ALTERNATIVAS

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21 de junio de 2021

EL PRECIO DE UNA DERROTA

Me mueve, me conmueve y me remueve el esfuerzo sobrehumano y suprainstitucional del Movimiento al Socialismo por imponer en la conciencia colectiva de las y los bolivianos la consigna de que la sucesión presidencial a Morales Ayma y el rearme de la Democracia con Jeanine Añez a la cabeza el mes de noviembre de 2019 fue ilegal, por lo que se constituye en un Golpe de Estado. No es intención de este post el entrar en la discusión golpe / no golpe, que de eso se encargará el tiempo; lo que me interesa en principio es entender por qué Evo Morales Ayma, Luis Arce, su gobierno y el conjunto de autoridades y dirigentes del MAS están dispuestos a todo con tal de convencernos.

Es menester resumir para no olvidar lo acontecido, ni equivocarnos: Todo comenzó el 21F de 2016 cuando en un referéndum se le prohibió re-re-re postular a Evo Morales, quien, desconociendo el resultado con una burda triquiñuela, pasó de Presidente a ser un tirano fuera de la ley, generando así descontento, desconfianza y movilización populares, lo que se reflejaría en el resultado electoral del 2019. Sabiendo que perdería (era inevitable su derrota en segunda vuelta) manipuló los resultados, lo que fue denunciado nacional e internacionalmente y obligó a la anulación de las elecciones resultado de la resistencia callejera en todo el país, pidiendo que Morales Ayma renunciara. No sólo sucedió eso, sino que el tirano huyó al extranjero arrastrando consigo la renuncia de toda su corte, dejando al país en el límite de la violencia y sin gobierno; ese fue el vacío de poder del que tanto se habla. La sucesión presidencial, a más de constitucional y de acuerdo a las leyes y reglamentos, fue política, porque en ese momento un acuerdo nacional casi espontaneo por necesario, acordó (valga la redundancia) un Gobierno Transitorio para recuperar la democracia y pacificar el país, entre las fuerzas políticas (incluido el MAS), los movimientos sociales y las instituciones más importantes; a esa solución, el MAS quiere ahora llamarle golpe.

Con esto el MAS pone en duda la fortaleza democrática del pueblo boliviano y vuelve a perturbar su paciencia. Tenemos una extensa y rica historia democrática, la movilización popular en Bolivia derrotó en las calles y en las urnas a dictaduras militares que se creyeron inamovibles, como la de Banzer en 1977 o García Meza en 1981, y, como estamos siendo testigos, a tiranías despóticas como la de Morales Ayma en 2019. Eso es lo que las y los masistas necesitan ocultar.

Y es que se les va media vida en ello, ya que han comprobado en carne propia que el pueblo boliviano es profundamente democrático, y quien quiera gobernarlo tiene que estar en el centro de ese compromiso o corre el riesgo de salir, patitas para qué las quiero, como Morales Ayma, corriendo a refugiarse en la primera guarida que pueda encontrar. Si lo más autoritario del MAS, el evismo caudillista, irrespetuoso con las leyes y las instituciones, no logra camuflarse y la etiqueta de antidemocrático se convierte en un estigma, corren el riesgo de ser expulsados de la historia sin ninguna posibilidad de viabilizar su retorno.

Pero hay más. Evo Morales Ayma, angurriento de poder, incapaz de aceptar el no estar sentado en el trono del mandamás como le fue acostumbrado, quiere volver a ganar elecciones y retornar a ser Presidente, y sabe a ciencia cierta, que solo puede hacerlo si una sentencia judicial determina que su segundo mandato (en realidad tercero e ilegal) fue interrumpido por un golpe de Estado que le impidió culminarlo. La Constitución Política dicta con claridad que solo se puede ser Presidente dos veces, no hay una tercera reelección por ningún lado, y Morales lo sabe, por eso a él no se le va media vida, como a su partido, sino toda la vida. Tiene que demostrar que fue golpe para hacer valer la triquiñuela que ha planificado: si no fue golpe, no hay nada.

La línea que han trazado para ello implica torcer la verdad, cambiar el recuerdo de lo sucedido, mentir con el mayor de los cinismos, crear pruebas, armar procesos, ocultar evidencias, imputar inocentes, apresar personas… en fin, todo lo que sea necesario hacer. Y quieren aprovechar ese impulso para mandar al ostracismo a los y las “golpistas”, que resultaremos siendo cualquier ciudadano o ciudadana, imputables según la influencia e importancia que cada quien tenga en la política y en su entorno social. Es muy difícil luchar contra esta injusticia amañada y sostenida desde los aparatos estatales, la justicia manipulada, los medios de comunicación y contra el movimiento político más importante de los últimos años.

Ahora miremos al otro lado, hacia nuestro lado, a ver qué está pasando en casa; lo que está sucediendo no es sino el resultado de haber perdido la última batalla cuando todo indicaba que era posible ganarla, que no es la guerra, porque la política no se acaba nunca. Quienes pierden una batalla quedan desarmados.

Un paréntesis: (Claro que ni tanto ni tan poco, porque la victoria de la oposición en las ciudades grandes e intermedias del país, durante las pasadas elecciones a gobernadores y alcaldes, de alguna manera lo ha reivindicado. Al Ivan Arias en La Paz y Eva Copa en El Alto, por ejemplo, abren una puertita de viabilidad para otear el horizonte. Va a ser inevitable que el gobierno nacional, centralista a más no dar, esté obligado a negociar con alcaldes y gobernadores de oposición y eso da un respiro. Algo es algo.)

Hemos repetido que cuando la Presidente Añez decidió postularse equivocó el camino; si ese gobierno (en el que yo participé) transitorio hubiese durado cuatro o seis meses como estaba programado, nadie estaría sufriendo estos embates y el país caminaría, seguramente, hacia la reconciliación social.

Si el Sr. Camacho, convocando a la derecha pura y dura que es apenas un 10% del electorado, y la élite más bien camba que cruceña, no hubiesen priorizado de manera egoísta y miope solo sacar ventaja en Santa Cruz por encima del interés general, otra sería nuestra suerte, y el país estaría hoy intentando un gobierno de unidad y encuentro nacionales para enfrentar los problemas, económicos, de salud y otros igualmente importantes.

Y si el Sr. Carlos Mesa no se hubiera enroscado entre cuatro paredes y ocho amigos, y hubiese sido cabeza de un proyecto generoso, hubiera incorporado a las plataformas ciudadanas y las fuerzas sociales que por esa miopía pequeñoburguesa (vaya término, hace años que no lo utilizaba) quedaron al margen, confundidas y sin destino, como “gallinas sin huato” que diría mi abuela, hasta retroceder y cobijarse en la seguridad del voto por el MAS que así ganó limpiamente, gracias a ese error garrafal e imperdonable; de no haber sido así, la realidad política sería distinta y podríamos trabajar juntos para crecer las inversiones, aumentar la producción, mejorar la productividad, asuntos que están olvidados detrás de la discordia del golpe / no golpe.

Este post podría terminar aquí, porque es lo que quería reiterar, para no olvidar estos importantísimos detalles, puestos ahora en cuestión por el aparato publicitario del gobierno y del MAS; pero no, tengo un colofón para concluir.

Escribo esto para que entendamos que estas cosas no están sucediendo sólo porque las y los masistas son unos genuinos hijos de puta, como repiten algunos con frustración y rabia, como si al expresarlo así pudieran cambiar algo. Escribo esto para que asumamos que esa es la suerte que corren los perdedores, que las derrotas traen consecuencias.

Escribo esto para cambiar desde adentro y para que las y los ciudadanos democráticos en Bolivia entendamos que hay que exorcizarnos el alma, recuperar la fuerza y la confianza entre nosotras y nosotros, e inferir que, en el fondo, se puede volver a aglutinar una sociedad de ganadores.

Escribo esto para reafirmar que las jornadas que desde 1952 sentaron las bases del Estado boliviano, las de 1982 que definieron un rumbo democrático sin retroceso, y las de 2019 que afirmaron la posibilidad de un país sin odios ni excusiones, sean el horizonte de un ciclo histórico que no se ha cerrado aún, hasta cumplir un destino que nos marcamos desde el tiempo de nuestros abuelos (cambas, collas o chapacos, indios, blancos o mestizos, del campo o de las ciudades), por mucho masismo antidemocrático que se interponga en el camino.

Pero es imprescindible que las nuevas generaciones de políticos democráticos se den cuenta que en las sociedades de alta pobreza como la nuestra, el voto popular tiende en su mayoría a concentrarse en proyectos y con líderes que se comprometen con acortar las diferencias sociales, reducir las desigualdades, redistribuir la riqueza, mejorar las condiciones y las oportunidades de los menos favorecidos, evitar las discriminaciones, y que asuman en definitiva, así sea parcialmente, las demandas feministas, ecologistas, indigenistas. El futuro es de izquierda democrática, los próximos 50 años al menos, sin ella no se puede constituir una otra mayoría, no populista, que es lo que desde hace décadas el país viene necesitando.


10 de febrero de 2021

Y estamos como estamos

En Ecuador el movimiento indigenista que está tras el candidato Yaku Pérez llama a sus seguidores a las calles para defender sus votos y pelear por el segundo lugar y la segunda vuelta. Se trata de "pelear" por una mínima diferencia con el tercero, no es por la democracia, la libertad u otros valores superiores para el bien general, es por el poder, puro y duro; pero en política así se actúa también, ya que como dice el dicho "no está muerto quien pelea".

En Bolivia, el año 2019  el mandamás del momento que estaba gobernando inconstitucionalmente por 14 años consecutivos,  venía de burlarse de un referéndum que le dijo que no debía re-re-repostularse y salía de encabezar un fraude que le quitó a Comunidad Ciudadana el legítimo derecho de competir en un balotaje de segunda vuelta.  Pero de manera cobarde, cual parece ser su estilo, CarlosMesa no hizo nada, no defendió su voto que era nuestro voto, el de las y los bolivianos y dejó que se "armara la podrida" y que un dirigente de plazuela, gritón y alevoso como él sólo, se sintiera capaz de ponerse a la cabeza de una protesta que en realidad no le correspondía. Si Carlos Mesa hubiera actuado como debía hacer en la Bolivia de ese momento, otra sería nuestra historia.

"Hombre cobarde no entra a Palacio", decían las y los abuelos, y fue el caso. El resultado cargó con un trágico costo a las y los bolivianos, a la ciudadanía, al pueblo y a la Democracia... Y así estamos como estamos.

30 de septiembre de 2020

SOBRE LAS ELECCIONES 2020

 LO MÁS IMPORTANTE DE LO MÁS IMPORTANTE

Hasta donde se puede mirar, el resultado de las próximas Elecciones Generales en Bolivia tiene trazadas las siguientes tendencias, difíciles ya de cambiar:

1. El Sr. Camacho será tercero, porque por mucho esfuerzo que haga y crecimiento que logre, no podrá superar en ningún caso el 20% ni el porcentaje de votos del Sr. Carlos D. Mesa G.

2. El candidato Carlos Mesa será segundo, pero no podrá superar la barrera del 30%, así le falte una micromilésima para lograrlo.

3. Luis Arce no logrará superar el 40% y no podrá hacerse con la victoria electoral en primera vuelta.


Por lo tanto, el balotaje de la segunda vuelta será entre Luis Arce del MAS y Carlos Mesa de CC. De así darse, el ganador será Carlos Mesa y podríamos vaticinar que será el próximo Presidente Constitucional del Estado y la República, envidiablemente hasta el 2025, año del bicentenario de Bolivia.

Lo que puede pasar y es lo que debemos evitar que suceda, es que hayan muchos votos blancos y nulos, tantos que suban el porcentaje de los candidatos (de todos por igual, pero lo único que puede variar el resultado es que se acrecienten los votos del primero), permitiéndole al MAS superar la barrera de los 40%, otorgándole así la victoria en primera vuelta.

Para que esto no suceda, debemos dirigir parte de la campaña en evitar blancos y nulos. Los electores tienen que saber que votar blanco, nulo o marcar la casilla en la franja que postula a la actual Presidente Jeanine Añez, quien se ha retirado de la contienda pero permanecerá en la franja de la papeleta de votación y todo voto que le sea otorgado sumará a los votos nulos, es votar por el crecimiento porcentual del MAS.

Hay que explicarle a las y los votantes que es preferible votar por cualquiera, hasta por la o él último de la lista, así no tenga posibilidad alguna, pero ni nulo ni blanco. En estas circunstancias, eso sería votar por Arce.

10 de noviembre de 2019

NUEVO TRIBUNAL ELECTORAL

¿CÓMO LOGRAR UN TRIBUNAL ELECTORAL EN DIEZ DÍAS, que sea independiente, probo, neutral y confiable, ante las instituciones políticas, la ciudadanía y la comunidad internacional?

Esta es mi propuesta. Es posible porque en Bolivia se hizo algo parecido hace casi treinta años y dio un excelente resultado.



No es idóneo el actual mecanismo, donde la Asamblea Legislativa impone candidatos; eso genera dudas, desconfianza y no aceptación.

• No decidir a puertas cerradas y entre cuatro personas, porque se va a decir que son parcializadas.

No al cuoteo, Ese “tu pones uno que yo pongo el otro”, termina con un grupo de empleados, cada cual condicionado por el partido o comité que lo propuso.

Sobre esas bases, esto es lo que se debiera hacer:

1. Conformar una Comisión donde participen los actores implicados, TODOS los partidos políticos que tienen y que lograron representación parlamentaria. Invitar una delegación de los Comités Cívicos, al CONADE y alguna otra institución/organización que se considere imprescindible.

2. LO MÁS IMPORTANTE: todos deben participar en igualdad de condiciones, un participante un voto para lo que se decida, y para la elección de vocales, el derecho a veto sin distinción de grandes o chicos. Ese fue el principio que permitió una Corte Electoral de Notables independientes como la que se nombró el año 1991.

3. Establecer mínimos imprescindibles (formación, experiencia, prestigio personal, etc.)  que sean claros y simples.

4. Finalmente la unanimidad, aceptar sólo a quienes cuenten con el respaldo de TODOS los participantes. Si alguno se opone, se rechaza la postulación al instante. Es un mecanismo que permite que quienes sean nombrados gocen de la confianza plena, sin excepciones. Es posible que se tengan que establecer equilibrios entre géneros, regiones, procedencia étnica, etc.

De esa manera quedará claro ante la sociedad nacional que los tribunos que lleven adelante el nuevo proceso electoral están libres de toda sospecha.

Si se hace bien, se podrá obtener en pocos días un  óptimo resultado.

16 de octubre de 2019

EL DIA DESPUÉS

Soy pesimista con las opciones que pueden alcanzar un triunfo en las elecciones. No visualizo nada que permita un buen augurio.

Solo hay dos posibilidades. O una victoria de Evo Morales Ayma y el MAS en primera vuelta, o una victoria de Carlos Mesa Gisbert y CC en la segunda.


lo que yo te ofrezco son
¡DOS FUTUROS VENTUROSOS!



I. ¿Qué pasa si Evo Morales Ayma, el candidato que burlando el resultado del 21F fuera el Presidente por cuarto mandato consecutivo?

1. La ciudadanía le va a hacer recuerdo todos los días que es ilegítimo e ilegal, usurpador de un mandato y un poder que no le corresponden, llamando con ello al desconocimiento de su autoridad, la desobediencia civil y al desacato. Los cabildos lo están anticipando.

2. La crisis económica que viene, desacelerando el crecimiento y poniendo al sistema en graves aprietos, porque es imposible continuar viviendo del crédito y de los ahorros. Las medidas impopulares de ajuste económico serán inevitables.

3. Los movimientos sociales y los sindicatos, que le han brindado apoyo, clientelares como son, van a querer cobrar esa predisposición, como están acostumbrados. No habrá disponibilidad económica ni política para cubrir esas deudas.


4. El talante del Presidente. Una personalidad proclive a imponer su voluntad por sobre todo criterio, no ayudará en nada, teniendo en cuenta que el MAS no gozará ya de los consabidos “levantamanos” que apoyen todo lo que se le ocurrra, sin sin 2/3 en la Asamblea Legislativa plurinacional.


Evo Morales, hace pensar en la cerrazón, la dureza, la imposición, su consabido autoritarismo; el aislamiento del país en el contexto internacional. Tampoco es una sorpresa, hemos vivido así todos estos años, solo que en bonanza y con buenos ingresos, lo que confirma el viejo dicho de que con dinero hasta la pobreza es llevadera.


II. ¿Qué pasa si Carlos Mesa Gisbert lograra la Presidencia, fruto de una victoria en la segunda vuelta electoral?


1. Tendrá que gobernar con una bancada minoritaria en la Asamblea Legislativa, primer poder del Estado que se levantará como una muralla infranqueable, obstruyendo sus decisiones.

2. La crisis económica que obligará a decidir ajustes insoslayables, sin poder recurrir al apoyo de las corporaciones sindicales, produciría una situación de alta convulsión social, con todas sus secuelas.

3. Las hordas masistas organizadas irrumpiendo calles y caminos, paralizando el país y generando violencia permanente, con paros y bloqueos, acusando al neoliberalismo, el imperialismo el el FMI, todos los días.


4. El talante del Presidente. Dubitativo, inseguro, sin partido ni bancada que lo acompañe. Gobernando solo con los amigos en quienes confía, esos que tienen mentalidad falsamente aristocrática y viven tan lejanos del pueblo y la realidad.


Carlos Mesa Gisbert, nos lleva inevitablemente a recordar a D. Hernán Siles Zuazo y la UDP, que es el único caso en la Democracia boliviana con un gobierno de características similares. Y la historia recuerda lo que pasó hace 35 años.

12 de agosto de 2019

El eje es el EJE*


El periódico El Deber de Santa Cruz ha confirmado este sábado 10 de agosto un dato que ya conocíamos pero que viene bien recordarlo, para tomar decisiones, políticas y de vida, porque como en cada elección, estamos definiendo nuestro futuro. 

Dice El Deber que el 73% del electorado boliviano vota en el Eje Central, es decir, en Santa Cruz, Cochabamba y La Paz + El Alto. Tres de cada cuatro compatriotas emiten su voto en esos deartamentos, que son decisivos, por lo tanto.



Nadie puede pretender ganar una elección si al menos no cuenta con el apoyo de uno de ellos. Por ejemplo, si la preferencia a una candidatura se concentra solo en el Beni y o Pando, el correspondiente partido no puede darse el tupé de contarnos que pretende ganar las elecciones. O sólo en el sur, entre Tarija, Potosí y Chuquisaca, tampoco le pueden decir a la nación que van a ganar, o que tienen la oportunidad de alcanzar una segunda vuelta en un albur de la suerte, que es el caso del Carlos Mesa, que, al repetirlo y repetirlo, solo nos está mintiendo.

Por eso sostengo que amenazar con que "o votan por mi, o estarán votando por el continuismo ilegal de Morales Ayma" es un chantaje a la ciudadanía, porque no se sostiene en la verdad, desde la que más bien debiéramos votar por quien veamos más conveniente para solidificar trincheras efectivas de resistencia en el próximo futuro. Es más importante decidir, por ejemplo, nuestros diputados uninominales que esforzarnos inútilmente en concentrar el voto en alguien que no lo merece, porque no ha hecho su trabajo de campaña y en ningún caso será parte de la resistencia.

¿O alguien imagina, por ventura, a Carlos D. Mesa, espada o mazo en mano, defendiendo la democracia, encabezando su bancada en una batalla de verdad, frente a los tribunales, en las calles, o en una huelga de hambre, o desde la clandestinidad?

Y no me digan que por decirlo, y aclarar así la percepción de mis lectores, estoy favoreciendo a otros candidatos, y menos a los indeseables que sabemos. En tanto que jubilado e independiente, no me cabe favorecer a nadie, sino decir lo que creo desde mi saber y mi experiencia. Hubiera apoyado, de existir una mínima oportunidad de que un segundo bien posicionado se aprontara a dar batalla a Morales Ayma, pero no es el caso; y apoye o no apoye, reniegue o no reniegue, no soy nadie para cambiar la realidad que viene.

Tampoco esto pretende apoyar a Oscar Ortiz, quien, desde mi punto de vista socialdemócrata, es la derecha y yo no apoyo nunca a las derechas, aunque los partidos en Bolivia, unos y otros, son bolsas de gatos donde caben de todos los colores. Y esto sirve para el MAS, lo mismo que para CC o para BDN.

Lo que si reconozco de Ortiz es que tiene un bastión de entre los grandes que defender, que es Santa Cruz, y no puede perderlo e irse, como le piden los y las mesistas, haciéndole al MAS semejante regalo, porque esa si es una trinchera para resistir lo que viene y proyectar desde allí un futuro mejor y en democracia, para el país entero.

Y miren Uds. que paradoja, lo mismo reconozco de varios candidatos y candidatas a senadores y diputados en Comunidad Ciudadana que van a estar en la Asamblea Legislativa, o en SOL.BO con Lucho Revilla y Pepo Bedregal, o en Juan del Granado, para LaPaz, o de UN con Samuel Doria Medina y Soledad Chapetón en El Alto; o las varias Agrupaciones Ciudadanas no formalizadas aún, que las conocemos como plataformas, inclaudicables con el 21F, que son trincheras democráticas insustituibles. Pero esa es otra historia, que habrá que dilucidar en las subnacionales y tendrá que ser escrita en otra ocasión.

Por el momento es suficiente saber que si alguien no gana al menos en un departamento, entre La Paz, Cochabamba o Santa Cruz, muy poco tiene que ofrecer.


*Nota: Este texto fue escrito antes de conocer las encuestas de la noche del 12.08.2019. Despues de conocerlas ha sido modificado en pequeños detalles de forma, que no hacen a su contenido.

5 de agosto de 2019

OSCAR ORTIZ


Durante los últimos días se ha acrecentado el pedido para que Oscar Ortiz, el candidato de BDN renuncie a su candidatura que está en tercer lugar, justificado por el deseo de que esos votos se dirijan a Mesa Gisbert, candidato de CC, con el argumento de que sólo así se podría alcanzar una segunda vuelta electoral entre este último y Morales Ayma.

Según la encuesta publicada ayer por Página Siete este pedido es razonable, ya que un 65% del voto de Ortiz, de faltar este, podría trasladarse a Mesa, logrando que la diferencia entre Morales Ayma y Mesa Gisbert sea menor al 10%, bajo el supuesto que el MAS no supere el 50% del voto ciudadano, cosa que está por verse, dado la potencialidad de su campaña, los recursos a los que puede echar mano, el voto que viene de fuera, el de las comunidades campesinas marginal e incontrolable, el Tribunal Electoral a su favor, etc.

Pero este pedido es imposible, porque Ortiz no puede abandonar Santa Cruz, que es el bastión del poder regional del MDS que lidera el Gobernados cruceño Rubén Costas, quien pretende ser el próximo Alcalde de esa capital, mientras Ortiz, cabalgando la victoria regional en las generales de Octubre, se postularía a la Gobernación.

Ese es el motivo principal por el que el candidato cruceño no puede dejar a los suyos a su suerte y no puede aceptar el pedido de hacerse a un lado. Es más, de lograr una clara victoria regional, con una dispersa pero importante votación en otras regiones, su poder podría erigirse como la única trinchera legislativa contra la posible radicalización del autoritarismo desde el gobierno nacional. Tampoco eso es despreciable.

Finalmente es ahora, más que nunca, que los cruceños necesitan instalar un liderazgo, individual y partidario (político/ideológico) con raigambre nacional. Hoy se lo plantean a sabiendas de su poderío económico y lo determinante que será en el futuro; por donde vaya Santa Cruz se irá Bolivia, eso lo sabemos todos, y no podemos dejar semejante bastión en manos de Morales Ayma.

30 de julio de 2019

¡CHANTAJE!

Los últimos días he recibido preguntas y reclamos sobre la posición que he asumido frente a las elecciones generales del 20 de octubre. Amigos y hasta desconocidos han apelado a mis resentimientos, frustraciones y hasta odios, lo que tenía previsto de antemano, porque así sucede en medio de las campañas cuajadas de pasiones.

Prometo solucionar el tema con un o una psicoanalista una vez terminada la campaña. Mientras tanto me contentaré con explicar las razones que me han llevado a concluir que no vale la pena concentrar el voto en ninguna candidatura y esgrimir la consigna de que cada quien vote como bien quiera.

A finales de octubre del año 2018 sostuve una reunión con el líder de Comunidad Ciudadana y un par de altos dirigentes, en la que acordamos tres cosas, sin pedir yo nada a cambio:

1. Construir un relato desde la oposición democrática, como horizonte político alentador con capacidad de enamorar a la ciudadanía, para enfrentar la repostulación trucha e ilegal de Morales Ayma y García Linera, que cuenta con un relato propio que no ha sido respondido aún, a pesar de sus serias limitaciones.

2. Organizar un sistema que permitiera que a todo militante, simpatizante o adherente se le otorgara un lugar y una tarea, para no dejar descolgados y sin rumbo a miles de personas interesadas en participar, cosa que hoy sucede.

3. Preparar una base de datos para organizar desde un inicio el Control Electoral como una forma de reclutar voluntarios, activándolos y capacitándolos desde un inicio.

4. También hablé de la necesidad de acopiar insumos. Cien mil banderas –dije en ese momento–, porque había que llegar hasta el último rincón de la patria, portando narrativa, organización, candidatura y material de campaña. “Somos diferentes –me aclaró José Antonio Quiroga– aquí cada quien va a cocer su propia bandera”. Quedé patidifuso y ni se me ocurrió seguir con la lista de gorritas, chalecos, pelotas, credenciales, cintillos, etc.

Estoy seguro que, de haberse cumplido esas tareas, la realidad sería distinta hoy, y que estaríamos en condiciones no solo de disputar una segunda vuelta electoral, sino de ganar en la primera. Yo hice mi trabajo y todas esas herramientas fueron puestas a disposición pública, con el apoyo de personas amigas que creyeron en un proyecto de tal envergadura.

Y ahí están los resultados. No hay narrativa esperanzadora, todo se reduce a un programa que nadie va a leer. Tampoco hay organización partidaria, ni para acompañar las candidaturas senatoriales o uninominales, que ahora se promuevan por cuenta y riesgo de respetables candidatos y candidatas que no tienen ninguna experiencia. No hay material y es una pena ver a quienes apoyan este descomunal esfuerzo, caminando sin distintivos, sin colores, sin afiches, sin nada de nada. Mucho me temo que no hay capacidad siquiera de organizar un acto de masas para abrir o cerrar esta campaña.

Y para qué mencionar el Control Electoral. Más de treinta y un mil mesas con un promedio de 280 electores cada una, que hay que vigilar y de las que hay que conseguir un acta y llevarla a un centro de cómputos para defender el voto, frente a la manipulación que la ciudadanía teme que podría convertirse en un bochornoso fraude. Espero que sea cierto que Oscar Ortiz viene preparando su Control Electoral responsablemente desde hace un año.

¿Así piensan enfrentar a Evo Morales Ayma? Les pregunté a los de Comunidad Ciudadana, uno a uno y varias veces, ante el augurio de un estruendoso fracaso.

El 29 de marzo de 2019 escribí: LA ESTÁN CAGANDO MUCHACHOS

El 19 de mayo volví a insistir: UNIDAD UNIDAD UNIDAD

El 29 de mayo los mandé a rodar, tirando las puertas para no volver jamás.


De octubre de 2018 a esta fecha, la candidatura de Carlos Mesa se ha desplomado de una intención de voto de 39% a un 25%. Las fallas estructurales que sufre esta campaña no tienen remedio, porque ya no pueden realizarse los ajustes necesarios, o porque es demasiado tarde para hacerlos.

Carlos Mesa va a perder las elecciones y Morales Ayma va a ganar seguramente en la primera vuelta. Y no es por culpa de Oscar Ortiz, ni porque yo u otros atrevidos critiquemos tantos errores.



La encuesta inicial levantada por Ilia Fortún hace un año fue útil para iniciar y negociar la candidatura en solitario (por eso le acusan de ser el responsable de la falta de unidad). Decía que a Mesa lo apoyaría una mayoría electoral si se presentaba solo, lo que le permitió expulsar de su lado a todos los que querían acompañarlo, esgrimiendo la idea de la #UnidadPosible. Pero una vez encaminada, era menester sumar a todos y todas las y los bolivianos que le habíamos dicho NO a la repostulación indefinida de Morales Ayma, para lo que era imprescindible abrir las compuertas y otorgarles un merecido lugar a quien viniese a ofrecer apoyo y trabajo; al no hacerse así se permitió la pérdida del impulso inicial y la Candidatura, cada vez más solitaria terminó por desbarrancarse.

La consigna que les queda, ya que o no tienen o lo han perdido todo, es el “O votan por mí, o están brindando su apoyo al candidato ilegal que quiere eternizarse”. Y esa consigna, bajo la óptica que he resumido suena a un chantaje, porque ellos, yo y todos ustedes (que leen estas lineas) saben que la opción de ganar se ha esfumado, consolidando las terribles consecuencias futuras por semejante absurdo. Y se ha perdido porque hay quienes no han hecho las tareas correspondientes; no por otra cosa.

He decidido hacer una campaña solitaria, invitando a la ciudadanía a no dejarse engatusar, a no esperanzarse por imposibles, y concentrarnos en construir una o varias trincheras democráticas y verdaderas, para resistir lo que viene a continuación. Pero esa es otra historia y tendrá que explicarse en otra ocasión.

19 de mayo de 2019

UNIDAD UNIDAD UNIDAD

Pasado el huracán Almagro, que al menos a mí me dejó patidifuso, por esa capacidad de borrar en un zipizape lo que anteayer dijo y defendió, para reemplazarlo con una aceptación tácita de la impostura del gobierno del MAS y de Morales Ayma, que han impuesto (ahora si que con todas) su re-re-reelección contra la Constitución y la mayoría de las y los bolivianos que votamos NO a la posibilidad de cambiar esa norma que la impide. Pasado el vendaval –digo–, se ha reforzado el clamor general que le pide UNIDAD a la oposición democrática, como único camino de terminar con la tiranía que gobierna Bolivia.

UNIDAD   UNIDAD   UNIDAD
¿Cómo lograrlo?


Permítaseme ensayar alguna receta, a modo de soliloquio y con la esperanza de ayudar en la reflexión y decisiones de quienes están concernidos en ello:

¿UNIDAD en torno a quién? A no dudarlo y dado que no hay tiempo ya para otra cosa, en torno a los candidatos con mejores opciones, que nos gusten o no, son Carlos Mesa y Gustavo Pedraza. ¡Pero si has sido tan crítico con ellos–me dirán– y es cierto, pero también he dejado claro que no nos queda otra.

¿Quiénes están dispuestos a unirse? En primer lugar habría que mencionar a los no-competidores, que sin perder mucho, ni en votos, ni en identidad política, podrían apoyarlo; me refiero a Tuto Quiroga y Samuel Doria Medina. El apoyo claro y firme de ambos mostraría que hay un camino de #UnidadPosible y cambiaría el escenario, insuflando esperanza y optimismo a una candidatura que a ojos vista y por sus propios errores se ha desinflado las últimas semanas.

Ambos personajes son sustanciales en estos momentos y estoy seguros que no habrán de quitarle "el poto a la jeringa" ante una necesidad semejante. El vuelo internacional que ha logrado Tuto Quiroga peleando contra el dictador Maduro en Venezuela, junto al prestigio recuperado por Samuel Doria Medina tras su renuncia y su llamado consistente a la UNIDAD en la política local, son factores que han de servir de combustible para "gatillar" una recta final de la campaña; la presencia de ambos puede recuperar varios puntos electorales de ventaja a favor de Carlos Mesa. Y ni qué decir de la experiencia acumulada, sobre todo en temas de control electoral, que requieren de un know how que Comunidad Ciudadana no tiene ni de lejos y que en los meses que quedan no va a lograr construir, a pesar de la gran voluntad de los bolivianos de a pie por intentar colaborar en ello.

¿Quiénes no están dispuestos? Oscar Ortiz y seguidores, es decir el núcleo cruceño que sostiene la fortaleza del MDS (los verdes, para los amigos), que pareciera que han decidido contentarse con un pequeño espacio de representación parlamentaria, a cambio de romper toda posibilidad de victoria electoral de la candidatura mejor posicionada.

El resto de candidatos (y lo digo con respeto, porque conozco de ellos y sé de sus méritos y valores), son, en este caso, irrelevantes, aunque como "lo gentil no quita lo valiente", bien haría Comunidad Ciudadana en considerarlos.

Si esto es verdad, la #UnidadPosible está en manos de Carlos Mesa y sus muchachos. A más de convocar la sensibilidad ciudadana de quienes somos conscientes de que no queda otra que apoyarlos y votar por ellos, mientras fideliza parte del descontento que votó por el MAS pero ahora busca otros derroteros, tiene que hacer Política (con mayúsculas) de altura, es decir, coger el teléfono y llamar a Oscar, Samuel y Tuto y proponerles una salida conjunta. Hasta ahora ellos han expresado su voluntad, pero al igual que a muchos, no les "han tirado bola" y tampoco se trata de que se pongan a rogar por apoyarlo; pero el dialogo entre ellos permanece abierto, o sea que no estoy pidiendo demasiado.

Digo Política de altura, porque estos señores, poderosos en sí mismos (dinero, poder, prestigio, que de tenerlos, los tienen), le van a preguntar: ¿A cambio de qué, Carlitos? Y ahí se pondrá a prueba la grandeza de Carlos Mesa, que tiene que ceder espacios y ofrecer cosas, que esa es la política desde siempre; sobre todo con Ortiz, que a estas alturas tendría que justificar un viraje con algo muy grande que pudiera conseguir en beneficio de los suyos. La UNIDAD alrededor de uno mismo es algo que se construye, no que cae desde el cielo a cambio de nada.

Si quienes dirigen Comunidad Ciudadana creen que ellos solos pueden enfrentar y vencer a Morales Ayma están equivocados y tienen que tomar conciencia de ello. Ya lograron posicionar la candidatura de Mesa como la única posible y lo hicieron con el discurso de que “toda alianza nos perjudica”, y estuvo bien porque fue efectivo. Ahora ya no sirve, ésta es otra etapa, donde lo preponderante debe ser “nosotros somos la UNIDAD (posible)” y eso es haciendo, dando, cediendo, negociando, atrayendo, atando, construyendo…

29 de marzo de 2019

LA ESTÁN CAGANDO MUCHACHOS

No me gusta escribir este tipo de cosas, pero si no las digo ahora me va a salir una úlcera del tamaño del un volcán, porque considero que estamos aún a tiempo de hacer mejor las cosas y lo pongo así, para que ellos reaccionen de buena manera, aunque casi es demasiado tarde. Aclaro que, como yo, muchos que pensamos lo mismo, vamos a trabajar por una candidatura como la de Carlos D. Mesa G., con o sin su permiso, porque la situación trasciende la buena o mala voluntad suya o la de quienes organizan su campaña. Este es un problema de todas y todos los bolivianos, o sea que no se me recientan, como suelen hacer, acostumbrados como están a mirar tan desde arriba.

Y es que, así como la caída de Morales Ayma en las encuestas se ha estancado en un 30% de intención de votos, el crecimiento de Carlos Mesa se ha estancado también en un 30%, quedando ambos empatados, lo que no es suficiente, dadas las circunstanciaras que impelían a construir una tendencia de concentración del voto ciudadano en una candidatura ganadora, porque el descontento del electorado oficialista esta vez sí lo hace posible; porque la apuesta era superar esa barrera, dado el buen gatillamiento del inicio de la campaña que lo mostraba como un potencial vencedor. Finalmente si en las anteriores elecciones Reyes Villa, Tuto Quiroga y Samuel Doria Medina se movieron en el rango de un 26 a un 29 por ciento, ¿cual es el mérito de Carlos Mesa si solo va a repetir esa votación?

Algo anda mal, muy mal.

El único motivo por el que la ciudadanía diversa y unida puede apoyar y concentrar su voto en una candidatura, en este caso la de Comunidad Ciudadana, es para sacar a Morales Ayma del poder y recuperar la Democracia en Bolivia, a sabiendas de que lo que se viene será un gobierno de transición, que lo único que podrá hacer será devolver la independencia a los poderes estatales, fortalecer las instituciones para que deje de imperar el capricho de un caudillo, respetar las leyes, meter a los corruptos en la cárcel y avanzar en un posible Acuerdo Nacional para enfrentar futuros temas que nos son trascendentales.

Contrariamente, la última orden interna en Comunidad Ciudadana fue que las plataformas aliadas deben autodestruirse, porque dentro de Comunidad Ciudadana no se aceptan corporaciones, ni gremios, ni sindicatos, ni nada de nada que quiera expresarse orgánicamente a su interior; aunque sí aceptan a las personas como individuos, uno por uno. Los dirigentes están preocupados, porque sus plataformas son antiguas, existían antes que Comunidad Ciudadana y les otorgan, mas que esta, identidad y cohesión a su trabajo. Yo me imagino a las plataformas, los sindicatos, los gremios, los movimientos sociales, las barras del fútbol, los clubes de amigos, las promociones de cursos en colegio, como gallinas sin huato, buscando otro corral donde los valoren, los acepten y los tomen en cuenta. "No queremos servir sólo de escaleras" -dicen-.

El país no va a juzgar a Carlos Mesa ni a su equipo porque tengan un maravilloso programa, ni por lo apuestos y bellas que son, ni por lo honestos que parecen, ni por los principios que proclaman. No los vamos a juzgar porque supieron mantener la naturaleza y pureza de su proyecto -como me han dicho alguno de ellos con las mejores intenciones; porque por mantener incolumne lo que piensa un grupito, pueden (podemos) perder las elecciones y repetir lo que nos ha venido pasando los últimos tres comicios generales. El país los va a premiar por intentar unirnos, sin exclusiones, a moros y cristianos, indios y blancos, jóvenes y viejos, hombres y mujeres, cambas y collas, conservadores de derechas e izquierdistas democráticos y hasta masistas descontentos y frustrados (que los hay y muchos), para votar por Carlos, para controlar el voto, para defenderlo contra el fraude que se viene preparando. Por eso los vamos a juzgar.

¡O sea que déjense de pendejadas, y pónganse a trabajar!

6 de septiembre de 2018

LOS DADOS ESTÁN ECHADOS


y hemos entrado en el juego. Nos guste o no el MAS con su mayoría parlamentaria ha diseñado un proyecto hecho a su medida y que tiene como objetivo un acto electoral en el que Morales Ayma sea el único candidato con opciones; pero no se lo vamos a dejar tan fácil.

El gran error que los masistas cometieron fue confiar en que ganarían el referéndum del 21F el año 2016, exceso de autoconfianza, que se llama; y lo siguen cometiendo porque el nuevo error radica en empadronar a la mala a más de un millón de personas, haciéndolas pasar por “militantes” y creer que significarán más de un millón de votos. Espejito, espejito, ¿cual es el partido más poderoso del mundo? Puro grito de pajpaku para impresionar al público.


Ante ese panorama solo hay un camino a seguir. Nosotros lo sabemos y ellos también lo saben; cuentan con la debilidad de que quienes tienen al frente no puedan superar el escollo de una difícil unidad con candidato único y tienen razón, no va a haber un solo candidato, pero si puede haber un candidato ganador. Al estilo boliviano, como sabemos hacerlo y lo hemos hecho varias veces, una coalición de partidos debe presentar un Frente Político que convenza a la población de que puede enfrentar al monstruo del etnonacionalismo autoritario, que lo puede derrotar en las elecciones y que podrá gobernar, a pesar del MAS, cuya cultura es premoderna y antidemocrática.

La nueva Ley de Partidos y Organizaciones Políticas cierra las puertas a las organizaciones regionales, a los representantes de los mentados pueblos indígenas, a los comités cívicos y a las plataformas ciudadanas. El escenario es exclusivamente de los partidos, que son los sobrevivientes de un sistema que los masistas no han podido destruir: la Democracia. Morales Ayma le ha puesto una camisa de fuerza a la sociedad boliviana y nos tiene maniatados, por eso el gobierno que viene ha de ser de transición, cuyo objetivo principal debe ser renovar las instituciones democráticas del Estado, hacer cumplir las leyes y soltar la camisa de fuerza que está llevando a Bolivia a una segura bancarrota, económica, tecnológica, moral y cultural.

Pasado ese momento, en condiciones de democracia, justicia y libertad plenas, los bolivianos podremos pensar en alternativas más sofisticadas, entre la derecha y la izquierda, entre el ecologismo y la depredación, entre el feminismo y el patriarcado, entre todo lo que se nos ocurra y concurra con las demandas de la población. Este no es el momento.

Cocinemos la receta:

Los partidos habilitados y dispuestos a dar esta batalla, juntos a los potenciales candidatos, deben decidir una coalición, un Frente Político; lo deben inscribir, organizar y asistir a la elección primaria de una candidatura a Presidente y Vicepresidente. Lo deben hacer sin complejos, a sabiendas que sus listas serán más pequeñas que las engordadas por el MAS. Un millón de votantes a un lado, obligados y acarreados, frente a cien mil al otro; no es problema, es cosa de cumplir la ley y explicarle a la gente el porqué de esas diferencias impuestas por el oficialismo.

Los candidatos posibles son los que hay, nos gusten o no: Carlos Mesa Gisbert, Victor Hugo Cárdenas y Samuel Doria Medina. De no querer el uno está el otro, y de no poder está el tercero; cualquiera de ellos puede jugar ese papel de buena manera, ventajas más, ventajas menos. ¿No nos gustan? Pues tampoco para mi son la panacea, pero es lo que hay y debemos apoyarlos ahora, que mañana puede ser tarde. Pragmatismo, que así se llama.

El o la Vicepresidente debe ser cruceño o cruceña y debe contar con el pleno apoyo de Rubén Costas y de los otros liderazgos del Oriente boliviano, por muy peleados que estén, y si lo están, pueden expresar sus apoyos por separado. Ninguno de los candidatos collas puede enfrentar a Morales Ayma sin el apoyo del electorado camba, al que le corresponde un espacio de privilegio a pesar de no tener una o un candidato con posibilidades de disputar la Presidencia, porque el liderazgo cruceño no ha logrado trepar aún la cordillera. Todo intento de encabezar una candidatura desde el llano está destinado al frracaso; es una pena, pero es lo que es.

A ese acuerdo se deben sumar todos los partidos, y los que no se sumen (que no van a faltar), que se frieguen, como ha pasado en nuestra historia de coaliciones victoriosas. Seguidamente las organizaciones de la sociedad civil, comités cívicos, gremios, sindicatos y plataformas ciudadanas debemos hacer lo mismo: subirnos a ese tren en marcha; unos tomarán la iniciativa y otros seguirán de largo libremente y se perderán en los recovecos de la historia.

Las Plataformas y Colectivos ciudadanos somos actores preponderantes del proceso. Tenemos una doble responsabilidad, subirnos al tren mencionado y jugar el rol de seguir organizando el ¡Bolivia dijo NO!, como hasta ahora. Debemos seguir fortaleciendo la consigna hasta el mismo día de las elecciones en octubre de 2019 y pasadas, de ser necesaria una segunda vuelta. ¿Es posible ganar? Las encuestas dicen que sí, todas las encuestas, incluidas las del MAS, que es lo que explica esta exagerada preocupación, tan parecida a la desesperación.

Hay que seguir con el ¡Bolivia dijo NO! hasta el último día y en todos los lugares, allí donde un masista asome la nariz, debemos estar las plataformas, como si nos pagaran por ello. No hay nada que le haya hecho tanto daño y que haya desgastado la figura de Morales Ayma como el ¡Bolivia dijo NO!, que en campaña puede desligarse ya del 21F, porque nos recuerda y alerta a las y los bolivianos sobre este intento delincuencial de querer perpetuarse para siempre en el poder, que en manos de los masistas por tantos años es hoy sinónimo de corrupción, prebenda, abuso, ineficiencia, retraso e ignorancia.

Otros seguiremos mostrando y amplificando las acciones mafiosas masistas, que documentación y pruebas sobre esto hay para largo. Sus vínculos con el narcotráfico, sus coimas en todas las obras emprendidas, el uso y abuso de la justicia para conseguir sus fines, y un pervertido etcétera para los gustos y colores más variados.

Solo falta el detalle de las listas de candidatos que acompañen al binomio democrático. El tema da para perder el sueño, pero debieran ser las y los más destacados ciudadanas y ciudadanos que den confianza a la población. No pongo nombres para no sesgar esta propuesta de acción inmediata, pero imaginemos una lista impecable de personalidades de diferentes profesiones y oficios, de todas las razas y culturas, paritaria en términos de las opciones sexuales y de género, de todas las religiones incluidos los ateos… en fin, de jóvenes y viejos, pero sobre todo jóvenes para incorporar las nuevas ideas y abrir la puerta a los liderazgos renovados. Se puede hacer, aunque la pelea será dura como es la política cuando se trata de alcanzar la representación y el poder; pero es que en este momento nadie puede "quitarle el poto a la jeringa, porque ha llegado el momento de los quehubos”.

¡O NOS UNIMOS, O NOS HUNDIMOS!
¡VIVA BOLIVIA, LIBRE Y DEMOCRÁTICA!

28 de julio de 2018

LO ESTAMOS LOGRANDO

La “unidad” en las filas de la oposición frente a las tiranías civiles, es algo difícil no solo de lograr, sino de imaginar. En Bolivia es casi imposible un programa común entre fuerzas ideológicamente divergentes.

Es lo que pasó con las mujeres entre las Kuña Mbarete que hace algunos meses sembró de pañuelos rojos el país entero, pero cuando tuvieron que sentarse a dialogar y elegir un grupo coordinador, entre conservadoras y progresistas, no lograron discutir ni diez minutos y se pelearon, deshaciendo en pedazos los sueños de quienes pensaron en su momento eso de que “nosotras las mujeres lo vamos a lograr”.

Con esa imposibilidad cuentan los tiranos para sostenerse en el poder y reproducirse pensando en la eternidad. El poder y los privilegios los unen a ellos, y a “las minorías eficaces” que los apoyan recibiendo migajas, sin poner en discusión nimiedades que solo preocupan en democracia.

Por ese motivo, cuando la ciudadanía encuentra un espacio, un tiempo y una consigna que nos agrupa, esto vale más que todo el oro del mundo. “¡Bolivia Dijo NO!” es el lugar y la consigna para sumar, porque bajo ese paraguas cabemos todos y todas, más allá de nuestras diferencias. Hace pocas semanas hicimos huir al tirano del estadio en Cochabamba, mientras miles de gargantas coreaban ese reclamo: la ley se cumple y el voto se respeta.

El régimen de Morales Ayma va a hacer hasta lo imposible por desarticular esa unidad que es un sentimiento que se comparte y se expresa; es un clamor que forma parte de lo cotidiano, y lo vamos a ver el 6 de agosto en Potosí, cuando Morales Ayma y su séquito de aduladores hagan una nueva aparición pública, de las que ya ni se atreven.

Están trasladando policías y militares para reprimirnos, junto a una inédita “policía sindical”, que no es otra cosa que grupos de civiles armados, dispuestos a defender al tirano a como dé lugar, en Potosí mañana y en cualquier otro sitio donde se los necesite en el futuro. Igual que en Venezuela o Nicaragua, el libreto es el mismo y como Maduro y Ortega, aquí lo encarna Morales Ayma.

Ese es el motivo por el que el MAS necesita que los opositores democráticos intentemos hacer pública una candidatura, cualquiera que sea, para que nos enfrentemos entre nosotros. Ahora los masistas proponen a Mesa, y Carlos con madurez y sabiduría convoca a ni pensar en ello; “no soy candidato” –dice– y yo le creo.

El ¡Bolivia Dijo NO! Hay que cuidarlo como el bien más preciado de la coyuntura, nada puede distraernos, nada debe desviarnos. El ¡Bolivia Dijo NO! no es de nadie porque nos pertenece a todos y todas, cada uno de nosotros ha hecho lo que ha hecho para que esto sea posible, no vamos a jalonearlo pretendiendo ser sus dueños, para un lado y para el otro hasta hacerlo jirones.

Más bien es momento de la colaboración, que debe ser el principal valor que enarbolemos. Durante seis u ocho meses debemos callar y mordernos la lengua, si fuera necesario, antes de expresarnos mal de quienes estén fortaleciendo la consigna, y menos hablar de candidatos; sea quien sea, esté donde esté, venga de donde venga, piense lo que piense. Aquí estamos para crecer, para cerrar filas, para acumular fuerzas.

Y a quienes actúen en contra ruta, hay que “bulearlos” hasta que se callen, hasta que se sumen, hasta que comprendan y repitan su propio "¡Bolivia Dijo NO!", que es la unidad invaluable. Primero la Ley, el voto del pueblo, el cumplimiento del 21F, que es irrenunciable, vinculante y obligatorio; eso nos une.

Después competimos entre los diferentes, pero en libertad, bajo reglas democráticas y elecciones transparentes.

11 de julio de 2018

SOBRE CARLOS D. MESA G.

Primero mi solidaridad con él, porque será los próximos meses la victima con quien ensañarse, de este gobierno ebrio de poder y decidido a hacer lo que sea necesario para atornillarse a la Silla Presidencial por los siglos de los siglos, amén. Sin importarles el rol de Vocero de la Causa Marítima ni el impacto que causará sobre el cuerpo de jueces del Tribunal en La Haya, o en Chile o en la comunidad internacional donde Mesa tiene un prestigio incuestionable, la decisión de perseguirlo hasta el último rincón de la tierra has sido tomada, en la línea que anunciaron hace meses, de llegar a 2019 sin que quede una sola voz contraria a la repostulación de Morales Ayma y menos aún, alguien que le pueda ganar con el suficiente margen como para que ni la manipulación o el fraude sirvan para algo.

Segundo, una pregunta inevitable. Cuando el régimen lo pone contra las cuerdas, no quedándole otra que defenderse utilizando todos los medios que le otorga la desportillada institucionalidad democrática que pervive a pesar de todo, ¿estará Carlos D. Mesa dispuesto a dar un paso al frente y decidir liderar la consigna del 21F y asumir sus consecuencias? ¿Entiende Carlos Mesa que golpear ahora la mesa y sacudir la historia, con toda la fuerza de la rabia que produce una acusación injusta y tirada de los pelos, es ponerse en la mira de régimen para crecer con su palabra, como la espuma, y terminar irremediablemente de candidato ganador, exactamente como nos dice que no quiere ser?

Y tercero, sobre la mezquindad de la oposición, ya no de los líderes, sino de la gente, que de pronto hemos desatado viejas broncas guardadas en el baúl de los rencores, despotricando también contra él, como se nos ocurrió hacer con otros, como cuando Samuel Doria Medina salió a defenderse contra otra acusación tan absurda como esta, reavivando su terquedad de querer ser, lo que a estas alturas es en parte un mérito más que una desventaja, que también lo es. Si la ciudadanía no contiene sus ímpetus de negación de quien pudiera tomar una batuta y esgrimirla como una espada cargada de Libertad y Futuro, malos tiempos nos esperan.

No bastan las plataformas ciudadanas, no son suficientes los clamores de unidad, las marchas de juventud y fuerza que salen a las calles exigiendo el cumplimiento de la ley y el respeto al voto mayoritario del 21F. Si no nos callamos cuando se nos da por hablar mal de quienes han sobrevivido a doce años de destrucción y desconcierto, también mal podremos quejarnos de lo que hagan ellos, los que pueden mañana enfrentar efectivamente y en nuestro nombre a la tiranía. No importa que sean Carlos, o Samuel, o Ruben, o Jaime o Luis, o renovando, Soledad, Rodrigo, Christian, María, Juan, Perico o como se llamen. ¡Hay que apoyarlos a todos, para que crezcan! Después les pediremos rendir cuentas sobre lo que vayan a hacer con ese nuestro apoyo.

24 de enero de 2017

ESTO ES PERSONAL

Nadie puede concentrarse en tanta cifra mal dispuesta y expuesta sin ningún criterio ni orden, como las del discurso presidencial de este 22 de enero; o sea que escuché las comparaciones del antes y después, quedándome con la cuenta de que sí, algo pasaba antes con mucha menor intensidad que ahora, en "mi gobierno" como ha insistido tantas veces el Jefazo. Se robaba menos, se mentía menos, se trabajaba mejor y con más eficiencia que ahora; también eramos menos racistas, aunque la sociedad discriminaba más, y teníamos mejor educación que ahora. Para qué hablar de la justicia, antes era discriminadora, de los pobres y de los indios, pero ahora es una cloaca llena de masistas sin dignidad ni honradez ni honor, que se venden a cualquier precio y al mejor postor. De la coca-cocaína mejor ni hablar, del antes y el después que es el ahora...

Para no ser injustos, hay que reconocer hoy funciona (subvencionado) un teleférico en la ciudad de La Paz y que forma parte del orgullo de vivir en esta ciudad maravillosa.

Pero hay una cosa en el discurso presidencial que me tocó en lo personal y que no puedo dejar pasar. El Presidente dijo sin dudarlo y con la certeza del que sabe que fue así, que los bolivianos en el exterior antes estaban abandonados a su suerte, que no podían hacer un trámite ni renovar un documento, mientras que ahora, durante "mi presidencia", están atendidos desde excelentes consulados que trabajan de sol a sol; y es mentira. No que trabajen de sol a sol, que eso no me consta, sino que antes estuvieran desatendidos.

Yo fui Ministro Consejero en la Embajada de Bolivia ante el Reino de España cuando logramos la regularización de los migrantes indocumentados en ese país, que eran decenas de miles. Con un Canciller de verdad acordamos un tiempo de amnistía para los indocumentados y un sistema de tramitación excepcional, que no solo benefició a los bolivianos, porque lo hicimos en conjunto con colombianos, peruanos y ecuatorianos. Lo excepcional fue que logramos que 47.000 compatriotas bolivianos que vivían ocultos, escabullendo a la policía y trabajando en los puestos más bajos y marginales obtuvieran sus papeles de radicatoria y permisos de trabajo para vivir tranquilos en la Península Ibérica. Y eso no se ha vuelto a hacer hasta ahora.

El entonces Presidente, Carlos D. Mesa G., ordenó la tramitación de papeles en tiempo record y envió una misión itinerante que otorgaba documentos y certificaciones en todos los consulados e incluso en algunas ciudades donde no habían oficinas consulares. Yo tuve la oportunidad de coordinar y dirigir ese proceso desde Madrid y guardo hasta el día de hoy copia de la documentación que acredita sus resultados. Por eso me molesta que el Presidente Morales Ayma, diga las cosas sin saber de ellas, sin respeto al trabajo de los demás, sin consideración a lo mucho o poco que se hizo bien en el pasado, y en la creencia de que fue con su llegada que se inició la historia del país. No fue así señor Morales, usted llegó cuando todo estaba hecho y supo, en muchos casos y de buena manera, aprovechar el trabajo de quienes le antecedieron. Es de señores el reconocerlo y el no hacerlo se llama deshonestidad.

Cuando llegó el MAS al gobierno, los contratos del gas estaban firmados, los pozos extrayendo y funcionando, las tuberías tendidas, lo consumidores en el exterior comprando. Y así en todo, en la minería, en la manufactura, en la exportación de soya y quinua, en la producción de leche y castaña, de papel y de cartón; del litio no había nada y sigue sin haber, lo mismo que del hierro en el Mutún. Es verdad que ahora se saca un carnet de identidad en menos tiempo, pero eso se debe a que el sistema está computarizado y que antes no existía la tecnología suficiente para hacerlo como ahora, en Bolivia, en la China o en Groenlandia.

Lo mismo que los ingresos, que no expresan un aumento significativo de los volúmenes producidos de cada uno de los bienes que se exportan (que mas bien han disminuido sino desaparecido, como la producción de ENATEX que se vendía en Estados Unidos), sino el crecimiento de los precios. Todos los países de la región nos beneficiamos de esta coyuntura del mercado, unos más que otros y todos redujimos la pobreza, crecieron nuestras clases medias, mejoró nuestro sistema productivo, mejoramos nuestras ciudades, construimos carreteras..., esto no fue Morales Ayma, fue la coyuntura.

Los cuentos que nos cuenta Usted son para consumo interno, para que una parte de la población que no tienen información ni formación suficientes, se crea estas mentiras y siga votando por Usted. Estaba yo cansado de repetir estas cosas y ni pensaba escribirlas otra vez, como un leitmotiv de cada enero, hasta que escuché esto de los migrantes bolivianos, porque me toca a mi de cuerpo entero; por eso decidí poner estas letras, para repetir lo que todos ya saben, que los discursos del Su Excelencia en enero son una tira de inventos para el consumo interno de un masismo enajenado.