ALTERNATIVAS

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29 de mayo de 2015

DESCONFIANZA ELECTORAL

Ya no existe el Tribunal Electoral y cualquier futura elección en Bolivia está a la deriva, en manos de tribunales electorales departamentales, que gozan de tan poca credibilidad como el nacional, al que le llaman "supremo", porque uno a uno se encargaron de mostrar no solo su ineptitud por la incapacidad de sus miembros, sino su falta de idoneidad, porque la mayoría están ligados o comprometidos con el partido de gobierno, el MAS, que no escatima ni escatimará esfuerzos por tener en ellos a personajes obsecuentes, dispuestos a hacer lo que se les mande desde el Poder Ejecutivo del Estado plurinacional. Con una caterva de árbitros de tal calaña es imposible confiar no solo el resultado de los próximos referendos autonómicos en varios departamentos, sino del otro que se viene, la crucial re-re-re-reelección indefinida y perpetua de la rosca plurinacional, tan corrupta como no las ha habido otras en la historia boliviana.

Los mecanismos que estipula la ley para reemplazar a los vocales salientes no otorgan garantías de idoneidad, capacidad y neutralidad; al contrario, son los mismos mecanismos que se utilizaron ya para asegurar el apoyo incondicional del Poder Electoral al MAS y la absoluta sumisión a la voluntad del presidente Evo Morales. De utilizarse los mismos estaremos exactamente igual, con otros nombres, pero con los mismos defectos. Desde un inicio todos los que acepten ser nombrados carecerán de la confianza popular, porque saldrán de una lista de masistas, filomasistas o masistas encubiertos, organizada desde Palacio de Gobierno por su excelencia o por el grupo de parlamentarios masistas que votaran al unisono por cada uno de ellos, sin siquiera saber sus nombres.

¿Habrá alguna persona que sintiéndose capaz, idónea, honesta, para consigo misma, decida postularse? El sistema es centrífugo, expulsa a este tipo de personas, dejando en manos de ineptos amigotes del masismo, obsecuentes desde ya (porque postulan proponiendo su apoyo incondicional para conseguir los votos parlamentarios de la mayoría de dos tercios); a más, el reglamento privilegia la experiencia sindical sobre la académica, valiendo por igual el haber sido dirigente sindical de los panaderos (por decir algo, también podría decir carniceros o mineros), que Profesor en sistemas electorales, o Doctor en Ciencia Política u otras afines, para dar un ejemplo. Para más aún, se tiene que exponer (de salir elegido en una primera selección) un programa de acción en el Tribunal Electoral, delante de un selecto grupo de ignorantes, que poco sabrán de articular tres ideas juntas sin hacerse un lío, quienes van a votar después por su pariente o sus amigos masistas de la misma condición, que también se habrán presentado ¿Se postularía Usted en esas condiciones?

La única solución sería, como se hizo ya (lo que demuestra que los bolivianos si podemos dar una solución efectiva y honesta a este tipo de problemas) hace más de veinte años cuando el Presidente Jaime Paz Zamora, convocar a todas las fuerzas políticas con reconocimiento nacional, desde la más grande a la más pequeña, y entre todas POR IGUAL consensuar seis nombres (que los hay) que gocen del reconocimiento y la confianza de TODOS. Un acuerdo parlamentario para lograr algo parecido entre las bancadas podría ser igualmente efectivo, y lo mismo a nivel departamental, convocar a las fuerzas políticas de cada departamento y proceder en consecuencia, acordando nombres de personas en las que se pueda confiar. ¡NO HAY OTRO CAMINO! Todo lo demás es y será maniobra e imposición.

Se puede hacer, porque ya se hizo y se sabe como. Se puede encontrar personas idóneas para trabajar honestamente y en el marco de las leyes las próximas votaciones. Es más, he visto ensayos de listas de hombres y mujeres, de razas y culturas diferentes, de todas las regiones, de todas las ideologías, que podrían contar con el beneplácito del MAS antes que de nadie (por algo es la primera fuerza, hay que respetarlo, y actuar en consecuencia) y luego con el beneplácito de todos los demás. Solo hace falta voluntad, de unos y de otros para lograrlo.

¿Por qué no se puede hacer, si ya se hizo? Porque el MAS, la rosca plurinacional, el propio presidente Evo, no creen ni confían en ese camino. Para ellos, que solo tienen un objetivo que es la reproducción del poder, una vía como la descrita les es inapropiada, no forma parte de sus estrategias porque son anti-democráticos y cuentan con la fuerza de las organizaciones pre-democráticas del mundo campesino y con las organizaciones sindicales coopadas, donde un grupo de dirigentes cooptados (si no comprados) por el oficialismo apoyará cualquier otra manera de elección, menos la que podría devolverle confianza y seguridad a los electores y los ciudadanos.

Si no se cambian las reglas (los reglamento) nos queda por esperar y ver como sucede lo que tiene que suceder.

6 de junio de 2013

VAYA COINCIDENCIAS

Evo Morales acaba de argumentar doctamente que Bolivia haya recurrido a La Haya. Dijo que en 1889 no hubo una guerra, sino una invasión chilena; que el tratado de 1904 fue impuesto con presiones, amenazas y chantajes por los invasores, y tercero, que ese tratado no se consumó realmente, es decir, que la parte que lo impuso –Chile– no cumplió nunca con él.

Mi primera reacción fue pensar en quién estará asesorando a Evo Morales y contándole estas historias, porque no está mal la argumentación, para una persona tan poco instruida, que difícilmente habrá investigado los acontecimientos para interpretarlos. Quise imaginar en qué libros habría leído todo eso nuestro Presidente, cuando me acordé que él mismo ha dicho que no lee libros y que su ufana de no haber asistido nunca a una universidad. Entonces imaginé que esto tenía que ser fruto de la vida misma: “No hay mejor escuela que la vida”, como se suele decir.

Y decidí por una rápida ojeada a la vida misma del Caudillo aymara y… ¡Eureka! Lo encontré.



Él mismo, cuando se trató de tomar el poder en Bolivia, poco democrático y revolucionario como es, no dudó en sublevar a la población contra el Presidente legítimo de ese entonces hasta obligarlo a renunciar y a huir del país. Y siguió bloqueando y sublevando la institucionalidad invadida, obligando a otras renuncias, hasta que pudo ganar contundentemente unas elecciones. Su presidencia no fue fruto de un trabajo democrático y respetuoso de las reglas, sino de levantamientos, bloqueos y asonadas; nada se ha visto más parecido a una invasión al poder.

Y ya instalado siguió bloqueando, chantajeando, amenazando y obligando a quienes correspondiera, para lograr una nueva Constitución política. Impuso textos elaborados por extranjeros tan revolucionarios como él, que copiaron constituciones igualmente revolucionarias escritas para otros países, principalmente Ecuador y Venezuela. Repelió las protestas populares contra esos abusos obligando a sesiones que concluyeron aprobando un primer texto en un cuartel (La Glorieta) protegido por los militares, disparando contrab el pueblo, en vez que en el teatro de las sesiones constituyentes en Sucre o en La Casa de La Libertad, que hubiera sido un lujo; luego obligó a los legisladores a trasladarse a Oruro donde tenía un escenario más propicio para cercar a los asambleístas y obligarlos a aprobar la mentada Constitución, que reformó él mismo bajo un acuerdo espurio con los parlamentarios de ese entonces, en sesiones oscuras y ocultas en las oficinas de la Lotería Nacional en La Paz.

Y luego el cerco al Parlamento, para que sí o sí, aprobara ese mamarracho, que dejó de serlo, cuando el pueblo boliviano le dio un contundente SI en un apresurado referéndum. Aclaro que a partir de ese momento yo dejé de llamarlo mamarracho y pasé a respetarlo como la máxima ley que rige nuestros destinos plurinacionales.

Finalmente resultó que ni el propio Evo Morales Presidente cumple lo que obligó a aprobar a sangre y fuego. Lo ha demostrado muchas veces, pero la más emblemática de todas es la decisión anticonstitucional de presentar su candidatura por tercera vez, incumpliendo sus compromisos personales y lo que dice la propia Constitución. Ha involucrado en este incumplimiento al Ejecutivo, al Legislativo, al propio ilegítimo Tribunal Constitucional (porque sus componentes fueron instalados habiendo recibido menos del 10% de los votos del electorado que los rechazó). Es decir, un incumplimiento con todas las intenciones y en todas las dimensiones.



"La escuela de la vida" –pienso yo–.

29 de junio de 2012

BLANDO Y FLEMOSO

El suceso paraguayo, mostró de pronto y sin aviso que un Presidente podía ser destituido en apenas un zipizape, que duró un día y medio, de juicio sumarísimo, sin opción a defensa verdadera, y puso sobre el tapete del debate latinoamericano lo que está pasando con la institucionalidad democrática, cada día más débil y venida a menos. Una pena por Lugo que no merecía tan injusto desenlace y una pena por Paraguay, que demostró ser una nación bananera, como aquellas otras que cohabitamos en la región.

En la Bolivia plurinacional han pasado cosas parecidas, no con el Presidente, que muy asentado está sobre sus mayorías, populares y parlamentarias, que le garantizan gozar y abusar de su inmerecido pero legítimo poder, sino sobre los desgraciados gobernadores de departamentos de la fugaz “Media Luna” opositora, que sufrieron iguales arbitrariedades, teniendo que irse, sin que nadie pudiera defenderlos, a pesar del voto popular que los ungió en su momento.

Esto como introducción, porque a lo que quiero referirme es a la inconsistencia discursiva que se ha mostrado en Bolivia alrededor de este problema venido de Asunción. Inconsistencia que viene atravesando transversalmente los discursos de la política nacional (parte de la cultura política del desafortunado populismo boliviano, acunado con el MNR y ensalzado al límite por el MAS, pero del que no está exenta la oposición en su conjunto), quitándole contenido y sobre todo, restándole una cualidad indispensable a todo político(a): la falta de compromiso, la blandura flemosa entre lo que se piensa, lo que se dice y lo que se hace. Esa ha sido en otras partes (también en Bolivia lo hubo) y durante siglos, una cualidad de los gobernantes; de los grandes gobernantes, que marcaron el destino a las naciones.

El cortoplasismo boliviano en la política nos va a hundir en la desconfianza permanente, acentuando este creer que las cosas se dicen y se hacen solo para beneficio particular en la coyuntura; el estar al sol que mejor calienta ese ratito nomás. Lo de Lugo es un gran ejemplo.

La oposición democrática en Bolivia, si quiere ser consecuente con su rechazo a lo que ha denominado golpe institucional contra los gobernadores departamentales, Leopoldo Fernández en Pando, Cossio en Tarija o Suárez en el Beni, no puede apoyar ni justificar, en ningún caso, la destitución del Presidente Lugo en el Paraguay, que siguió el mismo camino.Al revés, el Gobierno boliviano, etnonacionalista y autoritario, que impulsó y reconoció la destitución de facto de los gobernadores y alcaldes de la oposición, utilizando maniobras arteras pero eficaces, no puede defender a Lugo, que fue destituido también bajo el imperio de las leyes paraguayas.

Lo demás es puro acomodo.

13 de enero de 2012

AMNISTÍA

Habrase visto atrevimiento, el de convocar a un encuentro de líderes y dirigentes políticos, cuando la inmensa mayoría están presos, exiliados, acallados, perseguidos y/o amenazados. Que Evo Morales se reúna con su abuela…



Exijamos primero una plena AMNISTÍA, general e irrestricta y, en condiciones de libertad, con los presos liberados, los exiliados retornados,  los amenazados con garantías claras, la libre expresión garantizada, entonces sí se podrá hablar de una Cumbre Política.

Quien asista al llamado del gobierno autoritario, en las condiciones actuales, es un obsecuente cómplice del MAS y de Evo Morales, y no merecerá ser nombrado entre los políticos de la democracia. Merecerá el repudio y el rechazo de la ciudadanía.

30 de julio de 2008

Sin LEY




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El Presidente de la República dijo ayer, por segunda vez en público y sin remilgos, que toma sus decisiones pensando primero en lo político; que lo legal y la ley no le interesan. Contó cómo después de tomar una decisión llama a sus asesores para que acomoden las cosas.


¡Y pensar que juró cumplir y hacer cumplir las leyes! Por dios y por la Patria juró el 22 de enero de 2006. Con perjuros así, dios debe hacer chicharrón en el infierno; por lo menos si ese lugar es como me lo dibujaban mis abuelos, lleno de infelices pagando sus pecados en un fuego eterno.




¿Y la Patria? ¿Qué hace la Patria con los perjuros, que en su nombre sostienen una promesa y luego hacen otra cosa?




Parte del problema está en los perjuros. El problema de hoy no es solo producto de nuestra pobreza e ignorancia, ni de nuestra falta de salud y empleo —que por sí solos ya son difíciles de superar sin un proyecto y una estrategia común, estable y sostenible por algunas décadas—, sino de la falta de institucionalidad para gobernar, y ya se sabe, cuando no hay instituciones emergen las mafias, en forma de corporaciones, grupos cerrados, sindicatos. Gobernar sin ley.




Son grupos y personas que para alcanzar sus objetivos construyen un código de honor distinto y distante de la ley que rige para el resto, y que actúan de acuerdo a ese código, mientras los otros se acomodan a lo que ellos deciden o hacen. Muchas veces se puede ser así fullero actuando por el supuesto bien de los demás, el bien de la familia, de la región, del clan, del partido, el bien del pueblo. Cuantas veces se han cometido atrocidades en nombre de la humanidad.




¿Alguien mínimamente ilustrado —que pueda diferenciar el bien individual del bien común, que sepa del valor de los compromisos y la palabra empeñada—, puede sostener que alrededor de un personaje o grupo que se jacta de estar por encima de la ley, se puede concertar un pacto social duradero y sostenible? ¿Se puede dialogar, confiar y pactar alrededor del cambiante humor y el gusto personal de quien esté sobre la ley?


Se puede hacer, claro que se puede hacer, pero por la imposición de la fuerza que obliga a acatar la voluntad del tirano, pero no en libertad y democracia. Jamás en democracia.