ALTERNATIVAS

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8 de septiembre de 2017

SOBRE LA "NACIONALIZACIÓN" DE LAS AFPs

Las AFPs fueron "nacionalizadas" hace varios años, pero hasta ahora el Gobierno pluritutifrútico no ha podido hacerse cargo de su administración. Entre otras cosas porque no tiene un software que le permita gestionar el volumen de datos que las AFPs generan y aún más grave aún, la alta y permanente movilidad de esos recursos que durante años los bolivianos hemos depositado obligatoriamente como parte de un ahorro individual para garantizar nuestras jubilaciones de vejez.

No hay que olvidar que antes de la "nacionalización" de las AFPs, estas funcionaban bajo la garantía de un fideicomiso en el exterior, fruto del capital reunido por la Capitalización gonista, que duplicó en dinero constante y sonante el valor de las empresas estatales que luego serían "nacionalizadas" aportando así a los 11 años de jauja y despilfarro masista. El MAS lucró de ordeñar una vaca que criaron otros.

Ese fondo generaba los intereses para pagar el Bono Sol a los mayores de 60 años complementariamente a los dividendos del 50% de las acciones de las empresas capitalizadas que eran propiedad de los ciudadanos. Desde la "nacionalización" el Estado asumió el Bono Dignidad para pagarlo con el dinero de todos y, lo que es inadmisible hasta hoy, las acciones de los bolivianos nos fueron confiscadas y transferidas a favor del Estado. En realidad la "nacionalización" se resume a la confiscación de las acciones a los bolivianos a favor del Estado plurinacional, y a la compra de un 3% de las acciones de las empresas transnacionales, que por esa razón se quedaron felices en Bolivia, en contubernio con la maquinaria burocrática de un gobierno corrupto, corrompido y corruptor.

Las AFPs fueron nacionalizadas también, pero bajo otros términos; para transferir su administración a las manos del gobierno masista vence este 15 de septiembre. No se lo ha hecho antes, y seguramente se lo va a retrasar, porque el BBVA se lleva el famosos software (¡que nacionalización, ni que hostias! -habrán dicho los españoles-) sin el cual todo esto no funciona. El Estado plurinacional ha gastado hasta el momento 38.000.000.- (treintayochomillones, que se dice fácil) en construir otro que realice el mismo trabajo, pero no lo logra.
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LA CIUDAD BBVA
La rentabilidad de nuestro dinero (más allá de las transferencias a las que el Estado plurinacional ya ha obligado a las AFPs y la compra de bonos que se intercambian con la banca privada) ha estado a la baja durante los años de administración y decisiones compartidas con el Gobierno de Morales Ayma y es cada vez menor. Por eso antes, quienes se jubilaban tenían (y mantienen) rentas más altas que los que ahora se jubilan con la misma cantidad de aportes y ahorros. De seguir esto así, podríamos volver a tiempos en que entre el Estado y los sindicatos se farrearon los fondos privados (complementarios se llamaban) para nuestras jubilaciones, y dejaron a los mayores en la mismísima calle.

19 de junio de 2017

EL PÉNDULO

Nuestra historia es la de un Péndulo Catastrófico, bamboleando entre dos extremos: el mercado privatizador y el Estado nacionalizador. Durante décadas hemos nacionalizado y privatizado cada veinte o treinta años y siempre ha habido un pueblo esperanzado detrás de esas medidas, tratando de encontrar en las promesas una nueva panacea de futuro.
El Péndulo se mueve con la fuerza de minorías organizadas que bloquean calles y caminos, o con las muchedumbres exaltadas que hasta han han colgado presidentes de los faroles, si no es con la emergencia de militares o caudillos sindicales que aparecen a salvarnos de nuestra propia historia; así durante décadas en las que no hemos logrado salir de la pobreza y la ignorancia y permanecemos atrapados entre los países más pobres y atrasados del continente. Tal vez el logro más importante de las últimas décadas es la democracia representativa consolidada en las urnas.

Morales Ayma lleva gobernando apenas once años, lo que no abre suficientemente la brecha generacional como para que los bolivianos que vienen sin conocer nuestra historia, terminen opinando nuevamente y repitiendo que el Estado es ineficiente, corrupto, atávico y que impide la libre competencia y inovación, sin las cuales no hay desarrollo. Yo estoy de acuerdo con este postulado –aclaro–.

El discurso estatizador que acusa al mercado de transnacionalizador y por ende de “vende patria”, de acumular la riqueza en manos de pocos a costa de muchísimos pobres, de centralizar los privilegios y las oportunidades en manos de unas familias empecinadas por reproducir el sistema a costa del pueblo empobrecido –argumentos con los cuales también estoy de acuerdo, aclaro–, no ha periclitado aún, aunque Morales Ayma y sus secuaces estén de bajada y hayan perdido prestigio y credibilidad, como nunca los últimos meses.

Vistas así las cosas es de entender por qué toda iniciativa y esfuerzo político desde la oposición democrática no trae consigo el sabor de lo innovador y renovador que muchos reclaman, sino el tufillo desagradable de la restauración de un pasado inmediato al que casi nadie quiere volver. Y si bien Morales Ayma baja en popularidad y apoyo todos los días, nadie sube, nadie aparece como una alternativa.

Porque la alternativa al “proceso de cambio” no es la consigna vacía de “cambio de proceso” de la que se viene hablando, para proponer sacar a Morales de Palacio y después que venga lo que tenga que venir –consigna que repito y con la cual estoy parcialmente de acuerdo, por sus efectos unificadores, aclaro–, volviendo a las ideas de reducir el Estado, abrir las puertas a la libertad de los mercados, y traer y empoderar a las viejas élites (o a sus hijos) que desde las sombras de su tradicional poder que el MAS no ha destruido, sino con el que se ha aliado, y llamar a la lucha contra la tiranía masista, en nombre de una democracia que en el fondo jamás han practicado, pero cuyas instituciones han construido y nos las han legado.

La alternativa política y democrática pasa por entender que la lucha de verdad es contra el Péndulo Catastrófico y no contra Morales Ayma y sus secuaces, que son solo uno de sus extremos. Como en todo el mundo existe en Bolivia tecnología de vanguardia que puede hacernos suponer que el el triángulo clásico Estado / Mercado / Sociedad, donde siempre se ha jugado la suerte de la Sociedad entre la hegemonía del Estado y del Mercado, hoy se puede resolver poniendo a la Sociedad al mando y haciendo del Estado y el Mercado dos instituciones al servicio de la gente y la ciudadanía y el Bien Común.

Existe un camino por el que pueden transcurrir nuestros pueblos y su soberanía democrática, para dotar a) al Mercado, donde se genera la riqueza a través de los emprendimientos particulares, la libre competencia, la innovación y la productividad, de aquello que precisamente carece: solidaridad, equidad, redistribución, equilibrio y justicia social; b) al sistema político lo que aún le falta: eficiencia, representatividad, participación activa, transparencia; c) a la sociedad, la capacidad de convivir digna y solidariamente, de manera colaborativa, fruto de una reforma intelectual pendiente en el seno de nuestras culturas e instituciones; d) al Estado, de un rol comprometido con el desarrollo integral y equitativo, salvando las desigualdades en beneficio del Bien Común y de los más pobres, al mismo tiempo que e) el conjunto de nuestra sociedad se incorpora a los procesos mundiales del desarrollo, el conocimiento global y la modernidad.

Eso es lo que hay que desarrollar. La alternativa debe nacer ahora, porque las condiciones están dadas, no pasa solamente por gritar dictador y corrupto contra Morales Ayma y su caterva delincuencial, o denostar a los líderes de oposición por derechitas, neoliberales (que nadie ya sabe de qué se trata) y vendepatrias, sino por desarrollar un nuevo camino en beneficio de todos los bolivianos. Esto es posible en el mundo de las Redes Distribuidas –insisto, luego existo– y la Cultura Digital de la Abundancia, hay que concentrarse en ello.

29 de octubre de 2015

¿INVERSIONES?

Nuestro Presidente se fue a Nueva York a celebrar su cumpleaños; lo acompañó medio gobierno, lo que costó nadie sabe la cantidad de cientos de miles de dolares que yo considero tirados a la basura, porque no creo que nadie de quienes lo acompañaron a soplar las velitas, que fueron ciento treinta empresarios de tercera linea, haya salido convencido de que venir a invertir en Bolivia valga la pena, por lo menos mientras el régimen etnonacionalista, populista y autoritario siga gobernando este folclórico país sudamericano.

Digo esto por las afirmaciones presidenciales. La primera da susto, porque pone en evidencia la concepción errática del Presidente y sus ministros, cuando califica a la economía boliviana como de “perspectiva mundial”. La economía boliviana representa el 0,038784535 por ciento (2013) de la economía mundial, es decir, si nos borraran del mapa podrían pasar varios años antes de que alguien se diera cuenta. No se puede ser tan poco serios ante personas mínimamente informadas.

La otra es la "garantía de la propiedad privada", que se expuso a todo volumen, como si se tratara de los más conspicuos representantes del liberalismo, sin que a nadie se le coloreara la cara plurinacional. Un inversor internacional, por muy pequeño que sea, se informará antes de venir con la chequera, sobre quienes son Evo Morales y sus secuaces, y cualquier consultor en el mundo, así sea también de tercera, le explicará lo de las nacionalizaciones (tomas militares de empresas, de por medio), las amenazas, el apoyo a las expropiaciones por invasión de minas y terrenos, la existencia de una "justicia comunitaria" de igual valor a la Constitución y las leyes, las dificultades para establecer legalmente una empresa, el enredado sistema de impuestos, y la CORRUPCIÓN gubernamental. Es decir, un país donde no vale la pena invertir sino mucho después de que se vaya este gobierno.

Huelgan más argumentos y palabras. Si apareciera alguien a decir que se ha convencido después de escuchar a Morales Ayma y Arce Catacora, habría que sospechar que más que una inversión se trata de algún turbio negociado.

30 de abril de 2010

1º de Mayo

Llegó el 1º de mayo y ¡Nada para nacionalizar! Que fomes...

No puede ser, va a quedar intrascendente, como que no nos importa el país ni la gente. Ahora es más difícil hacer algo porque queda poco fuera del Estado; antes fue cosa de confiscar las acciones de los bolivianos (teníamos cada uno nuestra acción ¿se acuerdan? y con los beneficios se pagaba el Bonosol, sin recurrir a dinero del Estado), también se compró un porcentaje (3% para llegar al 51% y ser dueños del directorio) de acciones bien pagadas a las empresas extranjeras y a eso le llamaron nacionalización. Se la creyó todo el mundo, salvo los neoliberales e imperialistas que nos están haciendo juicios internacionales ahora, los italianos, los británicos, los indues, hasta los peruanos nos quieren enjuiciados, por suerte en tribunales internacionales que no existen porque no los reconocemos.

A partir de ahí empezó nuestra Bolivia, la nueva, la Plirimúltiple, la del socialismo comunitario (una empresita comunitaria y socialista, aunque sea de cartones debían haber hecho pues en cinco años, para mostrarnos un ejemplo de como sería la cosa). Las viejas empresas estatales en manos del estado (eso se llama capitalismo de estado y no socialismo de ningún tipo), para dar pegas a nuestros amigotes (eso no es ni socialismo ni capitalismo, es puro populismo de %&$#+). Si se roban la plata ya veremos cómo disimulamos, a eso le llamamos "El Cambio"; como con Santos Ramírez, Evo firma el decreto para hacer concesiones sin licitación y que nadie controle, le damos un millón al palo blanco y él, de a ocultitas, nos da cien mil de cambio. ¡Viva el Cambio!

Ahora es más difícil, porque ya no hay acciones de los/las bolivianos/as para confiscar y no basta con comprar un paquete del 3% o 5%, habría que obligar a que vendan por lo menos el 51%. O nacionalizar en serio, quien te dice. Pero algo haremos, le meteremos nomás, después llamamos a nuestros abogados y fiscales para que arreglen las cosas. Algo tenemos que hacer este 1º de mayo.

Se refiere a la confiscación de las acciones de los bolivianos, que nos quitaron un 1º de mayo con un decreto supremo y le llamaron "la nacionalización", no a la compra de un 3% de las acciones de las empresas extranjeras que también le llamaron "la nacionalización"