitan esta única nación. Nuestra nación.

El régimen derl MAS ha tenido la capacidad de mostrarse como iniciando una nueva era en la historia de Bolivia (todo se hace por primera vez, todo es un hecho inaugural), así, si alguien se opone a lo que dicen y hacen, resulta un conservador que quiere frenar el avance popular. Hay que salir de esa callejuela; debiéramos concentrarnos entre otras cosas en definir lo que significa el gobierno etnonacionalista y autoritario que rige los destinos patrios, hoy por hoy. Sostengo que no es nada nuevo, sino parte (y de las más tristes y pobres) del rumbo que abrió la Revolución Nacional de 1952. Tan es así (y repito) que el régimen cocalero no ha podido crear hasta ahora una sola empresa o entidad que reproduzca para el país el fruto de su trabajo; seguimos viviendo de YPFB y de COMIBOL, que son las empresas de la Revolución, la de verdad, la de 1952. El aporte de la coca-cocaína a los ingresos nacionales, y las deformaciones que esto conlleva en la formación social de la Bolivia de hoy, son desde ya delincuenciales y pasajeros ante la historia.

De ser esto así, la propuesta de la oposición estará también enmarcada bajo el horizonte abierto por esa Revolución, y nos evitará tener que inventar y experimentar con propuestas que de poco creíbles se tornan demagógicas; nos permitirá entender que todo proceso y todo bloque social alternativo de poder, tendrá la virtud y la posibilidad de concentrarse en avanzar por sobre las limitaciones del populismo masista (en Bolivia es posible ser oposición progresista), sin tener que restaurar nada, porque nada ha sido destruido en el fondo (no hay revolución masista), sino debilitado, reencaminado, reformado, contrahecho, etc. Eso nos evita los discursos restauradores sobre algo que nadie quiere volver a vivir.

Los conservadores en Bolivia son los militantes del etnonacionalismo autoritario que ante la incapacidad de modernizar, democratizar y otorgar condiciones económicas para que los sectores dinámicos y productivos se desarrollen en el marco de una nueva economía capaz de generar riqueza y distribuirla lejos de la informalidad, nos proponen un camino que raya en el límite de lo delincuencial, propulsando actividades informales como el contrabando, la corrupción y el narcotráfico; para ello hay que retrotraer la actividad estatal a los límites ensayados sin éxito el siglo pasado, o más allá aún, rescatando "usos y costumbres" arcaicas, dignas del mundo tribal, con las que contábamos para vivir en sociedad, incluso antes del encuentro entre las grandes culturas del siglo XV o XVI, cuando la llegada del Imperio Español a estas tierras.

La oposición debe dejar de quejarse y se debe ocupar de resolver sus problemas internos, rearticular la confianza, renovar los liderazgos, construir la unidad, mostrar que la colaboración es la nueva manera de encarar el desarrollo, ser verazmente democráticos para que podamos creerles. Esto es posible con las reglas establecidas para competir por el poder y constituir un nuevo gobierno los próximos años, ya que tenemos  la posibilidad de vivir una segunda vuelta electoral, así la oposición no logre caminar unida del todo en la primera vuelta. Queda claro que Morales no aguantará una segunda vuelta, él contra uno solo (autoritarismo versus democracia, censura versus libertad, confrontación versus cooperación, modernidad versus anacronismo), que esta vez le puede ganar y apartarlo democráticamente del poder, con la condición de no ser un Frankeistein, armado a pedacitos de entre tanto muerto del reciente pasado.

12 de julio de 2012

EN BUSCA DEL ARCA PERDIDA

El Movimiento Sin Miedo presentó ayer sus tesis ideológicas, con un documento para abrir el debate. Me gustó eso, porque hasta el momento no hay debate alguno, ni para abrir o cerrar, menos para participar. Lo más parecido a un debate, en estos tiempos plurinacionales, es que alguien diga algo sobre lo que piensa y cree, o publique una noticia, y le respondan con insultos y diatribas, atacando su prestigio personal, antes que discutiendo sus ideas. O sea que impulsar el debate es lo primero bueno que hay que reconocer de estos documentos.


Javier Bejarano, el segundo de a bordo en el MSM, presentó una lectura de la historia nacional, haciendo una tipología de cuatro modelos estatales, diferenciando el Estado Oligárquico, el Estado-Nación de 1952, el Estado Neoliberal y el Estado Plurinacional, al que se adscribe, justificando así la alianza con el MAS y proyectando el futuro del MSM dentro de ese modelo estatal. Pedro Portugal en su comentario final, agregó que hay otro modelo inicial, que los atraviesa a todos, que es el Estado Colonial, con el que se debe empezar, para entender realmente este asunto.

La segunda cosa que hay que apreciar, es el intento de describir la realidad desde su devenir histórico. Sostengo con otros, que de lo que se trata es de reconstruir un relato que explique cómo llegamos a este momento y qué es lo que realmente nos pasó. Sin un relato global e histórico de la realidad nacional, es imposible contrarrestar la falacia masista y racista, que se ha impuesto como discurso oficial.

Al finalizar este su relato, el MSM se asume parte del Proceso de Cambio y al acusar al MAS de haberlo abandonado, dice estar dispuesto a reconducirlo por el buen camino. Yo señalo que se trata de un error táctico, porque eso obligará a Juan del Granado a competir el liderazgo con Evo Morales Ayma al interior del proceso, que tiene asegurado el apoyo y la lealtad de los más pobres, los más ignorantes y más marginales, junto a los cocaleros, narcotraficantes, contrabandistas y demás grupos prebendales, que se beneficial actualmente del poder. En ese espacio, que es el espacio del “Proceso de Cambio”, Juan no le gana a Evo, ni soñando.

Todo intento de construir una alternativa política al MAS pasa por aglutinar a las clases medias urbanas y mestizas, que es donde puede afincarse un liderazgo distinto al construido sobre la razón indígena-originaria-campesina, que es la fábula con la que se ha expandido la alienación ideológica masista, nacida desde el campo y llegando a abarcar parte de las ciudades. Intentar restructurar una alternativa de izquierda, socialista y democrática (como dice ser el MSM) desde ese lugar, es aislarse del resto de la sociedad; en el caso de Juan del Granado, es bloquear su salto fuera de circuito de Oruro y La Paz, y menos aún, permitirse estar presente en la parte amazónica y al sur del país.


Como le pasa a Rubén Costas, pero a la inversa, que está atrapado por su inegable vinculación con las logias cruceñas, que son la Santa Cruz del pasado que no volverá jamás; si Costas quiere ser una alternativa nacional debe romper con las logias; si Juan quiere ser una alternativa nacional, debe romper con el Proceso de Cambio. Es más, la afiliación directa con este desprestigiado proceso, auto-excluye al MSM de constituirse en el centro de un inevitable esfuerzo de unidad desde la oposición progresista y democrática a Evo Morales; puesto así, al final del día, el MSM tendrá que sumarse a otras iniciativas mejor ubicadas, en el centro progresista del mapa político boliviano, abandonando la posibilidad de ser un actor central, para lo que tiene las condiciones en este momento.

El MSM se define demócrata y proclama su compromiso irrenunciable con la Democracia, aunque no dice bien qué entiende por ella, cae en la tipología repetida de las muchas democracias existentes en nuestra realidad multicultural (que habría que ver de dónde devienen discursivamente en ser democracias); nadie les puede negar ese derecho, estuvieron desde el seno del MIR luchando por la democracia, que es una característica generacional, dentro y fuera de ese partido. Lo de la alianza con el etnonacionalismo autoritario podría pasar por un gafe, porque abandonaron a tiempo ese barco.

Se definen también como de izquierda y socialistas, lo que tampoco nadie les puede cuestionar. Entiendo menos lo del ecologismo y la defensa de la biodiversidad, que se anotará en el inventario de las demandas de las nuevas generaciones, a las que se puede responder consecuentemente.

La reivindicación de lo nacional-popular, en cambio, es tardía y me parece más un atavismo que un compromiso, teniendo en cuenta que lo nacional-popular es, hoy por hoy, patrimonio de los populismos autoritarios del ALBA en América Latina.

Finalmente la reivindicación de la democracia al interior del partido (que no creo que se practique realmente ni en el MSM, ni en ningún otro partido boliviano) y ese concepto de un entidad descentralizada, donde puedan coexistir las diferentes formas de organización democrática que se conocen en nuestra diversa y abigarrada realidad, la representativa, la directa, la comunitaria, la asamblearia… ahí me perdí y el discurso me pareció como esos escritos de Raul PradaAlcoreza, que son geniales, pero que de tanto recoveco se hacen incomprensibles. En una época donde las redes descentralizadas son un anacronismo y cuando las nuevas generaciones empiezan a vivir una cultura de la abundancia desde las redes distribuidas, hablar de descentralización en un partido suena a repetir formulas organizacionales como la militancia, las células, las consignas o los delegados, que son formas del siglo XX, que aún no hemos terminado de superar.

13 de enero de 2012

AMNISTÍA

Habrase visto atrevimiento, el de convocar a un encuentro de líderes y dirigentes políticos, cuando la inmensa mayoría están presos, exiliados, acallados, perseguidos y/o amenazados. Que Evo Morales se reúna con su abuela…



Exijamos primero una plena AMNISTÍA, general e irrestricta y, en condiciones de libertad, con los presos liberados, los exiliados retornados,  los amenazados con garantías claras, la libre expresión garantizada, entonces sí se podrá hablar de una Cumbre Política.

Quien asista al llamado del gobierno autoritario, en las condiciones actuales, es un obsecuente cómplice del MAS y de Evo Morales, y no merecerá ser nombrado entre los políticos de la democracia. Merecerá el repudio y el rechazo de la ciudadanía.

16 de noviembre de 2008

Y LOS ESCUPIRÉ DE LA BOCA


Esta última semana, la segunda de noviembre, se ha producido un reventón de posibles candidaturas. García Linera se ha dado el lujo de comentar displicentemente su falta de preocupación por lo que haga o deje de hacer la oposición, porque para existir —ha dicho—, la oposición tardará por lo menos cinco años en reestructurarse. Como van las cosas parece que dice lo cierto.


Unos y otros, los viejos líderes han manifestado que tienen la intención de cabalgar por sí solos diferentes candidaturas nacionales, cuando hasta el sentido común alerta sobre el perjuicio que significaría la dispersión.


Inmerso en un fortalecido proceso, que reclama legítimamente por la participación e inclusión de los marginados y excluidos, el MAS seguirá construyendo una vanguardia política, que ha mostrado ser resultado de la incapacidad de gestar, desde otras perspectivas, una o varias propuestas alternativas para la renovación del sistema democrático, y de un proyecto estatal que represente a la Bolivia productiva, de trabajadores, empresarios, artesanos, comerciantes, profesionales, cuenta propias y demás sectores de la sociedad industriosa desde las ciudades.


En la oposición parecen haber dos cálculos egoístas: a) el de me presento ahora, amenazando con ir solo, hasta que se consolide el grupo que me apoya y entonces, solo entonces, me apresto a negociar, porque así podré alcanzar una mejor posición, un mejor lugar en cualquier futura coalición, o b) vamos cada quien por su lado, para negociar luego de los resultados, que mostrarán quien es más fuerte y representativo; el acuerdo se haría sobre una base realista de “a cada quien, según sus resultados”.


Ambas opciones son contrarias a la renovación desde la oposición: “que se renueven todos menos yo”, parecería la consigna. Construir una propuesta alternativa significa antes que nada trabajar un acuerdo que garantice por lo menos tres cosas: a) la reposición del debate público y democrático entre los ciudadanos, b) la construcción de estructuras orgánicas que prefiguren la refundación modernizadora del sistema político y c) la edificación participativa de un programa para la reconstrucción de la República (sobre todo en el terreno de la economía, ya que la inclusión indígena, las autonomías regionales y la redistribución de la riqueza son procesos irreversibles).


Madrugar una candidatura, cualquiera que esta sea, es evitar el debate, la negociación y los acuerdos, alrededor de los cuales deben emerger las nuevas propuestas, las nuevas formas orgánicas de participación ciudadana y LOS NUEVOS LIDERAZGOS que requiere la sociedad. Es la más grande de las irresponsabilidades políticas. Es lo que quiere y necesita el MAS.


Hay que hacerlo al revés. Hay que conversar e iniciar un proceso de acercamiento, que acuerde los principios éticos y políticos alrededor de los cuales se va organizar la unidad desde la oposición (una o dos o tres tipos de alianzas), las bases del programa que se propone y que representará los intereses de la base social que cimiente la convergencia, y el tipo de organización que se pretende construir*. En la organización está la clave del asunto, porque para reproducir caudillismo, prebendalismo, clientelismo y patrimonialismo, mejor no hacer nada. Que no se diga que la superación de esos males se puede lograr desde un candidato iluminado, se trata de la ruptura de la cultura política (sino miremos el MAS y la recurrencia de esos errores). La nueva organización de la política es la base de la reforma intelectual de la política. Ese es el cambio que la República y la ciudadanía necesitan.


A quienes se opongan a caminar el duro camino de la convergencia política y ciudadana habrá que tratarlos como Jesús a los tibios: habrá que escupirlos de la boca, habrá que sacarlos definitivamente de la historia y que dejen, de una vez, avanzar a quienes vemos en la crisis, más que una sombra de iniquidad que nos aplaca, la oportunidad de sembrar y cosechar lo nuevo, que nos impulsa.


* No es lo mismo un programa desde los pocos ricos para resguardar su patrimonio, a otro de las clases medias, los trabajadores y los productores, desde la Bolivia que busca el desarrollo, la productividad, la mejora de la calidad de vida, la competitividad. Como no es lo mismo el programa antiproductivo y rentista — etnonacionalista como el del MAS — de los sectores agrarios más atrasados, o de aquellos de grupos de miseria extrema, atizados como al lumpen, que solo pretenden expropiar, confiscar e incautar, en beneficio propio; menos aún el proyecto cocalero que pretende desde el gobierno, beneficiarse del desacato permanente a la ley y la corrupción, para sus propios planes delincuenciales.

5 de noviembre de 2008

Barack, las idelogías en Bolivia, la modernidad y no sé cuantas cosas más...

Vientos de cambio, Obama, el Presidente negro, es en USA, lo más parecido a un socialdemócrata europeo; como que mis amigos del PSOE español, y otros amigos de igual calaña en el mundo, festejaron la victoria un poco como si fuera propia. Propugna el crecimiento de las coberturas y la calidad en asuntos sociales, educación y salud (que buena falta le hacen al imperio), la lucha contra la pobreza, la distribución equitativa de la riqueza, la libertad de las opciones sexuales, el derecho de las mujeres al aborto, el compromiso (por fín) de EEUU con el medio ambiente, se acerca a la idea de la alianza entre civilizaciones y no la puga, cosas que en Europa son de cada día, y que en los Estado Unidos de Norteamérica vienen a ser un artículo de lujo, para consumir de vez en vez, cuando los republicanos clericales y retrógrados, la ponen fea. Tampoco Europa es para tanto, que la derecha europea suele ser igualmente cavernaria como todas las derechas, aunque es más leída e ilustrada y por lo tanto menos fundamentalista que la norteamericana.


Y por acá. ¿Dentro de casa qué? Seguimos repitiendo que ni de derechas ni de izquierdas, sino todo lo contrario. Nosotros no respondemos ni a uno ni otro lado, respondemos al pueblo (p.e.: nosotros los indígenas pensamos que…), a la nación, o más chiquitos a la región (nosotros los cruceños creemos que…), los peores responden a la patria, a la familia, a dios. Y cada cual asegura que esa su bandera no tiene color, es un proyecto ideológico y programático en sí mismo. En nombre de los indígenas se quiere gobernar a la nación, en nombre de los cruceños se quiere evitar que se gobierne, como si el haber nacido indio, o cruceño, o de la “clase trabajadora” viniera con proyecto político incorporado, como un chip.


Si uno mira “el pueblo”, ese, que unido jamás será vencido, verá esa abstracción que no se sabe bien qué es, pero que se suele identificar, entre gobernantes y gobernados como a estos últimos, que vienen a ser “el pueblo”, donde caben todos los colores, todas las ideologías. Lo mismo con la patria, la nación, la región, la raza. En Latinoamérica (y muy marcado en Bolivia) tendemos a vincular la ideología con el interés del sector, el territorio, el grupo. Claro, uno no es de derechas ni de izquierdas, sino que representa a los heladeros que venden picolés, como si todos pensaran igual, como si por el simple hecho de estar en el gremio idearan a futuro un destino comun.


La reforma intelectual radica (en el terreno político) en construir espacios de agregación ciudadana por adscripción, donde los afiliados voluntariamente puedan esgrimir ese “nosotros pensamos igual” de manera confiable. El grupo de heladeros puede pensar hoy una cosa y mañana la otra, de acuerdo a sus intereses, al buen o mal día de sus ditigentes (que no han sido elegidos por lo que creen o piensan, sino para defender los intereses del gremio), a las decisiones de las asambleas, por lo tanto, no se puede creer en ellos como cabezas  políticas. Esto sirve para los movimientos sociales, para los grupos cívicos, para los regionales. Si no, basta ver como nos va, en la cola de la pobreza sobre esta tierra.


Solo con los partidos políticos se puede decir “nosotros los socialistas creemos que…” o “nosotros los liberales afirmamos que…”, los nacionalistas, los conservadores, los demócrata-cristianos, los indigenistas, los comunistas, los anarquistas. Nos juntamos porque pensamos y creemos en algo que nos es común, entonces si ganamos y conquistamos el gobierno vamos a hacer eso que creemos y no otra cosa. Eso otorga certidumbre, eso permite elegir, eso es el desarrollo. Cuando así se habla se tiene sistema político, existen la derecha y la izquierda, el centro también. Los ciudadanos participan por adscripción. Lograrlo es vencer el subdesarrollo, de la cabeza, de la mente, de las ideas. Es dar el salto a la modernidad.


Luchar en la oposición, contra Evo Morales y su tendencia autoritaria que terminará convirtiéndolo en un tirano de los de novela, si antes no lo rapta la DEA como hicieron en Panamá con Noriega, es trabajar todos los días para dar ese salto, para dejar de ser hipócritas y taimados, refugiados siempre detrás del sindicato, del comité, del colegio profesional, y no pringarnos, comprometernos con nuestras creencias y nuestros ideales, en vez de estar defendiendo siempre nuestro pequeño interés.


Ya está, empecé queriendo escribir algo para saludar la victoria de las ideas progresistas y el desarrollo humanos en los Estados Unidos de Barack Husseim Obama y me salió esto, pero vale la pena. Por lo demás, la llegada de los demócratas a la casa Blanca en poco cambiará la política exterior desde Washington para con nosotros, ni habrá ATPDA, ni mejora de relaciones, y Evo será considerado cada día más un Presidente narcotraficante (injusto, pero que no se diga que no está haciendo todo lo posible para lograrlo), hasta que estalle la burbuja. Ojala que en ese entonces estemos preparados y podamos decirle al mundo que esta es la izquierda boliviana, esta es la derecha, y mostrar que vamos a decidir nuestro destino voluntariamente, no porque nos creamos anclados a la madre tierra, que nos atrapa y nos agota por el sino inapelable de nuestro origen.


Por una cosa debemos felicitarnos, eso sí. Se fue Bush, para siempre. Han sido ocho años de vergüenza para la humanidad, de retroceso, de pérdida de valores éticos, de entronización de lo más deleznable de capitalismo y de la derecha pura y dura.